Por Armando Sosa

La invasión rusa de Ucrania ha exacerbado las debilidades de las potencias de la Union Europea. Estas ya habían venido dando señales en ese sentido desde antes. Durante la crisis del 2008, Alemania y Francia pricipalmente aprovecharon el context para pasar a una violenta contraofensiva económica y social. Los duros planes de austeridad impuestos por la troika a Espana, Portugal y Grecia dejaron millones de personas en la miseria. Mientras esto pasaba, las empresas, los bancos y los accionistas se llenaron los bolsillos con subvenciones publicas.

La pandemia ha sido otra coyuntura que la burguesía no ha desaprovechado para avanzar en su plan anti obrero y popular. Los reajustes en las empresas bajo el pretexto de la pandemia les han servido a estas para aumentar sus ganancias mientras millones de euros han llenado las arcas de las mismas casi sin condiciones.

El crecimiento después de los dos primeros años de la pandemia se hizo a costa de los numerosos sacrificios que hicieron los trabajadores al asumir sus labores en medio de un manejo catastrófico de la crisis por parte de los tecnócratas de la UE y los gobiernos liberales. Sin embargo este crecimiento ha sido frágil.

“Antes de la invasión de Ucrania, ya se hablaba de un riesgo de estanflación, por el alza de materias primas y cuellos de botella en las cadenas productivas globales. Pero la fuente misma del riesgo era de carácter temporal, desvaneciéndose a medida que las cadenas de producción volvían a una cierta normalidad. Todo ha cambiado, porque el susto no solo es mucho mayor, afectando a un espectro más amplio de canales, sino que, sobre todo, es probable que sea duradero.  La caída de la oferta reducirá automáticamente la actividad en determinados ramos ya afectados por el desabastecimiento o los plazos de entrega, el automóvil en particular, pero también los componentes electrónicos. Por otro lado, el aumento de la inflación reducirá el poder adquisitivo de los consumidores. Estas cizallas gigantes reducirán la actividad, mientras aceleran la inflación: de hecho, se trata de la estanflación, con la clave de la pérdida de empleos y la reducción de las ganancias corporativas, por lo tanto, menos inversión y, finalmente, déficits presupuestarios vertiginosos. (Institut Montaigne 18/03/2022)

Las bajas no son solo militares

Ahora, la guerra en Ucrania viene a sumarse a la ola de golpes en contra de los trabajadores y sectores populares por la vía de una enorme inflación casi sin precedentes desde mediados de los años setenta. Al mismo tiempo, el crecimiento se ha estancado y las proyecciones son vistas a la baja, con diferentes niveles dependiendo de la fortaleza o debilidad de los países.  

“Las previsiones de crecimiento en Europa se han revisado a la baja en la última edición de Regional Economic Outlook. Así, las respectivas tasas de crecimiento de los países avanzados y emergentes excluyendo Ucrania y Rusia en 2022 se han rebajado en 1 punto porcentual y 1,5 puntos porcentuales respecto a las proyecciones de enero y ahora se sitúan en el 3% y el 2,7%. Se espera que varios países grandes como Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido registren un crecimiento muy débil o incluso negativo durante dos trimestres consecutivos este año. Finalmente, se espera que la actividad económica se contraiga un 8,5% en Rusia y un 35% en Ucrania. (Alfred Krammer FMI 22/04/2022)”

La tasa de inflación en la zona en promedio es de 7,8%. Las diferencias son grandes entre los países, estas van desde un 5,1% en Francia, una de las menores, hasta un 15,6% en Lituania que se encuentra en el extremo. Alemania la potencia industrial del centro del continente se encuentra justo dos décimas por delante del promedio regional, a 7,6%. Estos datos son de marzo del presente año (Eurostat)

Si se toma el Indice de precios al consumidor armonizado estos porcentajes son más altos. Es decir que los bolsillos de los trabajadores son todavía más afectados por la explosión de los precios de los combustibles y de los alimentos. Entre marzo del 2021 y el del presente año la diferencia del este índice es de 6,1%, con un acumulado para el pasado mes de marzo de 2,4%.

En este contexto de rio revuelto, la ganancia es para los especuladores y los grandes empresarios que aprovechan del contexto para aumentar los precios. Este puede ser el desencadenador de grandes movilizaciones que hasta ahora han sido contenidas por los aparatos burocráticos sindicales que esperan que el gobierno dé algunas migajas que pronto son obsoletas debido al paso agigantado con el que los precios aumentan. Este temor es el que se ve reflejado en esta parte del análisis que hace el funcionario del FMI.

