Desde el Movimiento Popular Unificado (MPU) saludamos la reorganización y ampliación de la directiva del Frente por la Democracia realizada el día jueves 28 de agosto pasado, pues consideramos que la incorporación de estos nuevos miembros tiende al fortalecimiento de la iniciativa popular.

Creemos que el momento es propicio para que la directiva del Frente recapitule, corrija y precise las opiniones que se han vertido hasta ahora sobre el tema de las reformas electorales que se discuten en la Asamblea Nacional en cuanto al punto de las Candidaturas de Libre Postulación o Independientes. Al respecto es necesario tener en cuenta:

1. Hay que distinguir dos cosas que, aunque relacionadas, no son lo mismo: el conjunto de las reformas al Código Electoral propuestas por Cambio Democrático y la necesaria reglamentación de la libre postulación presidencial, que es una conquista reciente que no aparece en la ley.

 2. Respecto al conjunto de las reformas propuestas por el oficialismo, el MPU coincide con lo dicho por la CNRE y el Frente por la Democracia: las rechazamos porque son una camisa  hecha a la medida de Cambio Democrático, en el marco de una Asamblea manipulada. Pero discrepamos en la propuesta de que el Código Electoral para las próximas elecciones sea el mismo que rigió en 2009, pues es antidemocrático y excluyente. Contrario a esa actitud conformista, que conviene a los partidos PRD y Panameñista, autores de ese Código, proponemos que el Frente por la Democracia exija la habilitación, por parte del Estado, de las candidaturas independientes, atendiendo al derecho ciudadano reconocido por la Corte Suprema que obliga a ello.

 3. La Libre Postulación Presidencial es una conquista democrática reciente por la que luchamos desde el movimiento que propuso la candidatura del Prof. Juan Jované en 2009, junto a muchos sectores populares, incluidos algunos que son miembros del Frente. Por ello, hay que defender su reglamentación para las elecciones de 2014, no para después. Postergar ese derecho es renunciar a que el movimiento popular pueda participar por primera vez en 20 años en el proceso electoral con propuestas propias, y sólo favorece al inmovilismo de la partidocracia imperante, de las que hacen parte no sólo el CD y MOLIRENA, sino también el PRD y el Panameñismo.

 4. Los que apoyamos la lucha por las libertades democráticas en nuestro país reivindicamos que los  sectores populares participen en la lucha electoral por el poder. Las candidaturas independientes permiten concretar esa participación y tenemos que defender esta bandera; por ende, no compartimos la interpretación de que las candidaturas independientes son para dividir.

 5. Es todo lo contrario, las candidaturas independientes garantizan más participación y, por ende, más democracia. Cerrar la puerta a las candidaturas independientes es avalar que sigan gobernando los mismos políticos corruptos de los últimos 20 años con sus diversos ropajes.

 6. Finalmente, consideramos que el Frente por la Democracia no sólo debe defender la mayor amplitud democrática frente a los desmanes autoritarios del presidente Martinelli, sino que debe cuidarse de no ser instrumentalizado por los partidos oligárquicos de "oposición", que no son más que "la misma jeringa con distinto pitongo".  Para ello, el Frente debe abocarse a defender el derecho del pueblo a presentar candidaturas independientes a todos los cargos de elección popular de la República, y no debe sentir que con ello hace un favor al Gobierno de turno, pues dicho derecho le ha asistido al pueblo siempre y fue reconocido jurídicamente antes de que el actual Gobierno ganara las elecciones.

 Panamá, 1 de septiembre de 2012.

MOVIMIENTO POPULAR UNIFICADO

 

Por Eugenio Young

Las obras de ampliación del Canal de Panamá han convertido a esa nación en una fuente de empleo seguro, en un momento en que en todos los países Centroamericanos aumenta el desempleo. Pero también en una fuente de lucrativos negocios para los empresarios de la construcción, y en motivo de confrontación entre obreros de diferentes nacionalidades.

Forcejeo por bajar salarios

Uno de los sectores mas fortalecidos por la ampliación del Canal de Panamá y del boom inmobiliario, han sido los obreros de la construcción, que están fuertemente organizados en combativos sindicatos.

