Por Carlos M. Licona

Honduras se volvió un país surrealista, con una crisis económica en los últimos 10 años que se devoró los salarios de los trabajadores, una cuarentena que paralizó la economía desde el mes de marzo y se termina noviembre con los huracanes Eta e Iota que ocasionaron miles de damnificados.

Al pueblo hondureño nos llovió sobre mojado y pagamos la factura de no haber revertido el golpe de estado del 2009, que conste que la culpa no fue del pueblo por que este salió a las calles durante los siete meses de Micheletti y en los primeros dos años de gobierno de Porfirio Lobo. Existe un reiterativo discurso de que el pueblo hondureño es cobarde, pero no es así, en las elecciones de noviembre del 2017 el pueblo se tomó los barrios y colonias de todo el país, hubo mártires y el primero en acudir al imperio norteamericano y traicionar la sangre derramada fue el candidato presidencial Salvador Nasralla. Nuevamente el pueblo salió y perdió por que los que han dirigido las negociaciones han traicionado la lucha y sucumbido ante el poder, de una u de otra forma. Lo mismo sucedió en las negociaciones del 2009 con el “Diálogo de San José”, los acuerdos de Cartagena en el 2011 para que regresara Manuel Zelaya a Honduras, la lucha en las calles de noviembre del 2017 y el más reciente del 2019 con la Plataforma en Defensa de la Salud y la Educación Pública, en que después de visitas a la embajada a varios dirigentes les cambió el chip.

La política del imperio

Muchas han sido las personas que han celebrado el triunfo de Joe Biden del Partido Demócrata, sobre Donald Trump del Partido Republicano, como si hubiera sido una victoria del pueblo hondureño sobre Juan Orlando Hernández, se han creado en el imaginario colectivo que Juan Orlando ya va preso para Nueva York, pero a decir verdad, la política no cambia para nada de los EUA sobre los países de Latinoamérica, solo cambia el matiz y mientras JOH les sirva a sus propósitos le permitirán seguir sin importar si está ligado al narcotráfico o a la pestes demoniacas del averno.

Cuando el golpe de estado del 2009 era el partido Demócrata  que estaba en el gobierno del país del norte con Obama a la cabeza y permitieron que Micheletti culminara el periodo de Manuel Zelaya, consolidaron a Porfirio Lobo en el poder y dieron origen a una dictadura que ya lleva casi los 11 años en el poder, con el disfraz de “elecciones democráticas” permitieron que Juan Orlando se entronizara en el poder como un Dios, todo esto con la complicidad de la Unión Europea y países títeres de Latinoamérica. En el 2016 en que Donald Trump llegó a la cima en USA, la dictadura en Honduras ya avanzaba sobre rieles.

Un anzuelo para la oposición idiota

Ya nadie duda de que el gobierno actual de Honduras es uno de los más corruptos en el mundo y el más delincuencial en la historia del país. Sin embargo, esto parece darle motivo a los juanorlandistas para pretender seguir en el poder y para ello tienen a sus cajas de resonancia para repetir lo que quieren, uno de ellos es Jaime Villegas -ex jugador de fútbol que llegó a ser diputado por el Partido Anticorrupción (PAC) en las elecciones de noviembre del 2013 y que para las elecciones del 2017 se pasó al Partido Nacional al lado de Juan Orlando Hernández- es de los diputados que ha votado por toda ley que perjudica al pueblo hondureño y que beneficia a la dictadura. El viernes 20 de noviembre declaró que no deberían haber elecciones internas en marzo del 2021 por que el país ha sido destruido por el paso de los huracanes, que debe haber un triunvirato entre el Partido Nacional, Partido Liberal y LIBRE, esto lo dice como anzuelo para luego agregar  “Pero si ellos (oposición) están de acuerdo con que se quede el actual Gobierno, perfecto, me parece bien también, aunque el país no está para dilapidar el dinero en política”. Proceso digital (20/11/20).

En los últimos días ha proliferado una serie de publicaciones en las redes sobre la intención de que continúe JOH durante dos años más, nuevamente suena el realizar una Asamblea nacional Constituyente que sería el azuelo para que el pueblo y LIBRE acepten la propuesta y de esta forma garantizar dos años más de Juan Orlando, independientemente de los juicios de corrupción en Nueva York o de los estragos ocasionados por los huracanes, el pueblo no debe permitir el continuismo de la dictadura, hay que movilizarse y tumbarla de una vez por todas, cualquier otra salida es traición al pueblo hondureño.