“Gran parte de las presiones sobre los precios se derivan de factores que escapan al control de los bancos centrales, como las perturbaciones en los mercados de energía y alimentos y las interrupciones en las cadenas de suministro. Sin embargo, las autoridades monetarias de muchos países deberían seguir normalizando las condiciones crediticias para contener las expectativas de inflación y anclar los determinantes internos de la inflación, como los salarios y los alquileres.  Siempre que sea %posible, las autoridades públicas deberían consultar con los interlocutores sociales para evitar espirales de precios y salarios, en particular mediante la concesión de ayudas adecuadas a los hogares y empresas que luchan por comprar productos básicos que se han vuelto más caros. Para superar las dificultades provocadas por este shock de oferta, se debe permitir que los estabilizadores fiscales automáticos actúen libremente, por ejemplo, aumentando las prestaciones por desempleo y reduciendo los impuestos. Estas medidas aumentarán acertadamente los déficits fiscales, en un contexto de perspectivas de crecimiento cada vez más sombrías, y aumentarán las presiones sobre las finanzas públicas en algunos países. Dicho esto, es posible que sea necesario movilizar más política fiscal para apoyar la economía si se materializan riesgos importantes. (ídem-)

Un frente unido occidental con techo de cristal

Los tambores de guerra venían resonando desde meses atrás de la invasión rusa. Durante este tiempo la administración Biden trataba por todos los medios de sumar a sus aliados de la OTAN, principalmente las principales potencias de la UE a su causa. Esto no ha sido una tarea fácil para el gobierno yanqui debido a la diversidad de intereses económicos y geopolíticos. La principal potencia de la región, Alemania no ha sido anuente a todos los pedidos y exigencias.

“Un "socio poco fiable": así se ha presentado a menudo a Alemania en Estados Unidos últimamente, se alarmó su embajadora en Washington, Emily Haber, en un despacho confidencial revelado a finales de enero por el semanario Der Spiegel. La diplomática teme incluso un daño "tremendo" a la reputación, al otro lado del Atlántico, de su país, acusado por algunos de "dormir con Putin". En cuestión: las precauciones que considera excesivas Berlín con su principal proveedor de gas, Rusia, mientras ésta amenaza con invadir Ucrania.”  De hecho, es difícil hablar de ósmosis entre Washington y Berlín en la crisis de Ucrania.”L’express 02/22)

Durante la administración Obama, Biden como vice presidente ocupaba un rol importante en la concepción de la política durante el primer capitulo de la crisis ucraniana desatado por la anexion de la Crimea por parte de las tropas de Putin.

Por un lado Biden tiene que componer una alianza interna con los Republicanos, los cuales han sido coptados momentáneamente a la política de apoyar las fuerzas ucranianas y reforzar el cordon militar alrededor de las fronteras.

Por otro lado, la alianza con los países de la UE miembros de la OTAN marcha a diferentes velocidades.

“Alemania se ha comprometido a sancionar las importaciones de energía rusa, pero quiere eliminarlas gradualmente, en lugar de un embargo instantáneo. El gobierno sostiene que la última opción llevaría a Alemania a una recesión y costaría cientos de miles de empleos.

"Ese es un dilema que Alemania misma ha creado", opina la politóloga Liana Fix, directora de la Fundación Körber. "Eso es algo que es obviamente les queda difícil aceptar a otros países, que están dispuestos a seguir adelante con un embargo y se han preparado con la diversificación energética". (BBC Mundo 16/04/2022)

"En el futuro próximo, la cooperación con Rusia no sucederá. Será tratará mas de contención y disuasión y, de ser necesaria, de defensa contra Rusia", me cuenta Schmid. (BBC idem)

El gigante petrolero francés, Total también ha sido precavido en cuanto a la vigencia de un embargo sobre las importaciones de petróleo ruso.

“ el director general del gigante francés del petróleo y el gas dice que no puede prescindir del gas ruso, pero se ha comprometido a dejar de comprar productos petrolíferos rusos como muy tarde a fin de año. » (NY Times 22/02)

Esta alianza podría desgastarse en el mediano y largo plazo, en la medida en que la firma de un acuerdo de cese de hostilidades se vea empantanado por el desarrollo de las acciones no solo en el terreno militar sino también en el político y económico.

“El riesgo para Estados Unidos es que los aliados no permanezcan juntos”, dijo Jeremy Bash, ex jefe de Gabinete del director de la CIA y del Secretario de Defensa durante la presidencia de Barack Obama. “Esta crisis y este modo de enfrentamiento con Rusia va a durar meses y años, no días y semanas”. (NY Times 22/02/202)

Dinero para la guerra pero no para la salud, la educación y las masas

En esta escalada los países de la UE han respondido de forma rápida a las solicitudes de envio de tropas a las fronteras de Ucrania y de los países miembros de la OTAN. Esto se debe a que la UE tiene un fondo de reserva para estos casos.

“ En efecto, el Fondo Europeo para la Paz (EPF), un nuevo instrumento extrapresupuestario creado en marzo de 202120, permite a la Unión Europea financiar operaciones exteriores de carácter militar o de defensa, llegando incluso a permitir el refuerzo de las capacidades militares de terceros Estados, con el fin de prevenir conflictos y fortalecer la seguridad internacional.  Aunque la FEP es heredera de los antiguos mecanismos, el mecanismo Athena y el African Peace Facility, es la primera vez que la Unión adquiere un instrumento que permite la entrega de equipo letal a un tercer país.” (Institut Montaigne)

En el momento de escribir estas líneas, la reunión en la base de Rammstein promovida por los Estados Unidos, tuvo como uno de los principales acuerdos el envio de tanques de guerra alemanes a las tropas ucranianas.

