Por Nicolás Le Brun

La crisis en la Eurozona no para de profundizarse. Como ya antes se había reseñado en artículos anteriores, la espiral de la recesión se ha profundizado. Uno a uno como en efecto domino, los diferentes países de  la zona euro van cayendo. Desde la periferia hasta el centro mismo del poder: Francia ahora y no muy lejos la toda poderosa Alemania avanzan por el mismo camino.

Recesión a la francesa

Luego de la elección de François Hollande, a principios de este año, los discursos encendidos y demagógicos que pregonaban el camino del crecimiento en contra posición al camino de la austeridad se fueron apagando por los vientos gélidos de la crisis en el resto de los países de la zona, pero aún más por los compromisos adquiridos en la administración Sarkozy, donde el déficit fiscal de los países de la UE debería verse limitado a un máximo de un 3%, bajo la amenaza de sanciones en contra del país. Pero además de eso, una vez sentado en los Eliseos, las medidas de recorte del gasto público no se hicieron esperar: impuestos para las clases populares y recortes en los programas sociales.

Pero esto no ha sido suficiente, ahora en Bruselas, la Comisión Europea, apunta todavía mas lejos en los “esfuerzos” que debe realizar el gobierno galo, debido a los pronósticos financieros para este año y el próximo. Con crecimiento que se encuentra entre un 0 y 0,1%, y un déficit fiscal que ronda el 3,6%, Hollande y sus ministros ya le están sacando la punta al lápiz para recortar en forma más agresiva el presupuesto y ponerse en consonancia con los dictados de la Comisión y de sus patrones: las bolsas de valores, la banca y el Reichstag.

Pero esto no es todo, la cantidad de empresas de gran envergadura que rozan la quiebra y pronostican recortes en el personal no son pocas. El fabricante de automóviles PSA, el primer fabricante de Francia, con sus marcas Peugeot y Citroën, registra pérdidas por montos históricos, cinco mil millones de euros en el 2012, básicamente ligado a la perdida de “competitividad” y la contracción del mercado europeo. Esto hace que el hilo, como siempre, se rompa por la parte más delgada. El anuncio de la supresión de ocho mil empleos, validados por la dirección sindical de la CGT, aparte de otras medidas que esperan según los cálculos de la patronal sacar la empresa a flota, sobre las espaldas de los obreros despedidos y de los empréstitos para poner también a flote el Banco PSA, con rescate financiero que debe ser aprobado por Bruselas.

Latigazos a la yankee

Pero esto no es todo lo que se agita en el hexágono francés. Al mismo tiempo que los planes de austeridad comienzan a tomar forma, a pesar de las constantes declaraciones en el otro sentido que dan los dirigentes del gobierno, como el Ministro de Economía, Pierre Moscovici, que dice, dientes para afuera, que "Yo no quiero añadir austeridad a la austeridad. Hace falta seriedad. ¿Debería reducir los déficits?. Si, desapalancamiento. Pero la austeridad y la recesión combinados, no son soluciones o para Europa o en Francia. "

Pero una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Empujados por las declaraciones del gerente  de la compañía de llantas Goodyear en Francia, el cual prevé el cierre de actividades de la fábrica en la zona de Amiens-Norte, expresó lo siguiente:

“Titán va a comprar una empresa de neumáticos chinos o indios, pagan menos de un dólar por salario hora y exportar todos los neumáticos incluyendo las necesidades de Francia. Usted puede mantener a los trabajadores llamados. Titán no tiene interés en la fábrica Amiens Norte ". Más adelante continua con sus declaraciones con respecto a los obreros franceses, según él estos “solo trabajan tres horas por día”.

Estas declaraciones no tienen mucho de distinto de la situación que ya viven los obreros en Europa, confrontados con la amenaza constante de cierre de las fábricas y demás actividades del sector productivo para instalarse en los países con mano de obra más barata y en abundancia como China y la India. Ya otras firmas de capital yanqui, con importantes centros de producción, han cerrado sus puertas, como la fábrica Ford en Genk, Bélgica y en Gran Bretaña. La presión para disminuir las “desventajas competitivas” para los inversores actuales y potenciales inversores de la zona euro, es de lograr que los costos de producción logren niveles cercanos a de los países de la zona euro donde las cargas sociales son más bajas. Esto en Francia, la segunda economía de la Eurozona pasa por una violenta lucha.

