Por Nicolas Lebrun

El 14 de mayo se realizó la primera vuelta de las elecciones en Turquia. El resultado de estas no le ha permitido a ninguno de los candidatos mayoritarios, Recip Tayyip Erdogan, del AKP partido en gobierno desde hace veinte años, ni a Kiliçdarroglu de obtener la mayoría simple para proclamarse vencedor de esta contienda.

Erdogan sigue en la pelea, Kiliçdarroglu busca el voto de la derecha

Las encuestas antes de este proceso electoral daban por vencedor a Kemal Kiliçdarroglu, lo cual no se reflejó posteriormente en las urnas. Este resultado representa un golpe para la oposición. A pesar de que Erdogan ha visto erosionada su base de apoyo electoral. Cabe recordar que el presidente hizo pasar una reforma constitucional para pasar de un régimen parlamentario a uno presidencialista. En un principio, logró gobernar con mayoría, pero este apoyo fue disminuyendo, lo cual le obligó a realizar alianzas con otras corrientes más a la derecha, fundamentalistas religiosos y otras corrientes similares.

“Si en las elecciones presidenciales de 2014 Erdogan obtuvo el 51,8% de los sufragios en una candidatura solo apoyada por el AKP, en 2018 tuvo que aliarse con el Partido de Acción Nacionalista (el MHP, extrema derecha nacionalista) para sostener su victoria: obtuvo un 52,6% del voto. Y en los comicios de este año, cuando en las legislativas su partido ha obtenido los peores resultados en 20 años, su candidatura presidencial no solo ha contado con el apoyo del AKP y MHP, sino que ha tenido que sumar al YRP, al Hüda Par y al Partido de la Gran Unidad (BBP), todos ellos partidos de extrema derecha islamista o ultranacionalista. Si Erdogan revalida el próximo domingo su victoria presidencial ―logró en primera vuelta el 49,5%, frente al 44,8% de la alianza opositora―, en el Parlamento deberá contar con los diputados de estos partidos para aprobar los presupuestos, por ejemplo. Y exigirán contrapartidas.”(El País)

Kiliçdarroglu busca revertir la situación con un discurso más a la derecha, buscando decantar los nacionalistas turcos y otras corrientes que mostrarían más simpatía por el presidente saliente que por el candidato señalado como prooccidental.

Este primer resultado asesta un golpe a las aspiraciones del candidato opositor que no logró canalizar el descontento popular luego del catastrófico manejo del terremoto ocurrido recientemente, la inflación galopante, el desempleo y otros aspectos que han agudizado la situación económica de los trabajadores.

“En cuanto a Kemal Kilicdaroglu, rival del actual presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a pesar de todo el apoyo, obtuvo aún menos votos que Muharrem Ince, quien se presentó a la presidencia por el Partido Republicano del Pueblo en las elecciones de 2018, considera Erim. El analista calificó su derrota en la primera ronda de "un golpe muy tangible" tanto para el propio político, como para su partido y la alianza de la oposición en su conjunto.

"Nadie en las filas de la oposición está contento con los resultados de la primera vuelta y no entiende por qué sucedió así. Construyeron su campaña electoral sobre el supuesto de que el nivel de apoyo a Erdogan caería drásticamente. Pero eso no ocurrió", afirmó. (Sputnik lat)

Los últimos discursos del centroizquierdista Kiliçdaroglu para atraerse el voto de los ultranacionalistas exagerando la situación y ofreciendo datos falsos sobre inmigración podría haberlos firmado Marine Le Pen: “No abandonaremos nuestra patria a esta mentalidad que nos ha traído 10 millones de refugiados irregulares. Las fronteras son nuestro honor. No abandonaremos nuestra patria a esos que, sin mover un dedo, miran llegar esa marea humana e infiltrarse en nuestras venas con la esperanza de que se conviertan en votos [para ellos]. Mañana no serán 10, sino 30 millones y amenazarán nuestra supervivencia”. (El País)

La oposición hace tiempo que ha olido sangre en este tema y, sea de centroizquierda o derecha, se ha lanzado a espolear el sentimiento anti migratorio de la forma más populista, critica Elgazi. Esto presenta un grave problema para el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan, pues en muchos de estos barrios obreros se encuentran sus grandes caladeros de voto, así que el Ministerio de Interior se ha puesto manos a la obra y ha aprobado una política para intentar “diluir” la población extranjera en la mayoría turca. (El País)

La burguesía turca tiene su Bonaparte y busca reconstruir su imperio

El gobierno de Erdogan es un régimen bonapartista que ha venido imponiéndose sobre la base de un proyecto nacionalista e imperialista que resucita en menor medida que los discursos oficiales, la ambición de la burguesía turca por recuperar el antiguo imperio otomano deshecho por los países vencedores de la primera guerra mundial.

Esta visión se ha visto plasmada en el terreno de los diferentes conflictos de lo que se podría denominar la zona de seguridad del país. Esta se limitaba con anterioridad a combatir a los nacionalistas kurdos en el interior, por medio de una feroz represión.

“El conflicto en Kurdistán ha sido definido por el ejército turco como una “guerra de baja intensidad” (Dusuk Yogunluklu Savas) que requiere control territorial. Se implementó la doctrina del "dominio del terreno" consistente en despojar al PKK de su base popular. Esta represión resultó luego en la destrucción de miles de aldeas y el desplazamiento forzado de aproximadamente un millón de kurdos; 17.000 periodistas, intelectuales, trabajadores y campesinos kurdos desaparecidos en “asesinatos sin resolver” (Yilmaz Özcan, CAIRN)

Posteriormente la guerra civil en Siria le ofreció a Erdogan la posibilidad de intervenir con el objetivo de tomar territorios cercanos a sus fronteras, combatir a la guerrilla kurda y asestar un golpe al debilitado gobierno de Al Assad con el objetivo de hacer girar la relación de fuerzas. La alianza de El Assad y los iraníes, la de los saudíes por otro con los fundamentalistas sunitas. Su alianza con Putin, no solo se limitaba al conflicto sirio, sino que era extensiva a la guerra civil en Libia.

“Sin embargo, la intervención militar directa turca se demoró hasta enero. La razón radica, probablemente, en que a pesar de que ya a fines de 2019 había una suerte de acuerdo entre Rusia y Turquía para repartirse Libia, algo que implicaba romper los planes del general Haftar, este general se negaba a cumplir con los acuerdos rusos y turcos.

Haftar, con apoyo de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Francia, continuó con su ofensiva contra Trípoli, negándose a firmar el pacto en Moscú a comienzos de enero. Haftar aumentó tanto sus apuestas, que para fines de enero decidió optar por la "opción nuclear" de bloquear la exportación de petróleo libio.

Empleando esa opción nuclear, con la que Haftar también perdería mucho dinero y sufriría daños, creía el general líder del LNA que el bando de Trípoli se quedaría sin dinero antes que él y terminaría colapsando.