Urge una movilización de los trabajadores para defender los salarios

Los trabajadores no deben pagar las consecuencias de la guerra. El vacio que ha dejado por el momento las dirigencias de las organizaciones sindicales, aliadas a los partidos en el gobierno ha sido aprovechada por los partidos de ultra derecha que demagógicamente han levantado este punto en su propaganda electoral.

El congelamiento de los precios de los alimentos, de los combustibles  y de la electricidad deben ser levantados por el conjunto de los sindicatos y los partidos de la izquierda.

Por Orson Mojica

La reducción de los combates en Ucrania, creo la sensación de que pronto se produciría el ansiado acuerdo de paz, que se estaba discutiendo en las rondas de negociaciones entre Rusia y Ucrania, primero en Bielorrusia y después en Turquía.

Las declaraciones de ambas partes reflejaron un moderado optimismo, ya que Ucrania había aceptado en términos generales las principales exigencias de Rusia, como el no ingreso a la OTAN y la firma de un tratado de paz y neutralidad. Incluso, los medios de comunicación anunciaron una posible cumbre entre Putin y Zelensky, para firmar el acuerdo de paz.

Las últimas negociaciones en Estambul

En la última reunión en Estambul, la delegación rusa aceptó verbalmente el proyecto de tratado de paz presentado por la delegación ucraniana, excepto la propuesta sobre Crimea.

Vladímir Medinski, asesor de Putin y jefe de la delegación rusa en las negociaciones, declaró a la prensa que ambas partes acordaron "el estatus de neutralidad no alineada y no nuclear de Ucrania, la prohibición de las bases militares extranjeras, la abstención de estacionar tropas extranjeras y cualquier arma ofensiva de misiles, de desarrollar y producir armas de destrucción masiva, la realización de ejercicios en los que participen tropas extranjeras solo con el permiso de los Estados garantes, incluida Rusia, y la creación de un sistema de garantías de seguridad internacional para una Ucrania neutral".

Sin embargo, la situación cambio abruptamente, y este cambio no se debe al retroceso de las tropas rusas, sino a que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) están utilizando la guerra en Ucrania como un mecanismo de enorme presión económica y militar para contener las aspiraciones de Rusia y obligarla a retroceder.

Las masacres de Bucha y Kramatorsk

A inicios de abril se produjo un quiebre abrupto en las negociaciones a partir de la denuncia de Ucrania y Estados Unidos, de que el ejército ruso había cometido crímenes de guerra contra la población civil en Bucha. Las fotos de cadáveres con las manos atadas en la calle de Bucha, fueron publicados en casi todos los diarios del mundo. Esta acusación coincidió con la denuncia previa de Joe Biden, de que Putin era una “criminal de guerra”.

Entonces el gobierno de Zelensky endureció posiciones en la mesa de negociaciones, a pesar que el ejercito ruso, en una muestra de buena voluntad se retiró de la provincia de Kiev, y concentró sus tropas en el Dombas. El ejercito ruso insistió en que la masacre de Bucha era un montaje, una provocación, para entorpecer las negociaciones y prolongar la guerra.

El coronel general Mijaíl Mizíntsev, jefe del Centro Nacional de Gestión de la Defensa de Rusia, propuso que la masacre de Bucha “sea investigado a fondo con la participación de las organizaciones internacionales de derechos humanos", pero no hubo repuesta por parte de Ucrania y Estados Unidos, aunque la campaña sobre crimines de lesa humanidad ha bajado el tono, sobre todo después de la masacre de perpetrada por las fuerzas derechistas del batallón Azov contra la población civil en el Dombas.

Stoltemberg: “La guerra podría durar meses o años”

A los pocos días, el general Jens Stoltenberg, secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), abandonó el discurso de que la OTAN no se involucraría en la guerra de Ucrania, para adoptar una posición mucho más dura contra Rusia. Según Stoltemberg, “(…) Rusia está retirando sus fuerzas del norte para reforzarlas, reabastecerlas, rearmarlas y moverlas al este, donde esperamos una gran ofensiva. El objetivo del presidente Putin es intentar controlar todo el Donbás y establecer una conexión terrestre entre el Donbás y Rusia (…) No tenemos indicios de que el presidente Putin haya cambiado su ambición de controlar toda Ucrania y también de reescribir el orden internacional”,

Debido a las pretensiones de Rusia de “reescribir el orden internacional”, es decir, crear un nuevo orden mundial, Stoltemberg insistió que la OTAN necesita “apoyar a Ucrania, mantener nuestras sanciones y fortalecer nuestra defensa y disuasión porque esto puede durar mucho tiempo y necesitamos estar preparados para eso (….) tenemos que ser realistas y darnos cuenta de que esto puede durar mucho tiempo, durante muchos meses, durante incluso años, y esa es la razón por la que también tenemos que estar preparados para el largo plazo”. (AFP 06/04/2022)

Del discurso de Stoltemberg podemos concluir que Estados Unidos y los países miembros de la OTAN están interesados en convertir la guerra de Ucrania en un nuevo Afganistán, es decir, en una guerra que desgaste y haga colapsar la pretensión de Rusia de convertirse en un nuevo imperialismo. En cierta medida utilizan al gobierno de Zelensky para retrasar un posible acuerdo, aunque con ello se destruyan las bases de una Ucrania independiente.