En la medida en que aumenta la necesidad de mano de obra en el sector de la construcción, los empresarios han tenido que enfrentarse a sindicatos beligerantes que presionan por mejorar los sueldos de sus afiliados, en un permanente forcejo por bajar salarios y reducir conquistas laborales, que los empresarios llaman simplemente “reducción de costos” para “mantener la competitividad”.

Importar mano de obra barata

Como los empresarios de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac) y otros, no han podido derrotar a los obreros de la construcción, idearon importar mano de obra barata desde Honduras, un país empobrecido por el saqueo capitalista y con altos niveles de desempleo, como un mecanismo de presión para bajar o congelar los salarios. Y de esta manera han generado un conflicto entre trabajadores panameños y hondureños.

A comienzos de julio, Carlos Montes, viceministro de Trabajo de Honduras, explicó que Panamá  “está requiriendo 25 mil trabajadores para esta área. Si se firma el convenio entre ambos ministerios, se incorporarán desempleados al sector productivo en el exterior que ganarán en dólares. Eso ayudará a disminuir la brecha de desocupados en San Pedro Sula (…)” (La Prensa de Honduras, 09/07/2012).

La verdad es que los empresarios panameños estaban solicitando solamente 4.000 obreros de la construcción, entre albañiles, carpinteros, reforzadores, plomeros y soldadores.

Sindicatos reaccionan y presionan

Inmediatamente, reaccionó Genaro López, dirigente del Sindicato Nacional Único de Trabajadores y Similares (SUNTRACS), reclamando a Alma Cortés, ministra de Trabajo y Desarrollo Laboral de Panamá, por la firma de ese convenio con los empresarios hondureños. La Confederación Nacional de Unidad Sindical Independiente (CONUSI) también se declaró en pie de guerra contra el supuesto convenio.

Genaro López fue abucheado y acusado de traidor por los obreros del Grupo Unidos por el Canal (GUPC), durante la huelga de enero de este año, que se libró por aumento de salarios. Existe una fuerte presión de los obreros panameños en contra de la contratación de mano de obra hondureña, porque consideran que viene a bajar los salarios. López argumenta “lógicamente estamos en contra porque aquí en Panamá está la mano de obra suficiente para desarrollar los proyectos” (La Prensa de Panamá, 27/07/2012)

Gustavo Herrera, secretario de defensa de la Unión Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (UNTRAICS),  también protestó por la intención del convenio, “ porque sabemos en Panamá hay 180 mil obreros activos y un total de 40 mil que no están activos (…) Traer trabajadores de afuera al margen de los obreros panameños es retar al obrero panameño que se sabe bien que los obreros de la construcción de Panamá siempre nos hemos hecho sentir” (La Prensa, 07/08/2012)

En una reciente visita de Felícito Ávila a Panamá, éste declaró: “Quiero dejar claro que no hubo más nada que palabras, nunca se firmó, ni se firmará, un convenio para exportar hondureños a trabajar en la ampliación del Canal de Panamá” (La Estrella de Panamá. 08/08/2012).

Unidad de los sindicatos de Panamá y Honduras

Esta experiencia debe ser asimilada por los trabajadores de Panamá y de Honduras. Si bien es cierto que todos necesitamos trabajar para sostener a nuestras familias, tampoco podemos permitir que trabajadores de otros países, sean utilizados contra las organizaciones sindicales existentes en Panamá.

Lo mas conveniente es que los sindicatos de la construcción en Panamá y Honduras, se reúnan para analizar la situación, evitar que los empresarios utilicen a unos contra otros, y cuando haya realmente oportunidades de empleo, establecer un compromiso común de que nunca los trabajadores de otros países serán utilizados como mano de obra barata, para destruir o debilitar las organizaciones sindicales, ni para bajar los salarios.

Esta unidad de los trabajadores de la construcción es más necesaria que nunca, es urgente, para evitar una confrontación entre hermanos de clase. Los únicos que saldrían ganando son los empresarios de la construcción.