Por Carlos M. Licona

El mismo título de este escrito hace ver como si la lucha hubiera sido exclusiva de los docentes, pero no fue así, un proyecto de ley del Partido Nacional pretendía agenciarse de los recursos económicos de los institutos de previsión; INJUPEMP, INPREMA y el RAP, excluyendo únicamente al instituto de previsión de los militares, la razón es más que obvia.

Estas instituciones mes a mes reciben las cotizaciones de todos los afiliados, en el caso del INJUPEMP recibe la de todos los empleados del ejecutivo y que se les nombra del servicio civil, el INPREMA recibe las cotizaciones de todos los docentes tanto públicos como privados y el RAP recibe las cotizaciones de todo el sector de la empresa privada. Las 3 instituciones juntas manejan miles de millones de lempiras y que el régimen le ha puesto los ojos codiciando un banquete más para saquear.

El pretexto para aprobar tal ley es utilizar los fondos para la reconstrucción del país en las zonas afectadas por los huracanes Eta e Iota, principalmente en las ciudades de Chamelecón y la Lima, zonas destruidas prácticamente por los huracanes.

El jueves 19 de noviembre, Marcos Velásquez retiró el proyecto de ley llamado  “Ley de Inversiones para el Desarrollo Sostenible en Proyectos de Interés Nacional” y que daba lugar a la creación de “Sociedad Administradora de Fondos para el Desarrollo Sostenible (FONDES)”, agrupación que prácticamente se iba apropiar de los recursos de los jubilados y pensionados del país.

El magisterio se pone al frente de la lucha

El 12 de noviembre docentes de algunos de los colegios magisteriales acudieron desde las 6 de la mañana a un plantón en las afueras de las instalaciones del INPREMA, en el transcurrir del día y con un grupo mayor de maestros se procedió a la toma de las instalaciones.

La oposición en la población ante tal pretensión del régimen fue inmediata, siendo uno de los principales el director ejecutivo del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), Armando Urtecho, quien sostuvo que esta iniciativa de ley “tiene muchos disparates”. Muy curiosa la opinión por venir de uno de los principales aliados de la dictadura como lo ha sido el COHEP y específicamente el sector banquero de la capital, estrechamente ligado al régimen juanorlandista.

El recién pasado huracán Eta y la aun cuarentena en la que se mueve a medias el país no impidió que la toma del INPREMA se prolongara y tampoco la evitó el anuncio de la llegada del huracán Iota, hay que reconocer que la dirigencia del magisterio se puso al frente por sobre todo el resto de los sindicatos que solo llegaron a decir presente a la toma durante algunas horas.

Los mismos errores de la dirigencia

Siendo este régimen muy cuestionado por los permanentes actos de corrupción y por su relación con personajes enjuiciados por narcotráfico en USA y antes de que la lucha adquiriera fuerza al igual que sucedió en el 2019, no les quedó de otra que retirar el proyecto de ley el jueves 19 de noviembre.

Después de más de 10 años en que la dictadura ha tenido como propósito destruir sindicatos y gremios que no tiene a favor, las dirigencias aun no aprenden la lección, ya sea por prestigio, por oportunismo o simplemente por desidia y se ha perdido nuevamente una oportunidad para unificar una lucha de todo el sector trabajador. La dirigencia magisterial si bien es cierto que se puso a la vanguardia de esta lucha, fue la primera en mostrar las mismas debilidades con dos colegios del magisterio ausentes; el COLPROSUMAH y el SINPRODOH, el primero con la mayor membrecía del país y que se ha mostrado en el discurso como el que hará real la “madre de todas las batallas” pero que en los hechos es la dirigencia que inclina la cabeza ante el amo JOH.

En el 2019 el gobierno señaló al que se considera casi dueño del colegio -Arnaldo Pinto- de enriquecimiento ilícito y desde entonces el accionar ha sido más que elocuente. Desde inicios de este año 2020 el COLPROSUMAH se distanció del resto de los colegios magisteriales aduciendo justificaciones infantiles como ser el de que no se les tomaba en cuenta las opiniones en la reunión de la FOMH (Federación de Organizaciones Magisteriales de Honduras) y en lo que respecta al SINPRODOH pues simplemente no aparecen por ningún lado.

