Por Horacio Villegas

«Unos hombres piensan en sí más que en sus semejantes, y aborrecen los procedimientos de justicia de que les pueden venir incomodidades o riesgos. Otros hombres aman a sus semejantes más que a sí propios, a sus hijos más que la misma vida, al bien seguro de la libertad más que al bien siempre dudoso de una tiranía incorregible, y se exponen a la muerte por dar vida a la patria.»

José Martí, Ensayo «Nuestras ideas»

Los líderes del partido oficialista, el Partido Nacional, confirman hoy, a todas luces, ser aquellos hombres y mujeres que encarnan los males que enferman a toda una sociedad. Dígase en el mejor y claro sentido: son la peste que derrumba tanto física como espiritualmente a un pueblo. Sus tan evidentes aspiraciones individuales, demuestran en un alto grado el egoísmo de aquella cruel bestia que traiciona a los suyos por saciarse hasta el enervante y sádico cansancio.

Las evidencias de esto se han presentado en toda su obscenidad luego del golpe de estado del 2009, y con mayores matices al acontecer el fraude electoral del 27 de noviembre del 2017: escándalos de corrupción, saqueos a instituciones vitales como el seguro social, vínculos con el narcotráfico y la nueva arremetida contra la dignidad del pueblo hondureño que se denomina según la MACCIH: «Pacto de Impunidad».

Los nacionalistas –como hemos podido advertir la mayoría de hondureños en estos aberrantes ocho años de vil legislatura– han sido capaces de desmantelar y reducir a escombros, todas las instituciones del Estado. Ni una de las varias instituciones estatales se ha podido salvar de esta demoledora mediocridad hecha política.

Una tríada de pestes le ha dado forma a este nefasto partido desde su nacimiento: la corrupción, la impunidad y el crimen. No existe ningún punto de referencia más o menos plausible en el pasado reciente, que ubique a este engendro partidario a la par de los actores más preocupados por la democratización del país. Más bien ha sido todo lo contrario.

Estos hombres y mujeres –los hijos y nietos de estos viejos líderes nacionalistas– que alardean hoy con sus vestimentas azules y banderas de igual color en mano, y que llegan a celebraciones ficticias y vacías de reconocimiento popular (la patética toma de posesión del fraudulento e ilegítimo presidente), no tienen la menor idea del protagonismo de su querido partido en el inicio de los enormes conflictos políticos que hemos sufrido los hondureños a través de nuestra historia.

Basta con señalarles que su tatarabuelo dictador Carías, consolidó el programa de gobierno de mayor aspecto irracional y a la vez insensato: «el destierro, encierro o entierro». Y hoy esta fórmula sigue latente dentro del programa de gobierno de los nacionalistas; claro está, con mayor sofisticación.

Cuando nos parecieron suficientes los crueles hechos que daban por sentada la proximidad de este gobierno a una sanguinaria dictadura –entre ellos el asesinato de más de treinta personas en protestas–, apareció de repente y sin advertencia de ningún tipo (el 1 de febrero del 2018) una propuesta espeluznante de parte de un diputado nacionalista: la censura de la opinión pública, específicamente la que se ventila en las redes sociales.

La osadía de este arbitrario régimen, de quebrar uno a uno los principios más elementales de toda aparente democracia, ya fastidia la calma de la mayoría de los hondureños conscientes de este daño irreparable; y esto lleva irremediablemente al odio, el cual no puede contenerse ni con la peor de las censuras. José Martí escribiría algo muy importante al respecto para su amada Cuba en su poema dramático «Abdala», pero que hoy –a más de 100 años de su redacción– resuena en los oídos del pueblo hondureño que se resiste al semblante de otra dictadura.

«El amor, madre, a la patria

No es el amor ridículo a la tierra,

Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;

Es el odio invencible a quien la oprime,

Es el rencor eterno a quien la ataca;

Y tal amor despierta en nuestro pecho

El mundo de recuerdos que nos llama a la vida otra vez…» (José Martí, Abdala, p. 6.).

De nuevo nuestro país entró en la polémica mundial, esta vez dejando un precedente que no debe perderse de vista: pues el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica está detrás de todo esto. Y desde luego sus claras incidencias no dejaron de provocar horror entre los consabidos de su intrusión directa en los asuntos políticos nuestros; y sin más, Honduras ya tenía presidente a los ojos del amargo país imperialista –Fulton así lo reconoció.

Es de sobrado conocimiento el tambaleante y cínico discurso de los gringos, por lo que el odio que ventilamos hoy los hondureños, se dilata también en las sendas gubernamentales de este verdugo mundial. Y el partido de gobierno que hoy pretende quedarse cuatro largos años más en el poder, mantiene aún el mismo bajísimo precio por debajo de aquella costosa mula, a nuestro juicio más sensata y honesta.