Sin embargo, ante la desesperada situación del GNA, Turquía comenzó su despliegue militar para evitar el derrumbe de Trípoli, al tiempo que daba una vuelta a la situación militar. Los turcos enviaron varios miles o cientos de mercenarios sirios (cantidad exacta desconocida), sistemas de defensa aérea en fragatas y otras defensas de la misma clase, con las que eliminar la superioridad aérea en drones emiratíes. A su vez los turcos desplegaban sus propios drones con los que erosionar al LNA.”(the political room)

Esta intervención busca, entre otros objetivos, competir con el eje conformado por Grecia, Chipre, Egipto e Israel por la extracción del gas en los yacimientos submarinos.

La ofensiva en Siria del año pasado también buscaba entre otras cosas, preparar el terreno electoral y mostrar el músculo a sabiendas que las encuestas no le aseguraban fácilmente alcanzar la mayoría para gobernar.

Los gobiernos imperialistas solo alcanzan a poner notas al pie de página.

“Turquía ultima una nueva intervención militar en Siria, ha anunciado este miércoles el presidente Recep Tayyip Erdogan. “Pasamos a una nueva fase en nuestra lucha por establecer una zona de seguridad de 30 kilómetros al sur de nuestra frontera”, ha afirmado el mandatario turco en un discurso a los parlamentarios de su partido en Ankara. El anuncio tensó más la relación con la OTAN, después de que Turquía haya amenazado con vetar la entrada de Suecia y Finlandia a la Alianza Atlántica. El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, ha advertido de que la operación puede “socavar la estabilidad regional”. (DW)

La segunda ronda

Esta segunda ronda casi podría asegurar el gane de Erdogan. La margen de las elecciones presidenciales, se llevaron a cabo las elecciones parlamentarias que han visto la entrada de varias corrientes de derecha y de ultra derecha.

Dentro de ellas se encuentra el YRP, partido del Nuevo Bienestar y el Ülkücü (idealistas)que proclaman un discurso reaccionario.

“Ahora ha hecho ahora campaña reclamando la ilegalización de las asociaciones LGTBI y el cambio de las leyes que protegen a la mujer en caso de violencia machista y divorcio. Con este discurso se ha hecho con cinco escaños y, en algunas provincias, ha dado la sorpresa al recibir entre el 8% y el 10% de los votos. Y los partidos de derecha y ultraderecha vinculados al movimiento ultranacionalista Ülkücü (idealistas) han cosechado casi uno de cada cuatro votos en las legislativas y más de 90 de los 600 escaños del hemiciclo. (El País).

La tendencia es la misma que se ha visto en otros países que han sido o quieren convertirse en potencias regionales y que se desarrollan una combinación entre un nacionalismo para el discurso interno y la búsqueda de nuevas zonas de influencia con el riesgo de crear conflictos regionales que pueden ser el chispazo que desate un nuevo conflicto global a gran escala.

Pese a la imposición, la lucha se ha generalizado

Por Nicolas Lebrun

Se abre una nueva etapa en la lucha de los trabajadores y las masas francesas. Luego de masivas movilizaciones a lo largo y ancho del territorio, la determinación de las masas no ha decaído. Durante cada una de estas jornadas de huelga y movilización millones de personas se sumaron.

Después del anuncio de la utilización del 49.3, una forma de decreto presidencial para hacer pasar las leyes sin necesidad del voto de la Asamblea nacional, una ola de movilizaciones espontáneas se ha propagado en casi todas las ciudades. Los estudiantes de los colegios y universidades, así como de trabajadores de todos los sectores se han lanzado a la calle. La represión de los abyectos CRS no ha podido hacerlos retroceder. Los llamados a continuar estas manifestaciones pululan en las redes sociales y cada vez más personas se suman.

Las refinerías del país se encuentran paralizadas y el suministro de combustibles en las estaciones de servicio se hace cada vez más raro.

“La huelga se endurece en las refinerías y muchas estaciones francesas están secas por primera vez desde el inicio del conflicto, principalmente en el sureste donde las prefecturas de Vaucluse y Gard han decidido limitar las ventas. "Ya no sale ningún producto en este momento" de todas las refinerías de Francia, ya sea de las seis refinerías convencionales o de la biorrefinería La Mède (Bouches-du-Rhône), dijo este lunes a la AFP Eric Sellini, diputado nacional electo. de la CGT Chimie. Los envíos de combustible a los depósitos que abastecen a las estaciones de servicio ya estaban bloqueados este fin de semana en la mayoría de las refinerías. Desde el lunes, la refinería de TotalEnergies en Feyzin (Ródano) y la de Esso-ExxonMobil en Fos-sur-Mer han vuelto a suspender los envíos, según informa la CGT, lo que confirma la dirección de los dos grupos. "Hasta el jueves por la noche, no habrá salida de combustible, ya sea por vagones o camiones", dijo Lionel Arbiol, delegado de la CGT en la refinería Esso-ExxonMobil en Fos-sur-Mer.” (France 24)

Macron el gobierno de Elizabet Borne fragilizados

Después del anuncio este fin de semana de la utilización del 49-3, dos votos de censura fueron votados en el senado. Uno de ellos propuesto por el RN y otro por una coalición centrista. Este último fue el que puso contra las cuerdas al gobierno. Con escasos nueve votos de diferencia, la moción fue rechazada. A pesar del resultado este voto pone en evidencia la tendencia que se manifestó en las pasadas elecciones presidenciales y para la asamblea. Macron pude elegirse con un porcentaje bajo del total del padrón electoral, mientras que, en la asamblea, luego de tener una mayoría arrolladora durante la primera legislatura, en esta segunda, su agrupación no pudo alcanzar la mayoría.

La macronie pierde terreno a pasos agigantados y la brecha entre el gobierno de los millonarios y el pueblo trabajador se hace cada vez más grande. Durante el primer periodo, la crisis de los chalecos amarillos fue la antesala de todo el descontento provocado por el empobrecimiento creciente de los trabajadores y el pueblo. Las huelgas que estallaron de diferentes sectores fueron derrotadas o aplacadas por una serie de circunstancias. Por un lado, la feroz represión del gobierno y por otro lado la falta de consecuencia de las direcciones sindicales que se negaron a profundizar las movilizaciones y a lanzar la huelga general indefinida.

Pese a contar con la venia de las grandes cadenas privadas y estatales de comunicación para presentar el nefasto proyecto, las contradicciones, mentiras y otros bulos, todos estos no fueron suficientes para convencer. Todo lo contrario, cada intervención de los ministros del gobierno creó fuertes reacciones e hicieron el efecto contrario, pusieron más leña al fuego.

El movimiento se radicaliza

Para muestra un botón. Laurent Berger, secretario general de la CFDT, central sindical amarilla declaró “lamenta "la elección hecha" por el gobierno "de dejar la calle no a la responsabilidad, sino al radicalismo”

La preocupación también es compartida por el secretario general del CGT, Philippe Martinez, más preocupado por contener el movimiento que por llamar a la huelga general indefinida.

