Por Orson Mojica

Hace algunas semanas, durante su ofensiva, el ejercito ruso tomó el control de la parte sur de Ucrania, específicamente de la ciudad de Jerson, en la orilla occidental del rio Dniéper, fronteriza con la recientemente reincorporada península de Crimea. El control de la parte oriental y sur de Ucrania, es vital para la defensa militar de Rusia, por el acceso al mar Negro, quedando el mar Azov como un seguro mar interior.

El puerto de Odesa, todavía bajo control del gobierno de Zelensky, es un posible objetivo estratégico del ejército ruso, que dejaría a Ucrania como un Estado sin salida al mar. En las próximas semanas veremos si también este estratégico territorio sera reincorporado a la Rusia imperial.

Los rusos consolidan posiciones en el este y sur de Ucrania

Cuando el ejército ruso renunció atacar Kiev y más bien dirigió su ofensiva a expulsar a las tropas ucranianas del Dombass, sabían lo que estaban haciendo. Necesitaban consolidar posiciones en el este de Ucrania, donde la población ruso parlante es una fundamental base de apoyo. Una guerra de conquista es muy costosa, sin el apoyo de la población nativa cualquier invasión está condenada al fracaso. A Rusia le interesaba proteger y recuperar parte de su antiguo territorio, pero el grado de aceptación o rechazo de la población es una limitante para triunfar en la guerra.

En un momento determinado la guerra pareció entrar en un estancamiento o empate, pero esto era una ilusión. La prensa europea y norteamericana interpretó el lento avance del ejército ruso, como una derrota militar o como una muestra del desgaste militar de Rusia. Nada más alejado de la realidad. Los rusos estaban consolidando posiciones, reorganizando el Estado en las zonas liberadas, para garantizar la anexión a Rusia.

Zelensky depende absolutamente de Estados Unidos y Europa

En la guerra de Afganistán, que duro 20 años, Estados Unidos gastó cada año mas de 4 mil millones de dólares en ayuda militar al ejército afgano que combatía a la guerrilla del Talibán, pero en seis meses de guerra en Ucrania, ha gastado mucho mas dinero: primero fueron 15 mil millones en ayuda militar al ejército de Ucrania, después desembolsó mas de 40 mil millones, varios pequeños paquetes de dinero cada semana y ahora prepara un nuevo paquete de 14 mil millones de dólares. Un total de mas de cien mil millones de dólares y la cuenta sigue subiendo.

Las finanzas de Ucrania tienen un déficit mensual de 5 mil millones de dólares. El gobierno de Zelensky ya no pueden sostenerse por sus propios pies.  Kiev depende absolutamente del apoyo norteamericano y europeo para sostenerse de manera muy precaria y con un acelerado proceso de barbarización. En realidad, Ucrania ya no es un Estado y gobierno independientes, sino que se ha convertido en una agente militar de Estados Unidos y Europa, que esta siendo utilizado para debilitar al nuevo imperio ruso.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una alianza militar controlada por Estados Unidos, brinda información de inteligencia, apoyo logístico y militar, con asesores directamente en el campo de batalla a favor del Ejercito de Ucrania, para contener a la maquinaria militar rusa. Estamos presenciando, pues, una guerra “indirecta”, aunque cada vez más directa, de Estados Unidos y Europa contra Rusia, que incluye sanciones y bloqueo económico y financiero.

Fases de la guerra en Ucrania

La guerra en Ucrania ha tenido varias fases. En la primera fase, el ejercito ruso invadió Ucrania, enfrentándose a uno de los ejércitos más numerosos de Europa, con 700.000 soldados y 300.000 efectivos de la Guardia Nacional, en total un millón de hombres.

El ejercito ruso contaba con 200 mil efectivos. En la primera fase, el ejército ruso concentró sus esfuerzos en desarticular y debilitar el aparato militar que la OTAN veía conformado después del cambio de gobierno en 2014, utilizando armas modernas en una guerra basada en la aviacion y artilleria coheteril.

En la segunda fase, el ejército ruso centró sus esfuerzos en consolidar las posiciones de las republicas rebeldes de Donetsk y Lugansk, en el este y sur de Ucrania. En estas dos primeras fases el ejército ruso peleó a la ofensiva, manteniendo la iniciativa en el campo de batalla y asestando golpes demoledores a su rival.

En la tercera fase, después del rearme y reabastecimiento del ejército de Ucrania, por parte de Estados Unidos y Europa, se inició la contraofensiva contra el ejército ruso, obligándolo a retroceder y a abandonar vastos territorios en las provincias de Járkov y Jerson, una zona que los rusos controlaban pero que al parecer no era parte de sus objetivos centrales. “Vemos el éxito ucraniano en Jersón ahora. Vemos también cierto éxito en Járkov. Y esto es muy, muy alentador”, declaró Lloyd Austin, secretario de Defensa De Estados Unidos.

La prensa norteamericana y europea brincaba de alegría al anunciar, al fin, la derrota militar del ejército ruso, que se vio forzado a replegarse hacia Donetsk. Lo que no dicen los periodistas superficiales, es que en la medida en que ejército de Ucrania conquista nuevos territorios, debilita sus posiciones en otros frentes, especialmente en el sur. El ejército ruso, una vez más, evitó dispersar sus fuerzas, y más bien las concentró en los lugares donde habían planificado organizar referendos para la anexión a Rusia.

Las particularidades de Ucrania

El territorio del Estado de Ucrania se conformó dentro de la antigua URSS como un conglomerado de varias nacionalidades: la Transcarpacia, territorio que perteneció a Hungría (con 150,000 personas); el territorio de Galitzia, la parte occidental está dentro de Polonia y la otra mitad oriental dentro de Ucrania; Bucovina también fue dividida, una parte está en Rumania, y la otra parte dentro de Ucrania; las provincias de Donetsk y Lugansk, que se separaron de Ucrania y se proclamaron republicas independientes, reconocidas por Rusia, y también las provincias de Jerson y Zaporiyia, que historicamente siempre fueron parte de Rusia. Estas cuatro provincias son los centros industriales de Ucrania.

No en vano, Henry Kissinger, argumentaba que existían varias Ucranias, y que una posible salida a la guerra era que el gobierno de Zelensky cediera parte de esos territorios. El problema es que ceder territorios en el este y sur a favor de Rusia, generará tendencias centrifugas, que alentarán el separatismo de otras regiones a favor de Polonia, Hungría y Rumania, lo que reduciría al tamaño del Estado de Ucrania a una mínima expresión.

La existencia de Ucrania como Estado-nación solo es posible con una política de convivencia democrática entre las diferentes etnias y nacionalidades, bajo un Estado Federal democrático, con suficiente autonomía para las minorías que, en algunas zonas, son realmente mayorías. No obstante, el gobierno de Zelensky no solo no respeto los Acuerdos de Minsk, que otorgaban autonomía a los ruso parlantes, manteniendo las actuales fronteras de Ucrania, sino que hizo todo lo contrario: acentuó la centralización, persiguió a los ruso parlantes, ilegalizó a partidos opositores, aprobó una legislación antiobrera, etc. Hizo todo lo contrario, y entregó el país y colocó a las fuerzas armadas bajo el control de la OTAN y Estados Unidos. Con ello, finalizó la existencia de Ucrania como Estado independiente, neutral, y convirtió al país en una semicolonia de Estados Unidos y las potencias imperialistas de Europa.

Los referendos para legalizar la anexión a Rusia.