Todo indica que Estados Unidos y la OTAN están aprovechando el impasse militar. Debido a que Rusia no aspira a derrocar a Zelensky, sino obligarlo a firmar un tratado de paz y neutralidad, este aparente equilibrio militar, que no refleja la correlación de fuerzas reales en el campo de batalla, es aprovechado para rearmar y al pequeño ejercito de Ucrania, con el objetivo de sangrar y debilitar a Rusia.

Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, en su reciente viaje a Kiev declaró que "esta guerra será ganada en el campo de batalla". Lo anterior indica el viraje de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) van a mantener al máximo la presión militar, mientras estrangulan la economía de Rusia, para provocar una derrota histórica del naciente imperialismo ruso.

Nueva ronda de sanciones contra Rusia

Como el ejército de Ucrania ha sido prácticamente desmantelado (no controla el espacio aéreo y sus tanques y armamentos pesados han sido destruidos) y no tiene la capacidad de obtener victorias militares que hagan retroceder al ejército ruso, la administración Biden con sus aliados del G-7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Inglaterra  y Estados Unidos) adoptó nuevas y severas sanciones económicas contra Rusia. Estas sanciones son, en realidad, un bloqueo financiero y económico contra Rusia, y tienen el principal objetivo de que provocar el colapso de la economía de ese país.

Las sanciones implican el bloqueo al Sberbank y Alfa Bank, la institución financiera más grande y el banco privado más grande de Rusia, respectivamente. El Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una declaración en la que se regocijaba que: “(…) Los expertos predicen que el PIB de Rusia se contraerá hasta un 15% este año, borrando los últimos quince años de ganancias económicas. La inflación ya supera el 15% y se prevé que se acelere aún más. Más de 600 empresas del sector privado han abandonado ya el mercado ruso. Las cadenas de suministro en Rusia se han visto gravemente alteradas. Es muy probable que Rusia pierda su condición de economía importante y continúe un largo descenso hacia el aislamiento económico, financiero y tecnológico. (…) el poder de estas restricciones se agravará con el tiempo a medida que Rusia reduzca las existencias restantes de piezas de repuesto para ciertos aviones, tanques y otros recursos necesarios para la maquinaria de guerra de Putin”. (05/04/2022)

Biden, eufórico, declaró: “(…) Y debido a que hemos impedido que Rusia importe tecnologías como semiconductores, seguridad de encriptación y componentes críticos de tecnología cuántica, que necesita para competir en el siglo XXI, vamos a sofocar la capacidad de crecimiento de Rusia y su economía en los años venideros". (AP, 06/04/2022)

Pero Biden solo mira una parte de la realidad. Mientras las potencias imperialistas y sus aliados, subordinados a Estados Unidos, aplican un bloqueo financiero y económico, los países del BRICS ((Brasil, India, China, Sudáfrica) no se han sumado a las sanciones de las grandes potencias imperialistas, iniciándose una solapada guerra económica entre las economías emergentes y las viejas potencias imperialistas que luchan por barrer a la competencia.

Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, resumió la estrategia de Estados Unidos: " Continuaremos exprimiendo la economía rusa para que Rusia y el Kremlin sientan el dolor de lo que han hecho en Ucrania. Mientras tanto, seguiremos trabajando en formas adicionales de negarles ingresos " (10/04/2022).

Lavrov: “Rusia nunca ocupará una posición subordinada"

Este endurecimiento de Estados Unidos y la OTAN, como parte de la estrategia de doblegar a Rusia, es percibida nítidamente por el gobierno de Putin.

Para Serguei Lavrov, canciller de Rusia, declaraciones de Borrell "cambian considerablemente las reglas del juego (…) Rusia, con su historia, con sus tradiciones, es uno de los países que nunca ocuparán una posición subordinada. Solamente podemos ser miembros de la comunidad internacional en igualdad de condiciones de la indivisibilidad de la seguridad acordada y simplemente ignorada por nuestros socios occidentales".

Lavron reafirmó que la invasión rusa a Ucrania es para “poner fin a la expansión incondicional (de la OTAN) y el curso hacia el dominio total de la arena mundial por parte de EE.UU. y, bajo su liderazgo, de otros países occidentales".

El posible ingreso de Suecia y Finlandia a la OTAN es parte de la presión militar sobre Rusia, y cambia nuevamente el frágil equilibrio militar en Europa.