Nuevamente la base del magisterio se mostró indiferente ante las mismas dirigencias de siempre en los colegios magisteriales, al parecer es un círculo vicioso donde la base no se atreve a cambiar las burocracias que dirigen, pero tampoco pretende acompañar en las luchas a las dirigencias en las que no confía.


Por Horacio Villegas

Pasados diez meses desde la declaración de emergencia nacional por la pandemia del Covid-19, ahora el gobierno del dictador Juan Hernández invocó de nuevo la alerta a nivel nacional, esta vez por la tormenta tropical Eta. La incapacidad del gabinete de Hernández fue notoria desde el ingreso a territorio hondureño de esta tormenta tropical el pasado miércoles 4 de noviembre, mismo día de la declaración de emergencia en todo el país.

Esta acción tardía de parte del gobierno representó una falta de previsiones y acciones de contingencia en las zonas más vulnerables ―como la Costa Norte― negligencia que resultó en la pérdida de 74 vidas humanas según datos oficiales y más de 2 millones de hondureños afectados. Esta otra emergencia, que también llegó a Guatemala y Nicaragua, solo se compara con los estragos que ocasionó el huracán Mitch hace 22 años (1998), y se espera la llegada del nuevo huracán categoría 5, Iota.

La tormenta tropical Eta, subestimada por las autoridades de la Comisión Permanente de Contingencias Honduras (COPECO), desde el jueves 5 de noviembre inundó por completo las casas de miles de familias del departamento de Cortés, la colonia La Planeta de la ciudad de La Lima fue el ejemplo claro del poder de los ríos desbordados y del caudal de agua que abarcó un piso completo de las casas. Por si fuera poco, ese mismo jueves, en una conferencia de prensa, una comisión gubernamental con Hernández a la cabeza, exigió a estos pobladores que se encontraban atrapados en sus techos, abandonar inmediatamente la zona. ¿previo aviso, o una burla en cara de los afectados?

Otra tragedia que aumentará el hambre y la indignación

Sumado a los artificiales planes económicos anunciados en medio del encierro por el coronavirus (Ley de aceleración económica, Crédito solidario, Ley de alivio de deuda, Plan de rescate financiero), y al gasto en compras de infraestructura médica bajo modalidades de sobrevaloración y estafas ―como los hospitales móviles―, ahora el gobierno de Hernández declara, en medio del descontento y la rabia por la falta de acciones preventivas de su parte, el Plan de Reconstrucción “No están solos”.

¿En qué consiste? En asistir los albergues que los propios afectados por Eta ubicaron a expensas del gobierno, con implementos en forma de Kits costosos que aún están en “veremos” dado el procedimiento de elección de empresas ofertantes. O, en otras palabras: el plan consiste en montarse sobre las estructuras de ayuda comunitaria que nació de la solidaridad del pueblo, que respondió con organización en rescates, recaudación de víveres, alimentación y adecuación de albergues ―acciones genuinas que le hicieron frente a la ineptitud de COPECO y las demás instancias gubernamentales.

El dinero para este nuevo asistencialismo proviene de un préstamo de 12 millones de dólares cedido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), tomado de los 35 millones de dólares de fondos verdes para el cambio climático. El préstamo fue confirmado el 7 de noviembre por el ministro de Finanzas Marco Midence. Según este funcionario “Estos [fondos] se usarán para dotar a los albergues de frazadas, alimentos y bioseguridad, reforzar el rescate humanitario y llevar comida caliente a los que más lo necesitan” (Twitter de Marco Midence, 7 de noviembre de 2020).

Los hondureños de la Costa Norte, que formaron su vida alrededor de la geografía del enclave bananero, trabajadores de bajos salarios que dependían de la industria maquilera y el monocultivo del banano y la palma, a duras penas lograron formar un patrimonio hace 22 años luego del catastrófico Mitch, esa miserable realidad que vuelve a resurgir con mucha semejanza, es el cuadro, en general, que hoy se evidencia frente a nuestras narices.

Algunos voceros de los rubros económicos como Anabel Gallardo, presidenta de la federación nacional de agricultores y ganaderos de Honduras (FENAGH), señalan que “el sector agrícola que aporta el 14% del PIB en el país, la palma, caña de azúcar y el banano predominan en exportaciones y son estos productos los más afectados por las inundaciones” (Frente a Frente, 5 de noviembre de 2020).

