Por Michael Löwy

I. Las elecciones europeas han confirmado una tendencia que veníamos observando desde hace algunos años en la mayoría de países del continente: el espectacular crecimiento de la extrema derecha. Se trata de un fenómeno sin precedentes desde los años 30 del siglo XX. En la mayoría de los países este movimiento obtuvo entre el 10 y el 20%, y en tres países -Francia, Inglaterra, Dinamarca-, entre el 25 y el 30% de los votos. Pero su influencia es más vasta que su electorado: contamina con sus ideas a la derecha “clásica” e igualmente a una parte de la izquierda social-liberal. El caso francés es el más grave, el avance del Frente Nacional ha sobrepasado todas las previsiones, incluso las más pesimistas. Tal como decía la web de Mediapart en una edición reciente, “El tiempo se acabó”: “Il est minuit moins cinq”.

II. Esta extrema derecha es muy diversa, se puede observar toda una gama desde partidos abiertamente neonazis, como el griego Amanecer Dorado, hasta fuerzas burguesas perfectamente integradas en el juego político institucinal como el PPS suizo. Lo que tienen en común es el nacionalismo chovinista, la xenofobia, el racismo, el odio a los inmigrantes – sobre todo a los “extraeuropeos” – y a los gitanos (el pueblo más viejo de Europa), la islamofobia, el anticomunismo. A esto se le puede añadir, en muchos casos, el antisemitismo, la homofobia, la misoginia, el autoritarismo, el rechazo de la democracia, la eurofobia. Respecto a otras cuestiones – por ejemplo, el neoliberalismo o el laicismo – este movimiento está más dividido.

III. Sería un error creer que el fascismo y el antifascismo son fenómenos del pasado. Es cierto que hoy no encontramos partidos de masas comparables al NSDAP alemán de los años 30, pero ya en esta época el fascismo no se limitaba a un solo modelo: el franquismo español y el salazarismo portugués eran bien diferentes de los modelos italiano o alemán. Una parte importante de la extrema derecha europea de hoy tiene una matriz directamente fascista y/o neonazi: es el caso de Amanecer Dorado, el Jobbik húngaro, de Svoboda y el Sector de Derechas ucranianos, etc.; pero también hay otros, como el Frente Nacional, el FPÖ austriaco, el Vlaams Belang belga y otros, cuyos cuadros fundadores tenían estrechos vínculos con el fascismo histórico y las fuerzas colaboracionistas con el Tercer Reich. En otros países -Holanda, Suiza, Inglaterra, Dinamarca- los partidos de extrema derecha no tienen origen fascista, pero comparten con los primeros el racismo, la xenofobia y la islamofobia.

Uno de los argumentos utilizados para mostrar que la extrema derecha ha cambiado y que no tiene gran cosa que ver con el fascismo es su aceptación de la democracia parlamentaria y de la vía electoral para llegar al poder. Pero recordemos que un tal Adolf Hitler fue aupado a la Cancillería por una votación legal del Reichstag, y que el Mariscal Pétain fue elegido Jefe de Estado por el Parlamento francés. Si el Frente Nacional llegara al poder a través de las elecciones -una hipótesis que desgraciadamente no podemos descartar-, ¿qué quedaría de la democracia en Francia?

IV. La crisis económica que asola Europa desde 2008, en general -con la excepción de Grecia- ha favorecido más a la extrema derecha que a la izquierda radical. La proporción entre las dos fuerzas es totalmente desequilibrada, contrariamente a la situación europea de los años 30, que vivió, en la mayoría de países, un aumento paralelo del fascismo y de la izquierda antifascista. La extrema derecha actual se ha beneficiado sin duda de la crisis, pero ésta no lo explica todo: en el Estado español y en Portugal, dos de los países más castigados por la crisis, la extrema derecha sigue siendo marginal. Y en Grecia, si bien Amanecer Dorado ha experimentado un crecimiento exponencial, ha sido sobrepasada de largo por Syriza, la coalición de la izquierda radical. En Suiza y en Austria, dos de los países a los que prácticamente no ha afectado la crisis, la extrema derecha racista supera el 20%. Así que habría que evitar las explicaciones economicistas a menudo avanzadas por la izquierda.

V. Los factores históricos juegan sin duda un papel: una larga y antigua tradición antisemita en ciertos países; la persistencia de corrientes colaboracionistas después de la Segunda Guerra Mundial; la cultura colonial, que sigue impregnando actitudes y comportamientos mucho después de la descolonización, no sólo en los antiguos imperios, también en el resto de países de Europa. Todos estos factores están presentes en Francia y contribuyen a explicar el fenómeno del lepenismo.

VI. El concepto de “populismo”, empleado por ciertos politólogos, los medios e igualmente por una parte de la izquierda, es absolutamente incapaz de rendir cuentas sobre el fenómeno en cuestión, y solo sirve para confundir. Si en la América Latina de entre los años 1933 y 1960 el término correspondía a algo más preciso -el varguismo, el peronismo, etc.-, su uso en Europa a partir de los años 90 es cada vez más vago e impreciso. Se define el populismo como “una posición política que toma partido por el pueblo frente las élites”, lo que es válido para casi cualquier movimiento o partido político. Este pseudo concepto, aplicado a los partidos de extrema derecha, conduce -voluntaria o involuntariamente- a legitimarlos, a hacerlos más aceptables, cuando no simpáticos -¿quién no está por el pueblo y contra las élites ?- evitando cuidadosamente los términos que provocan rechazo: racismo, xenofobia, fascismo, extrema derecha. “Populismo” es también utilizado de forma deliberadamente mistificadora por las ideologías neoliberales para crear una amalgama entre la extrema derecha y la izquierda radical, caracterizadas como “populismo de derechas” y “populismo de izquierdas”, opuestos a las políticas liberales, a “Europa”, etc.

