Por Dani

El malestar de la población hondureña es visible al estar en incertidumbre cuando el Tribunal Supremo Electoral no ha dado resultados finales de las elecciones del 26 de noviembre, dando ventajas al candidato de la Alianza de Oposición Salvador Nasralla. Esa es la idea que venden los medios de comunicación, reduciendo la problemática a unas elecciones entre el Partido Nacional quien esta en el poder contra la Alianza de Oposición. Las tensiones de la ciudadanía se han estado acumulando desde hace siete años con la llegada del Partido Nacional, las estructuras post golpe de Estado han llevado a niveles hasta del 70% de pobreza, altos índices de inseguridad, aumento de los impuestos, el saqueo del Seguro Social, que no terminaría de mencionar.

El día 30 de noviembre de una forma esporádica las colonias y los barrios del Distrito Central salieron a las calles a formar sus barricadas, desde las mas marginadas como El Pedregal, hasta la clase media como en la Kennedy. Los cuerpos represivos del Estado no dudaron en llegar a reprimir a una población, a la que le habían quitado todo en los últimos años. Lugares como el Boulevard Suyapa, Boulevard Fuerzas Armadas, fueron escenarios de los enfrentamientos con la Policía Militar, los negocios cerraron temprano, los jefes despacharon temprano a los empleados, las calles si no estaban tomadas, estaban desoladas.

En las barricadas de las colonias como el Bosque, el Carrizal, Kennedy, Hato de En medio, Arturo Quezada, la Honduras, la Granja, el Pedregal, la Peña, la Alemán entre otras, los carros quedaban parados; unos diciéndoles vagos a los manifestantes, otros dando su apoyo absoluto a la protesta. Siento que esto ultimo es la mayoría. Pero no solo el Distrito Central se manifestó, en el resto del país salieron de sus casas, con una cantidad de emociones encontradas, muchos y muchas con la adrenalina de tomarse una calle, por el descontento de estas estructuras que habían llevado a la marginalidad, la indignación, de un mediocre sistema electoral. Lugares como en San Pedro Sula se quemó la caseta del peaje, símbolo de privatización y robo hacia la población. Tomas en Puerto Cortes y Marcala; lugares como San Pedro Copan, Corquin y la Union, no se quedaron atrás al tomarse las carreteras: Choluteca, San Marcos de Colon, Chinchallote, Intibucá en el Valle de Jesús de Otoro. Toma del puente en el departamento de Yoro, en Santa Rita donde no faltó la represión policial, la quema del palacio municipal en Siguatepeque,etc. Son una de tantas liberaciones de la gente hacia quienes los mantienen oprimidos; y en otra gran cantidad de zonas del país se demostró el descontento de la población hacia su clase política.

Las redes sociales inundaban de comentarios y fotografías, jóvenes dispuestos a salir a las calles para tener un cambio. Un apoyo masivo a las protestas, los lugares de tomas estaban llenos de cohesión social, esperanza, los medios de comunicación condenaban estos actos ya que “interrumpían a la paz”, las iglesias y otros entes llamaban a la espera y cordura, con esto demostraban su doble moral cuando ya se reportaban gran cantidad de heridos por las balas de la policía. El pueblo esperó pacientemente, se calló ante los atropellos de estos gobiernos, ahora ya no está dispuesto a esperar más, las calles son del pueblo.

El día viernes 1 de Diciembre continuaban las tomas en los distintos lugares del país, acompañado de saqueos a un sinfín de tiendas. Se opacaron la resistencias de los barrios al enfocarse los medios de comunicación “en la barbarie y el vandalismo de los saqueos”. Las redes sociales se encontraban divididas, una gran parte condenando estos actos contra la poblacion, aun así el Tribual Electoral no era capaz de dar una respuesta a las elecciones. Los entes de “seguridad” seguían reprimiendo, pero no estaban muy al pendiente de los saqueos. ¿Pero quienes eran estos saqueadores? Se puede encontrar de todo un poco en la respuesta a esta coyuntura: son infiltrados para hacer quedar mal a la oposición, argumento válido en esta coyuntura política, pero hay que ir mas al Genesis: son personas que han sido marginadas de todo tipo de garantía social, desamparados, los sin nombres, que están construidos en este sistema capitalista que prevalece el ideal del consumo. Decidieron recuperar lo que la clase burguesa les había quitado. Al ver este tipo de situación se juega una guerra psicológica hacia el resto de la población, un tipo de shock en el cual los grupos de poder buscan que se pongan algún orden, y ahí se aprovecha la clase gobernante en hacer creerle a la población que necesitan un mandato de mano dura.