Las respuestas del gobierno al hundimiento de estos rubros ha sido el endeudamiento con organismos financieros internacionales y la revelación de planes económicos que como en el curso de la pandemia, han seguido un camino de rotundos fracasos; no ha surgido, ni surgirá, del gabinete del dictador Hernández, una respuesta concreta a este cuadro de crisis económica que enfrentará Honduras luego del desastre causado por Eta. La tarea de buscar soluciones creíbles e inmediatas quedará en manos de los diferentes sectores del país que lucharon en medio de la tormenta tropical sin el respaldo y apoyo del gobierno.

El pueblo desmanteló la burocracia

A raíz de la negligencia y falta de acciones de parte del gobierno en las inundaciones del 5 de noviembre en la colonia La Planeta y, otras zonas de la Costa Norte, los propios habitantes de las comunidades aledañas y menos afectadas, en un acto de solidaridad, asumieron el rescate de miles de personas que se encontraban atrapadas en los techos de sus casas.

Como resultado de este acto sin precedentes, resurgió la emblemática frase “solo el pueblo salva al pueblo”. Este rescate con hombres y mujeres voluntarios, sin ninguna preparación más que las ansias de ayuda, vio surgir lanchas, alimentos y la preparación de albergues sin ninguna presencia de los burócratas de COPECO. El pueblo reconoció el liderazgo y acción de instituciones que a duras penas han sobrevivido por el achicado presupuesto estatal dirigido hacia ellas, como el caso del cuerpo de Bomberos de Honduras.

A COPECO se le atribuye parte de la responsabilidad en las muertes ocurridas en esta tormenta tropical Eta, debido a la falta de un programa de contingencia en las zonas que, según pronósticos, serían las más afectadas. COPECO encendió aún más la rabia de los hondureños cuando en el lugar de la afectación, con personas en estado delicado, víctimas de las inundaciones, decidieron imponer todo un engorroso trámite en la recepción de ayudas, entre ellas alimentos recién preparados a los damnificados que se encontraban en albergues. Videos divulgados en las redes sociales, mostraban a estos burócratas, en más de una ocasión, rechazando este tipo de ayudas tan necesarias en un momento crítico.

Las personas que en los distintos lugares del país decidieron aportar con ayudas a los damnificados, entendieron rápidamente la maniobra política de los nacionalistas, quienes a través de instituciones lideradas por ellos ―COPECO por el cuestionado Max González, por ejemplo―, pretendían ondear banderas sobre el trabajo comunitario ya existente, para luego alardear y borrar de alguna forma el descrédito y rechazo que se han ganado “a pulso”.

¿Cuál fue la respuesta de los hondureños ante esta maniobra? Se definieron centros de acopio independientes, donde se ubicaron miles de ayudas y alimentos no perecederos para abastecer los albergues tanto de las ciudades afectadas en el Norte, como de la capital; se desconocieron los centros de acopio gubernamentales por considerarlos ilegítimos e irregulares; se contrataron camiones que llevarían al Norte todas las ayudas recibidas; y entre otras acciones, se hizo un llamado a los hondureños en el extranjero para que hicieran sus donaciones a través de cuentas de amigos o personas de confianza puesto que los consulados les exigieron rotular sus donaciones a nombre de COPECO.

JOH crea una secretaría de transparencia ¿para qué?

El gobierno de Hernández creó el pasado martes 3 de noviembre, bajo el nombre de Secretaría de Estado en el Despacho de Transparencia (SDT), una nueva instancia que, a juicio de varios sectores del país, viene a duplicar funciones de otros organismos en materia de transparencia como el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) y en asuntos de corrupción, como lo es el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) y el Tribunal Superior de Cuentas (TSC).

Cómo es de costumbre, las instituciones como la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), que colaboran y no riñen con el régimen, desearon el buen desempeño de esta nueva secretaría a cargo de María Andrea Matamoros, hija de David Matamoros Batson ―pieza clave del fraude electoral del 2017―. ¿Qué representa la creación de este nuevo organismo que vendría a suplantar las funciones de otras instancias, que han revelado los actos de corrupción del gobierno de Hernández, como el CNA por ejemplo? Para el Frente Parlamentario contra la Corrupción, esta nueva instancia vendría a exterminar al CNA e “instalar un nuevo ente encargado de recibir y dar trámite a las denuncias ciudadanas por corrupción” (Comunicado del Frente Parlamentario contra la Corrupción, 9 de noviembre de 2020).