El maestro Ramón Oquelí –riguroso crítico del militarismo y de los regímenes antidemocráticos que nos han abatido– no dejó duda alguna al referirse a los rasgos y conductas asquerosamente predictivas de los medios de información oficiales en Honduras:

«Consideramos ya como normal que los diarios actúen por ciclos, ayer a favor de una postura o una conducta, y pasado mañana abjurando de su fe pasada, con la más cínica y confortable tranquilidad.» (Gente y situaciones, tomo 1, p. 17. Ed. 1994)

La definición le queda «como anillo al dedo» a los medios tanto escritos como digitales que en este momento se enfrentan –ladrando y gruñendo– contra la verdad que les quema los ojos: El Heraldo, La Prensa, HCH, y el Wong de canal 10. ¡Vaya ocupación más infame la de estos medios que se atragantan cada vez más con sus lenguas, al no dejar ir ni una tan sola verdad, que hoy es tan necesaria!

Todo lo anterior podrá leerse –si se desea– en clave de uno de los tantos prejuicios habidos y por haber que se colocan con afán deliberante y emotivo en muchas columnas de opinión en la prensa del país, pero lo cierto es que en Honduras los engaños provienen del decir y hacer de estos compadres o compinches hablados: los partidos políticos tradicionales, el gobierno estadounidense, los medios de comunicación oficiales, y los no menos importantes empresarios árabe-palestinos. Y ante la lluvia de añagazas vertidas a diestra y siniestra en este país, solo nos queda taparnos, tan siquiera, con la modesta permeabilidad de la crítica.


Por: Ignacio López Recarte

A doce días de haberse celebrado las alecciones pasadas, el silencio del Tribunal Supremo Electoral (TSE) anunció un proceso de escrutinio único en su historia, proceso letárgico que poca comparación tiene con la efectividad del escrutinio de cuatro años atrás, con el cual fue declarado ganador en pocas horas el actual candidato y presidente Juan Orlando Hernández.

Cuando se hace una revisión del antecedente histórico, Honduras se encuentra ante un proyecto político que surge de la crisis generada durante el golpe de Estado a casi una década. El proyecto impulsado por el Partido Nacional para  tomar el control del país, inicia con el secuestro de la institucionalidad y la centralización de los poderes del Estado en uno solo, todo ello acompañado de un fuerte escudo de defensa que nace con la aparición de la Policía Militar, la depuración de la Policía Nacional y la inyección de fondos para impulsar campañas políticas. El plan gestado con la intención de frenar la alternabilidad del poder y garantizar que se mantenga en un solo sector, ha desencadenado a su vez, que en el proceso de elecciones atípicas se manifestara el desplazamiento masivo de personas para ejercer el sufragio. Es difícil a estas alturas discernir si la aceptación de la sociedad hondureña de participar en las elecciones puede ser utilizada como maniobra para legalizar y consumar todo el proyecto orquestado por el Partido Nacional, el cual comienza a evidenciar su vez a tener falencias.

Parece que el TSE tiene dificultades para dar las mismas respuestas contundentes que hace cuatro años atrás. Los argumentos utilizados son, que a modo de transparentar todo el proceso de escrutinio ha respondido a las demandas hechas por la oposición, y que ha sido esto lo que ha generado el retardo para declarar un ganador. Por su parte, las actas en posesión de los partidos de oposición, contradicen los resultados del TSE y aseguran que existe un nuevo presidente electo, el cual obviamente no es el señor Juan Orlando Hernández.

La incapacidad del TSE ha traído consecuencias fatales ante la imposibilidad para tomar el mando y emitir dictámenes contundentes.  Las protestas en el país han explotado y con ello la agudización de la crisis, la poca estabilidad con la que se gozaba pende prácticamente de un hilo y los políticos parecen jugar con ello. Por su parte, esto no parece generar ninguna carga emocional en el TSE sino que más bien, pacientemente ha dispuesto de todo el tiempo del mundo para dar garantías de que su trabajo es de fiar, todo muy contrariamente, a las aseveraciones hechas días atrás por la Organización de Estados Americanos (OEA), quienes ha puesto en duda que los procesos llevados a cabo para la elección puedan generar confianza y estabilidad en el país.

Conmovida, la población hondureña ha salido a las calles de sus barrios y colonias a protestar, a detener toda la actividad en el país y a tratar de transmitir al mundo los acontecimientos suscitados que tienen a Honduras en un retroceso en pleno siglo XXI. Tales protestas han logrado tener un impacto mediático, porque han logrado frenar de forma parcial las tentativas reeleccionistas del presidente, impulsadas por el Partido Nacional. Las protestas han provocado disturbios y algunas muertes, esto debido a que el gobierno ha enviado a la Policía Militar a las calles, con la orden de disparar a discreción a todo manifestante. Las muertes ocurridas parecen quedar en la impunidad, con respuestas simples, los misterios sobre quien abre el fuego se atribuyen a la misma inestabilidad, sin que los hechores de los crímenes tengan nombre o rostro.  