Dmitri Medvédev, expresidente y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, escribió: “¿Y cómo debemos reaccionar a eso? La respuesta es clara: sin emociones, con cabeza fría. Sin duda, habrá que fortalecer estas fronteras. Fortalecer considerablemente las agrupaciones de los efectivos terrestres y las defensas aéreas, desplegar fuerzas navales significativas en las aguas del golfo de Finlandia. En este caso ya no se trataría de un estatus no nuclear del Báltico".

La guerra en Ucrania se ha convertido en un laboratorio en el cual las potencias imperialistas luchan por imponerse, y la expansión de la OTAN hacia el este es parte de la estrategia militar de Estados Unidos y la UE para contener a Rusia y China, dos nuevos imperialismos emergentes.

Por Orson Mojica

Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, existe una intensa propaganda sensacionalista de los grandes medios de comunicación y en todas las redes sociales, en el sentido de que las tropas rusas están siendo derrotadas militarmente por la heroica resistencia ucraniana. Esto es comprensible por la solidaridad que despierta Ucrania como nación oprimida. Sin embargo, en la guerra, que es la continuación de la política por otros medios, no podemos dejar llevarnos por las emociones, y confundir los deseos e ilusiones con la cruda realidad.

El objetivo central de esta campaña de desinformación sobre el curso de la guerra es, sin lugar a dudas, ocultar la incapacidad o el temor de las potencias imperialistas agrupadas alrededor de Estados Unidos y la OTAN, para frenar el vigoroso ascenso del imperialismo ruso, quien golpea la mesa y lucha por recuperar sus antiguas ares de influencia.

La lucha entre democracia y autocracia

Al inicio de la guerra en Ucrania, los grandes medios de comunicación reprodujeron un enorme argumento que sirve de ideología para justificar la lucha de Estados Unidos contra el nuevo imperialismo ruso. Incluso, Putin ha sido descrito como un ambicioso psicópata, sediento de poder. Los individuos generalmente representan intereses de algún grupo económico o social. En este caso, es obvio que Putin representa la sed de poder de la nueva oligarquía rusa que pelea un espacio en el mercado mundial. De la misma manera, que Biden representa a las grandes transnacionales que pujan por asfixiar al nuevo imperialismo ruso, utilizando como peones a los ultraderechistas ucranianos.

Biden ha elaborado una ideología democrática, para luchar contra la autocracia rusa. En un discurso, en febrero, Biden exclamó: “Vivimos en un punto de inflexión en la historia, tanto en casa como en el extranjero. Estamos enfrascados nuevamente en una lucha entre la democracia y la autocracia; entre las aspiraciones de la mayoría y la avaricia de unos pocos. No permitiré que nadie ponga un puñal en la garganta de la democracia" (AFP, 19/01/2022)

Estados Unidos se construyó como potencia imperialista en el siglo 19, cuando el sistema capitalista todavía estaba en expansión. Este es el origen de las tradiciones democráticas de Estados Unidos. En cambio, Alemania, en la segunda mitad del siglo 19, para reunificarse como nación y emerger como potencia imperialista, tuvo que recurrir, no a la democracia burguesa, sino a la proclamación del emperador (Kaiser) Guillermo I (1871-1918) y su autoritario gobierno. Alemania no logró superar a las otras potencias imperialistas (Inglaterra, Francia y Estados Unidos), todas forjadas en el periodo de esplendor y ascenso capitalista. Después de provocar las dos guerras mundiales, y salir derrotada en ambas, Alemania debió conformarse con un rol de imperialismo subordinado, aunque es la potencia dominante en la actual Unión Europea (UE).

Este fenómeno de gobiernos y regímenes autoritarios en los imperialismos emergentes, como el caso de Rusia, en este periodo decadencia capitalista, está cada vez más claramente descrito. Japón, al igual que Alemania, se levantó como potencia imperialista en el siglo XX, bajo el puño de hierro del emperador Hirohito. Al sufrir derrota en las dos guerras mundiales, aceptó también el rol de imperialismo subordinado.

En el siglo XXI, han emergido dos nuevos imperialismos: Rusia y China. En ambos países existen gobiernos y regímenes autoritarios. Vladimir Putin asume el rol y actúa como nuevo zar de Rusia, aunque formalmente es una república. Algo similar ocurre con China, un imperio milenario que fue despezado y humillado por las potencias occidentales, durante los siglos 19 y 20, ha resurgido de las cenizas como un pujante imperialismo que nació, igual que en Rusia, de las entrañas del antiguo Partido Comunista. Después de una seria de transiciones, Xi Ping es presidente vitalicio de la república popular China, es decir, en los hechos el nuevo emperador.

En pocas palabras, los nuevos imperialismos, en el periodo de decadencia del sistema capitalista, para existir y sobrevivir ante el ataque de los viejos imperialismos (Inglaterra, Francia y Estados Unidos), sus instituciones no toleran el rejuego de la democracia burguesa, por lo tanto, no adquieren la forma de democracias occidentales, sino de regímenes bonapartistas o autoritarios, antesala de la proclamación de nuevos emperadores.