En Alemania, los costos de producción han sido reducidos sobre la base de la imposición de condiciones de trabajo de sobrexplotación para la clase obrera y la disminución tajante de las cargas sociales para los empleadores. La inexistencia de salario mínimo, hace que muchas personas, aproximadamente un 20%  de los obreros alemanes son trabajadores pobres, sin seguro médico o con salarios pagados a un euro por hora.

Ese es el panorama “ideal” para la inversión y la competitividad.

La UE se estanca de conjunto

La recesión sigue el conjunto de la UE donde las previsiones para el año en curso son más pesimistas que las previstas en las últimas sesiones de la Comisión Europea. El aumento del desempleo a un nivel del 12% de la población activa, más un retroceso en las previsiones de crecimiento que pasaron de un 0% a un -0,3% hacen que la fragilidad aumente.

Además la denominada guerra de las divisas, donde los Estados Unidos devalúa expresamente el dólar para hacer que sus mercancías se vendan en mejores condiciones con respecto a lo fabricado en Europa, donde el euro se fortalece, pone en evidencia las contradicciones de los dos bloques económicos.

El tratado Obama: una soga en el cuello de los trabajadores

En el último informe de la Nación, el presidente Obama, apunta a un objetivo estratégico para la economía yanqui: comerse el pastel de la crisis europea.

“El responsable de Comercio Exterior de la Administración, Ron Kirk, dijo que confía en que el tratado pueda ser firmado antes de finales del próximo año. Numerosas diferencias, incluidas las de carácter político, han dificultado el crecimiento de la economía estadounidense en el mercado europeo en los últimos años. Kirk reconoció esos obstáculos, pero añadió que ahora existe “una oportunidad histórica”, una voluntad política sin precedentes para sortear esas dificultades.” (El País, 13 de febrero 2013)

La oportunidad histórica se da en el contexto de la destrucción del tejido social que ha diferenciado el modelo social europeo y el modelo gringo en conjunto por el establecido por los alemanes y los ingleses, que avanzaron en la destrucción de la conquistas adquiridas por la clase trabajadora, a lo largo de las administraciones neo liberales de la Tatcher, Kohl y otros exegetas del libre mercado.

En este sentido, la canciller alemana es más clara y preconiza por llevar adelante las reformas necesarias para la entrada en vigor del acuerdo y poner en las mismas condiciones a todos los países y eliminar las diferencias en los modelos sociales.

En este camino, los diferentes gobiernos comienzan a endurecer los recortes. En Francia y en Bélgica, ya avanzan en la ofensiva antiobrera.

La resistencia sigue pero fragmentada

Las acciones de resistencia de la clase trabajadora no se han hecho esperar y continúan a pesar de que las dirigencias sindicales abonan el campo de la concertación social, el cual no pueden de momento pasar al pacto por la enorme bronca de los trabajadores que no han sido derrotados en su conjunto.

Grecia enfrento la semana pasada la primera huelga general del año en contra de las medidas de austeridad. Los trabajadores belgas vienen de pasar por una jornada nacional de protesta contra el congelamiento de salarios y cerca de 40 000 marcharon en las calles de Bruselas a pesar de la temperaturas bajo cero. En España, los trabajadores de Iberia no paran en su huelga contra de los despidos y recortes en la aerolínea producto de la alianza con los ingleses.

El mes de marzo comienza con el anuncio de una jornada de dos días de protesta europeos contra la austeridad. Sin embargo el llamado de huelga general europea sigue desdibujada de los discursos de los dirigentes sindicales, miembros de una burocracia ultra privilegiada y que forman parte de los partidos políticos de la burguesía.

La resistencia y la posibilidad de derrotar los designios de la burguesía, pasan por la construcción de una nueva dirección sindical salida de las bases y que deje de lado los compromisos con los gobiernos sean estos “socialistas” o de la derecha neo liberal, que al final de cuentas aplican los mismos programas en contra de la clase trabajadora.


Por Aquiles Izaguirre

Más de 600 años habrían pasado desde que se registró la última renuncia de un Papa. Es precisamente por esto que la dimisión de Benedicto XVI sorprendió a casi todo el mundo. Debemos ver la renuncia del Papa no solo como el acto de preocupación de un hombre senil que se aparta por el bien de la iglesia, sino como un hecho político meditado, bien meditado, que intenta dar un giro a una Iglesia desgastada por cientos de escándalos de corrupción, abusos sexuales y escándalos financieros.