VII. La izquierda de todas las tendencias -con algunas excepciones- ha subestimado cruelmente el peligro. No ha visto venir la ola parda, por lo tanto, no ha visto necesario tomar la iniciativa para una movilización antifascista. Para ciertas corrientes de la izquierda, la extrema derecha no es más que un producto de la crisis y del desempleo, siendo éstas las causas a las que hay que atacar, y no al fenómeno del fascismo en sí. Estos razonamientos típicamente economicistas han desarmado a la izquierda ante la ofensiva ideológica racista, xenófoba y nacionalista de la extrema derecha.

VIII. Ningún grupo social está inmunizado contra la peste parda. Las ideas de la extrema derecha, y en particular el racismo, han contaminado no solo a una gran parte de la pequeña burguesía y de los desempleados, también a una parte de la clase trabajadora y de la juventud. En el caso francés esto es particularmente llamativo. Estas ideas no tienen ninguna relación con la realidad de la inmigración: el voto por el Frente Nacional, por ejemplo, ha crecido particularmente en algunas regiones rurales que jamás han visto a un solo inmigrante. Y los inmigrantes gitanos, que han sido recientemente el objetivo de una ola de histeria racista bastante impresionante -con la complaciente participación del antes ministro “socialista” de Interior, Manuel Valls- son menos de veinte mil en toda Francia.

IX. Otro análisis “clásico” de la izquierda sobre el fascismo es el que lo explica esencialmente como un instrumento del gran capital para frenar la revolución y al movimiento obrero. Pero como hoy el movimiento obrero es muy débil, y el peligro revolucionario inexistente, el gran capital no tiene interés en sostener a los movimientos de extrema derecha, así que la amenaza de una ofensiva parda no existe. Se trata, una vez más, de una visión economicista, que no tiene en cuenta la autonomía propia de los fenómenos políticos -los electores pueden elegir a un partido político que no tenga el favor de la gran burguesía- y parece ignorar que el gran capital puede acomodarse a toda clase de regímenes políticos, sin demasiados escrúpulos.

X. No hay una receta mágica para combatir a la extrema derecha. Hay que inspirarse, con una distancia crítica, de las tradiciones antifascistas del pasado, pero también hay que saber innovar para responder a las nuevas formas del fenómeno. Hay que saber combinar las iniciativas locales con los movimientos sociopolíticos y culturales unitarios, sólidamente organizados y estructurados, a escala nacional y continental. La unidad con todo el espectro “republicano” puede ser puntual, pero un movimiento antifascista organizado no será eficaz y creíble si está impulsado por las fuerzas que se sitúan hoy dentro del consenso neoliberal dominante. Se trata de una lucha que no puede limitarse a las fronteras de un solo país, sino que debe organizarse a escala europea. El combate contra el racismo y la solidaridad con sus víctimas es uno de los componentes esenciales de esta resistencia.


Por Nicolas Le Brun

En el artículo anterior publicamos nuestra apreciación sobre los últimos acontecimientos de la crisis griega. En ese momento, todos los cables de las agencias noticiosas daban casi por un hecho que un acuerdo estaría siendo firmado por el gobierno griego y la troika. Sin embargo, un desenlace inesperado se dio en la noche del 18 de junio, las negociaciones se rompen.

En ese momento el gobierno de Tsipras llama a organizar un referendo para el 27 de junio con el fin de consultar las ultimas propuestas de los acreedores. El llamado de la coalición gubernamental es de votar por el no.

Al mismo tiempo se desata en toda la zona euro una serie de reacciones que van de las mas virulentas a las mas osadas. La perspectiva del GRexit, es decir la salida de Grecia de la eurozona se transforma de un fantasma que sale asustar para presionar en las negociaciones y el voto por el si en el referendo.

Estos son solo los síntomas de una crisis creciente, no solo en Grecia, si no en el conjunto de la UE, que lejos de superarse, se afronta cada vez mas a la realidad. La mano férrea de la Alemania liderada por la CDU de Merkel, la primera potencia europea y su peso cada vez mas creciente en el concierto de la naciones del viejo continente. Y en esto, las recetas de austeridad conocidas no son mas que el comienzo de un plan que visualiza la burguesía alemana para poder mantener la rentabilidad de sus inversiones y su hegemonía.

La troika tira la cuerda: cronología

Luego de la ruptura de las negociaciones, los acreedores de Grecia reunido en el Eurogrupo, organismo compuesto por los ministros de economía, rechazaron mas de la mitad de las medidas propuestas por el gobierno equivalentes a unos 8 millardos de euros. Estas habían sido hechas el 21 de junio y tan solo dos días después, el acuerdo fue tajante. Esto se hacia luego de que Tsipras enviara una carta abierta a este grupo en donde se comprometía a realizar recortes en varios rubros, prácticamente iguales a los que se habían desprendido de la fallida negociación.