“La guerra es la continuación de la política por otros medios”, decía el general Karl Von Clausewitz. Hay un aspecto político central en esta guerra: Rusia, para contener las pretensiones de la OTAN de avanzar hacia el este, necesita con urgencia recuperar a la población ruso parlante de Ucrania, ampliando sus fronteras hacia el oeste y debilitando a Ucrania como Estado

Entre el 23 y 27 de septiembre del 2022, bajo condiciones de guerra, se realizaron los referendos en las cuatro provincias, Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia, con resultados favorables a la anexión. Aunque no hubo condiciones democráticas, era obvio que la mayoría de los rusos parlantes prefirieron votar por la anexion a Rusia que vivir bajo el acoso y represión del gobierno de Zelensky.

Igual que en 2014, cuando Rusia se anexó la península de Crimea, Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea (UE) rechazaron por adelantado los resultados de los anunciados referendos en las cuatro regiones separatistas de Ucrania y advirtieron que no reconocerán esas eventuales anexiones a Rusia, lo que presagia un mayor recrudecimiento de la guerra.

La presión militar sobre Rusia y la cuarta fase de la guerra

Es indudable que, aunque Rusia lleva una holgada ventaja sobre el ejercito de Ucrania, las sanciones económicas y el desgaste de librar una guerra indirecta contra Estados Unidos y Europa, ejercen una brutal presión sobre las finanzas, la economía y el ejército de Rusia.

El resultado de los referendos y la anexión de cuatro regiones (Lugansk, Donetsk, Jersón y Zaporiyia) que representa el 20% del territorio de Ucrania, obligará a Rusia a acelerar el paso en la guerra. Putin ordenó la movilización parcial de 300,000 reservistas, lo que se interpretó como un signo debilidad. Todo indica que vamos a una cuarta fase de la guerra, probablemente la mas intensa, y Rusia defenderá a muerte a los nuevos territorios. Este era el verdadero objetivo de la llamada “operación militar especial”.

Mientras Ucrania ya va por la cuarta movilización del servicio militar obligatoria, Rusia apenas desplegará una parte de sus reservas. Putin declaró que la movilización parcial de sus reservistas es “una respuesta adecuada a las amenazas que enfrenta Rusia”, porque “Washington, Londres y Bruselas empujan cada vez más a Kiev a trasladar los combates a nuestro territorio. Sin rubor dicen que no hay que escatimar recursos para derrotar a Rusia en los campos de batalla para quitarnos luego nuestra soberanía política, económica, cultural y de cualquier otro tipo, con un pleno saqueo de nuestro país”.

La fragmentación de Europa y la riqueza energética de Rusia

La invasión de Rusia y el desarrollo de la guerra en Ucrania son apenas algunas de las manifestaciones de la ruptura del statu quo que se formó en 1990, después del derrumbe de la URSS.

La Unión Europea (UE) y el euro fueron la creación de la alianza franco-alemana. Durante mucho tiempo, la economía alemana creció por el subsidio que representaba el petróleo  y el gas barato de Rusia. En una relación  simbiótica, Alemania crecía y competía en el mercado mundial, mientras Rusia se recuperaba de la postración que significó el derrumbe de la URSS.

Con la guerra en Ucrania, Estados Unidos logró controlar a la UE,  incorporar nuevos países a la OTAN, como Suecia y Finlandia, pero lejos de unificar a Europa y convertirla en una gran potencia hegemónica, la ha fragmentado políticamente. Las corrientes ultraderechistas, contrarias a la UE, han ganado las elecciones en Suecia y en Italia. Estas corrientes derechistas tienen mas simpatías por Putin que por Biden.

Las sanciones que impiden la compra del gas a Rusia, colocan a la economía de Alemania en un callejón sin salida. El intento del G-7 de imponer un tope de precios al petróleo y gas ruso, pone de manifiesto la necesidad de obtener fuentes de energía, que no se pueden reemplazar fácilmente. En el fondo, detrás de la alocada expansión de la OTAN hacia el este, que hizo explotar la guerra en Ucrania, hay un objetivo mucho mas importante y vital para Estados Unidos y Europa: el acceso  a las fuentes de energía de Rusia.

Hitler pretendió tomar por la fuerza esos valiosos recursos naturales de Rusia, ocupando territorios y esclavizando a su población, ahora los métodos son diferentes pero el objetivo sigue siendo el mismo: desmembrar al naciente imperio ruso, balcanizarlo para poder apoderarse de sus recursos naturales.

La guerra en Ucrania es solo un capitulo de esta historia que está por escribirse

Por Armando Sosa

Luego de ser reducidos casi la mínima expresión, los sindicatos británicos han ido tomando la iniciativa y la delantera con respecto a los demás sectores de la clase trabajadora del viejo continente.

Una ola de huelgas contra el aumento desmedido de los precios de los alimentos y de la energía en primer lugar, ha ido haciendo el efecto de bola de nieve en medio de un caliente verano, no solo en el aspecto meteorológico sino también en el terreno social.

Las mil y una razones del descontento

Desde 1926 no se produce una huelga general como tal en este reino. A pesar de las huelgas y movimientos sociales que se han producido a lo largo de las décadas pasadas en contra de la inflación como en lo fue hace 30 años  contra el primer ministro laborista James Callaghan o bien el movimiento contra el poll tax impulsado por la primer ministra Margareth Thatcher , el llamado a una huelga general no se ha producido por parte de las direcciones burocráticas de los sindicatos.

Este oscuro personaje de las catacumbas liberales aprovechando la derrota de los mineros en 1984, impuso severas restricciones al derecho de huelga, las cuales no han sido casi modificadas desde entonces. Esto no ha impedido por lo tanto que ahora los trabajadores de muchos sectores se hayan lanzado a protestar por sus precarias condiciones.

“A par de los numerosos paros de las décadas de 1970 y 1980, el Reino Unido no ha vivido una huelga general desde 1926, y solo la federación nacional de sindicatos TUC tiene poder para convocarla.

“"Hay una oleada de reacción entre la clase trabajadora ante el modo como están siendo tratados. La gente se está haciendo más pobre cada día que pasa"“

Durante un piquete en la estación londinense de Euston, el secretario general de esa organización, que agrupa a cerca de medio centenar de sindicatos y tiene más de 5 millones de afiliados, ha sido preguntado este jueves por la posibilidad de dar ese paso histórico. "Creo que habrá acciones generalizadas y sincronizadas", ha afirmado, admitiendo que las medidas no necesariamente adoptarán la "forma tradicional" de una huelga general.” (Rtve.es)

Sin embargo las razones sobran. En la demagógica campaña por el Brexit, los partidos conservadores y nacionalistas vendieron la idea que con este proceso, las condiciones de vida irían a mejorarse al retomar según los mismos el “control” de sus destinos. Nada más falso como argumento debido a lo que se ha demostrado ahora con crudeza. La interdependencia de nuestras economías hacen que los discursos nacionalistas y xenofóbicos queden cada vez más desarticulados ante las verdades que impone el mercado liberalizado.

En lugar de ver mejorías, los trabajadores británicos han visto como el nivel de vida. La inflación que comenzó a dispararse desde el 2021, llegando a 5,1% en noviembre del mismo año. Por otro lado, los intereses de la banca también empezaron a aumentar después de un periodo de relativa estabilidad, llegando a alcanzar un 0,25%. El crecimiento de la economía también se vio ralentizado no solo por la pandemia sino también por los problemas derivados de los tramites aduaneros impuestos por las negociaciones del tratado, además de la gran dificultad para encontrar mano de obra que haga funcionar los diversos sectores de la economía. Esto ultimo es consecuencia de las leyes xenofóbicas impuestas por el gobierno que hicieron huir a miles de trabajadores temporales provenientes del este del continente y otras latitudes.