Lo cierto es que, con este nuevo Frankenstein, surgido en esta coyuntura, los recursos orientados a la tragedia por Eta, podrían no ser fiscalizados por el CNA y otros veedores que han denunciado de frente al régimen. Con la creación de esta secretaría de transparencia, JOH estaría arrebatando de las manos la documentación más comprometedora de su gobierno al CNA y al TSC, para de esta forma, librarse de señalamientos por actos de corrupción. Debemos denunciar esta nueva estructura que aparte de ocultar información, succionará más dinero del presupuesto general del Estado.

¿Qué hacer ante la profunda crisis que va caminando?

Mientras el gobierno traza sus planes de “reconstrucción” del país bajo la ruta de mayor endeudamiento con la banca internacional, el presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), Juan Carlos Sikaffy, asegura que la solución a la crisis debe pasar necesariamente por “muchos incentivos fiscales para las empresas y fondos frescos para que el gobierno pueda enfrentar la reconstrucción que se le viene encima” (La Tribuna, 7 de noviembre de 2020).

Esta afirmación del vocero de los empresarios demuestra dos asuntos que es oportuno combatir: la ambivalente postura de los empresarios, que imploran por el rescate de sus millonarias empresas por gracia de exoneraciones fiscales, y la claudicación del COHEP ante el desacreditado gobierno de Hernández ―cambio de opinión de un empresariado que en el transcurso de la pandemia desconoció las mesas multisectoriales del gobierno. A todas luces, los burgueses quieren “reconstruir” sus ganancias, y no la situación de los pobres, los más afectados por Eta.

Otro vocero de artificiales soluciones a la crisis, como el exministro de finanzas, Arturo Sánchez, supone que hay que seguir otorgándole el liderazgo al gobierno, ayudándolo a conformar “un equipo multisectorial con representantes del sector público, organizaciones del sector privado e instituciones de la sociedad civil, para iniciar el Plan de Reconstrucción Eta y cuantificar la inversión que será requerida” (Arturo Alvarado Sánchez, El Heraldo, 12 de noviembre de 2020). Otro discurso que deposita la confianza y reconoce el liderazgo en el corrupto gabinete de los nacionalistas; y, además, coloca sus ilusiones en mesas multisectoriales que no contemplan las organizaciones legítimamente del pueblo, desde los movimientos sociales, hasta las organizaciones de barrios y colonias.

A contracara de estas propuestas que levantan los sectores burgueses del país, se encuentran las posturas de los economistas tecnócratas del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH), quienes aseveran que en medio de esta crisis “el apoyo puede ser canalizado a través de organizaciones locales, iglesias y otras instituciones que puedan garantizar una mejor distribución de estos recursos” (La Tribuna, 7 de noviembre de 2020). Postura que coloca en su justa dimensión la nulidad de las vías gubernamentales de recepción de ayudas, y que además incita a las organizaciones locales a asumir la distribución de los recursos empleados para la reconstrucción del país.

El primer paso para idear un plan de reconstrucción del país debe ser trazar una amplia discusión en las agendas de los sectores populares y gremiales, movimientos sociales, campesinos, sindicatos, organizaciones de barrio, etcétera; donde se propongan las bases de un programa de atención de la emergencia en reemplazo del asistencialismo del gobierno. Desde el Socialista Centroamericano los incitamos a discutir estas alternativas, donde se tomen en cuenta algunos puntos que ya hemos sugerido en anteriores publicaciones como “1) el salario mínimo mensual para todas las personas que no tienen empleo y puedan subsistir mientras se supere la crisis; 2) el financiamiento sin intereses para pequeños negocios bajo otros esquemas que no sean las fracasadas leyes de alivio financiero y 3) el financiamiento para viviendas populares de materiales no perecederos como las que ha entregado el gobierno.


Por Carlos M. Licona

En el 2019 un proyecto de ley que tenía como objetivo la privatización de la salud y la educación pública fue la chispa que permitió un movimiento de lucha unificado que se aglutinó bajo la estructura de la Plataforma por la defensa de la educación y la salud pública, después de muchos años de aguantar trancazos, esa experiencia de unidad entre diversos sectores fue apoteósica y tuvo como resultado una victoria con la derogación de los PCM (Leyes aprobadas Por Consejo de Ministro).