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Por Nicolás Le Brun

Justo en el momento en que las máscaras de los gobiernos denominados socialistas caen y que el aviso de nuevas y salvajes medidas de austeridad se abaten sobre las espaldas de los trabajadores europeos, una ola de luchas y de indignación recorre el continente, incubando el germen de nuevas acciones y protestas para enfrentar el avance de las burguesías nacionales, organizadas en la Comisión Europea y los diferentes organismos como el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.

Esta es la denominada troika de la austeridad que sacude los cimientos de una sociedad que ha gozado durante casi un siglo de importantes conquistas conseguidas por la lucha de los trabajadores, con muchos avances y retrocesos, derrotas y triunfos.

Una  huelga parcial con muchas respuestas atomizadas

La Confederación  Europea de Sindicatos hizo el llamado a esta jornada de protesta contra la austeridad aprovechando el momento de una de las recurrentes cumbres que ha servido para discutir y aprobar las medidas de ajuste en los diferentes países de la zona euro.

Sin embargo, el llamado fue timorato en la mayor parte de los países, salvo España y Portugal. En estos países hubo respuesta en la totalidad de los servicios, producto de la agobiante situación que han desatado  de las nuevas y rapaces medidas adoptadas por el gobierno de Rajoy, que siguen la línea de las realizadas por el gobierno anterior del PSOE.

Otros países como Italia y Grecia hicieron una jornada de protesta reducida a unas cuantas horas. En el resto de los países se convocó a manifestaciones en las principales ciudades, pero esta vez, a diferencia de la jornada del año 2010, la bronca provocó que muchos sectores de manera espontánea se hayan sumado a la huelga enteramente, a pesar de las directrices de las centrales sindicales de varios países.

Los partidos de izquierda tradicionales como el Frente de Izquierda en Francia, que obtuvo una importante votación en las pasadas elecciones legislativas y presidenciales, se contentó con anunciar la jornada y llamar a participar en las marchas. En ningún momento se diferenció de las centrales sindicales todopoderosas en este país, como la CGT, que no movilizó  ni llamó a la huelga general porque está preparando en conjunto con el gobierno de Hollande una concertación social para hacerle frente a la crisis. Una salida que lejos de producir algún beneficio para los trabajadores, traerá enormes beneficios para los patrones que empiezan a golpear la mesa y exigir más recortes a los programas sociales y menos cargas sociales para ellos con el pretexto de hacerse “más competitivos”.

El movimiento obrero calienta motores agobiado por la recesión y el desempleo

El panorama para el empleo no es nada halagüeño debido a la recesión que golpea la zona. Una recesión que empieza a provocar fisuras en todos los frentes, desde la burguesía hasta la clase trabajadora.

El cierre de varias industrias de peso también hace mella en sectores combativos como las siderurgias y otros menos combativos pero también fuertemente golpeados como la industria automovilística. Ésta ya afronta el cierre de varias de sus plantas en países de la metrópoli y los patrones empiezan a  trasladarlas a los países periféricos de la zona como la Republica Checa, Rumania y otros países de los antiguos estados obreros, donde la mano de obra cuesta un tercio de lo que cuesta en países como Francia, Bélgica y España.

Sin embargo los cierres no se han producido en frío. La respuesta de la clase trabajadora y de las comunidades afectadas no se ha hecho esperar. Todo esto mientras la burocracia sindical negocia con la patronal ridículos planes sociales, con los que la patronal pretende detener las movilizaciones y que reparten unas migajas para los afectados mientras que los patrones empiezan a obtener jugosas ganancias en las nuevas industrias relocalizadas. En la ciudad de Genk, los trabajadores de la fabrica Ford, en conjunto con los pobladores y organizaciones sindicales, partidos políticos dentro de los cuales figuran los partidos de la izquierda radical, organizaron una marcha el 11 de noviembre que agrupó cerca de veinte mil personas, calentando ya el ambiente para la protesta que se desarrollaría tres días después.

De igual manera, los trabajadores franceses del automóvil y del acero se han visto confrontados al cierre de importantes fábricas y centros de producción. La industria PSA, fabricantes de Peugeot y Citröen, acordó el cierre de su planta en la región de Bretaña, además del cierre de Arcelor-Mittal, dejando en la calle a miles de obreros.