Con el estallido de la guerra en Ucrania, las cosas no han hecho que empeorar. La inflación ha llegado a sobrepasar el 10% mientras que los aumentos propuestos han sido por menos de la mitad.

En el Reino Unido se han establecido toda una serie de reformas liberales que han golpeado enormemente el nivel de vida de la clase trabajadora. Los famosos contratos de 0 h por ejemplo, que devuelve más de cien años atrás las condiciones con los que muchos empleados tienen que soportar. Al mismo tiempo, las privatizaciones de los servicios públicos como el transporte ferroviario han hecho que las condiciones de los trabajadores se hayan degradado.

Pero el hecho no solo es un frio recuento de números y estadísticas. Con la vorágine inflacionaria actual, se calcula que casi dos tercios de los hogares británicos no puedan hacerle frente a los costos de la factura energética y que por lo tanto no lleguen a poder calentar sus casas en el invierno que se avecina.

Las huelgas se extienden como un polvorín

La semana pasada fue el turno de los trabajadores ferroviarios.

“45.000 trabajadores ferroviarios del  Reino Unido han convocado este jueves una huelga que ha paralizado la red ferroviaria del país. En sus protestas piden mejoras en los salarios y las condiciones laborales ante el aumento del coste de la vida.

Solo el 20% de los trenes habituales estaban programados durante la jornada, todos ellos entre las 7:30 y las 18.30 horas, y en algunas líneas se ha parado la circulación por completo en la sexta huelga del sector desde el pasado mes de junio.

Ciudades con importante actividad portuaria como Swansea (Gales) y Portsmouth (Inglaterra) han quedado incomunicadas por tren a raíz del paro, que volverá a repetirse este sábado.

Además de empleados de 14 compañías ferroviarias, participan en los paros miles de trabajadores del operador Network Rail, responsable de las vías y la señalización.

El secretario general del sindicato del transporte RMT, Mick Lynch, ha asegurado que el sector está dispuesto a mantener de manera "indefinida" la disputa.” (Rtve.es)

Este movimiento se ha extendido en sectores como el metro de Londres, los trabajadores postales y otros más

“Los trabajadores británicos están fundamentalmente subpagados" agrega el sindicalista, para quien el movimiento "no cesará" y puede en cambio extenderse "a cada sector de la economía".

De hecho, los paros se multiplican en el país. El viernes, el conjunto de la red de transportes de Londres estará casi paralizado y seguirá perturbada todo el fin de semana, mientras se prevé otro día de huelga ferroviaria el sábado.

El domingo, los estibadores del puerto de Felixstowe (este de Inglaterra), iniciarán una huelga de ocho días, amenazando con detener gran parte del tráfico de mercancías.

Acciones similares están previstas o se han producido en los depósitos de Amazon, entre abogados penalistas o entre los recogedores de basura.

Estos movimientos sociales podrían durar más allá del verano y extenderse a los funcionarios de la educación y de la salud, donde los sindicatos han calificado de "miserables" las ofertas de aumentos salariales de un 4%.

En todas partes, la consigna es la misma: los trabajadores reclaman alzas de salarios correspondientes a la inflación, que llegó en julio al 10,1% en doce meses y podría superar el 13% en octubre, según las previsiones del Banco de Inglaterra.” (France 24)

En todos estos sectores, la votación para lanzarse a la huelga ha reunido porcentajes muy altos, llegando a 90% de los trabajadores de la base. En el correo y los puertos se ha producido de esta manera. Los famosos dockers, todo un símbolo de la clase trabajadora británica, no se habían ido a huelga desde hace casi 30 años, lo que le da ese carácter histórico a este movimiento.

Pero los burgueses británicos no se quedan contemplativos. Por un lado, en varias empresas las amenazas de recurrir a esquiroles o bien a intimidar a los trabajadores no se han hecho esperar como en el caso de la tienda “Harrods”, que ha utilizado los mecanismos que le permite la nefasta ley de la época Thatcher. Por otro lado el partido conservador, que naufraga en una crisis política después de la caída del primer ministro Boris Johnson, tiene como su principal candidata a su sucesión a lo que los medios denominan una nueva versión de la Thatcher, la ex ministra de relaciones exteriores Liz Truss que promete una nueva ola de medidas ultra conservadoras acompañadas de más privilegios para los ricos como la baja de impuestos y más miserias para los trabajadores.

Estas medidas podrán ser enfrentadas en buenas condiciones si los trabajadores salen airosos de esta lucha contra la inflación.

Sigamos el ejemplo de los trabajadores británicos

Queda demostrado que el único medio que tenemos los trabajadores para hacer valer nuestro derechos es la organización y la lucha combativa. Ante la lluvia de aumentos de precios y las escandalosas ganancias de las compañías de energía, de los especuladores de toda calaña que se llenan los bolsillos a costillas de la miseria de la clase obrera, la respuesta tiene que ser contundente.

Las bases de los sindicatos británicos han señalado la vía que los demás trabajadores del continente deben seguir sin tardar para así lograr que estos primeros ganen su movimiento y de paso en el resto de los países podamos frenar la carestía del costo de la vida con aumentos de salarios que cubran la inflación real. No podemos aceptar migajas.

El otoño que se avecina debe ser acompañado de asambleas de base que voten un plan de lucha que permita llegar a la huelga general para defender los salarios.

Para los trabajadores centroamericanos, la lección es la misma, así como los gobiernos se unen por arriba para implementar los planes de austeridad y el recorte de los presupuestos de la salud y la educación entre otros y ofrecen aumentos ridículos, la unidad en la lucha a partir de los sindicatos es imprescindible.

Desde el PSOCA saludamos la valiente lucha de la clase obrera británica  símbolo y referente de la lucha de la clase obrera internacional.

 

Por Nicolas Lebrun

El conflicto ucraniano ha desatado toda una serie de situaciones que a todas luces  muestran las enormes dificultades en todos los frentes: militares , políticos, diplomáticos y económicos.

Por un lado, la incapacidad de constituir un grupo homogéneo por parte de los países agrupados en la Alianza del Atlántico Norte para contrarrestar los avances rusos en el frente militar, algo que parecía evidente desde la invasión del 24 de febrero, debido a la gran capacidad que tiene el ejército ruso.

En segundo lugar, la crisis política y económica sin precedentes hace que la frente imperialista occidental se vaya resquebrajando como producto del empantanamiento de la guerra sin posibilidad a corto plazo de encontrar una salida diplomática que se ajuste a las ambiciones de los distintos grupos imperialistas.

Una cumbre para la foto de familia

La cumbre de Madrid de la OTAN en junio del presente año podría decirse que fija un repaso de ciertos objetivos estratégicos por parte de la organización. De estos puntos extraemos algunos de los más importantes.