Por Olmedo Beluche
De todas las medidas antipopulares que está imponiendo, o intentando imponer, el gobierno empresarial de Ricardo Martinelli, una de las más perversas es la pretensión de aplicar una lobotomía masiva a las próximas generaciones de panameños y panameñas con la Ley 407, por la cual se quiere borrar de una vez y para siempre los cursos de "Relaciones de Panamá con los Estados Unidos" de los programas de educación media. Esa ley, prohijada por la diputada Dalia Bernal, del oficialista Cambio Democrático, y con el silencio cómplice de los diputados de "oposición" (PRD incluido), a instancias del Ministerio de Educación, pasó los tres debates de la Asamblea Nacional en el más absoluto secreto, sin consultar opiniones de ningún sector académico, ni de la sociedad civil.
Los más burdos defensores de la Ley 407 alegan que, "ya que el Canal revirtió a manos panameñas y desaparecieron las bases militares y la Zona del Canal, ¿Para qué seguir con el curso de Relaciones de Panamá con los Estados Unidos?". Claro, desde el punto de vista de quiénes están sacando provecho privado de una soberanía conseguida con la lucha colectiva y generacional del pueblo panameño: ¿Qué sentido tiene enseñarles a los jóvenes del siglo XXI que, si hoy pueden pasear por Amador o Balboa sin que se los impide un soldado yanqui, es gracias al sacrificio de la juventud que no dudó en ofrecer el pecho descubierto a la metralla imperialista el 9 de Enero de 1964?
¿Qué sentido tiene, para los pelechadores cuyos padres y abuelos soñaban con convertir a Panamá en un "estado asociado" del imperialismo norteamericano, seguir enseñando que el pueblo y la juventud en 1958 y 59 marchó a la Zonal del Canal enarbolando la bandera panameña pese a los arrestos y la represión? ¿Para quienes privatizan y regalan, exoneradas de impuestos, a empresas multinacionales las instalaciones de Clayton, Howard y Albrook, qué lógica va a tener hablarles a las futuras generaciones de la Federación de Estudiantes de Panamá y el Movimiento Antibases de 1947? ¿Por qué razón la oligarquía financiera panameña, que ha convertido las áreas revertidas y el Canal en una "zona" (sin gringos) pero controlada por ellos, sin que sus presupuestos sean discutidos con la sociedad y de cuyas ganancias sólo se benefician los bancos y empresas constructoras de la "ampliación", por qué (repito) van a querer que se siga hablando del "Incidente de la Tajada de Sandía" y de las más de cien intervenciones militares norteamericanas en el Istmo, con su saldo de muertos y heridos?
Otros todavía más perversos, intentan enmascarar sus intenciones con alegatos pretendidamente académicos señalando que ese curso es reduccionista y no permite una visión "holística" de la historia de Panamá, por lo cual es mejor encapsular (en un bimestre) sus contenidos dentro de un curso general de historia que abarque desde la época prehispánica, la colonia, el periodo "departamental" (unión a Colombia) y la fase republicana. Todo ello con las tradicionales metodologías memorísticas de nombres y fechas, tan odiosas para los estudiantes que gritan que mejor los torturen con el Teorema de Pitágoras. Así sobrará más tiempo para cursos más importantes desde la epistemología neoliberal, como inglés y computación, salpicados de rudimentos de gramática española y matemáticas elementales. Sin esos molestos profesores con pretensiones subversivas y dirigentes magisteriales, a quienes la ministra del "Opus Dei" se está encargando de botar, con una sonrisa en los labios. Hay que reconocer que la mujer no sabrá un ápice de pedagogía, pero sí de relaciones públicas aprendida en una universidad chilena, bajo el reinado de Pinochet y puesta en práctica por muchos años de trabajo para los dueños de Telemetro y TVN.