En el caso de Bélgica, la respuesta a este movimiento de protesta del 14 noviembre fue seguida por sectores combativos como los ferrocarriles, los choferes de autobuses y los educadores de la región Walona y  de la región de Bruselas. En todos estos casos, las asambleas de base se pronunciaron por seguir el movimiento en forma activa a pesar de la orientación conciliadora de la dirección. No ha sido el caso de la región de Flandria, donde solo hubo algunas marchas de los delegados sindicales. Esto provocó importantes problemas de transporte en todo el país y en países vecinos que movilizan muchos pasajeros y mercaderías por este medio.

España encabeza la resistencia contra los planes de austeridad

Las movilizaciones en los llamados países del Sur de Europa, han sido las mayores. En el caso de España, los movilizados en la última jornada alcanzan más del 80% de los trabajadores de las empresas públicas y privadas. Esto representa un enorme logro a pesar de que en los últimos meses, de marzo a noviembre, la cantidad de españoles que han perdido su empleo se cifra en cerca de  seiscientos mil, una verdadera tragedia, a la que se suman la cantidad de desahucios judiciales a las que se han visto sometidas miles de miles de familias producto de los créditos inmobiliarios de rapiña y que ya han cobrado varias víctimas mortales, suicidios ligados a esta ola de expulsiones.

Hollande ofrece la zanahoria de la concertación

Mientras sirve con cuchara grande a los empresarios, que luego de haber golpeado la mesa han obtenido millonarias reducciones de las cotizaciones sociales, el gobierno que durante la campana electoral sedujo a las masas prometiendo no aumentar los impuestos a los trabajadores, ahora borra de un plumazo todo lo prometido. El aumento de la TVA y el olor a planes de austeridad en el futuro cercano no ofrecen ninguna garantía a los trabajadores franceses de ser exonerados de la crisis.

Mientras todo esto se prepara, las direcciones  de las centrales sindicales francesas se aprestan a entrar en una concertación social para según ellos relanzar la producción francesa. El gobierno ha entrado en una deriva nacionalista ofreciendo un chauvinismo delirante al vender la idea de que produciendo y consumiendo productos franceses, la crisis podrá ser remontada. El conjunto de la izquierda reformista, dentro de la cual figura el Frente de Izquierda de Jean Luc Melenchon, no alienta la huelga general, y en un lenguaje desteñido aboga por la “coordinación eficaz de las políticas económicas, incluyendo las dimensiones de solidaridad social y medidas concretas para con los pueblos con más dificultad. Negociación de un ´Contrato Social´ Europeo  para poner fin al dumping social entre estados. Plan de estímulo europeo para favorecer el crecimiento  sostenible y promover el empleo”.

Palabras más, palabras menos, el plan del Frente no se apunta al fin del pago de la deuda de los países más endeudados ni a la lucha contra los grandes especuladores financieros, ni aumentar los impuestos para los grandes empresarios. Todo esto se produce porque entran también dentro de la gran concertación que prepara el gobierno “socialista” del cual fue miembro en décadas pasadas.

Por un plan de lucha contra la austeridad

El tiempo de las declaraciones ha pasado desde hace mucho. Las familias que se ven confrontadas a la pobreza son más numerosas y el fantasma del desempleo deja de ser un cuento para convertirse en una realidad. Mientras todo esto pasa, las ganancias de los grandes patrones y de la banca no dejan de crecer y las inversiones en los paraísos fiscales para evadir los impuestos y otras maniobras financieras-especulativas no cesan. A la par de esto los grupos de la derecha no cesan en su campaña para hacer creer que la inmigración es la causante de todos los males y se aprestan a golpear. Además no dejan de crecer bajo el ala cómplice de los gobiernos y de los organismos de seguridad del estado.

Ante todo esto es necesario seguir preparando una verdadera huelga general europea que exija los siguientes puntos:

•        Moratoria indefinida del pago de la deuda pública. Alto a la especulación financiera. Juicio y castigo para los buitres especulativos.

•        Nacionalización sin indemnizaciones para los empresarios que cierren las empresas. Que las empresas abran sus libros para controlar sus cuentas en todos los países. Alto a los paraísos fiscales.

•        Aumento del salario mínimo conforme a la devaluación y pérdida del poder adquisitivo causada por el euro.

•        No al cierre y precarización de los servicios públicos. No al recorte de las subvenciones del Estado a la educación, la salud y a los desempleados.

•        No a la concertación social. Por un plan de movilizaciones que relance una gran huelga general en toda Europa. Por la unidad de todos los luchadores.