Flanco Sur. Aunque Rusia sea la mayor amenaza militar y China la económica, la OTAN reconoce que “el terrorismo, en todas sus formas y manifestaciones, es la amenaza asimétrica más directa a la seguridad de los ciudadanos y de la paz y prosperidad internacional”. Al analizar esta amenaza, ejercida por grupos no estatales y redes internacionales apoyadas por estados, la Alianza Atlántica vuelve su mirada al sur, en coherencia con su estrategia de 360 grados, que contempla las amenazas procedentes de cualquier latitud geográfica. “ (El Pais.com)

Con el advenimiento de la crisis migratoria producto de los distintos conflictos que se dan cerca de las fronteras del viejo continente, las posibilidades que grupos armados tomen auge son cada vez mayores. El caso libio es una muestra del estallido de las viejas estructuras coloniales que pueden apuntar a una mayor inestabilidad del cuadro imperial occidental. Es claro que el papel cada vez más protagónico que tienen principalmente  China y Rusia , en menor medida en el continente africano y Asia llevan a la OTAN a prepararse para no ceder el terreno sin pelear.  

“Integridad territorial. Frente a este panorama, el Concepto Estratégico de Madrid coloca en su frontispicio la “disuasión y defensa” como misión fundamental de la organización y, por vez primera, se fija como objetivo la protección de la integridad territorial de sus países miembros. “Si bien la OTAN es una Alianza defensiva, nadie debería dudar de nuestra fuerza y determinación para defender cada pulgada del territorio aliado, preservar la soberanía y la integridad territorial de todos los aliados y prevalecer contra cualquier agresor”, advierte, en una declaración sin precedentes que, para los expertos, supone una extensión de su paraguas protector a Ceuta y Melilla, hasta ahora excluidas.” Idem

En este punto es claro que la crisis proveniente de la degradación acelerada de las condiciones de vida de la mayor parte de la población que se encuentra fuera de las fronteras de la UE y de los otros países de la metrópoli, los lleva a intentar empujar fuera de sus fronteras las masas de hambrientos que tocan a sus puertas y que intentan por todos los medios de llegar a “la tierra prometida” El ultimo caso en el enclave español en el norte de África es un ejemplo. La policía marroquí reprimió de manera bárbara a las masas que asaltaban la valla y por su lado la guardia española hacia lo suyo y dejaba morir decenas de migrantes.

Pero el punto neurálgico es el del dinero para mantener engrasada la maquina de guerra. El conflicto de Ucrania le ha servido de pretexto a los gobiernos, que antes por razones de calculo electoral y de divergencias con los E.E.U.U, se negaban a aumentar el presupuesto para la defensa. En esta cumbre, casi en coro, todos han puestos plazos claros para este cometido. El servilismo hacia el amo de Washington es flagrante, todos los gobiernos de todo color políticos (social demócratas, verdes ecologistas, liberales, etc) se han plegado a los designios de Biden.

Como antecedente se podría  señalar la cumbre de Bruselas del 2018 donde el ex presidente Donald Trump pasaba a la ofensiva para que de un lado los países europeos, sobre todo las principales potencias económicas y  militares como lo son Alemania, Francia pasaran a consagrar el 2% del PIB a los gastos militares. Por otro lado, la dependencia del gas ruso sobre todo de la principal potencia económica del área, Alemania, ulceraba al energúmeno de Trump, llevándolo a denunciar públicamente esta situación.

Dentro de la nueva configuración del tablero geopolítico, los rusos han venido ganando terreno. La enorme potencia de fuego heredada del periodo estalinista, logró desarrollarse de manera hipertrofiada y que a la postre, entre otras causas, provocó la caída del estado obrero en manos de la rapiña imperialista.

Esta fuerza militar que representa también un enorme peso en el campo de las exportaciones mundiales de armas ha sido acompañada de una experiencia creciente en el terreno. Las sucesivas guerras y conflictos en las que las fuerzas rusas han intervenido o bien se han visto en la posición de garantes de la pax imperialista(Armenia y Azerbaiyán)  se hace cada vez más grande. Estos han pasado desde Siria donde se posicionaron como los salvadores del entonces moribundo régimen de El Assad, la cruenta guerra de Chechenia, así como otros conflictos con los antiguos países de la URSS por territorios estratégicos como el caso de Georgia.

El gas es asunto también de gran importancia por el motivo que los yanquis quisieran ser el mayor proveedor del de este combustible vital para la industria alemana por un lado y para las necesidades de calefacción de los habitantes de estos países. En 2017, dos tercios del gas consumido en la UE era importado, lo que representa un monto de 75 millardos de euros. En ese mismo año, los Estados Unidos había logrado exportar cerca de 17 millardos de m3 de gas hacia la UE y sus ambiciones era de aumentar este volumen.  El gasoducto del Nordstream 2 evidente torpedeaba estas ambiciones de los yanquis de colocar este gas extraído por el fracking, más caro que el ruso que proviene de las gigantescas reservas existentes en su subsuelo.

Crisis política en Europa

Como consecuencia no solo de la guerra ucraniana pero de la precedente crisis desatada por la pandemia, los gobiernos de los principales países imperialistas se han visto envueltos en una crisis política en diferentes grados. Este punto es muy importante, por lo que ya en otros artículos se ha evocado como el efecto bumerang de las sanciones económicas a Rusia y la inflación sin precedentes que asola a las masas alrededor del mundo.

En Alemania esta se ha manifestado luego de las elecciones para la cancillería, donde las negociaciones para conformar un gobierno se hicieron largas y no exentas de fuertes divisiones en el seno de los grandes partidos que perdieron sus plumas en el proceso electoral.

Francia segunda potencia de la zona, vio electo a Macron como una escogencia por eliminación. Su partido perdió la mayoría aplastante que había conseguido cinco años atrás.

En Downing Street, Boris Johnson acaba de perder su puesto como primer ministro, fruto de escándalos diversos, pero que reflejan la difícil realidad de la era post Brexit.

La caída de “super Mario” en Italia, pone aún más en evidencia la fuerza de esta situación de inestabilidad. Hasta hace poco, el antiguo presidente la BCE que campeó la crisis del 2008, no fue suficiente para que su gobierno cayera poniendo casi en las manos del partido neo fascista de Fratelli d’Italia a las puertas del poder.

Sin embargo, la que es de mayor amplitud es la que se produce en el seno de la primera potencia imperialista, los Estados Unidos. El gobierno de Biden se ha visto envuelto en una situación que no es si no más que la prolongación de la crisis de las instituciones imperiales.

El cisma entre la Cámara de Representantes y el Senado, además del giro reaccionario y liberticida de la Corte Suprema son el  reflejo de la ingobernabilidad a la que se dirigen en ese país.

La reciente anulación de la ley Roe vs Wade muestra esa fragmentación. La guerra en Ucrania no ha levantado el entusiasmo que tuvieron las otras guerras imperialistas como lo fue la invasión en Irak y Afganistán. La amenaza cada vez más latente de una recesión y de la inflación que golpea a los estadounidenses hacen que la situación no sea tan halagüeña para el gobierno de Biden.

Además de esto, la nueva configuración que planean ejecutar los estados del sur y del centro para delimitar las circunscripciones electorales y de paso volarse las leyes democrático burguesas que hicieron posible que estos derechos pudieran estar al alcance de la minoría afro americana, son un elemento que apunta en esa dirección fragmentaria.

Las masas no tienen partido en esta guerra imperialista

En otros artículos se han expuesto las razones de nuestro rechazo a la invasión rusa, pero al mismo tiempo nuestra oposición a caer en la trampa de ser el furgón de cola del campo de la OTAN.

Las masas de los países de la metrópoli tienen un papel histórico para hacer revertir esta situación en la cual la burguesía nos lleva al patíbulo de la guerra del hambre o del cambio climático irreversible.