Ante tal situación, como medida el gobierno de la república decretó el Estado de Sitio, disposición que se aplica únicamente en casos extremos, los cuales no son aun el caso de Honduras. La medida empleada por el gobierno parece haber sido efectiva, las tomas de carreteras han disminuido, lo cual ha permitido obtener un poco más de tiempo para analizar con más detenimiento la situación.

El silencio de los nacionalistas anuncia  estocadas profundas para provocar heridas de muerte que sencillamente no pueden ser pasadas por alto. El silencio de las autoridades gubernamentales también se acompaña de algunas otras estrategias. La docilidad del actual presidente, ante las recomendaciones, se asisten también de ciertas directrices para los simpatizantes de su partido. Las marchas convocadas por la paz se contraponen con las protestas catalogadas como violentas de la oposición. Los simpatizantes del Partido Nacional hacen un llamado a la armonía mientras que la oposición clama claridad ante la situación; el discurso de los grupos de poder se encamina a la paz, una paz que evade el verdadero motivo de los disturbios: un presidente electo y una reelección que nadie pudo detener. Elecciones ilegitimas y los intentos por recuperar el control del país.

24 horas de protesta de la Policía Nacional

Uno de los grandes golpes hacia el muro institucional levantado por el gobierno, ha sido el respaldo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. En el fervor de las protestas inesperadamente se une este último, quien ya golpeado después de su depuración, levantó demandas a los altos mandos y estableció condiciones para regresar a las calles. La sublevación de algunos policías desertores, el lanzamiento de las bombas lacrimógenas al cielo en señal de protesta, aumentó el fervor de las masas y otorgó mayor fuerza al movimiento de insurrección en todo el país. Las acciones generaron automáticamente una situación tal vez no figurada por el gobierno, situación que inmediatamente fue revertida con las mejoras en las demandas de los policías y prontamente se restableció la estabilidad dentro de la institución policial. El rápido regreso de la Policía Nacional ha provocado nuevamente el fortalecimiento de la estructura gubernamental.

Estos dos golpes, el toque de queda y la rectificación de la Policía han generado incertidumbre en los movimientos de protesta y les han vuelto pasivos. Pareciera que las acciones emanadas de la ciudadanía indignada están siendo absorbidas rápidamente por las directrices de la clase política de la oposición, directrices con estrategias ya antes utilizadas y poco efectivas y con entera confianza en una institucionalidad secuestrada. Tales movimientos pacíficos se identifican con grandes desplazamientos de masas, recetarios impulsados por una clase burguesa que no busca revolución sino más bien negociación. Este panorama, arrastra una vez más a que el pueblo hondureño dependa de una dirigencia que, día a día pierde el control y permite que los planes establecidos por el gobierno de turno sigan su cauce. Se recupera poco a poco el orden establecido. Honduras no soporta más una crisis y decide continuar con las labores antes de perder más; suspendido el toque de queda, autorizada la portación legal de armas, el mensaje claro es que se recupera el control del país, en tanto la ciudadanía se sumerge nuevamente en la cotidianidad, mas no en la indiferencia.

Reelección o triunfo del socialismo.

Las maniobras del gobierno de turno se han especializado en emplear los problemas sociales a su favor. Si las medidas que se toman generan inconformidad, se culpa a la oposición de crear la inestabilidad. El discurso reeleccionista se focaliza en tomar a esta como un supuesto, lo cual la normaliza y la vuelve digerible, en tanto que la negociación continúa en torno a ejes que no satisfacen a cabalidad las verdaderas demandas del pueblo. Las estratagemas del gobierno han dado nuevamente un giro en el cual se busca asociar la victoria de la oposición con el Chavismo y el socialismo del Siglo XXI, lo cal ha obtenido una rápida respuesta por parte de la embajada estadounidense en Tegucigalpa, quienes han respaldado el proceso electoral en Honduras calificándolo como digno de fiar. La normalización de la reelección se plantea como un artificio para que no se critique el mal inicial sino los procesos que se usaron para llegar a la misma, ya no se trata del problema de la reelección, se trata de una lucha que se pretende plantear la disputa por la supervivencia de una derecha que no desea instaurar el “socialismo de siglo XXI” en el país.

Todo parece apuntar que los esfuerzos están dando frutos, la dilatación del problema también ha contribuido para recuperar espacio perdido; el tiempo juega en contra si los procesos se alargan ya que con ello se busca el agotamiento de las masas, las cuales, no pueden competir porque no se posee la herencia de las luchas de sociales ni mucho menos los recursos para sustentarlas, la crisis del país ha sido utilizada como un estira y encoje en favor de los grupos de poder.