Luego de la imposibilidad de poder hacerle frente a un importante reembolso de la deuda y de obtener el desembolso de nuevos fondos, el gobierno Tsipras decreto un corralito para evitar una mayor fuga de capitales de la que se venia dando desde hace unos tiempos. Sin embargo es de señalar que el grueso de los capitalistas griegos ya habían puesto desde haces varios anos sus fondos en el extranjero. Los cálculos hechos en el año 2011 por parte del gobierno de Papandreus, cifraban en 280 millardos de euros las sumas puestas en el exterior por la burguesía, temiendo ya desde el 2008, la posibilidad de un Grexit. Pero estos cálculos se quedaron cortos con el monto calculado por el cotidiano alemán Handelsblatt, que daba un valor de 560 millardos de euros la suma de dinero puesta en el extranjero, principalmente en Suiza y en la compra de bienes en diferentes zonas ricas de Francia, Inglaterra y otros países. Esa suma representaba en el 2011 casi el doble de la deuda del país. “Le Figaro, 16 noviembre de 2011”

Como se puede ver el objetivo del corralito no podía alcanzar las grandes fortunas, el objetivo era de restringir a la clase trabajadora empobrecida ya de por si y a la población de acceder a sus salarios y pensiones.

Y el referendo?

La respuesta del referendo, una medida democrática para responder a los métodos anti democráticos de la Comisión Europea , el Fondo Monetario y el Banco Central europeo representaron un enorme avance en un continente como cualquier otro donde los gobiernos burgueses pactan con los organismos financieros internacionales sin ni siquiera informar un ápice de lo negociado.

En este aspecto, las negociaciones de Grecia con los organismos antes mencionados no se han diferenciado en cuanto a la metodología. Luego de una fuerte presencia mediática del ex ministro de economía Varufakis , en lo sustancial, el pueblo griego y los trabajadores europeos que alimentaban sus simpatías por el gobierno de Syriza, no podían entender lo que se estaba desarrollando tras bambalinas.

Con una gran firmeza, el pueblo griego se manifestó votando un no contundente. Un 61% de los votos fueron en ese sentido.

El gobierno Tsipras tenia una bocanada de oxigeno para poder enfrentar a la hora de acreedores que lo aguardaban en la semana siguiente al referendo.

Sin embargo las consecuencias fueron otras. El nuevo ministro de economía, Euclides Tskalotos, economista perteneciente al partido Syriza desde hace diez anos y coordinador del equipo de negociación del gobierno en las ultimas negociaciones, el 8 de julio, apenas tres días pasados luego del referendo, manda una carta abierta a Bruselas donde “Consistente con los principios de este programa a largo y mediano plazo, la República ( griega ndt) se compromete a implementar una serie de reformas y medidas en el área de fiscal sostenible, estabilidad financiera y crecimiento económico a largo plazo. En el marco de este programa, proponemos de implementar inmediatamente una serie de medidas a mas tardar el comienzo de la próxima semana que incluyen: reformas a los impuestos y reformas a las pensiones” Mas adelante, el ministro se compromete, como lo ha hecho ya en el pasado el gobierno a “hacer frente a sus obligaciones frente a todos sus acreedores”

Es decir, el gobierno Tsipras pasa del no a un si neto frente a los acreedores.

Este jueves en la presentación de los puntos ante la Comisión, las medidas se han ido revelando. Tal y como lo analiza el periódico de centro izquierda inglés The Guardian” estas representan algo muy claro con respecto al resultado del domingo.

“el gobierno griego ha capitulado, el 9 de julio, a las demandas de sus acreedores y aplicar nuevas medidas de austeridad… lo que abre las puertas a una esperanza de firma de un acuerdo luego del próximo encuentro de los dirigentes europeos, el domingo 12 de julio”.

Estas nuevas propuestas representan el aumento del IVA a un 23%, la restauración comprendida, uno de los grandes desacuerdos hasta el momento, según este cotidiano. Además el plan de contempla otras cosas como las siguientes: Aumento de la edad de la pensión a 67 años a partir del 2022. Reducción de los complementos a las pensiones. Privatización de Fondos activos de la República, entre otros los aeropuertos y telecomunicaciones. (Lo que todavía no esta privatizado ndlr)

Las consecuencias

Tal y como lo dijimos en el articulo anterior, estas nuevas medidas de austeridad no abren para nada un panorama alentador para el movimiento anti austeridad en el resto del continente. Solo que esto provoque una seria crisis política entre el ala izquierda de Syriza y lleve a organizar una alternativa de clase ante los nuevos programas anunciados por la troika y el gobierno de Tsipras, si estos son aceptados en los términos que los plantea este ultimo y si no son endurecidos.

Esto no solo ha provocado una crisis política en el seno de la los partidos griegos. En el resto de Europa, los cambios posiciones de diferentes partidos y personajes políticos han sido la moneda de todos estos días. La burguesía francesa se ha caracterizado por ser la que ha llevado una voz que ha pasado del ataque furibundo al reconocimiento de ciertas reivindicaciones de los griegos. La presidenta del FMI Christine Lagarde, declaro en días recientes que “ una reestructuración de la deuda es según nosotros necesaria en el caso de Grecia con el fin que tenga una deuda viable” ( LExpress 8/07/2015)

Estas declaraciones eran un serie afrenta para la contraparte alemana, los dos mayores acreedores de los griegos en cuanto a países. El gobierno de Merkel no tardo en descartar esta posibilidad.

Dentro de un marco burgués, la crisis griega no tiene salida. El gobierno de Tsipras puede pedir de rodillas al Parlamento europeo, a la Comisión Europea y al BCE que aligeren su deuda va a ser muy difícil si esto no va acompañado de medidas de lucha y de medidas en contra del gran capital, son solo ilusiones reformistas.

Los resultados de la cumbre del domingo no son alentadores para el pueblo griego y la resistencia sigue siendo la opción privilegiada.


Por Nicolas le Brun

En artículos anteriores hemos tratado de describir la situación que vive el pueblo griego desde la explosión de la crisis hace más de cinco años.