La resistencia de sectores a la perdida del nivel de vida se ha visto manifestada por huelgas que surgen como hongos en sectores como el de las líneas aéreas, los trabajadores del metro en Londres, siendo la mayor en 30 años, después de la ofensiva del gobierno reaccionario de la Thatcher.  

La ofensiva de la burguesía también se da en el campo de las libertades democráticas , los derechos de las mujeres ,de las minorías étnicas y sexuales.

En este campo es urgente combatir a los gobiernos que cada vez muestran rasgos bonapartistas y que sin el mayor rubor forman alianzas con los partidos fascistas. 

El eje fundamental es la defensa del salario y de la lucha contra la inflación y la especulación con los precios de los combustibles y los productos de primera necesidad.

Los trabajadores no tenemos porqué financiar la guerra de los patrones, los industriales y los especuladores.

 

Por Orson Mojica

A mediados de abril, las negociaciones entre Rusia y Ucrania, teniendo como anfitrión a Turquía, fueron paralizadas por las presiones de Estados Unidos y la OTAN. Al paralizar las negociaciones de paz, a pesar que Ucrania había aceptado las exigencias más importantes de Rusia, Estados Unidos tenía el objetivo de alargar la guerra, para debilitar a Rusia en la mesa de negociaciones.

María Zajárova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, lamentó el hecho de que “comenzó un circo por parte del régimen de Kiev: primero vienen, luego no vienen, a veces participan, a veces no participan (…) el régimen de Kiev no es independiente, está controlado (…) las negociaciones se usan como una distracción".

La intención de Estados Unidos era, y sigue siendo, prolongar la guerra para desgastar a Rusia, aunque Ucrania sucumba como nación.

¿Polonia engullirá a Ucrania?

Polonia es uno de los países que ha sostenido una posición de apoyo militar beligerante a favor de Ucrania, contra la invasión rusa. No era para menos. Polonia fue desarticulado como imperio, entre las dos guerras mundiales, y la enemistad y rivalidad con Rusia data de mucho tiempo atrás. Y precisamente uno de los puntos de esta histórica rivalidad ha sido Ucrania.

El pasado 3 de mayo, Andrzej Duda, presidente de Polonia, pronunció un discurso alentando la posible fusión de Polonia y Ucrania. En esa ocasión, Duda dijo lo siguiente: "Espero que durante las próximas décadas, y Dios mediante, durante los próximos siglos, Ucrania sea un Estado hermano de la República de Polonia, el país donde, como espero que haya dicho proféticamente el presidente Vladímir Zelenski, no habrá fronteras entre ellos y nosotros; que no haya frontera, que vivamos juntos en esta tierra, reconstruyendo y restaurando nuestra alegría y fuerza compartidas, algo que nos permitirá resistir todo peligro, y que disuadirá cualquier ataque o amenaza en el futuro",

Este discurso no pasó desapercibido en Rusia. Dmitri Medvédev, ex presidente de Rusia y ahora vicepresidente del Consejo de Seguridad de ese país, alertó sobre las reales intenciones de Polonia al ayudar militarmente a Ucrania. "Está claro que a los propios ucranianos esta fraternidad imaginaria no les traerá nada, excepto la pérdida final de su condición de Estado. El presidente polaco reconoció las reclamaciones territoriales sobre Ucrania con su deseo de eliminar la frontera entre ambos países"

Como una confirmación de los temores de Rusia, el 22 de Mayo, Zelenski concedió un estatus jurídico especial a los ciudadanos polacos en el territorio ucraniano. Polonia y Ucrania acordaron establecer un control aduanero conjunto, descrito por Zelenski como el inicio de la integración de Kiev en el espacio aduanero común de la Unión Europea.

María Zajárova comentó burlonamente que “no son los separatistas sino el propio presidente del país el que cede a los ciudadanos de otro país los derechos en el territorio de su Estado sin concederles la ciudadanía de Ucrania".

El interés de Polonia por Ucrania no es nuevo. Al disolverse el Imperio austrohúngaro en 1918, se intensificaron los combates entre la Segunda República Polaca, que existió en el período de 1918 a 1939, y la autoproclamada República Popular Ucraniana Occidental (1918-1919), que salió del Imperio austrohúngaro.

Józef Piłsudski, (1918-1921) impulsó una federación entre Polonia, Lituania y Ucrania (que aún estaba dividida), conocida como “Międzymorze”, pero la naciente Unión De Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) frustró los planes de Pilsudski, quien debió conformarse con la parte occidental de Ucrania, conforme el Tratado de Riga de 1921.

¿Se repetirá la historia?

Zelensky: la OTAN no ha hecho nada

A pesar que Zelensky ha dicho que no ingresaran a la OTAN, se ha mostrado preocupado por la lentitud en el tramite de ingreso a la UE.

Dmitri Kuleba, ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, dijo: "No tenemos otra opción que ganar esta guerra (…) Una de las razones por las que está ocurriendo esta guerra es porque desde el 2014 algunos países occidentales [...] -Alemania, Francia, en cierta medida EE.UU. y otros países europeos- [...] siempre siguieron la política de medidas a medias hacia Rusia. Todo el mundo siempre nos decía: 'Ucrania, tienes que ceder en esto para pacificar a Putin, tienes que ceder en aquello para evitar la guerra. (…) la OTAN, como alianza, como institución, no puede hacer, literalmente, ninguna cosa. Los aliados, sí, son de mucha ayuda, […] pero la OTAN, como alianza, no ha hecho nada".

Aunque la OTAN como tal no ha hecho nada, los países que la conforman si han enviado armamento y apoyo material a Ucrania. La situación ha sido aprovechada por todos los gobiernos de Europa para incrementar los gastos militares. El caso más peligroso es el rearme de Alemania, con un presupuesto de más de 100,000 millones de dólares.

El malestar del gobierno de Zelensky se debe a que la mayoría de países de Europa, entre ellos Francia y Alemania, se resisten a tramitar rápidamente el ingreso de Ucrania como miembro de la Unión Europea (UE)

Emmanuel Macron, una vez reelecto presidente de Francia, declaro que el ingreso de Ucrania a la UE podría “durar años, incluso décadas”, por lo que propuso crear una nueva "comunidad política europea", que permitiría acoger a Inglaterra, Ucrania y otros países de Europa oriental, como Georgia y Moldavia, durante el largo proceso de negociaciones de entrada a la UE.

El ingreso de Finlandia y Suecia a la OTAN

Finlandia y Suecia han roto con la neutralidad, anunciando que se unirán a la OTAN. Sobre el tema, Vladímir Putin, durante una cumbre con los líderes de los países miembros de Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), declaró que "en cuanto a la expansión […] de la alianza a Finlandia y Suecia, Rusia […] no tiene problemas con estos Estados. Y, por lo tanto, en este sentido, una expansión a estos países no crea amenazas directas para nosotros, pero una expansión de la infraestructura militar en esos territorios sin duda provocaría una respuesta de nuestra parte. Y veremos cuál sería en función de las amenazas que se creen para nosotros". Al parecer Rusia se preocupa únicamente si hay bases militares o instalaciones de cohetes nucleares en Finlandia y Suecia

La OSTC (1992-2022) es la contraparte militar de la OTAN y acaba de cumplir 30 años. Está conformada por Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán, y Tayikistán.