A pesar de todo, aun se cuenta con el tiempo para volver a retomar la ventaja que se había ganado con la insurrección civil, las decisiones que tomen a partir de estos días son claves en el futuro por esa razón es preciso tomar consciencia en este momento, no es posible bajar la guardia. Las medidas deberán ser más radicales, el Paro Nacional se ha vuelto no solo una necesidad sino también un deber, así como la organización de comités en los barrios y colonias. La lucha debe radicalizarse si se pretende obtener resultados contundentes en favor de una sociedad desamparada, pero esto tampoco puede ser posible si la manifestación desordenada, amorfa se establece como la máxima forma de expresión; la protesta sin organización incurre en un sinsentido y se resume en un mero desplazamiento de masas, si no trasciende a una lucha consciente. Esta es una de las grandes debilidades que permite que los grupos dominantes ganen nuevamente los espacios, la derrota de los movimientos se debe a que la protesta es asumida de formas frívolas, como si fueran cosa de un día, como una mera catarsis para que fluya la indignación para regresar una vez más a la labor diaria. Esta ignorancia, no debe de ser permitida si se pretende hacer un cambio a pocos días u horas de que se anuncie un ganador. Todo dependerá de lo que verdaderamente desee el pueblo hondureño, la gran disyuntiva de sufrir o luchar


Por Horacio Villegas

Actualmente la lucha de la Alianza de Oposición Contra la Dictadura se ha condensado en algunas movilizaciones en la capital, lo que ha dado consecución, en cierto sentido, a la manifestación del descontento de la población hacia las fraudulentas elecciones.

Pero en los hechos recientes han sido los núcleos barriales los que han asumido, desde sus espacios habituales, la toma de carreteras que dirigen a los distintos puntos económicos del país. Desde el 29 de noviembre se ha venido dando este fenómeno de la organización espontánea de los barrios en contra del fraude.

Ha sido extensa la brecha desde los primeros días de crisis hasta el momento, más de diez días han pasado y la oposición no tuvo la política acertada de convocar a un Paro Nacional en el momento adecuado. En cambio, las bases vivas de los barrios y colonias, tuvieron el suficiente descontento para dar rienda a tan necesaria acción.

En las acciones planteadas el día de ayer, se tuvo a consideración la toma indefinida de las carreteras de Tegucigalpa, Comayagua, Progreso, Choluteca, y otras ciudades no menos importantes. Con estas acciones significativas se estaba dando por sentado el paro a nivel nacional; pero no tardaron en reprimir los militares, quienes desalojaron las barricadas de colonias como el Hato de En medio, y Villa Nueva, entre otros.

Los líderes de la Alianza se han tardado en llamar a acciones más fuertes

Recientemente el líder del partido Libertad y Refundación (LIBRE), Manuel Zelaya, se refirió al tema del paro nacional en términos muy timoratos y sin involucramiento alguno:

“El paro nacional, auto convocado por jóvenes para mañana, lo valoramos por su lucha contra el FRAUDE y nos gustaría apoyarles para próximas JORNADAS si alguien se comunica con nosotros, para COORDINAR con líderes de la ALIANZA.”

La Alianza de Oposición no ha podido adaptarse a las medidas fuertes y decisivas que la premura del momento ha puesto en su rango de alcance y conducción. Esto viene a confirmar de una vez por todas, el carácter negociador y pactista que refleja la imagen de Zelaya; quien no ha podido inclinarse a los métodos de conducción más fuertes y contundentes como lo es el Paro Nacional.

Las mismas características han moldeado la extraña figura de Salvador Nasralla, pues tampoco ha expresado su contundente participación en las tomas de carreteras en el país. Parece ser que la fórmula de negociación palaciega es la única vía que nos han presentado estos “ingeniosos” líderes de la Oposición.

Es evidente que las personas encargadas de toda la organización en los barrios, ha podido entender más a cabalidad los métodos a emplear en este momento: la toma indefinida de las carreteras. En la encrucijada que nos encontramos actualmente, no es posible desaprovechar las fuerzas vivas que se están despertando en cada rincón del país; la gente clama a gritos una mejor conducción política en esta crisis.

La aparente separación de Manuel Zelaya de la política interna de la Alianza de Oposición

El sábado 9 de diciembre, Manuel Zelaya lanzó una emotiva carta en donde expresaba su alejamiento político del candidato presidencial de la Alianza de Oposición, Salvador Nasralla; esta acción de repliegue que Mel Zelaya anunció, tiene, como motivo principal, según lo expresa en la carta, las distintas políticas que la OEA está estableciendo en torno a las elecciones: como la preferencia que tienen hacia el candidato ilegal del partido nacional, Juan Orlando Hernández; además por considerar a Manuel Zelaya un ferviente seguidor del chavismo y el socialismo del siglo XXI.