¿Una guerra para anexar Ucrania?

Lo primero que debemos señalar es que, según las declaraciones de Putin y los generales rusos, la invasión militar, denominada “operación militar especial” no tenía los objetivos de una “guerra relámpago” (blitzkrieg) para ocupar todo el territorio, derrocar al gobierno de Zelensky y reincorporar el conjunto de Ucrania a la Federación Rusa. Putin ha justificado la invasión con el objetivo de “desmilitarizar” y la “desnazificar” Ucrania. A raíz de la revolución democrática frustrada de 2014, los grupos nacionalistas de ultra derecha tomaron el control y el poder. Estos son los grupos que el ejercito ruso pretende aplastar militarmente.

Desde los primeros días de la invasión, la poderosa maquinaria militar rusa, con una retaguardia y abastecimiento seguro, destruyó el sistema de radares y de puestos de comunicación y coordinación del ejército de Ucrania, dislocándolo y mermando su capacidad militar ofensiva y defensiva. En realidad, en Ucrania hay dos ejércitos: el ejército regular y la Guardia Nacional (GN), una agrupación paramilitar de ultraderecha. Una vez que la ofensiva rusa dislocó al ejército regular, los combates se centraron contra los batallones de la GN, entre ellos podemos mencionar al Batallón Azov que, como táctica defensiva, se atrincheró en algunas ciudades, dificultando el avance de las tropas rusas, no necesariamente por su capacidad de fuego, sino por el alto costo que tendrían que pagar las tropas rusas, masacrando a los civiles.

Serguéi Rudskói, jefe de la Dirección Principal de Operaciones del Estado Mayor ruso, declaro que las fuerzas aéreas y el sistema de defensa antiaérea de Ucrania "han sido destruidos casi por completo" como resultado de la operación militar, mientras que la Armada ucraniana "ha dejado de existir. Las capacidades de combate de las Fuerzas Armadas de Ucrania se han reducido significativamente, lo que nos permite, una vez más, concentrar nuestros principales esfuerzos en lograr el fin principal: la liberación de Donbass".

El control del espacio aéreo de Ucrania, le permitió al ejercito ruso asestar golpes demoledores contra la infraestructura militar, destruyendo aviones, tanques y artillería pesada. Para el 26 de marzo, el Ministerio de Defensa de Rusia había informado que había destruido “267 drones, 207 complejos de defensa aérea, 1.618 tanques y otros vehículos blindados, 166 sistemas de lanzacohetes múltiple, 662 obuses y morteros, así como 1.453 vehículos militares especiales”. Al mismo tiempo reportó “1.351 soldados rusos muertos y 3.825 heridos”.

A la guerra en el campo de batalla, debemos agregar la guerra en los medios de comunicación y las redes sociales, con información falsa de ambos lados, la que desorienta al lector. La información tendenciosa es tal que solo mueren generales rusos y ni uno solo de Ucrania. Otra información falsa se refiere al empantanamiento del ejercito ruso, debido a que se detuvo en las afueras de Kiev, pero como hemos analizado esto mas bien se debe a un calculo político, de rodear las ciudades sin penetrarlas, para ejercer presión militar sobre el gobierno de Zelensky y obtener resultados en la mesa de negociaciones.

Aunque la guerra involucra actividades de propaganda, ningún ejercito divulga de antemano cuales es su estrategia y tácticas militares. El ejército ruso ha avanzado en consolidar posiciones en la costa oriental, controlando los puertos de Mariupol y Odesa, solo para citar los más importantes. Con el control del espacio aéreo y marítimo, y con las principales ciudades rodeadas, solo queda pendiente el control militar de la parte occidental de Ucrania, que tiene fronteras con Polonia y Moldavia. Pero, al parecer, no les interesa tener presencia militar en esa zona, con una población campesina antirrusa. Para no dispersar su esfuerzo bélico, el ejército ruso bombardeó objetivos militares en la frontera con Polonia, pero no mantuvo posiciones. Esta zona es la única puerta de entrada terrestre a Ucrania. El control ruso del espacio aéreo evita o dificulta el reabastecimiento militar por parte de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN a favor del desarticulado ejército de Ucrania.

Estados Unidos y la OTAN abandonan a su suerte a Ucrania

Apenas se inició la invasión rusa, el gobierno de Zelensky, que en años anteriores venía siendo apertrechado militarmente por Estados Unidos y la OTAN, lanzó un llamando desesperado para que la OTAN lo apoyase en la guerra contra Rusia, estableciendo una zona de exclusión aérea, como la que se impuso en Yugoslavia y en la segunda guerra contra Irak.