Turquía, miembro de la OTAN, se opone al ingreso de Finlandia y Suecia a la OTAN, porque estos países reconocen el derecho de la autodeterminación del pueblo Kurdo, y por apoyar la güerilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)

El efecto limitado de las sanciones económicas contra Rusia

Las sanciones económicas y financieras de Estados Unidos y sus aliados de Europa y Asia, no han logrado arrodillar a Rusia, ni han hecho colapsar su economía capitalista. La unidad europea ante las sanciones ha comenzado a resquebrarse, por una razón muy sencilla: el grado de interdependencia de la economía mundial es tan profundo, que bloquear una zona tiene efectos inmediatos en el resto del mundo.

Europa depende del petróleo y del gas ruso. No es fácil conseguir un proveedor tan cercano. Por ellos, Bruselas ha ofrecido a Hungría, la República Checa y Eslovaquia largos periodos de gracia para que abandonen las importaciones de petróleo ruso.

Muchos países, incluida Alemania, son dependientes de la energía rusa.

El capitalismo en Rusia se reconstruyó, no en base a una poderosa industria, sino con la venta de materia primas. El mundo depende en gran medida de la energía rusa, de los fertilizantes, granos y muchas otras materias primas escasas. Las sanciones impulsadas por Biden, aunque han golpeado la economía rusa, mas bien han tenido un efecto de boomerang sobre la economía mundial.

Un artículo del New York Times reflejaba esas preocupaciones: "las naciones más grandes y ricas de la Unión Europea —Francia, Italia y Alemania— les preocupa la prolongación del conflicto ucraniano y temen un posible daño en sus propias economías". Rusia es "vecino inevitable que no puede ser aislado para siempre".

Al final, la gran arma secreta de Putin, no son los misiles hipersónicos, sino el petróleo, el gas y las materias primas que necesita el mercado mundial. Las mismas que Hitler intentó tomar por la fuerza durante la segunda guerra mundial.

La propuesta de paz de Italia

El ministro de Exteriores de Italia, Luigi Di Maio, presentó al secretario general de la ONU, António Guterres, un plan de paz para Ucrania, que consta de cuatro etapas: El primer paso supone un alto el fuego, la desmilitarización como preámbulo para un cese definitivo de hostilidades. El segundo paso es definir el futuro de Ucrania, asegurando su neutralidad, la cual puede ingresar a la UE pero no a la OTAN. El tercer paso incluye alcanzar un acuerdo bilateral entre Rusia y Ucrania de las cuestiones territoriales que garantice la plena autonomía y seguridad de Crimea y Donbass, dentro del marco de las fronteras internacionalmente reconocidas. El cuarto paso, es la suscripción de un tratado multilateral para la paz y la seguridad de Europa, centrado en el desarme y el control de armas, y en la retirada de las fuerzas rusas del territorio actualmente reclamado por Ucrania.

La propuesta de Italia ha sido recibida discretamente, aunque el resto de potencias imperialistas de la UE no se pronuncian al respecto.

Ofensiva militar y control de Rusia en la parte oriental

Los grandes medios de comunicación de Estados Unidos y Europa informaron, en las primeras semanas de la guerra, que Rusia había sido contenida y derrotada, porque no había logrado tomar Kiev.

Nada más alejado de la realidad. Rusia no puede anexarse un país tan vasto como Ucrania, por los enormes costos políticos, económicos y militares que tendría que pagar como fuerza de ocupacion. Rusia quería doblegar el gobierno de Zelensky para firmar un acuerdo de paz, conforme las exigencias de Putin. Por ello, en las primeras semanas de combates el ejército ruso se concentró en destruir la capacidad ofensiva del ejército de Ucrania y no conquisto territorios, es decir, no se concentró en defender posiciones, esperando los resultados de las negociaciones en Turquía.

Al fracasar la primera ronda de negociaciones, por las presiones de Estados Unidos y la OTAN sobre el gobierno de Zelensky, quedó claro que las potencias imperialistas occidentales estaban interesadas en prolongar la guerra para debilitar a Rusia, usando al ejército de Ucrania como usaron a los contras en Nicaragua, o a los Talibanes en Afganistán. Es una especie de retorno a la estrategia de guerras regionales o “conflictos de baja intensidad” de la época de la guerra fría, cuando Estados Unidos y la URSS se enfrentaban militarmente a través de sus agentes, en sus respectivas áreas de influencia.

El ejército ruso estuvo a las puertas de Kiev, pero bajo las nuevas condiciones Putin decidió consolidar posiciones en la parte oriental de Ucrania, tomando la ciudad de Mariopul, aplastando al batallón Azov, avanzando militarmente sobre las pequeñas ciudades restantes, consolidando posiciones en las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk, preparándose para futuras negociaciones.

El optimismo sin fundamentos de los medios de comunicación sobre la derrota militar de Rusia se ha detenido. La realidad en el campo de batalla es otra. Alexéi Arestóvich, asesor de Zelensky, ha tenido que reconocer “la forma en que el Ejército ruso capturó la ciudad de Liman muestra que hay comandantes de mucho talento y que ha aumentado el nivel de gestión operativa y de habilidades tácticas del Ejército ruso".

La carta de Biden

En una carta con fecha 2 de junio, el presidente Biden sintetizó cual es la estrategia y la táctica de Estados Unidos en relación a la guerra en Ucrania. Una vez más se comprueba que la prolongación de la guerra y el apuntalamiento a favor de Zelensky, tiene el objetivo de mejorar la posición de este en la mesa de negociaciones. Nada más,

reconoció que “cada negociación refleja los hechos sobre el terreno. Hemos actuado con rapidez para enviar una cantidad importante de armamento y municiones a Ucrania para que pueda combatir en el campo de batalla y ser lo más fuerte posible en la mesa de negociación. Por ello, he decidido que les proporcionaremos a los ucranianos sistemas de cohetes y municiones más avanzados que les permitirán atacar con más precisión objetivos clave en el campo de batalla. (…) Estados Unidos seguirá trabajando para fortalecer a Ucrania y apoyar sus esfuerzos para lograr un final negociado del conflicto”.

Biden nunca ha pensado que puede ganar la guerra en Ucrania y derrotar a Rusia, su esfuerzo se limita a mejorar la capacidad de negociación de Ucrania

¿La parte oriental de Ucrania será anexada a Rusia?

Aunque el objetivo aparente de la “operación militar especial” anunciada por Putin era la “desnazificación” y la “desmilitarización” de Ucrania, no hay duda que ante la negativa de Zelensky de firmar un acuerdo de paz, el ejército ruso aprovechó el impasse para continuar avanzando, y ha consolidado posiciones en la parte oriental de Ucrania, donde hay una base social con profundas vinculaciones con Rusia.

Henry Kissinger es el único estratega imperialista que ha reconocido la existencia de dos Ucranias, la occidental pro europea y católica, y la oriental pro rusa, fieles a la Iglesia Ortodoxa. En la reciente reunión del Foro Económico Mundial, en Davos, Kissinger volvió a insistir en que Ucrania debe negociar la paz, aunque ello implique ceder parte de su territorio, afirmaciones que irritaron a Zelensky.