Por Nicolás Le Brun
Desde el estallido de la crisis del 2008, las medidas para hacer pagar a los trabajadores y el pueblo europeos los platos rotos no han cesado: Uno tras otro plan de ajuste, los diktats de Bruselas,  impulsados por los gobiernos de Francia y Alemania principalmente y seguidos por el gobierno de Inglaterra.
La receta es simplista, pues para los gobiernos de la burguesía, las aspiraciones de las masas son válidas únicamente si estas no son antagónicas con las ganancias de los bancos y los industriales. Así  pues, el diseño del plan busca destruir el sistema social “deficitario” y poner el dinero ahorrado en manos de los bancos.
Europa se latinoamericaniza
En la década de los años 80 se impulsó en la totalidad de los países los planes de ajuste estructural que acabaron con las empresas, la salud y la educación públicas, además de la mayor parte de las garantías sociales. Sin embargo, la raíz y los causantes de la crisis que estalló en diferentes etapas no han pagado ni un céntimo y siguen en el poder.
Durante los años 70, con la eliminación del patrón oro, los Estados unidos se lanzaron a prestar a los países de Latinoamérica sumas enormes para “el desarrollo” bajo condiciones de usura. Los gobiernos y burguesías  locales desviaron la mayor parte de los recursos y cuando llegó la hora de pagar los créditos, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, es decir los administradores financieros del imperialismo, diseñaron los rigurosos planes que fueron aplicados con distintas intensidades en nuestros países. Pero el resultado ha sido el mismo, la pauperización de la clase trabajadora, la desaparición de la escasa industria local y de la mayor parte de la producción agrícola de pequeña y mediana talla. Los datos que arroja la distribución de la tierra en nuestro continente son contundentes.
Con este conjunto de medidas, los países industrializados se garantizaron que los países pobres siguieran siendo sus consumidores de bienes, no sólo industriales, sino también de productos agrícolas como los granos y cereales así como de servicios.  La dependencia que tienen los países pobres de los productos importados es cada vez mayor. Los vaivenes del mercado, como una consecuencia de la creciente centralización de la producción mundial en pocas manos han causado ya varias malas jugadas con resultados catastróficos para las economías más débiles.
En Europa, la diferencia entre Norte y Sur está lejos de ser un mito basado en que los primeros son detentores de un don que los inmuniza de la plaga de recesión y de la austeridad. Sin embargo, detrás del mito hay una relación de poder que las economías más fuertes del área han aplicado desde décadas atrás; pero con la entrada en vigencia del tratado de Maastrich y la unificación monetaria con el euro, el plan económico para dominar a las economías más débiles tomó más cuerpo.
Decadencia, endeudamiento y desempleo
Pero además se dio una fuerte destrucción de la industria de estos países que llevó a la pérdida de la mayor parte de su capacidad productiva. En el período de 1975 a 1985, decenio en el cual se llevó a cabo la mayor parte de la re estructuración productiva, sólo en España se perdieron cerca de 820 000 empleos. Esta reducción no sólo alcanzó a España, también países como Francia (421 000), Italia (531 000) perdieron un gran contingente de empleos industriales. Los que ganaron fueron los países como los Estados Unidos, con cerca de 11 000 000 de empleos industriales y Alemania con cerca de 230 mil empleos más en la industria. Esto es una pequeña pincelada de lo que implicó la reconversión productiva en los países del sur de Europa y de la centralización de la producción industrial en los países del norte. Los empleos que se generaron después se basaron mayoritariamente en sectores como la construcción, que después de la crisis ligada a la burbuja especulativa, prácticamente despareció.
Los préstamos que dio la banca alemana a las diferentes economías del Sur fueron aumentado progresivamente, creando una fuerte dependencia del capital especulativo y la capacidad de pago de estos países.
La mayor parte de estos préstamos no fueron a las arcas del Estado como la mayor parte de los neoliberales quieren hacer  ver. En España, por ejemplo, el grueso de la deuda externa que tiene el país proviene de la deuda privada y también de las empresas semi- estatales con participación del sector privado en porcentajes variables.
Las cifras del endeudamiento público y privado hablan por sí solas y demuestran que los que están parasitando de esta crisis son los que reciben la mayor parte de los recursos, y los trabajadores y el pueblo son los que están perdiendo más, cuando no han tenido ninguna responsabilidad  en el estallido de la misma.