Desde entonces se han sucedido varios gobiernos, desde la denominada “izquierda” socialdemócrata hasta la derecha neo liberal. Lo que no distinguió en ningunos de los casos y de los gobiernos fue la aplicación a fondo de los diktats de la troika. El Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea no han dejado de ordenar e intervenir en las decisiones internas del país con el objetivo de garantizar el pago de los acreedores públicos y privados.

Esta nueva arremetida de la troika se ve reforzada por una recomposición del campo neo liberal al interior de la Unión. Esto ha sido el producto de todas las elecciones que se han llevado a cabo en los últimos tiempos. Si bien la entrada del gobierno de Syriza podía haber alimentado el sentimiento de un cambio en la correlación de fuerzas a favor del frente anti austeridad, eso ha quedado prácticamente atrás y no se ha concretizado como un verdadero proyecto de resistencia a través del continente. Por otro lado, las presiones nacionalistas provenientes de los sectores de la ultra derecha han marcado el terreno electoral en varios de los países en los que hubo elecciones.

Ukip pone el dedo en el gatillo y apunta a Cameron

En las pasadas elecciones parlamentarias británicas, el primer Ministro, David Cameron fue reelecto, al obtener su agrupación una mayoría que no se esperaba, según las encuestas anteriores al proceso. Con el 36,9 de los votos, y el consiguiente fracaso del partido Laborista dirigido por Ed Milliband el escenario queda para que las promesas electorales del primer ministro puedan tomar cuerpo, sobre todo, la que hizo de organizar un referendo para decidir sobre la permanencia en la Unión Europea.

Con esto, el partido euro fóbico y anti inmigración de extrema derecha, UKIP, ve recompensado su ascenso electoral, a pesar de que no logró obtener una consecuencia directa en la composición del parlamento. Con cerca del 13% de los votos y la composición de una bancada más numerosa dentro del parlamento europeo, el partido dirigido por Nigel Farage refuerza su discurso por una salida de la Unión, a la que acusa de causar todos los males de la economía británica, a pesar de que las cifras oficiales muestran una mejoría y que tildan de “milagro” y recuperación económica.

El diario conservador inglés “The Times” siguiendo dentro de la óptica de exigir mejores condiciones para la permanencia de Gran Bretaña dentro de la Unión, apunta “Hoy la situación se ha invertido. Es Europa que está débil y ya no más la Gran Bretaña. siete años después de que crisis de las subprimes haya golpeado un continente que envejece, hiper reglamentado y asistido, Europa es la única región que no conoce un ascenso sostenido…Si hay algo claro es que los líderes europeos no quieren esta vez, es que la Gran Bretaña se vaya. Fuera de la zona euro, somos la economía europea de más fuerte crecimiento y según algunas proyecciones, estaremos en el primer lugar de aquí al 2050” The Times 4/06/2015.

La perspectiva de una situación conocida como el Brexit (salida de la Gran Bretaña de la UE) parece poco probable, el hecho de renegociar las condiciones sería un golpe importante para la burguesía británica que se encuentra a la cabeza de la reforma neo liberal de la economía. Después de treinta años de medidas anti obreras y anti populares, los servicios públicos británicos se encuentran en la ruina completa y los demás servicios sociales así como los derechos que gozaba la clase trabajadora han casi desaparecido. En ese mismo sentido la visión que presenta The Times es ilustrativa del modelo que sigue su país. “Europa teme que la Gran Bretaña se convierta en el Hong Kong o el Texas del continente” ibid.

Pero en estos tiempos de crisis, el margen de maniobra para los diferentes sectores es escaso, por no decir casi nulo. La retórica de los conservadores y de los euroescépticos no es más que un discurso populista que les permite entrar dentro del chauvinismo más recalcitrante y alentar la xenofobia. Las reglamentaciones europeas, uno de los caballos de batalla de los conservadores y uno de los justificantes también para proponer la salida de la UE, riñen con la realidad. Los británicos, en caso de salida del marco de la unión, no podrían entonces hacer frente a las mismas. Sería una seria traba para la exportación de sus mercancías a este mercado, uno de los principales para esta economía. El Financial Times en su edición del 25 de mayo lo analiza de esta forma “Si el Reino Unido abandona la UE, deberá respetar las reglamentaciones europeas sin posibilidad de modificarlas o enmendarlas. La aceptación de estas reglamentaciones tan contestadas por los euroescépticos será entonces el precio a pagar para tener libre acceso al mercado único europeo. En fin, la idea de que las reglamentaciones europeas perjudican la competitividad del Reino Unido sobre los mercados es infundada”. Mas adelante cita algo esclarecedor en este aspecto “Alemania exporta cinco veces más que el Reino Unido a China, a pesar de su hándicap de ser miembro de la unión Europea”.

Estas condiciones de renegociación son importantes para entender el marco de las futuras acciones de los gobiernos europeos y de los miembros de la Unión para la presente coyuntura.

Más que todo se trata de un conflicto de intereses para ver cómo se reparte el pastel de la eurocrisis sin tener que renunciar al hecho de no utilizar la moneda común.

Francia: ¿y la “izquierda”? Bien gracias.

El discurso demagógico de Hollande para llegar a los Campos Elíseos se ha visto sobrepasado por las medidas anti obreras que ha tomado a lo largo de su gobierno, el cual goza de la mayor impopularidad de los últimos tiempos.