“Me dirijo a ustedes en apego a la verdad, para comunicarles que voceros de la OEA (Estados Unidos de América) han recomendado al Candidato y presidente electo, Salvador César Nasralla, ‘se desvincule por completo del ex presidente Zelaya pues éste es chavista y pregona el Socialismo Democrático’”.

Esta tan emotiva carta, en donde se muestra la capitulación de Manuel Zelaya a la dirigencia de la Alianza de Oposición, no es otra cosa que la misma insistencia y confianza ciega en los últimos veredictos de los Estados Unidos de Norte América. Es estar, ni más ni menos, a la espera de una decisión tomada allá en el Norte.

La Alianza de Oposición ha tenido a sus anchas, el poder de convocatoria de miles de hondureños dispuestos a emprender acciones de protestas enormes y provechosas. Pero al parecer sus líderes prefieren enternecerse con discusiones estériles en el despacho de la OEA. No es posible que esta situación se siga alargando, pues el mes de diciembre trae siempre consigo distracciones que dejarán en el cálido refugio de sus casas a los hondureños que hoy esperan acciones reales.

Indecisión y acomodamiento de los líderes de la Alianza de Oposición

El manejo y orientación de un pueblo enardecido y lleno de estímulo de cambio por medio de las acciones concretas, ha dejado en el borde de la desesperación e indecisión a los líderes burgueses y acomodados –a los lineamientos de la OEA– de la Alianza. Ayer 12 de diciembre, Nasralla se dirigió a la sede de esta lacaya organización, a manifestar su denuncia del fraude electoral; así lo narran algunos periódicos:

“Estas pruebas estarían siendo evaluadas por el equipo de trabajo de la Organización de Estados Americanos en los próximos días, por lo que La Alianza de Oposición Contra la Dictadura y el pueblo Hondureños esperamos pronta respuesta.” (Libertad Digital, 12 de diciembre de 2017)

El aliento llamativo de la retórica y denuncias no es suficiente a la hora de decidir una acción esencialmente comprometida y llena de peligro, como lo puede ser la paralización entera del país. Los días pasan, la esperanza de las personas se extingue poco a poco, mientras seguimos esperando una verdadera convocatoria que fulmine a este gobierno cachureco.

Más motivos para enfrentar a este gobierno corrupto

Ya es repetitivo, lamentablemente, el tema de la corrupción en nuestros países centroamericanos; incluso ha invadido tanto este tema, que provocó el alzamiento de la juventud indignada en movilizaciones bien concurridas en todo el país. Producto del descontento de la población que exigía el cese de este fenómeno que colapsó instituciones como el Seguro Social, surgió la “Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras” (MACCIH); además se volvió notable la actuación de otras instituciones como el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA).

El Partido Nacional se ha caracterizado, en estos largos y horrorosos ocho años de gobierno que lleva, por constituir una red de delincuencia dentro de la mayoría –sino todas– las instituciones del Estado. Sus militantes más fanáticos están embarrados en los escándalos de corrupción más hondos que ha sufrido este país desde quizá hace un siglo: Mario Zelaya con el saqueo al Seguro Social, Ricardo Álvarez con su Trans-Metro, David Chávez quien también metió mano con ONGs fantasmas para saquear el erario público, etcétera, etcétera, etcétera. Según la opinión pública ya es más que notorio el papel de corrupto que JOH ha tenido en estos momentos.

“Queda al descubierto como el Partido Nacional y Juan Orlando Hernández crean redes de sobornos en el congreso nacional es por esto que se quieren imponer a través del fraude.” (Libertad Digital, 11 de diciembre de 2017)

Hoy la gota que derramó el vaso, es el vínculo directo que tuvo Juan Orlando Hernández, en la compra de seis diputados del Congreso Nacional, quienes estuvieron a favor de una Corte Suprema de Justicia impuesta por él. Dichos diputados son todos miembros del partido “Vamos”. El camino sigue abonándose de motivos suficientes para sacar a este gobierno corrupto y corroído.

¿Qué hacer entre tanta indecisión y poca sagacidad política de parte de la Alianza de Oposición?

El plazo para que todo el proceso electoral finalice es el 26 de diciembre. Trece días a partir de hoy. Este corto tiempo exige la toma rápida de decisiones de parte de la Alianza de Oposición. El acompañamiento de miles de personas en las movilizaciones que éstos han convocado, demuestra que la gente es todavía susceptible al seguimiento de la lucha; aunque desde el 2 de diciembre en adelante la situación pudo tornarse en algo más aprovechable como la paralización del país.

Hoy todo apunta a que las maniobras tardías de Manuel Zelaya y Cia, al convocar a un Paro Nacional el viernes 15 de diciembre, pudieran terminar en varias situaciones difíciles de prever y asegurar: que por un lado no resulte el método de las tomas indefinidas de las carreteras debido al poco acompañamiento de las gentes, lo que provocaría el ascenso seguro de JOH de nuevo al gobierno; y por otro, que se pueda desestabilizar la dinámica en las carreteras producto del Paro Nacional, lo que supondría un nuevo panorama político, que habrá que desvelar.