A esa de las diez de la noche se produce una cadena nacional anunciando un toque de queda por diez días en los horarios de 6:00 pm a 6:00 am, en el cual se suspenden las garantías constitucionales y se le da la potestad a las fuerzas armadas de restablecer el orden. Esta medida da calma a una parte de la población que esta en contra de tipo de manifestaciones, mientras que la otra empieza a preocuparse. La historia se esta repitiendo, como en el golpe de Estado del 2009. A la hora de haberse decretado el toque de queda, los grupos y las redes sociales publican un sin fin de denuncias sobre el uso excesivo de la fuerza y el abuso de poder de parte de la policía militar, cantidad de videos en donde se van persiguiendo a las personas que ejercían su derecho a la protesta. En las colonias y los barrios solo se escuchan disparos al aire y hasta gritos, ya se reportaron dos muertos: uno en la Ceiba y otro en la Colonia Honduras. Se reportan hostigamientos a las casas del ente represor, los medios de comunicación callan ya que son cómplices de este gobierno, las redes sociales son la expresión de las personas y demuestran que le están quitando la esperanza, comentarios de incertidumbre,  miedo por lo que pueda pasar.

La población hondureña está en reflexión por la cantidad de situaciones violenta que han pasado estos días, pero ¿no se daban cuenta que ya vivían en un sistema violento? En que la violencia se reproducía de formas simbólica, física, emocional, estructural; sinceramente se encontraban en una negación de la negación. Las protestas que comenzaron con un sentimiento de pertenencia, y la cohesión que se generó, ahora se transforman en desesperanza, aun así, prevalecerá el descontento popular mas grande que se haya visto en la Historia del país.

Honduras es un país que aun no pasa por determinados procesos históricos, que han sido detenidos por una elite que no tiene ni el mas mínimo respeto a su pueblo, ahora la gente se está convirtiendo en sujeto político que reconoce su quehacer social, el reconocimiento de su historia, esta tiene que estar presente en todo momento de lucha, este proceso ya no es electoral, no es por líderes como Mel o Nasralla, es por la liberación de una estructura violenta que viene desde décadas atrás, si no son capaces de reconocerlo, no lograran sentir el sentimiento de  pertenencia hacia el futuro del país………


Por Horacio Villegas

Desde el día de ayer jueves 30 de noviembre, se presentó el fenómeno popular de la organización y resistencia en barrios de la capital y a nivel nacional. Esta iniciativa de organizar trincheras barriales, viene a darle más vigor a la lucha que se ha emprendido contra la reelección de JOH y la intentona de fraude en estas elecciones generales en el país.

Las experiencias de movilización que se tuvieron en las marchas de las antorchas en el año 2015, no dan pauta esta vez para poder darle prolongación a la resistencia popular. No podemos cederles protagonismo a los supuestos líderes acomodados del movimiento “indignado”, hoy, la situación exige otras formas de hacerle presión a este gobierno corrupto de los nacionalistas: que las gentes todas, que componen cada barrio y colonia del país, logren imponerse ante cualquier amenaza policial o militar.

Es necesario mantener los reductos de lucha que han ido surgiendo estratégicamente en estas células barriales. Y lo que es de suma importancia ahora: tomas piquetes de bulevares, para que de una vez por todas apresuremos el PARO CÍVICO NACIONAL. Debemos hacerle entender a los líderes de la Oposición Contra la Dictadura, que el paso a dar en este momento es la toma indefinida de los bulevares, y la paralización completa del país; para así, con todo el clamor popular en plenitud, llamar a una ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE.