Kissinger dijo que las “negociaciones deben comenzar en los próximos dos meses antes de que genere trastornos y tensiones que no se superarán fácilmente. Idealmente, la línea divisoria debería ser un regreso al statu quo anterior”. Lo anterior implica que Ucrania al menos reconozca la perdida de la península de Crimea, que es la puerta al mar de Azov. Kissinger sabe que la negociación entre Rusia y Ucrania es inevitable, en este punto coincide con la estrategia de Biden, de presionar militarmente para mejorar la posición de Ucrania en la mesa de negociaciones

Incluso, Kissinger aconsejó prudencia a la administración Biden al afirmar, que “continuar la guerra más allá de ese punto no se trataría de la libertad de Ucrania, sino de una nueva guerra contra la propia Rusia”. Y recordó que Rusia había sido una parte esencial de Europa durante 400 años, ayudando a equilibrar la estructura de poder en momentos cruciales. En pocas palabras, si Estados Unidos quiere derrotar a China, no debe humillar a Rusia ni empujarla a una alianza estratégica con Pekín.

Las intenciones del partido Rusia Unida (RU)

Andréi Turchak, secretario general del gobernante Partido Rusia Unida (RU) ha declarado sin ambages, que “los territorios que está controlando Rusia en Ucrania tienen mucha probabilidad para reincorporarse en la Federación de Rusia, pues son tierras ancestrales rusas (…) corresponde a los habitantes de esta región tomar la decisión, y estoy seguro de que la tomarán y que la región llegará a formar parte de la Federación de Rusia”

Leonid Slutski, jefe del comité de asuntos internacionales de la Duma (Cámara Baja) en Rusia, dijo que no descartaba que el referéndum "pueda suceder en julio, no predigo dónde ocurrirá, pero creo que los territorios liberados celebrarán un referéndum más o menos simultáneamente”.

Las declaraciones del vocero del Kremlin, Dimitry Peskov, van en el mismo sentido: "Hemos dicho reiteradamente que las personas deben elegir su futuro ellas mismas, y solo los residentes de dos Estados, la RPD y la RPL, y los habitantes de los territorios, me refiero a Jersón, Zaporizhzhia, son los que deben decidir su porvenir. Y tampoco tenemos dudas de que tomarán la mejor decisión"

Todo indica que Rusia se prepara para anexarse la parte oriental de Ucrania. Indudablemente, que la población del este de Ucrania tiene el derecho de decidir libremente su futuro, si siguen siendo parte de Ucrania o se anexan a Rusia. La clave de la situación es que el referéndum sea realmente democrático y que refleje la voluntad de la mayoría de la población, algo que por el momento es casi imposible bajo el escenario de guerra.

El envió de cohetes de largo alcance a Ucrania

Se ha generado un debate sobre el envío de armas de largo alcance a Ucrania. El gobierno de Zelensky pidió a gritos nuevo armamento para contener el avance de las tropas rusas. Estados Unidos e Inglaterra, después de muchas vacilaciones, ambos decidieron enviar cohetes de lanzamiento múltiple a Ucrania, escalando la guerra a un nivel superior.

Dmitri Kuleba, desesperado por el avance de las tropas rusas, suplico por el envió de más armas a Ucrania. “la ofensiva rusa en el Donbass es una batalla despiadada (…). Insto a los socios a acelerar las entregas de armas y de municiones, especialmente MLRS, artillería de largo alcance, APCs (transportes blindados del personal)".

La guerra convencional ha sido modificada por la alta tecnología. Ahora se utilizan cohetes, tanques modernos, drones, satélites, misiles de alta precisión. La infantería actúa como remate de las operaciones militares.

El ejército de Ucrania no ha sido aplastado hasta el momento, por el enorme flujo de recursos y armamento enviado por Estados Unidos y Europa. Pero la “guerra es la continuación de la política por otros medios”. El futuro de la guerra en Ucrania no se decidirá por el flujo de armamentos, sino por la política que sostengan las partes en lucha y por los hombres de carne y hueso que pelean en el campo de batalla. Las armas por si solas no pueden modificar automáticamente la correlación de fuerzas.

El gobierno de Zelensky no ha actuado en interés propio, en defensa de los intereses del Estado de Ucrania, sino como un vulgar agente del imperialismo norteamericano y europeo. Las declaraciones de que Ucrania debe “combatir hasta el último hombre”, sencillamente reflejan la utilización de la guerra para debilitar a Rusia como nuevo imperialismo, sin importar el futuro de Ucrania como nación.

Rusia amenaza con nuevas acciones

Ante el anuncio de envío de cohetes de lanzamiento múltiple a Ucrania, Medvédev advirtió que “en ese caso, nuestras Fuerzas Armadas no tendrán más remedio que atacar los centros de toma de decisiones. Todos entienden cuáles son esos centros: el Ministerio de Defensa, el Estado Mayor y todo lo demás. Pero, por supuesto, hay que comprender que, en ese caso, por desgracia, los centros de toma de decisiones finales ni siquiera están en el territorio de Kiev".

Las amenazas de Medvédev fueron confirmadas por el propio Putin, quien declaró que el suministro de lanzacohetes múltiples no cambiará la correlación de fuerzas en el campo de batalla: "No hay nada nuevo aquí. En primer lugar, estos sistemas de lanzacohetes múltiples están en servicio en el Ejército ucraniano: sistemas análogos de producción soviética, rusa [como los] Grad, Smerch, Uragán". Y concluyó: “en caso de suministro de misiles de largo alcance a Ucrania, sacaremos conclusiones y podremos atacar objetivos que todavía no hemos atacado”.

Hacia un nuevo statu quo en Europa

Poco a poco la retorica y la ofensiva de Estados Unidos pierde fuerza. Se avecina una complicada negociación entre Rusia y Ucrania, y entre Rusia y el resto de potencias imperialistas, para redefinir el nuevo orden en Europa.

El gobierno de Zelensky es incapaz de garantizar la existencia de Ucrania como un Estado-nación, tampoco garantiza una victoria militar sobre Rusia. Mas bien se ha convertido en la correa de transmisión del imperialismo norteamericano y europeo que convierte a Ucrania en una semicolonia, con trágicas consecuencias para el pueblo de Ucrania. Corresponderá a los trabajadores de Ucrania sacar las debidas conclusiones, exigir rendición de cuentas y luchar por un nuevo gobierno que garantice la existencia de Ucrania como Estado independiente, democrático y neutral.

Por Nicolás Lebrun

Las recién pasadas elecciones presidenciales en Francia se han caracterizado por un alto grado de polarización en las urnas así, como de una alta abstención que han puesto en una posición de debilidad al presidente Macron, ganador de la contienda.

En la primera vuelta, los electores franceses tuvieron todo un crisol de candidatos provenientes desde la ultra derecha, representada por el polemista televisivo Éric Zemmour  y la candidata del RN Marine Le Pen. La novedad en este campo, consiste en la entrada de Zemmour, que desde la antena televisiva ha sido propulsado para ocupar este espacio de una nueva corriente de la ultra derecha fascista que todavía no ha entrado dentro del aparato institucional, como si lo ha hecho el partido de Le Pen. Este hecho le ha permitido al RN de contar los privilegios que conlleva tener representantes en los diferentes parlamentos (Asamblea Nacional y Parlamento Europeo). Las pugnas intestinas dentro de este partido han llevado a miembros del clan LePen a proclamar su apoyo a Zemmour.

Durante la campaña electoral, Zemmour del partido Reconquista intentó diferenciarse con un discurso mucho más radical sobre la inmigración y la Unión Europea. 

"Zemmour aporta un discurso más radical que no se dirige al mismo electorado. El de Le Pen es relativamente joven y obrero, y el suyo más mayor y cultivado", explica Alain Policar, politólogo del Centro de Investigaciones Políticas de Sciences Po.(www.noticiasdegipuzkoa.eus)

Estos dos partidos lograron, en la primera vuelta,  casi un 30% de los votos. 