La deuda privada en Alemania, Francia, España, por citar algunos ejemplos, es mayor que la deuda contraída por el Estado para los servicios públicos y otras necesidades del mismo. El porcentaje de la misma con respecto al Producto Interno Bruto es de alrededor de 100% en Alemania, 243% en Francia y de 310% en España. Buena parte de esta deuda se ha sido contraída por el sector bancario que ha sido sujeto de múltiples “rescates” financieros desde el año 2008.
Esto demuestra que el sector privado ha gestionado los recursos de una manera ineficiente, si tomamos en cuenta que es el sector que más ingresos ha recibido, pero por el contrario es el sector que menos rendimiento ha dado y que ha recurrido a nuevos y jugosos endeudamientos.
Los datos al año 2010 son elocuentes. En España en ese período la deuda privada tuvo un crecimiento de 60% del PIB, Alemania del 9% (el grueso de su deuda privada aumentó en la década anterior con un 56%), Francia un 32% del PIB y Portugal con un 39% del PIB. Los porcentajes de aumento en el mismo período en el sector público reflejan otra tendencia, que es a la disminución de la misma en comparación con las década anteriores, es decir la entrada en vigencia de la austeridad que se recarga en la clase trabajadora. Así por ejemplo en España el porcentaje de aumento de la deuda en ese mismo período es de sólo un 1% del PIB, 16% del PIB en Alemania, 24% en Francia y un 45% en Portugal.
El gasto público no es la fuente de la debacle económica. Las baterías de la prensa reaccionaria y de los gobiernos se han puesto detrás de las conquistas de los trabajadores europeos como si estas fueran la fuente de todos los males. Los subsidios de desempleo, las pensiones, la educación y la salud están en la mira de los agentes del capital. Esto bajo el eufemismo de aumentar la competitividad de la zona euro con respecto al resto del mundo.  Es decir que para que los productos europeos sean competitivos tiene que darse una baja en los costos de producción, siendo éstos las cargas sociales y los impuestos que paga el capital.
El modelo alemán de producción logró avances  inusitados aplicando el congelamiento de los salarios durante una década, lo que provocó una devaluación de los mismos. Los salarios se deprecian en lugar de mantenerse. Los escuálidos aumentos otorgados por el gobierno de Merkel y los empleadores han sido producto de una suma que no compensa los años de estancamiento. Estos van de un 4,5% a un 7,5% como máximo.  Sólo en período anterior, los precios sufrieron un aumento del 2,8%, el mayor desde 2008, lo que provocó la reacción de varios sectores.
En consecuencia, la clase trabajadora europea se ve enfrentada a la mayor amenaza a sus conquistas y garantías en varias décadas. El traslado de las industrias a otros países del continente y de la misma eurozona donde los salarios son un tercio de los que se pagan en países como Francia dibuja la tendencia.
El pacto fiscal legitima la austeridad
El grueso del pacto fiscal corresponde a la imposibilidad de los estados a no tener déficits más allá del 3% del PIB, pero sobre la base de reducir la deuda pública, eliminando en consecuencia todo lo posible el gasto en educación, servicios públicos y subsidios de desempleo, al transporte público y otros que forman parte de la forma de vida de la clase trabajadora y que son importantes conquistas. Este pacto fue combatido por el nuevo presidente francés durante la campaña electoral y ha sido ratificado por los senadores franceses a mediados de este mes de octubre. Esta famosa regla de oro es la que prevé sanciones contra los países que la incumplan. Con la creación de una entidad que centralice el control de los  presupuestos, la soberanía de las naciones, sobre todo las que más dificultad tienen, queda completamente reducida.
Huelga general europea.
El año 2010 se caracterizó por una gran movilización de cerca de 100 000 trabajadores en Bruselas para protestar contra la austeridad. Las huelgas generales en varios países no han dejado de producirse y nuevas están previstas en países como Portugal. Sin embargo, como venimos insistiendo en artículos anteriores, es más que necesario enfrentar esta ofensiva de Merkel-Hollande y sus aliados de forma contundente. La manera de vencerlos es actuar unificados como lo hacen los burgueses.
Es necesario por lo tanto que las bases discutan y voten una gran movilización y paralización en todos los rincones de Europa para empezar el camino para la construcción de los Estados Unidos Socialistas de Europa. El ejemplo lo están dando los trabajadores de España, Grecia y Portugal, que van juntos a la huelga general el 14 de noviembre.