Nuestro apoyo desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), es a las bases de todas las células barriales que se han disputado el control de las carreteras con la policía y el ejército hondureño. Creemos que desde estos núcleos se puede iniciar una seria discusión, que involucre además de los métodos de lucha, el intercambio de opiniones políticas, y seguimiento de la crisis. Es momento de oponer posturas claras y acciones concretas a la débil e indecisa conducción de estos líderes viciados de acomodamiento y excesivas arengas, propias de la herencia liberal en nuestros países centroamericanos.


Por Carlos H. Andino.

En cuanto al dinamismo de lo que acontece en el territorio hondureño, es la procedencia de la relación antagónica entre: clase burguesa y proletariado. Esto es lo que se tratará de ejemplificar en la siguiente exposición:

El actor principal es el Partido LIBRE, sin excepción de la lucha librada por el Movimiento Estudiantil Universitario (MEU), Movimiento Campesino y Pueblos Originarios. En estos últimos tres me detendré para ponerlos al descubierto ya que se habla poco o nada de ellos dentro de la coyuntura política. El primero, el Movimiento Estudiantil Universitario, dentro de su espacio de lucha ponían como eje principal de la problemática a la ex-rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Julieta Castellanos, dejando una cosmovisión limitada de lo que se manifestaba detrás de ella, el poder fáctico demandando su hegemonía global.

Semanas después se comprueba que el Julietismo no era la matriz de la crisis universitaria, quedando esta noción fuera de contexto ya que Julieta dejó la representatividad del poder, pero el poder se sigue manifestando dentro del espacio y tiempo en la UNAH, pero que sin dudar este apartado y el siguiente significan cúmulos para que pueda converger la población.

Ahora veamos el segundo y tercero, los Campesinos y Pueblos Originarios. Este punto es de suma importancia para que las estructuras electorales lo tomen como referente, ya que son estos dos los que en el escenario post electoral han mostrado una mayor resistencia contra el fraude electoral, ya que han logrado mantener una lucha constante en las calles, con un aproximado de 15 días de protestas en las calles, lo que muestra un contraste entre prepararse para un proceso electoral y la lucha permanente del Movimiento Social. Este tiene una significativa estructura organizativa que abarca el proceso de formación.

De lo antes mencionado, en cuanto a la analogía del proceso electoral y de la lucha de los campesinos y pueblos originarios, es de importancia comprender la necesidad de tener un proceso de formación política - ideológica para su militancia dentro de las estructuras de LIBRE.

Retomando el contexto post electoral y la coyuntura de lo que acontece: el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), PINU, entre otros actores electorales que conforman la Alianza contra el fraude, han logrado traer a coalición la lucha entre dominantes y dominados (es preciso tener en cuenta que dentro de las diferentes dimensiones de la realidad, la lucha electoral no es la única alternativa para realizar una ruptura, sin embargo es una de las más significativas), siendo el escenario post electoral la convergencia de diferentes estratos sociales pero que pertenecen a la lucha del proletariado. Es acá lo que la Alianza contra el fraude ha logrado poner de manifiesto a la población: no es una lucha electoral en el sentido literal, sino una ¡lucha de clases!

Lo antes descrito carece de referente empírico real, es una mera abstracción de lo que se presenta. Sin embargo, puede servir como una noción para comprender el desenlace de la crisis que vive la población hondureña.


Por Ramon Maradiaga 

Tomo este titular prestado de la novela del literato colombiano Gabriel García Márquez, “Crónicas de una muerte anunciada”, publicada en el año 1981, pues al igual que el inicio de la novela, en Honduras “nunca hubo un fraude tan anunciado”.

El asesino es el mismo TSE

En el texto de la famosa novela, especialmente en el Prólogo, hay una afirmación trágica de García Márquez: “porque al final uno descubre que el detective es el mismo asesino, son la misma persona”. [Prologo: Vicente Gil] (Márquez, 1982) Los asesinos de Santiago Nasar son los hermanos Vicarios, pero en Honduras los asesinos del triunfo de la Alianza de Oposición contra la Dictadura son los magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE): David Matamoros Batson, Erick Rodríguez, Saúl Escobar y por último Marco Ramiro Lobo.

Este último personaje no encaja en la novela del TSE, intenta escapar a la tragedia electoral de Honduras. Marco Ramiro Lobo ha sido el único Magistrado que ha reconocido que existieron anomalías en el conteo de votos, y pronunció sus mejores palabras al afirmar: “El triunfo de Salvador Nasralla es irreversible” (Lobo, 2017)  aunque la tendencia fue revertida cuando misteriosamente se cayó el sistema informático por la mano siniestra que todos conocemos. 