“Habíamos alertado al presidente de la República… Emmanuel Macron fue alertado sobre el riesgo de protestas si usaba el 49.3 para que se aprobara la reforma de pensiones sin votación…En una carta en la que solicitamos ser recibidos, evocamos en blanco y negro una situación explosiva. Nadie puede decirnos o replicar que no alertamos al presidente", continuó Philippe Martínez. Emmanuel Macron había respondido por escrito al correo de los sindicatos que la reforma era necesaria pero que "no subestimaba el descontento». (La Depêche)

Es claro que la burocracia sindical está siendo en este momento desbordada por la radicalidad de la base y estos personajes hubiesen preferido pactar algo antes que el proceso se les saliera de las manos.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) manifestamos todo nuestro apoyo al movimiento de masas francés. Creemos que una victoria sería un puntillazo para los planes de austeridad del gobierno de Macron y de las huestes de la Comisión Europea. No sin antes advertir que creemos que todo esta energía tiene que ser la antesala para votar una huelga general indefinida hasta que el gobierno entierre la reforma de pensiones.

Por Orson Mojica

El 24 de febrero del 2022, Rusia invadió Ucrania en lo que Putin denominó “operación militar especial” para “desnazificar” ese país. Un año después, la guerra lejos de terminar con la victoria de cualquiera de los bandos, o en la mesa de negociaciones, amenaza convertirse en un conflicto militar prolongado, cuyas consecuencias pueden redefinir el futuro de Europa y el mundo.

Uno de los mitos que difundieron malintencionadamente los medios de comunicación era que Rusia pretendía anexarse Ucrania, aplastando al gobierno de Zelensky. Nunca fue así, aunque en el transcurso de una guerra prolongada los objetivos e intereses pueden cambiar. Para librar una “guerra relámpago” de ocupación, Rusia tendría que masacrar a la población civil. Los ucranianos son un pueblo eslavo que, aunque tiene sus particularidades, siempre formó parte de Rusia. Los nexos entre ucranianos y rusos son muy profundos, aunque en realidad hay dos ucranias: el oeste es pro europea y católica, y el este es prorruso y de religión ortodoxa. Por esta razón, cualquier ofensiva militar rusa sobre Ucrania obliga a Putin a sopesar previamente las consecuencias políticas.

Si Rusia, un imperio en reconstrucción, permitía que Ucrania ingresara en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), su propia existencia estaría en peligro. En cierta medida, Putin fue obligado a intervenir desde 2014 cuando se produjo el cambio de gobierno de Ucrania y se inició la guerra civil en el Dombas.

Lo que antes era una guerra solapada, ahora es una guerra abierta, aunque no declarada formalmente. El gobierno de Zelensky se ha convertido en el ariete de la ofensiva norteamericana y europea para arrinconar y doblegar a Rusia, un imperialismo emergente.

Estados Unidos y a OTAN apoyan abiertamente al ejército de Zelensky con dinero y armas, manipulando las aspiraciones de autodeterminación de Ucrania en un rejuego de rivalidades e intereses entre las potencias imperialistas. Estados Unidos y la OTAN utilizan al ejército de Ucrania para hacer la “labor sucia” de debilitar a Rusia, de la misma manera que utilizaron a los contras en Nicaragua o las guerrillas islámicas en Afganistán.

Para justificar esta guerra ante la opinión pública, los medios de comunicación difunden la idea que se trata de una lucha entre democracia y regímenes totalitarios, como el de Putin en Rusia. Pero no dicen que Zelensky, con el pretexto de defender la soberanía nacional de Ucrania, ha construido en corto tiempo un régimen igualmente totalitario al interior de Ucrania, que oprime y masacra a los ucranianos prorrusos.

Forcejo por la revalidación del tratado START

Un aspecto que no se mencionaba en los medios de comunicación, es que la guerra en Ucrania tiene como trasfondo el forcejeo entre Estados Unidos y Rusia por la firma de un nuevo tratado de control de armas nucleares, que sustituya al tratado START III que expira en 2026.

En enero del 2021, Estados Unidos y Rusia habían acordado prorrogar el tratado START III, pero el inicio de la guerra en Ucrania, el 24 de febrero de ese mismo año, congeló las negociaciones. Hubo un intento de reiniciar las negociaciones en noviembre del 2022, en el Cairo, Egipto, pero Rusia se negó a participar por el aumento de la ayuda militar a Zelensky.

Es obvio que Estados Unidos intensifica los esfuerzos para consolidar posiciones en Ucrania, convirtiéndola en un satélite de la OTAN que ejercería una enorme presión militar sobre Rusia, colocando cohetes nucleares en ese territorio.

Recientemente, los países miembros de la OTAN emitieron una declaración en la que expresaban su “(…) preocupación el incumplimiento por parte de Rusia de sus obligaciones jurídicamente vinculantes en virtud del Nuevo START". Ante la crisis de las negociaciones, Rusia se ha negado a convocar una reunión de la Comisión Consultiva Bilateral (CCB) —órgano de aplicación del tratado— y no autoriza inspecciones en su territorio

Dimitri  Peskov, vocero presidencial de Rusia, justificó la negativa debido a que “toda la infraestructura de inteligencia de la OTAN, incluidos aviones de reconocimiento, constelaciones de satélites, trabajando 24 horas al día, siete días a la semana, en interés del régimen ucraniano", aunque reconoció que es "muy importante que el acuerdo se mantenga vigente".(RT 03/02(2023)

La guerra en Ucrania es solo una parte del conflicto entre Estados Unidos y Europa contra Rusia. Está en juego la hegemonía nuclear y con ello el control sobre el mundo.

Una guerra de “mediana intensidad” …. ¿a largo plazo?

En junio del 2022, Jens Stoltemberg, secretario general de la OTAN, declaró que la guerra en Ucrania podría durar varios años o varias décadas. Recientemente, ha vuelto a confirmar esta visión, al afirmar que "necesitamos estar preparados para un largo camino. Esto puede durar muchos, muchos años (…) El presidente [Vladimir] Putin quiere una Europa diferente, quiere una Europa donde pueda controlar vecinos, en la que pueda decidir aquello que los países pueden hacer" (AFP, 16/02/2023)

Estas declaraciones confirman que la guerra en Ucrania ha sido concebida para librarse a mediano y largo plazo, hasta que las potencias imperialistas, Estados Unidos, Europa, Rusia y China, logren establecer un nuevo statu quo mundial, si acaso es posible.

El apoyo económico y militar al gobierno de Zelensky es descomunal. A inicios de febrero, Jens Stoltemberg, secretario general de la OTAN, reconoció que los países miembros han proporcionado en el último año, desde que inicio la invasión rusa, ayuda militar y financiera por más de 120,000 millones de dólares.