Hoy se juntan varias de las experiencias de resistencia popular que pasaron y están latentes en nuestra memoria: la lucha en las calles contra el golpe de Estado en el 2009, la inconclusa lucha contra la corrupción en el 2015 y hoy, la nueva lucha alimentada por toda la impotencia e indignación acumulada en estos años, que estalló finalmente, con el fraude electoral y la pretendida e ilegal reelección de JOH.


Por Ricardo Velásquez

Desde el año 2013, al finalizar el año lectivo en los centros de educación pública, una incertidumbre agobia a muchos de los docentes; aprobar a todos los alumnos o consignar la calificación ya obtenida y con la cual reprueban el año.

Sin lugar a dudas, que la miseria en que viven la mayoría de los estudiantes y las mil necesidades que cada centro presenta en la infraestructura, inciden para los altos niveles de reprobación. Y ni que hablar de la falta de recursos pedagógicos que en la mayoría de los casos son financiados por los docentes mismos o por los padres y madres de familia. Y en otros casos se vuelve normal escuchar de un alumno que no llevó los materiales por falta de dinero en su casa.

Sin embargo, siempre hay una evaluación sumativa para los educandos, sin importar si esta es de evaluación continua, memorística o acumulativa, subjetiva o completamente objetiva, el caso es que hay una evaluación y hay que consignar una calificación, la cual debe ir muy bien argumentada por el docente.

El Acuerdo Ministerial

Según el ACUERDO N° 0700-SE-2013, fechado 8 de mayo, en su numeral 8, literalmente dice “La promoción de los alumnos (as) del periodo académico anual al grado o curso superior será el resultado de las notas finales de los 4 parciales dividido entre 4, con una nota mayor o igual al 70%, los del periodo académico semestral será el resultado de la suma de las notas de dos parciales dividido entre dos, con una nota igual o mayor al 70%.

En el numeral 9 encontramos como conclusión que de 0 a 69% es Reprobado y de 70% a 100% es Aprobado.

El numeral 10 literalmente dice “Los (as) alumnos del primer grado que no aprueben de forma ordinaria serán promovidos de forma automática al segundo grado…”. Luego en el instructivo emitido por la Secretaría de Educación para la aplicación de tal acuerdo nos dice con respecto a los alumnos de primer grado  “Para otorgar la promoción automática se deberán cumplir con los siguientes criterios: el alumno debió asistir por lo mínimo en un 90% a clases; ser constante en la realización del trabajo asignado en el aula y extra clase. Mostrar esfuerzo y dedicación en sus tareas. El padre o encargado debe firmar una constancia de compromiso, donde se compromete a ayudar a que su hijo o el alumno logre los aprendizajes necesarios con reforzamiento en la casa o extra-clase”.

Y con respecto a los alumnos que reprueban, en el numeral 6 dice “Realizar solo una recuperación, a la cual se someterán los alumnos (as) que hayan aprobado más de la mitad de la carga académica del año respectivo o semestre…”.

Tal y como lo plantea la ley, existe la reprobación escolar para aquellos alumnos que no cumplen con los requerimientos mínimos para aprobar su año lectivo. Obviamente, la misma ley nos habla de nivelación al final de cada parcial, siempre y cuando se haya facilitado la retroalimentación y la evaluación formativa para nuevamente hacer una evaluación sumativa en base a 20%.

¿Cuál es la falla con esta ley?

Hacer un análisis completo en un solo artículo es complicado, pero tocaremos algunos de los principales; como por ejemplo el tiempo. Es una farsa completa que se logre hacer una retroalimentación en apenas un día que hay entre el día de discusión del examen y el de nivelación o bien, de recuperación.

En segundo lugar tenemos la actitud del alumno ante una prueba de nivelación o de recuperación, no hay un cambio de actitud. Y si por ahí sale alguien mencionando la evaluación formativa nos remitimos al primer punto, no dan oportunidad de tiempo para realizar una correcta retroalimentación. La actitud de falta de interés del alumnos no es casual, y esta obedece a la falta de empleo en el país, un alumno que sabe que no tendrá empleo al graduarse difícilmente se sentirá motivado para avanzar en sus estudios.