Es que, como diría nuestro maestro de epistemología del Doctorado en Humanidades, Jorge Núñez, la epistemología y por extensión la pedagogía, no nacen de la cabeza de ningún genio metodólogo o pedagogo, sino que hunden sus raíces en motivaciones sociales y, por ende, políticas. Por eso es que tanto la Ley 407, como el conjunto de reformas educativas de la ministra Lucinda Molinar, responden a los intereses de los grupos empresariales que controlan el Estado panameño y que gobiernan, no para un proyecto de desarrollo nacional, sino para un proyecto antinacional (diría Ricaurte Soler), de entrega y sometimiento a los intereses del capital transnacional. Proyecto antinacional que se impuso, no por casualidad, con la Invasión de 20 de Diciembre de 1989.
El curso de "Relaciones de Panamá con los Estados Unidos" responde a otra lógica epistemológica. El profesor Luis Navas (cuyo hermano Juan fue uno de los mártires del 9 de Enero, herido por la soldadesca yanqui en Colón, y luego asesinado en 1967 por el DENI y el gobierno oligárquico de Marcos Robles) explicó la historia del curso ante una asamblea de docentes universitarios: propuesto por primera vez en 1951, por el historiador Castillero Pimentel, miembro de Frente Patriótico, organización que dirigió la lucha contra las bases militares en 1947. La idea fue retomada por otro de los dirigentes de aquel movimiento, Carlos Iván Zúñiga, en 1963. Para finalmente, ser aprobada en 1973, cuando el régimen del general Omar Torrijos adoptó su carácter nacionalista y el objetivo de forzar a Estados Unidos a negociar un tratado del canal que suplantara al impuesto en 1903. Durante 20 años el curso fue obligatorio para todos los estudiantes graduandos de educación media y a nivel universitario.
Treinta años de gobiernos neoliberales, que empezaron con el régimen de Manuel A. Noriega, y más de 20 años de "democracia" post invasión norteamericana, no pasan por gusto. Una de las tantas víctimas del neoliberalismo ha sido el curso de "Relaciones de Panamá con Estados Unidos", el cual ya se había ido eliminando sigilosamente (de 16 bachilleratos vigentes, sólo se da en 4; y en la Universidad de Panamá sólo se da en las carreras que no han modificado sus planes de estudio últimamente; no hablemos de las privadas, donde hace mucho no existe). De manera que, la Ley 407 quiere ser el tiro de gracia que remate el recuerdo de cómo se forjó esta pequeña nación resistiendo las intervenciones extranjeras que han pretendido apoderarse de su principal recurso, la posición geográfica.
Como bien señaló el sociólogo Marco Gandásegui en la referida asamblea de docentes universitarios: la lucha por la defensa del curso de Relaciones de Panamá con Estados Unidos, es una lucha ideológica. Y como tal lucha ideológica, agregamos nosotros, es una lucha social y política; una lucha entre quienes quieren inducirnos a una amnesia colectiva para imponernos un país sometido a intereses imperialistas, y quienes defendemos un proyecto nacional soberano e independiente, que heredamos de las generaciones que nos precedieron.
Por ello, los gremios docentes que salen a defender a sus dirigentes injustamente despedidos y que enfrentan un modelo de educación neoliberal; junto a los sindicatos, a los indígenas, a los estudiantes, a los campesinos y profesionales que confrontamos la autocracia neoliberal de Martinelli y su gobierno, debemos levantar, al lado de todas las demás demandas económicas, sociales y democráticas, la defensa de nuestra memoria histórica recogida en el curso de "Relaciones de Panamá con Estados Unidos"