Por su parte, el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia tiene información de que solo en el último año, “desde diciembre de 2021, los países de la OTAN transfirieron a las fuerzas armadas ucranianas 1.170 sistemas de defensa antiaérea, 440 tanques, 1.510 vehículos de combate de infantería y 655 sistemas de artillería, así como 9.800 misiles para lanzacohetes múltiple, 609.000 misiles antitanque y 1.206.000 proyectiles”.

Ante cada avance del ejército ruso, Estados Unidos y la OTAN redoblan las apuestas, enviando más armas y dinero a Ucrania. Si bien es cierto, la estrategia de Estados Unidos y la OTAN es presionar militarmente al máximo a Rusia, el nivel de involucramiento militar ha crecido tanto que en cualquier momento la guerra en Ucrania puede extenderse a Polonia y Bielorrusia, los países más cercanos, convirtiéndose en una guerra directa entre la OTAN y Rusia.

Aparentemente, todos los lideres europeos desean evitar la guerra directa contra Rusia, y por ello entregan armas obsoletas y se cuidan de no proporcionar tanques ni aviones de última generación a Ucrania, pero entre los discursos y la realidad hay una frágil línea divisoria que puede desaparecer en cualquier momento.

En marzo del 2022, cuando la guerra apenas iniciaba, Antony Blinken, secretario de Estado de los Estados Unidos, declaró que: “(…) Al final, estoy absolutamente convencido de que (el presidente ruso Vladímir) Putin fracasará, y de que Rusia sufrirá una derrota estratégica en Ucrania”, (09/03/2022)

La ansiada “derrota estratégica” de Rusia no es más que la pretensión de degradarla en su status de potencia imperialista, y convertirla en una disgregada semicolonia.

Dado el nivel de involucramiento de Estados Unidos y la OTAN, no se puede descartar que la guerra en Ucrania sea un tanteo de las potencias imperialistas occidentales, una primera fase de una guerra abierta contra Rusia.

El surgimiento de Rusia como una poderosa potencia imperialista, y su alianza con China, acelera la crisis de Estados Unidos y debilita su poderío en todo el mundo. Y por eso Estados Unidos y Europa luchan denodadamente para evitarlo.

La devastación de Ucrania

Mientras los medios de comunicación nos proyectan casi a diario las sucesivas derrotas militares de Rusia, lo que es pura propaganda de guerra, la realidad es otra.

Condoleezza Rice, ex secretaria de Estado, y enemiga acérrima de Putin, en un interesante artículo publicado en The Washington Post, develó la verdadera situación en Ucrania: “(….) Para Putin, la derrota no es una opción. No puede ceder a Ucrania las cuatro provincias orientales que ha declarado parte de Rusia. Si no puede tener éxito militar este año, debe mantener el control de las posiciones en el este y el sur de Ucrania que brindan futuros puntos de partida para ofensivas renovadas para tomar el resto de la costa del Mar Negro de Ucrania, controlar toda la región de Donbas y luego avanzar hacia el oeste.

(…) La capacidad militar y la economía de Ucrania ahora dependen casi por completo de los medios de vida de Occidente, principalmente de los Estados Unidos. En ausencia de otro gran avance ucraniano y éxito contra las fuerzas rusas, las presiones occidentales sobre Ucrania para negociar un alto el fuego crecerán a medida que pasen meses de estancamiento militar. En las circunstancias actuales, cualquier alto el fuego negociado dejaría a las fuerzas rusas en una posición sólida para reanudar su invasión cuando estén listas”.

Pero no crean que Condoleezza Rice es amiga de Putin. No, todo lo contrario. Ha pintado la cruda realidad, para terminar, pidiendo más armas y dinero para Zelensky. (Washington Post 07/01/2023)

Tímidas voces sobre una posible negociación

Los voceros de Estados Unidos y la OTAN en algunas declaraciones se refieren vagamente a la necesidad de lograr una salida negociada, pero todos coinciden que esta opción será posible únicamente si Ucrania gana la guerra, es decir, si derrota militarmente a Rusia. En realidad, quien gane la guerra no tiene nada que negociar, sino que impondrá sus condiciones al bando derrotado.

En marzo del 2022, la solitaria voz de Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), casi llorando abogó por una negociación: “La guerra en Ucrania no va a ninguna parte, pero va rápido. (…) Se está intensificando, volviéndose más destructiva e impredecible a cada momento (…) Esta guerra es imposible de ganar. Tarde o temprano, tendrá que pasar del campo de batalla a la mesa de paz.  Esto es inevitable”. El desesperado llamado no fue escuchado.

Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Comisión Europea, ha mantenido un discurso agresivo contra Rusia: “(…) las guerras se ganan o se pierden en el campo de batalla (…) Si alguien dice que no quiere parar ni negociar y que seguirá luchando, entonces la guerra tendrá que decidirse en el campo de batalla” (22/04/2022)

Para calmar a la opinión pública europea que se opone a la guerra, el discurso de Borrell ha sido camaleónico, combina el entusiasmo con la necesidad de establecer alguna negociación.

Conferencia de Munich: mas armas para imponer la negociación

Cada año se reúne la Conferencia de Seguridad en Munich, Alemania, para discutir los problemas de seguridad en diversas regiones del mundo. En esta ocasión, Rusia no fue invitada.

Dos días antes de la realización de la 59 Conferencia de Seguridad de Munich, Borrell declaró ante el Parlamento Europeo: “(..) es una extraordinaria ingenuidad pedir que se pare la ayuda militar a Ucrania, para que la guerra sea más corta y para que se construya más pronto la paz. Si dejamos de ayudar militarmente a Kiev, la paz que conseguiremos no será una paz, será una victoria de Rusia y para nosotros sería una extraordinaria amenaza a nuestra seguridad"

Borrell insistió que “la guerra se va a decidir en esta primavera y verano (…) Para ganar la paz, primero hay que ganar la guerra. Se puede ayudar militarmente a Ucrania y al mismo tiempo hacer los esfuerzos diplomáticos necesarios para que la paz llegue cuanto antes. No son dos cosas alternativas ni contradictorias, hay que hacer las dos cosas a la vez". (Parlamento Europeo, 15/02/2023)

Los discursos en la Conferencia de Munich estaban sintonizados. Francia y Alemania son las columnas que sostienen a la Unión Europea (UE) y la OTAN. Tanto Macron, como Scholz, reafirmaron su compromiso en la guerra en Ucrania, aunque con algunos matices.

Macron llamó a los gobiernos europeos a “invertir masivamente en defensa” para garantizar la seguridad de la UE. “No es la hora del diálogo (…) Si queremos la paz, tenemos que invertir en los medios para tenerla. Francia hace su parte, pero es necesario que haya ambición inversora a escala europea. Esto significa también reforzar la base industrial y tecnológica de nuestra defensa. Necesitamos más capacidad de producción, y necesitamos más estandarización, más simplificación. Cuando se trata de seguridad europea, tenemos que pensarla, producirla y garantizarla”.(El País, 17/02/2023)

En el discurso de Macron se olía cierto malestar por la dependencia militar absoluta de Europa en relación a Estados Unidos, y por el hecho que recientemente Estados Unidos aprobó una ley que protege a la industria norteamericana, en detrimento de la europea.