Luego de enfrentar una crisis en su gabinete, en un combate entre las alas “izquierda” y derecha de su partido, al fin cede a su derecha y pone en el puesto de primer ministro a Manuel Valls, el cual logra a su vez que el ministerio de economía sea ocupado por Emmanuel Macron, un “joven” tecnócrata proveniente de los círculos neo liberales del Partido Socialista Francés. En escasos meses logran que pase la ley denominada con su apellido, que empieza a articular la reforma a los derechos laborales, en vistas de lograr una mayor competitividad.

En medio de este viraje se da la remontada del Frente Nacional, que en las últimas elecciones departamentales logró un 25% de los votos emitidos. Esto sin embargo no le permitió aumentar su influencia en la distribución de los puestos en esas instancias. El mecanismo que logra la sobrevivencia de la estructura bipartidista funciona como un fusible en caso de que este modelo sea rebasado por la realidad. Lo que es cierto es que la crisis política es de gran magnitud en la burguesía francesa y no se ve claramente cuál de los partidos podría tomar el recambio para el nuevo quinquenio que se acerca. El PS en medio de la tormenta girando a la derecha a fondo, la UMP, re bautizada como los Republicanos, en medio de juicios y escándalos de corrupción y hacia la izquierda nada que se parezca ni por asomo a Syriza o Podemos, debido a la política poco clara del Frente de Izquierda, liderado por Melenchon, un exPS.

¿Podemos al rescate de Syriza?

Miles de trabajadores de todos los países de la Unión celebraron con júbilo los dos acontecimientos electorales que daban como triunfadores a Syriza en Grecia y el gran avance de Podemos en la elecciones autonómicas en España. Pero las interrogantes y las realidades vienen después de la euforia.

Nosotros dentro del PSOCA creemos que estos triunfos han sido un avance en el marco de la lucha contra el frente neo-liberal. Pero estos logros no son una derrota del plan de la troika y el frente tendría que fortalecerse con medidas concretas para avanzar en esta lucha.

Lo que hubiera podido ser el nacimiento de un eje anti austeridad en el seno de la UE se aleja cada vez más como un espejismo debido principalmente a los planteamientos eminentemente nacionalistas de los grupos de la “izquierda radical”, como los ha bautizado la prensa para diferenciarlos de la izquierda socialdemócrata. Pero la lucha menuda de sus programas no los convierte en radicales, sino más bien en reformistas de versión 2.1. El programa de Podemos no habla por ningún lado del no pago de la deuda, como claramente ha demostrado un auditoraje realizado por el parlamento griego que demuestra que esta deuda es “ilegal, inmoral” y que por lo tanto no hay que pagarla. En el programa de Podemos se lee claramente que la intención del partido es de seguir pagando la deuda pero “re estructurándola”.

“El objetivo no es no pagar la deuda. El objetivo es recuperar un nivel de endeudamiento y una senda de sostenibilidad de la misma que posibilite la recuperación de los niveles de bienestar de la población, así́ como la transformación de un modelo productivo que, de no hacerse, condenará a la economía española a una situación de dependencia y subdesarrollo indigna de las posibilidades y potencialidades de nuestra sociedad.” Y en el mismo documento hacen un llamado en este sentido

“Solo negociando soluciones cooperativas podrá́ enfrentarse la problemática de la deuda con perspectivas de resolución perdurables en el tiempo. Y para ello se hace imprescindible una intermediación equitativa entre deudores y acreedores, así́ como la voluntad política firme de anteponer los intereses colectivos por encima de los intereses particulares del sector financiero privado, principal acreedor”. Es decir, un llamado para que los fondos buitres, la BCE, el FMI y todos los usureros de esta índole, se humanicen por el bien de España.

¿El tiro de gracia?

Las medidas propuestas por el gobierno griego a los acreedores y a la Comisión Europea no anuncian nada bueno para los trabajadores y la población de este país. Al cierre de la esta edición los acuerdos generales no han sido comunicados, pero las perspectivas son de un mayor endurecimiento de las condiciones de vida sobre todo de los pensionados. Alzas en la TVA de la electricidad y en general para la población vendría a agravar la situación.

La crisis política en el seno del partido de gobierno no se ha dejado esperar. Es probable que una caída del gobierno abra paso a nuevas elecciones. Dentro del marco descrito anteriormente, las posibilidades de arrancar algo a la troika “en frio” son muy escasas. El ritmo de las movilizaciones y las medidas concretas han desarticulado el movimiento.

¿Es el fin?

La imposición de un nuevo plan de ajuste sería un serio golpe para el conjunto del movimiento popular en Europa. Sin embargo las perspectivas de seguir luchando son imperiosas.

Desde el PSOCA hacemos un emplazamiento a todos los partidos de la izquierda para que cierren filas en torno a un llamado a desconocer la deuda de los bandidos de la troika.

Llamamos al pueblo griego a repudiar el último acuerdo del gobierno Tsipras y de avanzar en la construcción de una alternativa obrera que luche por la defensa de los intereses de la clase trabajadora y erradique los planes de austeridad.

Por Nicolas le Brun

En el artículo anterior, publicado en el Socialista Centroamericano no.191, analizamos la asunción al poder del partido Syriza, dentro del marco de la austeridad impuesta por la troika conformada por la Banca Central Europea, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, al pueblo trabajador griego.

Durante cinco años, los diferentes gobiernos, desde los socialdemócratas hasta los de la derecha, implementaron inmensos recortes a las finanzas públicas. Esto se tradujo en severas disminuciones de los salarios y de las pensiones, además de la supresión de las convenciones colectivas de trabajo. En este lapso se ha producido la pérdida de un 25% del producto interno bruto.