Por Olmedo Beluche

De todos los políticos tradicionales panameños, siempre tuve al Sr. Mario Galindo entre los más serios. Pero un reciente artículo suyo ("El fantasma del voto en plancha", La Prensa 27/7/12) me ha hecho dudar. El Sr. Galindo ha dicho, como si vivera en otro planeta: "No es ocioso recalcar que el sistema de votación que en Panamá se aplica en los circuitos plurinominales no está diseñado para favorecer a los llamados partidos políticos grandes,.., sino por el contrario, para procurar que los pequeños, o los candidatos independiente, accedan al Órgano Legislativo, en desmedro de los partidos grandes".

El problema del Sr. Galindo es que lee las leyes pero no las contrasta con la realidad concreta. Señor Galindo: ¿Cuáles son esos candidatos de partidos "pequeños" y candidatos independientes que han accedido a la Asamblea mediante el voto en los últimos años? ¿Quiénes representan las propuestas independientes o partidos nuevos o "pequeños" en la Asamblea? Ninguno. Porque cada vez hay menos partidos y los que hay, al igual que los que salen electos son "los políticos de siempre". De los dos "independientes" electos en 2009, que ya perdieron esa calidad, uno es un gamonal de pueblo que ha salido electo en su circuito bajo varios ropajes, y la otra era una disidencia del PRD.

Contrario a lo afirmado por el Sr. Galindo, el sistema electoral panameño es de los más antidemocráticos de América Latina y del mundo. Está construido para que el menú electoral se mantenga cerrado y no puedan participar quienes puedan poner en peligro el control de los grupos económicos dominantes que ponen plata en todos los partidos y juegan a ganador. ¿Por qué no hacen públicas las listas de donantes y los montos? En contra de esa propuesta se unieron todos los partidos, oficialistas y de oposición. ¿Por qué Martinelli gastó 19 millones y Balbina 9 millones de dólares en las elecciones del 2009? ¿De donde salió esa plata? Seguro que no sólo Murcia puso maletines. Ni hablemos de que un candidato a diputado o alcalde, que no gaste al menos un cuarto de millón, ni siquiera lleva chance.

La trampa empieza desde los requisitos para inscribir una candidatura, que en Panamá es del 4% de adherentes del respectivo circuito (para candidatos independientes a la Asamblea) y a nivel nacional para registrar un partido político. El promedio exigido en América Latina para inscribir partidos no supera el 0,5% de los electores. Hablando en términos absolutos, hoy, de un padrón electoral de 2 millones 200 mil votantes, se exigen más de 64,000 adherentes para inscribir un partido político, cifra que supera a  Colombia con 25 millones de electores y a México con más de 80 millones.

Ni hablemos de que los partidos "grandes", como los llama don Mario, han creado una cultura corrupta en torno a la búsqueda de adherentes que se basa en dinero, regalos o favores políticos. Claro, si hacemos como don Mario, y sólo leemos la ley, creeremos que esto no pasa porque está prohibido y penado, pero a cada rato salen noticias en los medios, sin que las Fiscalía Electoral haga nada. Camine por cualquier barrio y sabrá la filosofía política popular que se maneja: "si no hay plata, ni sueñes en postularte".

No gastemos espacio en reiterar lo que ya se ha denunciado hasta la saciedad: que los partidos nuevos no pueden inscribir con libros móviles, ni siquiera con estacionarios todo el año, como sí pueden los partidos oligárquicos; que el Tribunal Electoral procede de manera arbitraria a borrar adherentes en la llamada "depuración" sin que justifique a quién ni por qué le anuló su firma, etc.

Agreguemos que las candidaturas independientes han sido conquistas recientes, dado el descrédito creciente del sistema y que los partidos y los Magistrados del Tribunal Electoral se han resistido porque les descuadra la cosa. La candidatura presidencial independiente, se logró tres días antes de las elecciones de 2009, cuando la Corte Suprema señaló que el Tribunal Electoral violaba la Constitución al impedirla. Y eso gracias a una demanda que interpusimos desde la campaña "Jované Presidente". Porque el ideal del sistema antidemocrático panameño es que la votación se dirima entre dos candidatos de la oligarquía, y un tercero (a lo sumo) sin opciones reales, como pasó en 2009.

Si alguna propuesta tiene la dicha de pasar todo ese filtro (que no ha sido superado por ninguna propuesta de extracción social popular o de capas medias en 20 años) se topa con el propio proceso electoral. Para empezar, el país está dividido en un exceso de circuitos uninominales (como reconoció el PNUD en 2010) que le permite a los gamonales salir electos en el interior y tener un peso exagerado sobre la Asamblea.