Ya sabíamos que el fraude estaba montado, es decir ya estaba anunciado, lo único que no sabíamos ¿de dónde vendría? Y ¿Cómo lo harían? Si uno lee las Tragedias Griegas se dará cuenta que hay mucha similitud con lo sucedido en las últimas elecciones en Honduras: ninguno de los personajes de dichas tragedias podía modificar su propio destino, ni los mismos Dioses o las Moiras.

Orígenes del fraude

El fraude tiene sus orígenes en la compra de conciencia, bono 10 mil, bolsa solidaria, código verde, compra de votos, traslados inconsultos, tener las tarjetas de identidad en su poder es muestra de fraude, los muertos que aparecen inscritos en el censo electoral, manejo o tráfico de identidades personales por los activistas del oficialista Partido Nacional (PN). Una campaña de insultos contra Salvador Nasralla, candidato de la Alianza, y contra el mismo Luis Zelaya, candidato del Partido Liberal (PL). El uso del dinero del Estado para comprar a la prensa, una campaña mediática a favor del presidente Juan Orlando Hernández (JOH), casi nunca antes vista en la historia de Honduras.

En las elecciones presidenciales de años 2013, un grupo de analistas de la Republica Dominicana pertenecientes a la Fundación Bosch, estudiaron los puntos en donde Juan Orlando Hernández, candidato del Partido Nacional, hizo girar el proceso electoral a su favor, cons desigualdades y trampas sofisticadas.     

Las elecciones al estilo Honduras  (Fundación Juan Bosch, 2013), se caracterizan por:

1) la manipulación de los medios de comunicación 2) represión e intimidación a los observadores internacionales 3) vulnerabilidad del sistema electoral hondureño falta de garantías para una competencia transparente y equitativa entre los candidato 4)  múltiples anomalías durante el proceso electoral como compra de voluntades y tráfico de credenciales 5)  graves anomalías en el proceso de escrutinio público 6)  retención injustificada del 19% de las actas retenidas por el TSE sin explicación y enviadas a escrutinio especial, 7) declaración del 1,000 actas  con inconsistencia, ganadas por el Partido Libre 8) falta de resolución en  los 611 centros de votación que no contaban con escáneres para trasmitir los resultados 983 mesa electorales 9) suplantación y adulteración de actas reales 10)  escaneo de alrededor de 1800 actas pero ninguna ha llegado al Tribunal Supremo Electoral.  

4 años después, esta realidad debería haber cambiado, pero no fue así. Todos los elementos observados en el año 2013 no desaparecieron en el 2017, sino que fueron fatalmente confirmados. Un elemento nuevo fue que el TSE dio la orden de cerrar la gran mayoría de los centros de votación a las 4:00 pm, cuando históricamente se han cerrado casi a las 5:00pm. Otro elemento nuevo fue que los magos del TSE se tardaron más de 8 horas para arrojar los primeros datos preliminares, algo nunca antes visto. ¿Por qué se tardó tanto tiempo el Tribunal en salir a dar los primeros datos preliminares? 

La respuesta es muy sencilla: los resultados no favorecían al candidato oficialista. En las elecciones del 2013, los magistrados del TSE salieron a las 7:30 pm anunciaron, no resultados preliminares, sino como ganador definitivo a Juan Orlando Hernández, ahora candidato por la reelección en el año 2017. Y esa noticia fue dada a conocer con apenas un 25% de las actas escrutadas, y en esa ocasión se dijo que la tendencia era “irreversible”, pero en el año 2017, con el 61% de las actas escrutados, no se atrevieron a declarar presidente a Salvador Nasralla…. ¿por qué?

Resultados de votación, cuadro comparativo años 2013- 2017:

Partidos políticos

Resultados % en años ( 2013)

Resultados %  años y (2017).

1.             

Partido Demócrata Cristiano

0.17%

5,194 votos

0.18%

5,937 votos

2.             

Alianza Patriótica

0.20%

6,1015  votos

0.21%

6,764 votos

3.             

Parido Liberal

20.30%

632,320 votos

14.73%

484,031 votos

4.             

Partido Anticorrupción

13.43%

418,443 votas

0.19%

6,091 votos

5.             

LIBRE,

Alianza de Oposición contra la Dictadura, ¨(Libre- PINU) año 2017

28.78%

8996,498 votos

41.38%

1,359,578 votos

6.             

Alianza UD Faper

0.10%

3,118 votos

0.14%

4,668 votos

7.             

Partido Innovación y Unidad PINU

0.14%

4,468 votos

8.             