A pesar que en los medios de comunicación reflejaron muchas declaraciones incendiarias contra la invasión rusa, en realidad la ayuda militar al gobierno de Zelensky fue a cuenta gotas. Finalmente, el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, declaró que “(…) establecer una zona de exclusión aérea significa entrar en combate […] con Rusia. Y es algo que ‒como hemos dicho antes y como ha dicho nuestro presidente‒ no íbamos a hacer, entrar en una contienda con Rusia.

Para controlar el cielo, hay que desactivar las defensas aéreas que están en tierra y algunos de esos sistemas de defensa aérea están en Rusia. Nuestro presidente, Joe Biden, ha sido claro que las fuerzas estadounidenses no van a luchar en Ucrania. Dicho esto, haremos todo lo que esté en nuestras manos para apoyar a Ucrania en sus esfuerzos por defender su territorio”. (RT 18/03/2022)

Al día siguiente, la ministra de Defensa de Canadá, Anita Anand, se lavó las manos al afirmar: "Creo que hemos agotado las existencias de la Fuerza Aérea canadiense para poder suministrar armas. Hay asuntos de volúmenes que debemos saber que controlamos para garantizar que las Fuerzas Armadas de Canadá tengan recursos suficientes". (RT 19/03/2022)

Linda Thomas-Greenfield, embajadora de Estados Unidos ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), reafirmó que “ el presidente [Joe Biden] ha sido muy claro en que no pondremos tropas estadounidenses sobre el terreno en Ucrania. No queremos escalar esto a una guerra con Estados Unidos. Pero apoyaremos a nuestros aliados de la OTAN (…) Otros países de la OTAN pueden decidir que quieren poner tropas dentro de Ucrania”.

Sobre el ingreso de Ucrania a la OTAN, Zelensky amargamente reconoció, sin decirlo abiertamente, la hipocresía de Estados Unidos y la OTAN, al declarar que “solicitó en persona que dijeran directamente que nos aceptarán en la OTAN dentro uno, dos o cinco años, o que nos digan claramente que no. Y la respuesta fue muy clara: 'no serán miembro de la OTAN'. Pero públicamente nos dicen que las puertas permanecerán abiertas". Este doble rostro del imperialismo norteamericano y europeo es ampliamente conocido.

Y para que no quepan dudas, Jens Stoltenberg,  secretario general de la OTAN, quien siempre brinda declaraciones explosivas, también se lavó las manos: "La OTAN no es parte del conflicto, pero brinda apoyo a Ucrania [...] Debemos entender que es importante apoyar a Ucrania, pero también es importante evitar una guerra entre la Federación de Rusia y la OTAN. Por lo tanto, dijimos claramente que no enviaríamos tropas a Ucrania”.

El canciller alemán, Olaf Scholz, en una entrevista con Die Zeit, reafirmó que la OTAN no participará directamente en la guerra, ya que "un enfrentamiento directo entre la OTAN y Rusia sería una escalada cuyas consecuencias nadie puede desear".

Las negociaciones de paz y las duras condiciones de Rusia

La guerra que Rusia desató contra Ucrania no persigue la anexión de todo el territorio de Ucrania a la Federación Rusa, ni el derrocamiento del gobierno de Zelensky, sino arrodillar a Ucrania para obligarlo a firmar un tratado de paz y neutralidad, bajo las condiciones impuestas por Rusia. En pocas palabras, convertir a Ucrania en una semicolonia, en un Estado subordinado al área de influencia del imperialismo ruso. Por esta razón, el ejercito ruso no da el golpe final contra Kiev, no debe ni puede liquidar a la contraparte con la cual necesita desesperadamente firmar un tratado de paz, además porque la toma de la capital seria una carnicería humana, con grandes bajas a ambos lados y acrecentaría el resentimiento ucraniano contra los rusos.

Mientras se producen los combates, las delegaciones de Rusia y Ucrania se han reunido varias veces, en Bielorrusia y Turquía. Las exigencias de Rusia son: la neutralidad y desmilitarización (abstenerse de poseer armas nucleares y armamento ofensivo), no incorporarse a la OTAN, reconocimiento de Crimea como parte de Rusia, reconocimiento de las dos repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk (o al menos plena autonomía de estas), garantías para la población ruso parlante, etc.

En su proceso de expansión como nuevo imperialismo, Rusia necesita controlar la costa ucraniana del mar Azov, y la costa y los puertos del mar negro, cuya jurisdicción comparte con Turquía, Moldavia, Rumania, Bulgaria y Georgia. Putin necesita evitar que submarinos y buques de Estados Unidos y la OTAN, accedan al mar Negro y al mar Azov, desde donde pueden atacar con misiles nucleares las ciudades y complejos industriales de Rusia.

Esta pretensión de Rusia implicaría una desmembración parcial del territorio de la actual Ucrania, y probablemente sea el punto más difícil de aceptar por parte del gobierno de Zelensky. No obstante, el resultado de las últimas negociaciones en Turquía muestra un avance significativo en las negociaciones, el gobierno de Zelensky parece haber aceptado que no reclamará por la vía militar la península de Crimea, ni el territorio del Dombas, lo que legalizaría indefinidamente la ocupación rusa.