¿Cuál es la salida?

Hay diversos factores por señalar, por ahora solo mencionaremos en primera instancia, para que exista una retroalimentación correcta, esta debe ser fuera del horario normal de clases –otorgadas por docentes que deben ser pagados por el estado para este menester- otorgándole al alumno aquellas facilidades como alimentación y transporte.

La única salida para mejorar a una 100% los niveles de aprobación es un compromiso entre docentes, madres de familia y alumnos para exigirle al Estado, en primer lugar que cumpla con la gratuidad de la educación pública y que provea a los centros educativos de las condiciones pedagógicas que se requieren. Hasta ahora, todo lo impuesto por el Estado es para complacer a los organismos internacionales y no para satisfacer salidas reales en que se brinde una Educación de Calidad.


Por Ixchel Villegas

El 26 de noviembre es la fecha estipulada para llevarse a cabo las elecciones generales en el país. Y como ya era de esperarse, los partidos políticos tradicionales instaron a toda la población a votar masivamente en urnas distribuidas en todos los departamentos; todo esto bajo la falsa idea de que son ellos, los únicos que acrecientan la tan mutilada democracia que nos asiste en apariencia.

Históricamente han sido el Partido Liberal y el Partido Nacional las dos fuerzas políticas que han manejado el Estado hondureño a la usanza de todas sus instituciones tal cual les pareciera conveniente al uno y al otro. Pero desde el Golpe de Estado efectuado a Manuel Zelaya –representante de los liberales– el 28 de junio del 2009, el rumbo político del país dio un giro fundamental en aquellas circunstancias de prolongada violencia y represión que ejercían las Fuerzas Armadas.

Entre asambleas populares, jornadas de protestas concurrentes en plena calle, y en escenarios de organización de amplios sectores de la sociedad, nació el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP); organización que aglomeraba a personas que decididamente se reconocían a sí mismas como resistentes al Golpe de Estado. En esta organización recayó el rumbo político que quizá pudo haber dado fin al hondo control que ejercían el grupo de liberales golpistas en el poder, encabezados principalmente, por el presidente de facto, Roberto Micheletti.

Del nacimiento de esta organización beligerante –que tenía la suficiente fuerza para granjearse de mucho descontento popular–, se dio paso a la fragmentación en muchas otras organizaciones, dentro de las cuales surgió la ya pensada figura partidaria encabezada por Manuel Zelaya y sus seguidores: figura partidaria que se denominó LIBRE (Libertad y Refundación), que en sus adentros representó un liberalismo radical apenas distanciado hoy día, del de su homólogo y hermano odiado, Partido Liberal.

Hace algún tiempo aconteció la asociación política de LIBRE y el PAC (Partido Anticorrupción), denominada La Alianza de Oposición. Fuerza política que se enfrentará en las próximas elecciones con el Partido Nacional. Éste último partido, el del gobierno de turno, promovió ilegal y fraudulentamente la imagen de Juan Orlando como candidato a la presidencia, lo que supone una condenable y vilmente permitida reelección. En este contexto de próximas elecciones, los partidos políticos tradicionales –incluida La Alianza de Oposición por la presencia en su estructura de personajes de la vieja guardia liberal– desplegaron sus programas de gobierno, que en su mayoría calzan a la perfección, con el más débil de los reformismos y populismos que gustan mucho a la casta de árabes y palestinos que gobiernan este país.

Continuismo y asistencialismo: la base del programa de gobierno cachureco

Si bien es cierto que ya la reelección es un asunto permitido en el país, se vuelve necesario condenar y reiterar la influencia repugnante que tiene el nacionalismo en instituciones lacayas como la Corte Suprema de Justicia, quien dio el visto bueno a tan vil y traicionera propuesta reeleccionista que transgrede la Constitución entera de este país. Tal parece que los cachurecos han comprado la mayoría de instancias independientes que componen nuestra ridícula institucionalidad.

Al arribar Juan Orlando al poder en enero de 2014, desplegó una serie de programas sociales con un tinte harto asistencialistas. Programas que a costa de la marginalidad social, se basaron todos, en pequeños alicientes –la bolsa solidaria por ejemplo–, que en nada cesaron la pobreza extrema.