Macron más adelante insistió que las negociaciones debían realizarse en condiciones favorables para Ucrania: "Debemos intensificar absolutamente nuestro apoyo y esfuerzo para ayudar a la resistencia del pueblo y el Ejército ucranianos y permitirles llevar a cabo la contraofensiva que solo permitirá negociaciones creíbles sobre las condiciones elegidas por Ucrania, sus autoridades y su pueblo". (El País, 17/02/2023)

La socialdemocracia alemana sigue jugando el mismo rol contrarrevolucionario de siempre. Olaf Scholz declaró que “(…) no son nuestros envíos de armas los que alargan la guerra. Todo lo contrario. Cuanto más pronto Putin entienda que no alcanzará su meta imperialista, mayor será la posibilidad de un final de la guerra. Todos los que pueden suministrarlos, deberían hacerlo. Alemania hará todo lo que está en su poder para facilitarlo (…)”. (El País, 17/02/2023)

Quizá, quien expuso con mayor nitidez la estrategia imperialista del momento, fue el primer ministro de Inglaterra, Rishi Sunak: "Necesitamos una estrategia militar para que Ucrania obtenga una ventaja decisiva en el campo de batalla para ganar la guerra, y una estrategia política para ganar la paz. Para ganar la guerra, Ucrania necesita más artillería, vehículos blindados y defensa antiaérea, así que ahora es el momento de duplicar nuestro apoyo militar".

Mientras los lideres de la OTAN hablaban de presionar militarmente para negociar, el infaltable Jens Stoltenberg insistía en la necesidad de derrotar a Rusia en el campo de batalla: “A algunos les preocupa que nuestro apoyo a Ucrania pueda desencadenar una escalada. Que quede claro: no hay opciones sin riesgo, pero el mayor riesgo de todos es que gane Putin". (El País, 17/02/2023)

La nueva ofensiva rusa

Mientras se pronunciaban encendidos discursos en la Conferencia de Munich, las tropas rusas continuaban su ofensiva de invierno.

La guerra en Ucrania ha tenido varias fases. Los rusos avanzaron militarmente en 2022, controlando casi en su totalidad Lugansk y Donetsk, que desde el 2014 se rebelaron contra Kiev, y consolidaron posiciones en la mayoría de los territorios de las provincias de Jerson y Zaporiyia. Ante el retroceso de las tropas ucranianas, Estados Unidos y la OTAN facilitaron obuses de 155 milímetros y sistemas HIMARS, que posibilitaron una ofensiva militar del ejército de Zelensky, obligando al ejército ruso a retirarse de Jarkov y de la ciudad de Jerson, y reagrupar sus tropas en dirección a Donetsk.

Estas oscilaciones en la guerra, fueron descritas por los medios de comunicación como nuevas derrotas militares de Rusia. Nada más alejado de la realidad. En toda guerra hay avances y retrocesos, ofensivas y contraofensivas, emboscadas, escapadas, estancamientos, etc.

Rusia libra en Ucrania una guerra de mediana intensidad, desplegando apenas una pequeña parte de su ejército y de su poderío militar. La guerra es la continuación de la política por otros medios. Por razones políticas Rusia libra una guerra a la defensiva, con una pata y una mano amarrada, mientras Estados Unidos y la OTAN despliegan todo su poderío a favor del ejército de Ucrania.

Si Rusia utilizara todo su poderío militar, unificaría a todos sus enemigos en su contra. Putin desde hace tiempo mantiene una estrategia de fracturar el frente antirruso, procurando separar a Alemania y Francia de la estrategia norteamericana.

Como parte de esta nueva ofensiva del ejército ruso, han sido expulsadas las tropas de Zelensky de las estratégicas localidades de Soledar y Bakhmut, rompiendo las defensas enemigas.

El discurso de Biden en Polonia

En la víspera del aniversario del inicio de la guerra en Ucrania, el presidente Joe Biden arribó a Polonia, desde donde viajó a Kiev, previo intercambio de información con Moscú, para evitar que un misil del ejército ruso lo matase.

Polonia, un imperio caído en desgracia, es la punta de lanza de la OTAN contra Bielorrusia y Rusia. En ese país, hay bases militares que albergan 11000 tropas norteamericanas

En Kiev, el 20 de febrero, se entrevistó con Zelensky. La sola presencia de Biden en Ucrania tenía el objetivo de ratificar el respaldo militar de Estados Unidos al ejército de Ucrania. A su regreso, Biden pronunció un discurso en Varsovia, cuyas partes medulares vale la pena analizar.

Biden dijo: “Hace un año, el mundo se preparaba para la caída de Kiev. Pues bien, acabo de llegar de Kiev y puedo decir que se mantiene fuerte (…) Cuando Rusia invadió, no solo se puso a prueba a Ucrania. El mundo entero afrontó una prueba histórica”. “Europa se puso a prueba. Estados Unidos se puso a prueba. La OTAN está a prueba. Todas las democracias están a prueba. Y la pregunta que encaramos es tan simple como profunda: ¿respondemos, o miramos para otro lado? (…) Estados Unidos necesita a Polonia y a la OTAN tanto como la OTAN necesita a Estados Unidos. Tenemos que garantizar la seguridad en Europa. Es así de básico (…) Pensó que la OTAN se fracturaría y dividiría. En lugar de eso, la OTAN está más unida que nunca. Pensó que podría convertir la energía en un arma, resquebrajar la determinación de Europa, y en lugar de eso, estamos trabajando para acabar con la dependencia de Europa de los combustibles fósiles rusos”

El discurso triunfalista de Biden, en el mismo tono de las declaraciones de Macron y Sholtz, confirman que Estados Unidos y la OTAN continuarán armando y financiando al ejército de Ucrania, creen que podrán arrodillar a Rusia en el campo de batalla e imponer un tratado de paz humillante. Están decididos a convertir a Ucrania en una base militar en el costado de Rusia.

Y al terminar su discurso, Biden pronunció dos oraciones que sintetizan la estrategia norteamericana: “Ucrania nunca será una victoria para Rusia, ¡nunca! "

El discurso de Putin

Como repuesta al discurso de Biden, Putin pronuncio un discurso ante la Duma Estatal y el Consejo de la Federación, las dos cámaras de la Asamblea Federal de Rusia, en el que sintetizó la política de Rusia en torno a la guerra en Ucrania y el conflicto Inter imperialista con Estados Unidos, Europa y la OTAN.

Putin justificó la “operación militar especial” en Ucrania, porque “(…) Estados Unidos y la OTAN estaban desplegando rápidamente sus bases militares y laboratorios biológicos secretos cerca de las fronteras de nuestro país, en las maniobras estaban estudiando el teatro de las futuras hostilidades, preparando a un régimen de Kiev bajo su control y a una Ucrania esclavizada por ellos para una gran guerra".