Los grandes ganadores

Pero en esta crisis hay grandes ganadores. Evidentemente el pueblo griego está por fuera de la lista. Las condiciones de los préstamos son el punto fuerte de toda esta historia, donde el negocio es redondo para los acreedores. Durante la campaña del miedo y de mentiras esparcida por los medios de comunicación y los partidos de la burguesía, se decía que si los griegos dejaban de pagar sus obligaciones, el conjunto de la población de los países de la zona debería meterse la mano en el bolsillo para pagar lo que los griegos iban de dejar de pagar.

Lo que nadie decía era que los países acreedores como Alemania y Francia ya se habían llenado los bolsillos con la miseria del pueblo. Estos países, dentro de otros, habían obtenido créditos blandos a un 1% en promedio para luego prestar a tasas de 4% o 5%. Es decir, una estafa organizada desde la cumbre de la Unión. En el caso de Alemania en los últimos cuatro años, las ganancias obtenidas se elevan a cerca de 40 millardos de euros.

Pactos, promesas y chantajes

Una vez en el poder, el gobierno de Tsipras se volcó hacia la arena europea. Las giras tanto del presidente del gobierno como de su ministro de finanzas Yanis Varufakis, hicieron eco en todos los medios de comunicación. La pregunta que se lanzaban todos los trabajadores era si el gobierno iba a poder salir del marco de la austeridad o bien iba a someterse de nuevo a los diktats de la troika. El margen para el gobierno no era muy extenso ni tampoco las demandas del gobierno eran radicales.

Las promesas eran de aumentar el salario mínimo, suspender las privatizaciones, recontratar a los funcionarios despedidos, devolver el suministro eléctrico a cerca de 300 mil hogares que no lo tienen desde hace varios años porque les ha sido cortado. Estos hogares han pasado sin calefacción durante varios inviernos, amén de decir que el acceso a los servicios de salud se encuentra en un estado desesperado.

Con respecto a la deuda, Tsipras y su gobierno pregonaron primero la anulación parcial de la deuda pero sobre todo pasar a un escalonamiento de la misma para evitar la quiebra del país.

Sin embargo, las intenciones del Eurogrupo, que es un consejo de ministros de finanzas de la eurozona eran distintas. Este grupo pretendía que Grecia avanzara más en el camino de la austeridad. La supresión de 150,000 empleos públicos adicionales, el aumento del IVA, la liberalización de las tarifas de electricidad, entre otras, eran las reformas pretendidas por este grupo. En dos platos, el único camino que ofrece la Troika es el que ya conocen las masas griegas, pero a un nivel exponencialmente superior.

Dentro de este marco, la gira emprendida por el Ministro Varufakis tenía como objetivo encontrar los interlocutores que le permitieran encontrar aliados para defender la posición griega dentro la Comisión y en vistas a la cumbre de finales del mes de febrero. Pero el objetivo obviamente no fue logrado, porque en grueso el bloque de los países de la eurozona rechazó hacer concesiones.

El punto de inflexión: la Troika se impone

Durante el transcurso del año la Unión Europea ha lanzado tres medidas para someter aún más al pueblo griego. En primer lugar, el BCE, lanzó un plan que consintió en inyectar cerca de 1,140 millardos de euros para favorecer el consumo dentro de la zona. Esto permitiría tener una liquidez mayor, necesaria para este objetivo. El lunar en este plan de salvamento, era que los griegos estaban excluidos. Ni un solo céntimo.

En segundo lugar, el BCE denegó la petición del gobierno griego de obtener 10 millardos de euros para hacerle frente a los próximos tres meses, contra la emisión de bonos de deuda. La tercera medida para terminar de presionar a fondo la economía griega fue la negativa de utilizar los bonos de la deuda como garantía para nuevos empréstitos. En lugar de estas medidas, el BCE desembolsó una “ayuda” con un aumento escandaloso de las tasas de interés. En lugar de pagar un 0,05%, el país debería pagar 1,55%.

El gobierno griego necesitaba asegurar a sus acreedores qué no iban a pedir, es decir, la anulación de la deuda. En este tira y encoje, las posiciones se fueron modificando desde la condonación parcial de la deuda hasta la readecuación y el otorgamiento de un crédito puente. Todo esto fue rechazado por la Comisión y diez días antes de la cumbre, el 18 de febrero, el ministro Varufakis, en una carta dirigida al Eurogrupo, aceptaba una prolongación de seis meses de los acuerdos con el Fondo y la UE, además de aceptar las cláusulas impuestas por estos organismos. Dentro de este acuerdo Atenas también se abstenía de tomar cualquier medida unilateral que pusiese en peligro los objetivos fiscales, la recuperación económica y la estabilidad financiera.

Pero esto no bastaba para los gobiernos de la Unión, en especial el de Alemania, que exigía aún más: el abandono del paquete de reformas sociales anunciadas por el gobierno.

El asunto es presentado como un triunfo parcial. Varufakis anunció que el país había ganado cuatro importantes meses para renegociar la deuda. Dentro del paquete se incluye la continuación de reformas estructurales de la economía y la continuación de las privatizaciones. Un escueto margen de maniobra se le abre al gobierno para poder contar con un poco de dinero para paliar la crisis por medio de la disminución del porcentaje del excedente del presupuesto dedicado al pago de la deuda. Este podría verse reducido a un 1,5% luego de verse aumentado de un 3% a un 4,5% del 2015 al 2016.

¿Es la única salida?

Los trabajadores griegos se encuentran de nuevo de cara a afrontar nuevas medidas de austeridad, esta vez con la cuchara de Syriza. La posibilidad de aprovechar el triunfo electoral para transformarlo en una victoria de la clase trabajadora sobre los planes de austeridad exige varias condiciones.