Después de varios días de luchas campales em las calles de Tegucigalpa y un paro indefinido realizado por el gremio magisterial, el proyecto de ley fue bateado y el pueblo logró una rotunda victoria, aunque sucedieron algunos hechos que se consideraron como traición y que incidieron en el debilitamiento de La Plataforma, estos no opacaron la victoria de una pelea que tuvo de vanguardia a los jóvenes universitarios.

Nuevamente un zarpazo a los trabajadores

El gigantesco saqueo que el gobierno ha realizado en la crisis de la pandemia aunado a la destrucción del huracán Eta, ha sido motivo para que nuevamente la narcodictadura que dirige Juan Orlando Hernández pretenda apropiarse de los fondos de los institutos de previsión como ser;  el Instituto Nacional de Jubilaciones y Pensiones de los Empleados y Funcionarios del Poder Ejecutivo (INJUPEMP), Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (INPREMA) y el RAP (Régimen de Aportaciones Privadas), dejando a un lado el Instituto de Previsión Militar, cualquier régimen o gobierno que esté, nunca se atreven a tocar a los militares, en cambio, con lo que pertenece a los trabajadores hacen lo que quieren.

Por lo anterior nuevamente se presenta la oportunidad para unificar la lucha con  organización y una estrategia que dé respuesta inmediata a la probable represión que ejecute el régimen, además, mantener activados los organismos defensores de derechos humanos para salvaguardar la vida de los que estén al frente de esta nueva batalla que ya tenemos encima.

Es necesario que las dirigencias sindicales, gremiales y populares convoquen a asambleas departamentales para crear instancias departamentales y que se pongan a la vanguardia de esta pelea apenas inicia. Es imperativa la unidad alrededor de una estructura para que coordine y dirija las diferentes actividades que se realicen, la lucha no debe limitarse a la toma del INPREMA, debe llevarse a las calles para defender los fondos que son de los trabajadores.

El pelo en la sopa

Aunque el domingo 15 de noviembre se realizó un programa unificado de la Federación de Organizaciones Magisteriales de Honduras (FOMH), con ausencia de dos de los colegios; el SINPRODOH y el COLPROSUMAH, este último es el que cuenta con mayor cantidad de afiliados y no se ha sumado a la lucha, el discurso incendiario de los programas que realizan todos los días en horario de las 6 p.m. no es más que palabrería barata para engañar a los maestros del país, este colegio sigue bajo el control de Arnaldo Pinto y es el que dicta las líneas con las que debe actuar la organización, en la lucha del año pasado con la Plataforma, este docente fue denunciado por el mismo gobierno que en un informe del Tribunal Superior de Cuentas aparecía como uno de los nuevos millonarios del país.

El hecho quedó en el olvido nuevamente después de que se derogaron los PCM y despierta sospecha por el papel acomodado de la dirigencia actual. El COLPROSUMAH con una dirigencia al igual que el resto de los colegios magisteriales: muy burocratizada, son quienes le han hecho daño al gremio, pero en este momento la unidad es una obligación, no hacerlo es un apoyo soslayado al gobierno. De ahí que tanto el COLPROSUMAH como el SINPRODOH deben ponerse al frente de esta lucha, de lo contrario, nuevamente serán señalados como traidores.

Organización, unidad y lucha

Esta lucha no es exclusiva del magisterio, está en riesgo las jubilaciones de docentes, empleados del ejecutivo y también de la empresa privada, solo se ganará en las calles con unidad de todos los trabajadores,  hasta ahora solo el magisterio mantiene tomadas las instalaciones del INPREMA pero la pretensión del régimen afecta a todos los trabajadores que cotizan mensualmente para tener un derecho a jubilación, por lo tanto es necesario convocar inmediatamente a todos los sindicatos y gremios para poner en marcha una estrategia de lucha.

El gobierno ahora habla de socializar el proyecto, pero eso no es más que llevar a una mesa de diálogo a las dirigencias para imponer su voluntad, luego  cambiarle las palabras y siempre terminar en lo mismo; robarse el dinero de las jubilaciones.