Al anunciarse el programa de gobierno de los nacionalistas, con su ilegal candidato a la cabeza, se volvió a acudir al mismo programa decadente del asistencialismo: como Vida Mejor, que se vale de la amplia marginación en que viven la mayoría de hondureños, a quienes se les engaña con la ilusoria promesa de salir del entorno carente de oportunidades; y Honduras Actívate, una torpe iniciativa que se burla de las condiciones de escasez tremenda que tienen los hondureños, poniéndoles a quemar calorías sin condiciones materiales estables para ello.

Las Recreovías, una falsa burbuja para infantes, que disuade la violencia apenas por lapsos contados; el Crédito Solidario, una anárquica manera de entregar dinero sin el debido sentido económico y enseñanza de planificación. Entre tanto circo programado entre estos payasos cachurecos, está la Honduras Canta y con Chamba Vivís Mejor, iniciativa efímera de empleo la última, y una ejemplar charlatanería la primera.

Lo que no se pierde de vista entre estos programas inútiles, es que atrapan a la mayoría de gente pobre y en pobreza extrema. Los enganchan con bolsitas solidarias y dinero, también con trabajos de horas, y con suerte de semanas apenas. El pan y circo en su forma más notable. Esta es la base de fondo del Juan orlandismo, la miseria del pueblo hundido en pobreza y la idea de que se podrá tener seguridad al instante, entre tanta violencia generalizada. Y toda esta suerte de minucias de corte benéfico, se distribuye entre sectores generacionales en este partido: la juventud cachureca, mujeres nacionalistas, y los diamantes azules (adultos mayores).

Los siete pilares asistencialistas del gobierno cachureco

La propuesta del Partido Nacional de generar 600 mil empleos gira en torno a la exigencia de miles de jóvenes que se enfilan en la gran lista de desempleo. En estos 4 años de gobierno nacionalista las condiciones de empleo no han mejorado, y según el INE para el 2016 sumaban más de 350 mil desempleados (según el diario La Prensa del 5/4/2016) en todo el país, quienes abundan bajo el término de subempleados, que viven al margen de toda formalidad.

Otro de los siete decadentes pilares es continuar con los créditos mal llamados “solidarios”, préstamos alocados con el fin de tener adiestrada a su base social de barrios y colonias; un aparente “pacto por la paz y la convivencia”, que no es otra cosa que seguir ilusionando a las personas con parques, recreovías y concursos de canto. En el tema de la seguridad el Juan orlandismo afirma llevar a cabo acciones contra la criminalidad: maras, narcotráfico y trata de personas. Pero es más que conocida su filiación a grupos criminales como los carteles de narcotráfico, esto demostrado recientemente por el New York Times.

Las Zonas Especiales de Empleo son otra de las promesas que el gobierno cachureco ha puesto en su programa. La consigna repetida y sonada de este partido es el “voto por línea continua”, para lograr la mayoría de votos en el congreso nacional, y así aprobar el ingreso de estas Zonas. De fondo esta propuesta es una medida concesionaria del territorio, y además apela a la vieja idea de que el progreso será obra y labor de extranjeros. A ninguna propuesta anclada en el entreguismo y la erosión de la soberanía nacional, se le puede admitir así, a la ligera. Y esto confirma los fines sucios, destructivos y entreguistas que tiene el Partido Nacional para con nuestro territorio.

En cuanto al tema de la educación, en 8 años que llevan los nacionalistas, no han resuelto ni un ápice de lo que exigen estos temas. Con Marlon Escoto al frente de la Secretaria de Educación lograron contrarrestar la beligerancia del gremio de los maestros. Pero la crisis en la ENA (Escuela Nacional de Agricultura), dejó por los suelos la figura de Escoto. Hoy día, Rutilia Calderón, la actual ministra de educación del país, continúa con el brazo de hierro encima del gremio docente. En el actual gasto enorme que hace el gobierno en defensa y seguridad, que estima 14, 532 millones de lempiras en el 2016 (según advierte el diario El Heraldo del 2/9/2016), es improbable y absurdo que remiende problemas centrales en materia de educación y salud.