En primer lugar, Syriza debe abandonar las negociaciones secretas con los gobiernos de la zona. Los trabajadores griegos y los del resto de Europa deben saber el contenido de las negociaciones. De esta manera se podrían denunciar con más claridad los chantajes de los gobiernos y los acreedores de la deuda.

Las propuestas del gobierno deberían ser discutidas por Asambleas de trabajadores y del pueblo, todos los afectados por la crisis y los memorándums criminales de la troika. Esto permitiría movilizar al pueblo para que defienda al gobierno de los ataques de la comisión y sus agentes.

En segundo lugar, el gobierno griego debería responder a los chantajes con la confiscación de las propiedades y los bienes de las empresas, bancos y demás acreedores. De esta forma se les devolvería el golpe a los chantajistas.

En tercer lugar, el gobierno debería llamar a la solidaridad de todos los demás trabajadores del conjunto de la Unión Europea. En este caso las medidas de austeridad no son la exclusividad de los griegos. En Francia, el gobierno “socialista” de Hollande viene de hacer pasar mediante un mecanismo semi dictatorial, pasando por encima del congreso, la ley Macron (apellido del ministro de Finanzas) que permite la flexibilización del trabajo. En España el gobierno de Rajoy no deja de avanzar con sus medidas de austeridad y provoca el éxodo de millares de españoles fuera de las fronteras para buscar un futuro mejor. Los anuncios de recortes en los subsidios por parte del nuevo gobierno de coalición belga, eminentemente de partidos de derecha no cesan y la puesta en práctica de estas medidas empieza ya a provocar un serio impacto en la estabilidad de los asalariados.

Y mientras los trabajadores son puestos de cabeza para vaciarles los bolsillos, los grandes patrones implementan mecanismos para evadir el pago de impuestos con el concurso de los bancos.

La necesidad de avanzar en la dirección de una jornada de movilización continental es imperiosa y el gobierno de Tsipras tiene el deber de hacer el llamado. Una serie de medidas encadenadas para llegar a una huelga a nivel de todos los países de la UE pondría la relación de fuerzas a favor de los explotados.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA), así como creemos en la reunificación de Centroamérica bajo el socialismo como la única manera de acabar con la explotación y miseria de nuestros pueblos, vemos también que la creación de los Estados Unidos Socialistas de Europa, es la única manera de acabar con las divisiones y la austeridad.


Por Leonardo Ixim

Con la toma de la ciudad de Debaltsevo de parte de los independentistas de la región del Donbass, parece posible la materialización del alto al fuego acordado en Minsk, capital de Bielorrusia, entre el cuarteto de Normandía (Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos), Rusia, el gobierno ucraniano de Piotr Poroschenko y los independentistas. La región del Donbass está situada al este de Ucrania y es fronteriza con Rusia. Debaltsevo es un importante poblado que comunica la ciudad de Donestk con la ciudad de Lugansk, capitales de las Repúblicas Populares respectivas, antiguos oblast ucranianos.

Guerra caliente

Tras el fracaso de las negociaciones en septiembre entre el Cuarteto de Normandía, (sostén del actual gobierno de Poroschenko), por un lado y los separatistas de Donestk y Lugansk, autodenominados como Novorossiya y el gobierno de Putin (sostén de los segundos), por el otro,   continuaron los combates centrándose en tres puntos: en las afueras de Donestk cerca del aeropuerto, en la estratégica ciudad de Debaltsevo y el puerto de Mariupól

Ambos bandos se acusaron de violar respectivamente el alto al fuego; lo cierto es que desde posiciones ocupadas por el ejército de Ucrania y la Guardia Nacional de Kiev -formada por voluntarios fascistas- fueron atacadas en distintos momentos concentraciones urbanas en Donestk y Mariupól, ante el lento pero efectivo avance de los rebeldes pro-rusos. Así, en diciembre éstos lograron controlar las afueras de Donestk.

Recordemos que Víctor Yanukóvich fue derrocado por una revuelta popular dirigida por partidos de derecha cercanos a Berlín y a EU, organizada por grupos de extrema derecha y nacionalistas ucranianos como Svoboda, con el auxilio y apoyo de los servicios de inteligencia gringos. El ejército ucraniano cayó en la inacción porque en términos reales ya no podía sostener a Yanukóvich debido al nivel de corrupción de su gobierno, que además era odiado sobre todo en el oeste ucraniano tradicionalmente anti ruso e influido de cerca por el nacionalismo católico polaco. Yanukóvich era un oligarca cercano a la antigua burocracia soviética, apoyado sobre todo en las regiones étnicamente rusas y de habla rusa.

A raíz de esto, en las regiones rusas del este y suroeste, la población no aceptó el golpe de Estado y se levantó proclamando repúblicas populares, con asambleas propias y conformando milicias ante la denominada operación “antiterrorista” de Kiev. La rebelión en estas regiones cuenta con un fuerte núcleo obrero, debido a que se caracterizan por la existencia de una fuerte industria y por tener los mejores niveles salariales de Ucrania, producto de las luchas de los trabajadores.

El contenido social del programa de gobierno de estas repúblicas es antineoliberal y cercana a una visión de capitalismo estatista. En oposición, el gobierno de Kiev, después del derrocamiento de Yanukóvich y la asunción de Poroschenko, se vio obligado a proseguir la privatización de importantes sectores, en función lograr un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y créditos de parte del Fondo Monetario Internacional, que han endeudado la economía ucraniana.