Por Leonardo Ixim

Las elecciones celebradas en Grecia el pasado 17 de junio se caracterizaron en ser un termómetro para poder medir las futuras políticas neoliberales impuestas desde la troika (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y la Unión Europea) con el fin de seguir manteniendo la estabilidad de la eurozona y permitir mayor ganancia al capital financiero, sobre todo alemán.

La Crisis capitalista

En Grecia, durante buena parte de la primera década de este siglo, la burguesía recibió ventajosas migajas del constante aumento de las ganancias principalmente de sus pares alemanes. Esto se reflejó, al  igual que en otras países, en un aumento de la construcción y los servicios y al ser este país un atractivo para el turismo se vivió una ilusión de crecimiento económico sostenido para toda la sociedad. Así, el pueblo griego se endeudó especialmente en la adquisición de viviendas. La burguesía de igual manera al recibir créditos frescos de parte de los bancos alemanes que controlaron en sistema financiero de este país, invirtió en proyectos sobre todo en el sector servicios, pues le conviene invertir en industria y conocimiento. El Estado por su parte, para cumplir obligaciones al no imponer cargas tributarias al sistema financiero que lograba grandes ganancias, se fue endeudando con los organismos financieros internacionales y con bancos privados europeos y estadounidenses de inversiones.

Sin embargo, la agudización de la crisis capitalista obligó a la troika y al imperialismo alemán a aumentar los intereses sobre las deudas y con eso afectó a la parasitaria burguesía griega y la población en general. Al estallar esta crisis en 2008, ante el impago de la deuda tanto pública como privada, el gobierno en ese entonces dirigido por el Movimiento Socialista Panhelenico (Pasok), un partido afín a la burguesía y pivote del sistema político de ese país, aplicó duras medidas de austeridad, afectando sobre todo los salarios y demás benéficos sociales, para poder así dirigir dentro de la  cuenta corriente del Estado, un parte mayor de los presupuestos públicos hacia el pago de la deuda, que cada vez fue mas y mas grande.

La clase obrera griega, los jóvenes en su mayoría desempleados, los pensionados, amas de casa, inmigrantes la mayoría africanos que trabajan en las peores condiciones, la pequeña producción rural medianamente tecnificada y los empleados públicos fueron los afectados por las políticas de austeridad impuestas desde la troika, para poder seguir beneficiando al capital financiero sobre todo alemán y salvar de la ruina total a la atrasada burguesía griega.

El sistema político griego en decadencia

Durante los últimos cuatro años Grecia ha recibido una cantidad de dinero de parte de la troika para mantener su sistema financiero que está al borde de la quiebra y seguir pagando una deuda a todas luces ilegitima A cambio, los gobiernos de ese país cargan sobre las espaldas de la clase trabajadora la baja de la ganancias de la burguesía.

El pueblo griego no se ha quedado callado, tanto  la juventud como la clase obrera se han movilizado organizando 17 huelgas generales desde 2008 hasta la fecha, obligando a la burocracia reformista sindical, parte de “consenso y del sistema político”, a romper con el Pasok y a convocar y organizar las huelgas. Sin embargo no han logrado parar la embestida neoliberal porque las burocracias no han tenido una política de movilización continua. La movilización popular hizo renunciar en marzo de este año el gobierno del primer ministro, el socialista Georgeos Papandreus, al grado de que éste amenazó a la troika con realizar un plebiscito para que la población decidiera sobre las políticas de ajuste. La UE y Alemania se negaron a esto y  frente a la presión popular Papandreus renunció; se nombró un gobierno de tecnócratas de coalición formado por el ND y el Pasok, que convocaron a elecciones para el 6 de mayo.

Esta elecciones tuvieron muchas sorpresas pues fortaleció los partidos que se han opuesto a los planes de ajuste como la coalición de izquierda Syriza y lamentablemente la extrema derecha neonazi de Amanecer Dorado, poniendo en crisis el sistema político. Debido a los vaivenes del sistema parlamentario que rige ese país y su ritual de negociaciones, los dos partidos pro ajustes, tanto ND como Pasok no pudieron formar un gobierno al no tener la mayoría parlamentaria y por la negativa de Syriza de hacer alianzas con estos. Ante esto se convocó nuevamente elecciones para el 17 de junio.