  Partido Nacional

36.89%

1,149,302 votos

42.98%

1,412,055 votos

 

El cuadro es construcción nuestra con datos obtenidos del   (Tribunal Supremo Electoral TSE, 2017)

La votación a favor de Eliseo Vallecillo Reyes, candidato del partido político Partido Vamos, con 2,966 votos, y la votación a favor de Isaías Fonseca, candidato del Partido Frente Amplio, con 3, 160 votos, demuestran que estos pequeños partidos fueron inventados para dar la sensación de una mayor democracia, y ocultar todo el proceso de fraude. Los partidos llamados enanos, al no obtener el 2% de la votación general, estarían condenados a desaparecer.

Hay un dato muy importante: según muchos historiadores y sociólogos y politólogos están de acuerdo, y es que en Honduras murió el bipartidismo[1]. En las elecciones del 2013 el Partido Liberal fue la tercera fuerza política, los resultados de esa elección y el surgimiento de nuevos partidos, como LIBRE y el PAC, confirmaron que dicha tesis de la muerte del bipartidismo es correcta. De hecho, el Partido Liberal bajó su nivel de votación en relación a las pasadas elecciones del 2013. La sorpresa y el boom electoral fue la Alianza de Oposición contra Dictadura, compuesta por LIBRE y PINU, que a nuestro criterio han ganado las elecciones del año 2017.

El Partido Nacional ha mantenido un buen porcentaje de la votación, aunque 40 días antes de llevarse a cabo las elecciones, los encuestadores le dieron una ventaja de por lo menos el 20% al candidato oficialista, por eso los resultados preliminares indican que se produjo un fenómeno electoral alrededor de Nasralla. La verdadera encuesta se llevó a cabo el 26 de noviembre donde el pueblo hondureño voto en contra de la reelección de Juan Orlando Hernández, y de su posición de perpetuarse en el poder como un gran caudillo, autoritario y totalitario que controla todos los poderes del Estado en Honduras, como la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Supremo Electoral, el Ministerio Publico, la Contraloría General de la Republica, el Congreso Nacional, etc.

A manera de conclusión

A nivel centroamericano e internacional se reconoce que en Honduras hubo un fraude electoral, hasta algunos militantes del Partido Nacional lo han reconocido. Los observadores internacionales de la Unión Europea (UE), de la Organización de los Estados Americanos (OEA), han expresado muchas dudas por la falta de transparencia del proceso electoral, y han realizado criticas fuertes al TSE. Aunque no debemos confiar en la UE y la OEA, sus criticas demuestran que algo anormal ocurrió en las pasadas elecciones. Los observadores denunciaron la zona fraude en algunos puntos torales:

 1) El cotejo de las 1,006 actas que fueron sometidas a escrutinio especial con las originales para ver si son parte de aquellas que fueron trasmitidas online o parte de aquellas fueron procesadas una vez llegadas al INFOHN.

2) La verificación de las 5,174 actas del TES que fueron trasmitidas la noche de la elección, realizando un recuento de los votos de las actas que representan las inconsistencia.

3) Revisión de la participación en la votación de los departamentos de Lempira, Intibucá y la Paz tomando el 100% de las MERS de cada uno de los departamentos. (La Organización de Estados Americanos ( OEA), 2017)

El fraude electoral fue un hecho casi consumado, todavía se esta peleando contra el mismo, porque los partidos de la llamada oposición política nunca pudieron neutralizar la oleada continuista de JOH, ni lograron arrancar las llamadas reformas electorales, y por ello llevaron a sus militantes al matadero electoral, y como bien dice este título: a las crónicas de un fraude anunciado.

 

Algunas referencias Bibliográficas

Fundación Juan Bosch. (2013). Elecciones en Honduras; no a otro " Matadero electoral", en América Latina. Tegucigalpa, Distrito Central M.DC , Central .

La Organización de Estados Americanos ( OEA). (2017). Informe de la OEA, Elecciones Generales Honduras 2017. Supranacional , Francisco Morazán . Tegucigalpa: LA OEA ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS.

Lobo, M. R. (27 de 11 de 2017). Triunfo de Salvador Nasralla. Triunfo de Salvador Nasralla es irreversible: Marco Ramiro Lobo. (Digital ). (Criterio.hn, Ed.) Tegucigalpa, Distrito Centarl MDC, M.DC. Distrito Central.

Márquez, G. G. (1982). Crónicas de una muerte anunciada. Bogotá Colombia: Siglo Veintiuno XXI.

Tribunal Supremo Electoral TSE. (06 de 12 de 2017). Elecciones de Honduras año 2013, Digital . (T. N. elecciones, Productor) Recuperado el 06 de Diciembre de 2017, de Elecciones de Honduras año 2017: https://www.tse.hn/BEB/

 

 

[1] Confrontase para este tema del Bipartidismo la novela del escritor hondureño Ramón Amaya Amador, “Memorias de un canalla”.   Esta novela describe desde los años 20s y 30s como el partido Liberal y el Partido llegaban acuerdos para gobernar, pero ya hay un quiebre todo nos lleva a creer que ha muerto el bipartidismo.

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