Por otro lado, la Francia Insumisa  de Mélenchon quedó en un tercer puesto en esta primera vuelta con 21,95% de los votos emitidos, quedando de nuevo fuera de la segunda vuelta. El conjunto de lo que se podría denominar de la votación de izquierda rondaba en la primera vuelta también cerca del 30%

El presidente Macron por su parte resentía una disminución de su caudal de votos tanto en la primera como en la segunda vuelta. En los resultados absolutos, es decir tomando en cuenta la totalidad del padrón electoral,  en la primera vuelta el candidato del LREM obtuvo el 20% de los votos y en la segunda vuelta el 38%.

Esto significó un retroceso con respecto a los resultados del 2017 cuando en la segunda vuelta contó con el 43,62% de los sufragios. El desgaste sufrido durante su primer quinquenio ha sido importante a pesar que una buena parte de sus reformas neo liberales han pasado, no tanto por su estrategia sino por la falta de reacción de la dirección del movimiento de masas (sindicatos y partidos de izquierda).

Dentro de este clima que evidencia que la burguesía francesa no ha podido levantarse de la crisis política producida por los diferentes fenómenos que han asolado en el pentágono.

La crisis del 2008 se saldó por la derrota electoral del partido Los Republicanos de Nicolas Zarkozy. Este último se ha visto envuelto en varios procesos judiciales por asuntos de corrupción y hasta este momento ha sido condenado por uno. Su partido, por su lado ha caído muy bajo en las preferencias electorales. Por un lado, el partido del presidente Macron ha logrado galvanizar a una buena parte de los antiguos seguidores del partido de la derecha tradicional francesa. En estas ultimas elecciones, la candidata Valérie Pécresse no logró obtener el mínimo de los votos requeridos para lograr el pago de los gastos electorales.

El gobierno de Hollande creo muchas expectativas dentro de la clase trabajadora que veía en este gobierno la posibilidad de parar las reformas neo liberales y los ataques a las libertades democráticas del gobierno Zarkozy. Sin embargo, el gobierno de Hollande hizo todo lo contrario y puso en marcha toda una serie de  reformas que ni siquiera el gobierno anterior había podido poner en vigencia.

El antiguo ministro de economía del PS, Emmanuel Macron y su proyecto de la Republica en Marcha, lograron entusiasmar de nuevo y arrasaron en las elecciones presidenciales y las legislativas, dándole casi un poder absoluto al nuevo presidente. Este gobierno fue una mezcla de tránsfugas de los grandes partidos tradicionales que vieron en el proyecto de Macron la posibilidad de avanzar en la agenda liberal y garantizar con esta mayores ganancias a los grupos industriales y capitalistas franceses.

Sin embargo, ante el deterioro del nivel de vida de importantes sectores de la población, el movimiento de los chalecos amarillos vino a frenar un poco el ímpetu del nuevo gobierno. La respuesta del gobierno fue una represión  brutal  que causó miles de heridos, mutilados y algunos muertos.

La lucha de los ferroviarios y otros sectores no llegaron a ganar por el manejo de las burocracias sindicales que jugaron la carta de la división y de la procrastinación. La huelga nacional indefinida no apareció dentro de las propuestas, tal y como en la era Zarkozy hizo temblar a la burguesía con la paralización de importantes sectores de la economía.

El resultado de las dos ultimas elecciones del PS ha sido categórico. El voto “castigo” ha sido fuerte, dejando a este partido a las puertas de la extinción electoral a pesar que logran todavía tener una cantidad nada despreciable de concejales, diputados y alcaldes a lo largo y ancho del territorio.

Dentro de este contexto, la posición de Mélenchon y los Insumisos ha sido vago, focalizando su acción dentro del marco institucional burgués y sin alentar las movilizaciones, es decir que ha sido un freno para las luchas del movimiento sindical y popular.

Las elecciones legislativas

La base de izquierda con toda razón y lucidez veía que la unidad electoral era necesaria para enfrentar el aumento de la votación de la derecha fascista. Sin embargo tanto en 2017 y en la primera vuelta de las elecciones de  2022 este objetivo no fue posible.

Para nosotros los socialistas revolucionarios, la unidad por la unidad no forma parte de nuestros principios. Esta unidad se debe centrar en programa que se levanta. Si este ayuda a movilizar para defender los derechos, el nivel de vida y las libertades democráticas, el ambiente contra la depredación capitalista y además  asegura la independencia de clase, en grandes rasgos, estaríamos por suscribirlo.

Sin embargo, dentro del acuerdo de la Nueva Unidad Popular Ecológica y Social (NUPES), el nombre con el cual LFI, los Ecologistas, el PS y el PC han bautizado a esta unidad de un sector de la izquierda, está lejos de esto. La plataforma programática ha sido muy imprecisa.

“En cada uno de los acuerdos bilaterales, hay variaciones menores en los elementos esenciales que representan las diferentes partes de NUPES. Si hay compromisos en las formulaciones y en determinadas propuestas, estos acuerdos se inspiran en gran medida en “El Futuro en Común”, el programa de Jean-Luc Mélenchon para las elecciones presidenciales de 2017, que se actualizó en 2022. Incluye, entre sus puntos más importantes, la jubilación a los 60 años, la congelación de precios, la Sexta República o la planificación ecológica, elementos todos ellos que el resto de partidos han acordado suscribir.  La Francia Insumisa y el PS, antagonistas durante las elecciones presidenciales, también han encontrado un compromiso en Europa. Sobre el tema de la "desobediencia" a ciertas normas comunitarias, motivo de discordia entre las dos partes, el acuerdo queda redactado de la siguiente manera: "Por nuestras historias, estamos hablando de desobedecer para unos, de derogar temporalmente para otros, pero persiguen el mismo objetivo", a saber, "poner fin a la trayectoria liberal y productivista de la Unión Europea".( francetvinfo.fr)

El gran objetivo pareciera ser la distribución de las cuotas electorales.

“A pesar de este acuerdo, cada formación espera mantener un grupo en el Palacio Borbónico. Para ello, la torta de los 577 distritos electorales se dividió en cuatro, con la mayor participación para los Insoumis, fuertes en su tercer lugar en la elección presidencial (21,95%). El PS conserva 70 candidaturas, EELV 100 y el PCF 50. LFI liderará la batalla en todas las demás circunscripciones.”

En este contexto, los candidatos que proponen los partidos no son necesariamente candidatos salidos de una concepción democrática y clasista. Es más, el fruto de un acuerdo con tintes oportunistas que no garantizan que el programa levantado que recoge puntos esenciales como  la revaloración del salario mínimo, la congelación de los precios contra la especulación, pueda ser defendido por personajes salidos de otros sectores de clase.

Preparar la movilización contra el gobierno de Macron II

Los trabajadores no podemos confiar en las instituciones burguesas. Dentro de ellas, los reglamentos, las leyes y los procedimientos están hechos para que sus intereses no sean cuestionados.

La batalla que se puede dar dentro de estas esferas es limitada y por lo tanto la tarea de los diputados de la clase trabajadora es de poner estos puestos al servicio de la movilización y de las luchas populares.

En ese sentido, no podemos levantar falsas ilusiones que siendo primer ministro por si solo podrá hacer cambiar las cosas. El verdadero cambio vendrá si la relación de fuerzas hace variar el equilibrio y hacer retroceder a la jauría neo liberal.

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