Para Putin, Estados Unidos está preparando una “gran guerra” contra Rusia. Este planteamiento no es descabellado, porque para mantener su dominación, Estados Unidos necesita anular a Rusia y a China. Y esto no lo logrará por medio de la competencia económica y pacífica, sino por medios militares.

Putin reiteró que “hace un año, con el fin de proteger a las personas en nuestras tierras históricas, para garantizar la seguridad de nuestro país, para eliminar la amenaza que representa el régimen neonazi que surgió en Ucrania después del golpe de 2014, se tomó la decisión de realizar una especial operación militar",

Aunque ya lo había dicho en anteriores ocasiones, que Ucrania era parte de Rusia, es la primera vez que Putin usa el concepto de “tierras históricas”, lo que implica que los avances militares que obtenga el ejército ruso en el campo de batalla se traducirán en nuevos territorios anexionados a favor de Rusia.

Y si existen alguna duda sobre cómo han evolucionado las aspiraciones de Putin, el mismo nos lo aclara: “(…) Una cosa debe quedarles clara a todos: cuanto mayor sea el alcance del armamento suministrado a Ucrania, más nos veremos obligados a alejar la amenaza de nuestras fronteras". (DW 21/02/2023). Lo anterior implica claramente que Rusia anexará mas territorios, haciendo realidad el pronostico de Condoleezza Rice.

Y como una advertencia de la "gran guerra" que puede ocurrir, Putin dijo: “Tengo que anunciar hoy que Rusia suspende su participación en el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas. Reitero: no sale del acuerdo, sino que suspende su participación".

Esta suspensión de las inspecciones y de la negociación del acuerdo sobre armas nucleares, presagian una nueva carrera armamentista y una posible confrontación militar directa entre Estados Unidos, por medio de la OTAN, contra Rusia.

¿A dónde va Ucrania?

Si unimos las piezas del rompecabezas, encontraremos la repuesta correcta: primero tenemos una guerra de desgaste de Rusia en Ucrania, con duras sanciones económicas que golpean la economía de Rusia, para en una fase posterior, dependiendo de las circunstancias, entren en escena directamente las tropas de la OTAN. Todo es posible, el imperialismo norteamericano no cederá su lugar ni compartirá su hegemonía de manera pacífica.

 

Por Nicolas Lebrun

Este invierno en Europa Central se ha caracterizado por ser caliente en el plano de la lucha de clases.

Diversos factores han producido que, desde hace meses, las movilizaciones sean casi ininterrumpidas. La profunda crisis económica y social en la que ha sido sumergida las masas del viejo continente no tiene casi paralelo en los últimos treinta años.

Al mismo tiempo, el gobierno de Macron, representante de los empresarios y de la banca, presenta ante la asamblea el proyecto de ley para aumentar la edad de la pensión de 62 años y de manera progresiva hasta llegar a los 64 años en el 2030.

Este punto central que pareciera ser inocuo esconde una gran perversidad y desigualdad al poner en un mismo saco a todos los trabajadores independientemente de su oficio, las condiciones de trabajo y otros factores alimentan la bronca entre las masas que han salido ya en varias jornadas de lucha a manifestar su rechazo a esta reforma del gran capital.

Los principales puntos de la reforma

1.- La edad legal de jubilación se elevará de 62 a 64 años, a razón de 3 meses por año desde el 1 de septiembre de 2023 hasta 2030. Este aumento de dos años “afectará a todos los activos, asalariados, autónomos y funcionarios”, ha subrayado Sra. Borne.

2.- Para obtener una pensión “íntegra” (sin descuento), el período de cotización requerido aumentará de los 42 años (168 trimestres) actuales a 43 años (172 trimestres) en 2027, a razón de un trimestre por año.

3.- La mayoría de los regímenes especiales existentes, incluidos los de la RATP, las industrias de la electricidad y el gas y la Banque de France, se extinguirán, según la “cláusula del abuelo” ya implementada en la SNCF. “Esta medida sólo se aplicará a las nuevas contrataciones, que pasarán a estar afiliadas al régimen general de pensiones”, ha confirmado la primera ministra. (Le Soir)

Uno de los argumentos centrales de la reforma impulsada por la primera ministra Elizabet Borne, es de supuestamente evitar el derrumbe económico del régimen de reparto. El argumento de la ministra como todas las mentiras tiene patas cortas. De hecho, lo que esconde esta reforma es la expropiación de una buena parte del capital social acumulado por generaciones de trabajadores franceses que han cotizado durante su vida laboral para trasladar el costo de las futuras pensiones sobre sus espaldas y dejar libre a los empresarios de toda cotización o aporte complementario.

La CGT resume de la siguiente manera la situación: “En 2021 y 2022, los fondos de pensiones tuvieron un superávit de 900 millones de euros y 3.200 millones de euros respectivamente…el sistema de pensiones podría volver a ser deficitario hasta 2032, subrayando que no hay gasto descontrolado. El gasto sería globalmente estable hasta 2027 (entre 13,8% y 13,9% del PIB), luego aumentaría hasta 2032 (14,2% y 14,7% del PIB) antes de estabilizarse o disminuir a partir de 2032.

A largo plazo (para 2070), la participación del gasto en pensiones en el PIB estaría entre el 14,7% (que es el caso hoy) y el 12,1% nuevamente según el COR.

En resumen, en ausencia de una reforma, el sistema de pensiones no está financieramente en peligro. Es la disminución planificada de los ingresos lo que debilita el sistema. (cgt.fr)Sobre el aumento de la edad de la pensión y el sistema de cotizaciones que propone la reforma busca a precarizar a los trabajadores que se verán obligados a trabajar más y a recibir menos monto de pensión al final de una carrera cada vez más larga. “Esta medida no garantiza el mantenimiento del nivel de las pensiones porque va acompañada de la ampliación gradual del período de cotización. Tendrá que esperar 65 años para salir Y aportar más trimestres para recibir una pensión completa. 

Esta medida, unida al aumento de la edad de entrada en el mercado laboral y al aumento del número de carreras incompletas, empujaría a más y más futuros jubilados a trabajar más allá de los 65 años para no ver reducida su pensión en razón por el descuento.” (cgt.fr)En último lugar, la realidad que se esconde sobre la uniformización de la edad de retiro sin contar que el aumento de la esperanza de vida es completamente desigual según los trabajos realizados y el nivel de vida. La esperanza de vida de los obreros con menores salarios y condiciones más difíciles se reduce enormemente con respecto a los cuadros de empresa y otras profesiones similares. La otra variable es la posibilidad de llegar en buenas condiciones de salud a la edad de retiro. Esta se comporta de la misma forma que la anterior.

Las movilizaciones

En esta ocasión las principales centrales sindicales están actuando en una unidad de acción para rechazar el proyecto de ley. La CFDT caracterizada por ser un sindicato amarillo, que ha corrido en los últimos años a salir a salvarle la tanda a los gobiernos de turno, esta vez no ha podido aceptar el proyecto por la presión de las bases y de la población. A estos se unen la CGT y FO como centrales mayoritarias.