El escuálido liberalismo que representa Luis Zelaya

La “renovación del liberalismo” ha sido el lema del candidato Luis Zelaya. Esta nueva renovación responde a la crisis tremenda que tuvieron los liberales luego del Golpe de Estado del 2009. La preparación de esta ofensiva, que tuvo por protagonistas a los empresarios y terratenientes del país, fue orquestada por el partido liberal; y el olvido, que opera en la frágil memoria de los hondureños, todavía no ha arrancados estos horrendos recuerdos.

Esta aparente “renovación”, ha sugerido la amplia cobertura a nuevos jóvenes que se disputaron candidaturas a diputaciones y suplencias. Un leve cambio apenas en la estructura partidaria. Luis Zelaya representa el sector empresarial del país, lo que pone en claro sus intenciones de acelerar ajustes que el Juan orlandismo suavemente ha emprendido, como la privatización de instituciones, la pronta tecnificación de disciplinas y carreras en las universidades y el apoyo incondicional a los gigantes empresarios y grandes productores del país.

El programa de los liberales: El “Plan Esperanza

Bajo la frase de “esperanza del pueblo por salir adelante” se yergue la propuesta de gobierno de los liberales. Son cinco pilares en los que recae este programa. Entre los puntos se encuentra: la “seguridad jurídica para los empresarios”, de quienes Luis Zelaya es su máximo representante y por lo tanto piensa legislar para ellos, y para los pequeños comerciantes que no se han podido librar de los impuestos del Estado y la extorsión, no aplica la tan sonada seguridad jurídica.

“Que prevalezca la constitución de la república” anuncian los liberales a sabiendas de su ya bien conocida participación en el Golpe de Estado, donde se trastocó lo que ahora defienden con rudeza. También prometen “fortalecer la institucionalidad”, frase recurrente por la harta corrupción que abunda en la mayoría de instituciones; corrupción que fue gestada y aplicada desde el nacimiento e influencia de estos partidos políticos tradicionales.

Votar por “el mal menor” o la confianza ciega en el nuevo bipartidismo

Ha sido repetida una y otra vez la frase, entre los jóvenes, de “votar por el mal menor” en las próximas elecciones del 26 de noviembre. Votar por la Alianza de Oposición se ha convertido en la supuesta única vía para poder arremeter contra la reelección de Juan Orlando. Lo cierto es que esta pretensión acarrea una trampa de fondo: no es preferible tener un gobierno de corte “social” como la Alianza, ni tampoco un gobierno asistencialista e inútil como el del Partido Nacional. Votar por el mal menor no arregla nada, ni conduce políticamente hacia una alternativa. Al no haber una verdadera propuesta que ambicione cambios profundos en la política nacional –como desmantelar el bipartidismo de una vez por todas–, no quedan opciones más o menos viables por elegir.

En estas elecciones generales del 26 de noviembre no hay ninguna alternativa: Ni el nacionalismo cachureco de Juan Orlando, que ha militarizado la sociedad, desfalcado las instituciones públicas, entre otra larga fila de robos y traiciones al pueblo; ni el liberalismo de Luis Zelaya, que ha sido cómplice de los cachurecos a la hora de entregar las instituciones; ni mucho menos la supuesta “izquierda” –o lo que sea– que representa la Alianza, que no es otra cosa que un híbrido entre neoliberales ultraconservadores como Nasrrala, y populistas como Mel Zelaya. No hay opción alguna qué elegir entre tanto tradicionalismo recubierto de viejas y nuevas mentiras. Parece ser que la nulidad del voto –ya que no votar implica votar paradójicamente en este país– es, por los momentos, la decisión más cuerda en estas elecciones de noviembre. Las luchas se intensificarán después de estas elecciones. Debemos de prepararnos.


Por Sebastián Ernesto González

La factura del golpe de estado del 2009 le ha salido cara a la clase trabajadora, ya han pasado 8 años desde el mismo y la crisis económica sigue profundizándose, con los salarios reducidos como nunca antes visto a consecuencia del alto nivel de inflación.