En los circuitos plurinominales, la realidad es la contraria a la señalada por el Sr. Galindo, ya que sistemáticamente se viola el derecho a la representación de las minorías. Galindo aporta un ejemplo falso, porque es muy difícil que un candidato independiente pueda quedar segundo en un circuito plurinominal ante las maquinarias millonarias de los partido empresariales. Así que los cocientes y medio cocientes van a parar a manos de los partidos de siempre. Los residuos, que debieran tocar a los independientes o "pequeños" para garantizar la voz de las minorías, como reconoce al final el Sr. Galindo, se le regala al partido más votado para que acumule más diputados. Muchas veces ha sido denunciada la sobre representación, en especial del PRD, que logra más diputados que los votos proporcionales obtenidos.

En lo que sí concuerdo con el Sr. Galindo es que en Panamá no hay voto plancha, si no voto selectivo. Es decir, el elector puede votar por la nómina completa en el orden en que fue presentada por el partido, o elegir a un candidato en particular, favoreciéndolo contra los demás de su partido, al margen de qué posición ocupe en la lista. Este método selectivo significa el canibalismo político y favorece a los gamonales por encima de la estructura partidaria, o sea, el candidato que tiene más plata puede ganarle la elección a los compañeros de nómina, incluso aunque en las primarias haya quedado por debajo.

Aunque al Sr. Galindo, ni a Cambio Democrático (y sospecho que tampoco al PRD y al Panameñismo) les guste el voto plancha, como el español, ese sistema es más racional porque fuerza a los electores a votar por programas partidarios y no por personas. Eso no le conviene a los gamonales de la política panameña y menos al CD, que ahora se ha llenado de tránsfugas que tendrán que competir entre sí a ver cuál sale.

Respecto a las reformas al Código Electoral que discutió la Comisión de Reformas (CNRE) en 2010, y que parió un ratón, porque sus propuestas son bastante tímidas, se quiere llevar a la opinión pública a dos posiciones igualmente falsas: que no haya ninguna reforma ahora y que las elecciones de 2014 se den con las mismas reglas antidemocráticas del 2009 (como proponen los Magistrados y los partidos de oposición) o que haya una reforma manipulada a la medida de Martinelli y el CD.

Desde el Movimiento Popular Unificado (MPU) hemos dicho que ni una, ni otra. Las organizaciones populares, sindicales, indígenas deben incorporar a su lucha la plena democratización del sistema electoral ya. No se trata de rogarle nada a los diputados, hay que salir a las calles a exigir la derogación total de las reglas antidemocráticas del Código Electoral para que desde el pueblo puedan presentarse candidaturas y propuestas distintas a los partidos repudiados de ambos bandos.

Quedarnos con las normas de 2009, es favorecer al PRD y el Panameñismo, y mantener cerrada la puerta a nuevas alternativas. Pedirle a la Asamblea que legisle a su antojo, es regalarle a Martinelli la oportunidad para su reelección inmediata, que es lo que anda buscando, sin que tampoco se abra ninguna puerta a una alternativa popular independiente. Es necesario romper en las calles el régimen político antidemocrático para imponer una convocatoria inmediata a ASAMBLEA CONSTITUYENTE.

En función de ese objetivo, y cualquiera que sea la situación en las próximas elecciones, es necesario la creación urgente de un FRENTE O MOVIMIENTO unitario, popular e independiente que exprese la voluntad de cambios que el pueblo panameño anhela. La única garantía de que esa alternativa no sea un fracaso ES QUE ESTÉ ENCABEZADA POR LOS DIRIGENTES DE LAS LUCHAS DE LOS ÚLTIMOS AÑOS, dentro de los cuales el movimiento indígena panameño debe tener una parte importante, incluyendo a la cacica Silvia Carrera, en nombre de los más oprimidos entre los pauperizados panameños.

 

Por Emilio Young

Panamá acaba de vivir una semana de intensa lucha política en las alturas y en las calles. En un contexto de crecientes luchas de los trabajadores (luchas indígenas, sector salud, magisterio, construcción, etc) el autoritarismo de Ricardo Martinelli, choca abiertamente con esa dinámica democrática de las luchas sociales, y con las aspiraciones de la oposición burguesa que quiere retomar el control del Estado.

Los planes releccionistas de Martinelli, suavemente tejidos, acaban de sufrir una dura derrota.

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