En estas elecciones ND consiguió sacar 29.7 %, Syriza 26.9%, Pasok 12.3 %, la extrema derecha consiguió 6.9 %, los comunistas de KKE 4.5 % y la izquierda democrática (ex comunistas que formaron parte de Syriza) de Dimar 6.3 %. Así junto al antidemocrático bonus que le otorgan una cantidad de 50 asientos en el parlamento al partido ganador, ND se ubicó como el ganador. De esa forma con una mayoría de derecha tanto ND como Pasok y los oportunistas de Dimar formaron gobierno dirigido por Antonis Samaras de ND. Sin embargo los otros dos socios no quisieron tomar carteras ministeriales ante el desgaste que significará aplicar las políticas de ajuste. Lo más lamentable es el asenso de la extrema derecha antiinmigrante que también se han opuesto a tales políticas pero señalando a inmigrantes como causantes de la situación de crisis y protagonizando ataques xenófobos y proponiendo autarquía económica.

Syriza y la lucha de masas

Sin duda la derrota dulce de Syriza se debe a que canalizó el descontento de buena parte de la población y de la clase trabajadora contra las políticas neoliberales. Tal coalición donde confluyen reformistas salidos tanto del Pasok como de KKE, entre ellos su líder Alexis Tsipiras, además de maoístas, trotsquistas, ecologistas y anticapitalistas a secas, tiene su formación desde el movimiento social y las movilizaciones de los sectores organizados del pueblo. La burocracia sindical y algunos sindicatos independientes se han articulado junto a Syriza,  fenómeno reciente que se ha dado ante el reformismo  de las centrales sindicales.

A pesar de volverse un referente para la clase trabajadora, Syriza no pudo conseguir el voto de algunos sectores que siguen apoyando tanto al Pasok como a Dimar, a lo que también contribuyó el KKE al no hacer alianzas con Syriza, debido a su sectarismo. Influyó también de manera  importante la política de miedo que los medios de comunicación lanzaron sobre un posible triunfo de la “izquierda radical” anunciando el apocalipsis si ganaban, pero también influyó el no tener una política realmente revolucionaria.

Consideramos que en todo momento Tsipiras fue contradictorio con respecto a la permanencia de Grecia en la eurozona, pues por un lado se opone a las políticas de ajuste conocidas como “el memorándum de la troika”, pero a la vez peregrinó por Paris y Berlín convenciendo a los políticos de la otra facción del imperialismo como Hollande. Tsipiras ha concordado con  la política de inversiones públicas propuesta por el nuevo presidente francés. Además propone mantener ciertos beneficios sociales y renegociación de la deuda griega reduciendo intereses y dando plazos más largos, revisando la supuesta “deuda ilegitima”, etc., supuestamente para  mantener a Grecia dentro de la UE.

Lo paradójico del caso es que el nuevo primer ministro, el conservador Samaras está planteando que para que Grecia pueda “cumplir con sus responsabilidades” es necesario dar plazos más largos y condonar parte de la deuda, algo a lo que Merkel por ahora se ha opuesto. En todo caso la posible salida de Grecia de la eurozona y junto a este país, Portugal, Irlanda, España y hasta Italia se puede dar con inversión pública o con austeridad.

Las limitaciones de Syriza

Por otro lado Syriza centró todas sus baterías en lo electoral, no llamando a la movilización de la población. Así el hecho de que no haya ganado las elecciones es lo mejor que le pudiera pasar, pues ya estando en el gobierno tendría que haber consensuado con el imperialismo europeo u organizar junto a las masas el contragolpe que significaría parar el shock hiperinflacionario de salirse del euro y volver el dracma, situación que tendría que haberse enfrentado con un programa revolucionario socialista de nacionalizaciones con control obrero de los sectores fundamentales de la economía, algo que Syriza no tiene .

Creemos que desde la oposición tal coalición puede tener un papel preponderante, derrotando las políticas neoliberales no solo desde el parlamento sino llamando a la movilización popular y derrotando los planes de ajuste en las calles. Pero para eso los grupos marxistas tienen que supeditar el reformismo electoral dentro de la coalición, a una política revolucionaria. Sin embargo a pesar de eso la clase trabajadora no debe confiar ni en Syriza, ni en las burocracias sindicales, ni en el KKE afectado por su sectarismo.

Se debe seguir en la política de creación de comités de lucha, de fortalecer los sindicatos independientes, los organismos estudiantiles y de inmigrantes, con tácticas de defensa ante el ataque de las bandas paramilitares de XD en contubernio con la policía griega;  de exigir a la “izquierda radical” entre ellos los comunistas de dejar el electoralismo y darle preponderancia a la lucha de masas, pero sobre todo de construir un nuevo instrumento de carácter revolucionario que rompa con la hegemonía capitalista, articulado en todo Europa para derrocar la dictadura del capital financiero imperialista que se cristaliza en la troika.

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