Falta poco más de un mes de las elecciones generales en las que Juan Orlando Hernández, apoyado por la empresa privada y las fuerzas oscuras que dirigen los hilos del Estado pretende reelegirse ilegalmente, y al parecer, hasta ahora todo indica que se saldrá con la suya con otro gigantesco fraude.

Crisis y débiles luchas que emergen calladamente

Según la proyección del Banco Central de Honduras, el lempira se devaluará nuevamente ante el dólar, este costará alrededor de 23.73 lempiras al cierre de este año por una depreciación de 1%. EH ( 23/10/2017).

No hay duda que ante cada devaluación de la moneda nacional la inflación sigue aumentando en detrimento de los salarios de los trabajadores.

El gremio de los docentes nuevamente ha salido a tomarse algunas oficinas departamentales a falta de pago de varios de sus agremiados, los pagos arbitrarios dejan por fuera a miles de maestros que sin ninguna explicación ven retrasados sus pagos por meses completos. Esto ha originado que un buen número de docentes realice plantones frente a finanzas o tomándose algunas departamentales del país.

Pero también el gremio se agita con la convocatoria a concursos para optar a plaza en el año 2018. Según los requisitos de tal convocatoria “Al menos 10,000 maestros desempleados se quedarán sin poder participar en el concurso para obtener una plaza en el sistema educativo por no contar con una licenciatura”. EH (23/10/2017).

Tan nefasto artículo se encuentra en La Ley Fundamental de Educación en su artículo 66 que dice: “Carrera docente es el ingreso, promoción y permanencia de quien ejerce la docencia en el Sistema Nacional, a la cual tienen acceso quienes posean título profesional a nivel de licenciatura”. Este colador estaría evitando que miles de maestros con título de educación primaria pudieran participar en el concurso del 20 de noviembre.

A la problemática anterior se sumó el de los docentes que se exoneraron en el 2014 y a quienes también les están atropellando sus derechos al no valerles dicha exoneración para optar a alguna de las plazas en el 2018. Este motivo a obligado a que centenares de docentes se tomaran a Departamental de Francisco Morazán.

Otro sector laboral que ha paralizado labores es el gremio de las enfermeras, quienes el día jueves 19 de octubre amanecieron en paro de labores debido a la falta de pago por falta del gobierno nacionalista que preside Juan Hernández.Criterio.hn (19/10/2017).

Y otro grupo de trabajadores que se ha visto obligado a irse al paro por falta de pago son unos 400 empleados temporales del Registro Nacional de las Personas (RNP). Los empleados reclaman el pago de salario correspondiente a cuatro meses: julio, agosto, septiembre y octubre. LP (17/10/2017).

No hay duda que las pequeñas luchas que se vienen originando son producto de la profunda crisis que abate al país y en la que los trabajadores ya no soportan al ver menguados sus ya raquíticos salarios.

Ante la ausencia de liderazgos sólidos en la dirigencia gremial y sindical, las bases exigen y presionan para realizar tomas y protestas que los medios de comunicación al servicio del gobierno de JOH invisibilizan y les bajan el perfil para no incentivar otros sectores vulnerables.

Solo la lucha unificada para revertir los planes de miseria de JOH

Juan Orlando Hernández ha mantenido sus programas populistas con su base social para mantener engañados del estómago a esa enorme población que se debate en la miseria. Con los trabajadores aprobó raquíticos aumentos en el año 2016 y 2017 para compensar sus profundos programas de ajuste, que ha muchas de las familias hondureñas las ha orillado a la línea de miseria.

La única alternativa que le queda a los trabajadores es unificar una lucha a un mes de las elecciones para contrarrestar toda esta crisis inflacionaria y detener la reelección ilegal de JOH, que de suceder implicaría profundizar más la crisis financiera de los asalariados.

Es el momento para que las bases de los sindicatos, gremios, campesinos, comunidades y movimiento popular en general se levante en lucha y detengan a JOH y sus planes de miseria.

¡Que la crisis la paguen los ricos!

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