La Junta de Kiev, después de su legitimación en las urnas tras la elección de Poroschenko, reestructuró el gobierno con Svoboda y grupos de extrema derecha. Después eso, la Rada Suprema o Parlamento, persiguió al Partido de las Regiones del depuesto presidente y al Partido Comunista Ucraniano que lo apoyó, y a inicios de enero ilegalizó a los comunistas y a la denominada “ideología comunista”. De igual forma otras fuerzas de izquierda han sido ilegalizadas o perseguidas; mientras que en algunas ciudades como Odessa en las costas del Mar Negro o en Mariupól, la persecución contra sindicalistas, comunistas, izquierdistas y simpatizantes de los pro rusos ha sido una constante, al estilo de la mejor y más temible tradición nazi.

En el Este, a pesar del contenido social y la movilización popular tras la proclamación de las repúblicas, pesa el nacionalismo pan ruso del cristianismo ortodoxo, que persigue, como símil de lo que pasa en Rusia, a manifestaciones independientes o a quienes promueven derechos específicos, como los homosexuales. En ambos lados organizaciones marxistas como Borotha (lucha) han sido perseguidas, pese que apoyan el derecho a la independencia de Novorrosiya.

Las consecuencias del conflicto para la población

La guerra ha causado más de cinco mil muertos y un poco más de un millón de desplazados. La situación de penuria de la población rusa ucraniana es calamitosa, sobre todo desde que Kiev le cortó en pleno invierno todo tipo de asistencia y recursos estatales. Si no es por los convoyes de asistencia humanitaria rusas, la situación sería peor. En el occidente, la situación económica no es mucho mejor; con las medidas impulsadas por el FMI y la UE, ha habido un encarecimiento de los productos básicos, además de que la libre movilidad al espacio de la UE ha sido una promesa vacía.

El saldo negativo para Kiev es la constante desmoralización del ejército ucraniano, con más de 3 mil muertos, el reclutamiento forzado en regiones rurales del oeste, el despoblamiento de aldeas por este motivo y el descontento y protestas cada vez mayores de parte de la población. Ante la desmoralización del ejército se creó la Guardia Nacional, cuerpo, como ya se dijo, formado por fascistas.

El acuerdo Minsk obliga a ambas partes a retirar la artillería pesada, estableciendo una franja desmilitarizada. Después de la entrada en vigencia del acuerdo el pasado domingo 15 de febrero, los rebeldes conquistaron Debaltsevo; habrá que esperar si avanzan a Mariupól, todo esto con la intención de asegurar la independencia de Novorrosiya. Se habla en estos momentos de una presencia de cascos azules de Naciones Unidos, a lo que los rebeldes, Berlín, París y Moscú se muestran anuentes.

¿Guerra Fría?

Otra opción que se maneja para garantizar el alto al fuego, es una misión de la Organización de la Cooperación y la Seguridad en Europa (Osce), propuesta respaldada por EU y Kiev, pero de la cual desconfía Moscú. La Ocse fue establecida en el Acuerdo de Helsinski en 1971, y sirvió para asegurar un cordón sanitario post Yalta a favor de la URSS, tomando como base la neutralidad de naciones como Finlandia y Austria. Sin embargo, desde la caída de la URSS y más con la intervención occidental en Ucrania, este cordón sanitario se rompió, por tal razón Rusia ocupó Crimea y apoya a los separatistas rusos ucranianos.

Occidente acusó a Moscú de promover el expansionismo; por tal motivo le impuso una serie de sanciones económicas que afectaron algunas variables económicas rusas como las exportaciones, disminuyeron el vital financiamiento externo de su estratégico sector petrolero, debilitando el rublo en un 46 % y provocando una escalada inflacionaria -momentáneamente estabilizada por la fuerte cantidad de reservas monetarias internacionales- todo esto en el contexto de la caída de los precios del petróleo, debido al exceso de oferta, a la crisis estructural en la demanda, como a los juegos geopolíticos de los especuladores. Esta situación también afectó a los principales socios europeos rusos como Alemania, donde buena parte del sector exportador depende de su comercio con Rusia, al igual que de la importación de bienes naturales como petróleo y gas.

En este escenario la política exterior gringa se resiente, primero por la negativa de Francia y Alemania a admitir a Ucrania en la Otan y a seguir armando a Kiev, segundo por la negativa del nuevo gobierno griego de Alexis Tsipras a apoyar un nuevo paquete de sanciones recientemente aprobadas para Rusia.

Alemania está en una encrucijada entre la presión gringa y el natural espacio económico hacia el Este, con el que tradicionalmente ha contado. Mientras, Washington padece de esquizofrenia, pues por un lado la extrema derecha republicana con el senador McCain a la cabeza, exige armas para Kiev, y por el otro lado la del Council on Foreing Relations, que fustiga las debilidades de Obama pero reconoce desde el realismo en geopolítica, que a Moscú no se le puede contener con medidas agresivas. Y una posición intermedia con Brezinsky (asesor de Obama) y el Brooking Institute, que respaldando también la entrega de armas ofensivas, llaman a reconocer el poderío ruso y a entablar diálogos con Moscú.

El Psoca apoya el derecho a la autodeterminación de los habitantes de Novorossiya ante su rechazo a la nacionalidad ucraniana, pero alerta que ni los oligarcas del Oeste aliados a occidente, ni los del Este aliados a Moscú, son ninguna garantía para hacer realidad sus derechos. Es vital la creación de consejos populares proletarios, que tengan a su cargo la dirección del gobierno y de las milicias, así como el establecimiento de relaciones fraternales con los obreros ucranianos, rusos y europeos que afrontan sus respectivas burguesías y el imperialismo.

Más artículos…

Hemeroteca

Archivo