Por Carlos M. Licona

Nuevamente la desgracia sacude la conciencia del pueblo hondureño, ni siquiera habíamos salido de los efectos de la crisis en que caímos producto del golpe de estado del 2009 cuando nos cayó la pandemia, ni siquiera se avizora que se termine el coronavirus cuando nos cae Eta en forma de tormenta vertical. Y aquí el adagio popular de “no hemos salido de una y nos cae la otra” se cumple como una maldición por dejar instalarse una dictadura que lleva casi los once años.

El desastre ocasionado por las inundaciones en el Valle de Sula; La Lima, Chamelecón y otras zonas de la costa norte nos manifiesta el drama humano de la miseria, pero peor aún, nos evidencia un gobierno incapaz de dar respuesta rápida a las crisis y cuya clase política se da a conocer exclusivamente por participar en actos de corrupción.

Sin duda alguna que si hay que aplaudir a alguien es al noble pueblo hondureño que se ha volcado a mostrar solidaridad, en un primer momento para rescatar personas atrapadas en los techos de las casas y en un segundo momento corriendo a entregar donaciones de vestuarios, alimentos y medicinas para las personas damnificadas. Ya son ocho meses de cuarentena en la que muchos de los compatriotas quedaron sin salarios y esto no ha sido impedimento para que se hagan donaciones.

Ha sido el mismo pueblo de forma espontánea que ha acudido en el auxilio de los compatriotas que ahora son más que víctimas de la naturaleza; víctimas de la narcodictadura. De forma individual u organizada se han establecido lugares para dejar implementos para enviar a donde están los damnificados. Muchas personas que acudido a usar la tarjeta de crédito o a quitar fiado para adquirir alimentos para poder enviarlos. Noble gesto de una población maltratada por un gobierno déspota y tirano.

Que el pueblo controle un Plan de Reconstrucción

Es el momento de la organización y lucha de los sectores populares, gremios, sindicatos, campesinos y organizaciones comunales, inmediatamente se debe convocar a una reunión con los líderes referentes de enorme envergadura moral y amplio don de servicio social. Se debe levantar un pliego de demandas y exigir que el estado las cumpla inmediatamente, entre otras demandas que el gobierno tiene  la obligación de cumplir acá escribimos algunas de las más importantes:

1) Deben ser las Organizaciones populares, gremiales, sindicales, campesinas y comunales las que deben encabezar un plan de reconstrucción donde controlen y vigilen el presupuesto nacional para tal fin y toda la ayuda externa que llegue. Permitir que el gobierno lo haga es seguir facilitándole los medios para que se lo roben.

2) Salario mínimo mensual para todas las personas que no tienen empleo y puedan subsistir mientras se supere la crisis.

3) Condonación de deudas  para los que perdieron sus propiedades.

4) Financiamiento sin interés para pequeños negocios.

5) Financiamiento para viviendas populares a intereses muy bajos.

6) Control absoluto de las contrataciones de empleados y de compras de vestuario, medicamentos y medicinas.

Si el gobierno dirige se lo roban otra vez

Corresponde al pueblo encabezar un plan de reconstrucción a través de los representantes de las respectivas organizaciones. El gobierno no debe por ningún momento controlar los fondos que se destinen a reconstruir las zonas afectadas, si lo hacen ya sabemos cual será el resultado. Es el momento para levantar la cabeza y controlar el dinero para que no se lo roben una vez más.

La bolsa solidaria con la que han hecho política durante esta crisis de pandemia debe ser abolida y las personas víctimas de esta catástrofe deben recibir con dignidad lo que es obligación del estado entregar, sin ningún tipo de activismo político o a cambio de un aplauso o de alguna consigna vergonzosa por decir. La empresa privada tampoco debe utilizar esta desgracia para hacer negocios y generarse jugosas ganancias a costa de la tragedia humana.

El pueblo ha soportado por una década la represión económica que le impuso Juan Orlando Hernández, los sectores que se han atrevido a luchar contra el régimen han sido aplastados, quizás es la oportunidad de aprender que solo juntos se logran milagros. Solo una unidad realizada por toda la población es que puede poner fin a esta desgracia que no se avizora que va a terminar, con personajes que se dicen líderes de oposición y que solo benefician la dictadura al mantener la división en el pueblo, no se va a llegar a tierra firme, así que solo el pueblo salva al pueblo.

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