Los llamados a la huelga general y a las jornadas de movilizaciones han sido apoyados masivamente a lo largo y ancho del hexágono. La huelga del 19 de enero logró movilizar cerca de dos millones de manifestantes. LA del 31 de enero casi tres millones de personas.

En el momento de escribir estas líneas, dos importantes jornadas han sido convocadas, una para el 7 de febrero y la otra para el sábado 11 de febrero.

Casi todos los sectores de actividad han sido impactados por el llamado de las organizaciones sindicales. Los trabajadores ferroviarios, que a pesar de haberse llevado un gran golpe con la reforma del estatuto de Macron, no han bajado la guardia y el tráfico ferroviario ha sido fuertemente impactado. De la misma manera, los trababajdores del transporte público de Paris, la RATP, también han seguido masivamente el movimiento. Otros sectores como el de las refinerías, que ha sido muy combativo en las precedentes jornadas se ha sumado, así como los trabajadores del sector energético.

“La mecha la encendió la CGT Mines-Énergie (FNME-CGT) el 13 de enero. Esta federación -que agrupa en particular a los trabajadores de los sectores de la electricidad, el gas y la energía atómica- convoca una huelga de renovables a partir del 19 de enero. También presentó un "plan de batalla" contra la reforma del ejecutivo, con varias medidas previstas: "restauración de la luz" y el gas a los más precarios, "cortes focalizados" en particular contra los diputados a favor de la reforma...“Bajas en la producción de energía” también están en la agenda, y esta huelga podría tener un impacto en el reinicio de ciertos reactores nucleares. “Si hay huelgas, no habrá reinicio de reactores. Si no hay reinicio de reactores, puede haber falta de capacidad de producción de energía eléctrica”, explicó a la AFP el secretario general de la FNME-CGT, Sébastien Menesplier.El dirigente sindical, contactado por France 24, cree que la movilización promete ser “fuerte” en el sector energético, y en particular en el sector nuclear. (France 24)

La juventud ha entrado también en el combate. Los sindicatos de estudiantes de secundaria asi como los estudiantes de las universidades se han lanzado a la lucha. En la universidad de Rennes por ejemplo, la asamblea de estudiantes votó el bloqueo del recinto universitario.

El frente burgués se fragiliza

El gobierno de Macron se ha caracterizado por un ataque sin cuartel a las conquistas de la clase trabajadora para ponerle en bandeja de plata enormes beneficios a los grandes empresarios y especuladores de toda ralea.

Casi de la misma manera que los gobiernos de Reagan y de Thatcher llevaron a los super ricos aumentar vertiginosamente sus fortunas, en el pasado quinquenio de Macron y en lo que lleva de este, las fortunas de estos explotadores se han visto disparar. Mientras las familias de la clase trabajadora, las pequeñas empresas, los panaderos y otros sectores de actividad similares han tenido dificultades y a veces la imposibilidad de hacerle frente a las facturas de energía y de los alimentos, en el primer semestre los dividendos de las grandes empresas francesas agrupadas en el CAC 40 vieron aumentar sus ganancias en el pasado año. Solo en el primer semestre lograron acumular 73 millardos y la proyección para el final del año era un aumento de 20% y para este primer semestre el aumento representó +24% con respecto a 2021. No es casual que, en el ranking de Forbes de las personas más ricas del planeta, Bernard Arnault, gran patrón del grupo del sector del lujo LVMH se encuentre a la cima.

La propuesta del movimiento sindical, de partidos políticos, de asociaciones asi como de eminentes economistas de poner un impuesto sobre la fortuna, abolido por el actual gobierno, financiaría largamente las pensiones y los servicios públicos víctimas de décadas de sub-financiamiento y recortes.

El plan presentado a la asamblea y que empezó ya a discutirse en sesiones, no está seguro de contar con el apoyo necesario para obtener la mayoría. El partido del gobierno, en las pasadas elecciones no logró como en la pasada legislatura, obtener la mayoría absoluta para pasar en fuerza todos los proyectos. Esta vez, en el campo de la derecha, Los Republicanos, hay diputados que no cuentan apoyar el proyecto. El bloque de la NUPES que es fuerte empieza una jornada de debate y oposición dentro del hemiciclo potenciada por las fuertes movilizaciones.

Doblegar a Macron y al gran capital con la huelga general indefinida

Todas estas heroicas acciones de la clase trabajadora solo pueden potenciarse por el llamado a una huelga general indefinida. De otra manera el gobierno jugará con la carta del desgaste. Las bases que ya han demostrado su disposición y su determinación deben tener la palabra. La unidad de acción debe ser la más amplia y democrática para que sea fortalecida.

 

Por Armando Sosa

Las últimas semanas se han caracterizado por una serie de huelgas y movilizaciones a lo largo y ancho del viejo continente.

El detonador de esta ola de contestación ha sido el aumento galopante de la inflación y sobre todo de la explosión de los precios de los combustibles fósiles y de la electricidad que ha dejado a millares de familias en la precariedad. Millones de hogares han tenido que hacer la escogencia entre pagar los recibos y comer porque los salarios no dan.

El precio de la energía ha impulsado al alza la inflación en los 19 países que tienen el euro como moneda hasta alcanzar un récord del 9,9%, lo que complica que la gente pueda adquirir lo que necesita. Algunos no ven más opción que salir a la calle.

“Hoy, la gente se ve obligada a emplear tácticas de presión para lograr un aumento” salarial, dijo Rachid Ouchem, un médico que estaba entre las más de 100.000 personas que esta semana protestaron en múltiples ciudades francesas.” (latimes.com)

Esta situación solo puede compararse a lo vivido hace casi cincuenta años con la crisis petrolera producto de la reducción de la producción por parte de los países de la OPEP.

En el actual contexto de guerra en Ucrania, precedida por dos años de pandemia que asolaron también a las familias de la clase trabajadora, sobre todo a las de empleos precarios pero también a todos los asalariados que han visto como sus salarios han sido reducidos por la inflación sin que de la parte de los patronos, públicos o privados, se vea la más mínima intención de ofrecer un aumento consecuente.

Un pequeño recuento de las movilizaciones

Como apuntábamos anteriormente, una ola de movilizaciones sacude Europa. En Francia los trabajadores del gigante energético Total salieron a la huelga luego que la patronal ofreciera un exiguo aumento de salarios cercano al 5%. Sin embargo, los trabajadores reclaman un aumento del 10%. Las dirigencias burocráticas de las centrales pro patronales CFDT y la CGC firmaron un acuerdo para desmovilizar y aceptaron el 5% de la patronal con un bono excepcional. Los afiliados a los CGT continuaron la huelga en varias refinerías lo que hizo que el gobierno declarara la requisición de trabajadores manu militari, violentando el código de trabajo.

A la fecha, el movimiento viene en caída, ya que a la represión gubernamental y de la patronal, la entrada de otros sectores para apoyar a los huelguistas de Total y salir de forma unificada para exigir un aumento acorde con la inflación ha sido parcial como el martes 17 de octubre. Este día, los trabajadores del transporte de Paris, los ferroviarios, los profesores y estudiantes decretaron una huelga. Pero tanto la CGT como las otras centrales se hacen los sordos a los pedidos de las bases para decretar una huelga general indefinida.

La bronca de estos trabajadores fue mayúscula luego que se diera  a conocer que el presidente de la compañía con un súper salario se había recetado un aumento del 52%. Al mismo tiempo, los beneficios extraordinarios de esta misma empresa que se ha prestado para la especulación de los precios del gas y los otros combustibles llegan a sumas escandalosas.

“Las "superganancias" de Total ya estaban siendo debatidas. El anuncio realizado el jueves 28 de julio lo reanimará: el grupo ganó 5.700 millones de dólares (5.600 millones de euros) en beneficio neto en el segundo trimestre de 2022. Esto es más del doble de sus ganancias en el segundo trimestre de 2021 (2.200 millones de dólares). Una situación relacionada con la guerra en Ucrania y su efecto en los precios.  "Los efectos de la invasión rusa de Ucrania en los mercados energéticos continuaron en el segundo trimestre, con precios del petróleo que superaron los 110 dólares por barril en promedio en el trimestre", dijo el director ejecutivo de Total Energies, Patrick Pouyanné, citado en un comunicado de prensa del grupo. Todo el sector del petróleo y el gas se está beneficiando de esto: Shell anunció una ganancia quintuplicada en el segundo trimestre.  Esta ganancia se obtuvo a pesar de una nueva provisión de 3.500 millones de dólares vinculada al potencial impacto de las sanciones internacionales sobre el valor de su participación en el grupo ruso Novatek, informó Total Energies en un comunicado de prensa.En Inglaterra los trabajadores del ferrocarril y otros sectores empobrecidos han salido a luchar lo que ha provocado que la crisis política en el país se exacerbe. La rimbombante primera ministra Truss tuvo que renunciar prematuramente al ver que las medidas lanzadas para dar reducciones mayores en los impuestos para las compañías y migajas para los trabajadores fueron contestadas en todos los frentes. En Rumania, uno de los países más pobres de Europa miles de personas se movilizaron en Bucarest para reclamar mejoras salariales y el congelamiento de los precios de la canasta básica y de los combustibles. En Praga, Republica Checa, también se han producido movilizaciones masivas pidiendo la caída del gobierno. En Alemania los pilotos de Lufthansa y los ferroviarios también decretaron huelgas para exigir alzas salariales. En Bélgica, una huelga general de un día se prepara para el 9 de noviembre, lo que no ha impedido que varios sectores se hayan lanzado a la huelga exigiendo la misma reivindicación porque el fin de mes es cada vez más difícil. Las últimas convocatorias a manifestaciones han sobrepasado las expectativas llegando a movilizar varias decenas de millar en el conjunto del país. El freno que tienen todos estos movimientos es el mismo. Una burocracia sindical ligada a los partidos en el gobierno que en lugar de impulsar el descontento de las bases hacen todo por frenarlo al negarse a llamar a la huelga indefinida. Esto exige un plan de acción que sea discutido en las bases y que no se limite a escuetas jornadas de un día o a movilizaciones los fines de semana. La situación asfixiante lleva a que cada vez se sumen sectores a huelgas sectoriales. En Paris, los trabajadores de la compañía de transportes regional la RATP anuncia una huelga para el 10 de noviembre con la misma agenda, aumento de salarios y mejores condiciones de trabajo.Se abre una situación pre revolucionariaLa vieja formula de Lenin nos dice que una situación revolucionaria se caracteriza cuando los de arriba no pueden y los de abajo no quieren. Europa se acerca rápidamente a una situación similar. En Europa hay una situación prerrevolucionaria en tránsito a una situación directamente revolucionariaLa crisis política exacerbada por la guerra en Ucrania que pone al conjunto del imperialismo europeo en jaque al ver que la principal fuente de energía para asegurar el modelo económico burgués como lo son los combustibles fósiles provenientes de Rusia a bajo costo se derrumba. El avance del imperialismo yanqui para imponer sus condiciones en el viejo continente y acentuar el papel de subordinación crea fricciones en el seno de los países miembros de la UE. Esta polarización se refleja también hechos como el ascenso de la extrema derecha en Italia con el gobierno de Meloni. Por otro lado, países como Polonia que siguen la agenda del gobierno de Biden y otros como Hungría más proclives a Moscú hacen que los acuerdos sean frágiles. Al mismo tiempo, la burguesía alemana se niega a perder el rol de locomotora económica y política de la región. En el campo de los trabajadores como hemos visto en el anterior apartado, la resistencia persiste y se profundiza de manera atomizada por el momento. Durante décadas los trabajadores del viejo continente han visto menguar sus conquistas sociales ante la embestida de los gobiernos y de la troika. Los diktats de austeridad y liberalización de la economía son responsables de la actual crisis. En el sector energético, la privatización del sector como parte de la ofensiva de la Comisión Europea para ofrecer en bandeja de plata el estratégico sector a los accionistas y especuladores ha provocado esta incrementación sin precedentes en los costos de la energía. El mecanismo de fijación de precios provoca un encarecimiento sin fundamento de los precios finales. Ante esto la CE se muestra timorata y cínica a la vez al negarse a cobrar los impuestos a las súper ganancias de las empresas.

“Esta crisis energética no tiene una solución rápida”, dijo Torbjorn Soltvedt, analista de Verisk Maplecroft. “Y, en todo caso, la inflación parece que podría ser peor el año que viene de lo que ha sido este”….La suerte ha sido que, hasta ahora, el mes de octubre está siendo más suave de lo habitual, lo que supone una menor demanda de combustible para calentar los hogares, apuntó el analista.. Pero “si este invierno se produce una interrupción inesperada del suministro de gas procedente de Europa, es probable que veamos un mayor incremento de los disturbios civiles, el riesgo y la inestabilidad gubernamental”, dijo. (latimes.com)

Por la huelga general indefinida

Como en 1914, los trabajadores no tenemos campo en esta guerra inter imperialista y no tenemos por qué pagar con nuestra hambre y sufrimiento los costos de la misma. Mientras los gobiernos asignan enormes presupuestos al ejército y evitan tasar a los grandes empresarios la miseria, el frio y el hambre se asoman en los hogares de la población en Europa.

Es necesario construir corrientes sindicales combativas y clasistas que saquen de sus puestos a estos dirigentes anquilosados y amodorrados al servicio de los intereses del gobierno y de los patrones.

Una huelga general indefinida hasta lograr el congelamiento de los precios de la canasta básica, los combustibles y los bienes de primera necesidad.

Al mismo tiempo debemos negarnos a que nuestros jóvenes sea la carne de cañón en este conflicto inter imperialista que se recrudece y hace que la sombra de una nueva guerra se proyecte en el viejo continente.

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