Las sanciones de Estados Unidos y sus aliados

Apenas se inició la invasión militar rusa, Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea (UE), Canadá, Japón y otros países, impusieron duras sanciones económicas a Rusia, con el objetivo de doblegarla.

Rusia se venia preparando para este momento. Desde el 2014, cuando se produjo la anexión de Crimea, y se impusieron sanciones económicas contra Rusia, Putin impulsó una política de sustitución de importaciones, deshaciéndose de los dólares, comprando oro, acumulando reservas monetarias y estrechando los lazos económicos con China.

Indudablemente que, en el marco de la economía mundial, las sanciones económicas golpean a la economía de Rusia, pero también tienen un efecto de boomerang sobre el resto de países, especialmente en Europa, altamente dependiente del gas y del petróleo ruso. Y afectan también la economía de Estados Unidos por la interdependencia existente en el mercado mundial. Pero no todos los países están cumpliendo con las sanciones, sobre todo en una parte de Europa (reticencias en Francia y Alemania), Medio Oriente y Asia (India y países del sudeste asiático).

Biden presiona infructuosamente a China

Los medios de comunicación resaltaron que Rusia había pedido ayuda militar a China, lo cual no se corresponde con la realidad. Rusia produce sus propias armas. China ha sostenido una política de moderación, no condena la invasión rusa y llama al dialogo y la negociación, lo que resulta de gran utilidad para la estrategia rusa de arrodillar a Zelensky por medio de la presión militar, porque el objetivo último de esta guerra no es instaurar un gobierno prorruso, sino que el actual gobierno firme el tratado de neutralidad y desarme.

El discurso del viceministro de Relaciones Exteriores de China, Le Yucheng, fue crítico a la política de Estados Unidos de fomentar la expansión de la OTAN hasta las fronteras de Rusia: “El bloque militar [de la OTAN] es un remanente de la Guerra Fría, y, con la desintegración de la Unión Soviética, la OTAN y el Pacto de Varsovia deberían haber pasado a la historia en ese mismo instante. Sin embargo, en lugar de disolverse, la OTAN siguió fortaleciéndose y expandiéndose. El resultado es de imaginar. La crisis de Ucrania es una advertencia",

Durante la reunión virtual entre Biden y Xi Jinpin, presidente de China, este mantuvo un discurso moderado pero firme: "El conflicto y la confrontación no benefician a nadie. Estados Unidos y la OTAN también deben entablar un diálogo con Rusia para resolver la esencia de la crisis de Ucrania y resolver las preocupaciones de seguridad tanto de Rusia como de Ucrania (..) un mayor desarrollo de esta situación provocará también una crisis grave de la economía mundial, el comercio, las finanzas, la energía, los alimentos, las cadenas de producción y los suministros, lo que empeorará todavía más la difícil situación de la economía mundial y causará pérdidas irreparables".

Y con un lenguaje diplomático, reafirmó la aspiración de China a un nuevo orden mundial multipolar: "La solución a largo plazo se basa en el respeto mutuo entre las principales potencias mundiales, la ausencia de una mentalidad de la Guerra Fría, la abstención de una confrontación entre los bandos y la construcción paulatina de una arquitectura de seguridad global y regional equilibrada, eficaz y sostenible".

La guerra en Ucrania ha originado una recomposición de fuerzas a nivel mundial. La India, otra potencia emergente, que mantiene históricas relaciones económicas y militares con Rusia, y que ha tenido roces fronterizos con China, acaba de dar un viraje de amistad hacia China, lo que cambia sustancialmente la correlación de fuerzas en Asia. Los imperialismos menores y potencias regionales que aspiran convertirse en imperialismos, unen esfuerzos aprovechando la crisis.

La repuesta rusa a las sanciones y su efecto en la economía mundial

Putin respondió a las sanciones económicas y al bloqueo financiero, dando la orden de que los países inamistosos al comprar productos rusos los paguen en rublos, no en dólares o en euros, asestando el primer duro golpe a la hegemonía del dólar en la economía mundial

Putin declaro que: "No tiene sentido suministrar nuestros productos a la UE y a Estados Unidos y cobrar en dólares y euros. Por eso he decidido poner en marcha, lo antes posible, un conjunto de medidas […] para transferir el pago de nuestro gas natural suministrado a los llamados países no amigos en rublos rusos. Pido al Gobierno que dé la correspondiente directiva a Gazprom para que haga cambios en los contratos existentes. Al mismo tiempo, todos los consumidores extranjeros deben tener la oportunidad de realizar las transacciones necesarias".

A pesar de las duras sanciones y del daño que pueden causar a la economía capitalista de Rusia, es poco probable que el país colapse por su larga tradición autárquica. Construir el capitalismo solo en Rusia es una gran utopía, pero la nueva oligarquía rusa ha sopesado todos los riesgos y  la relación económica con China puede significar un enorme respiro, mientras se define el nuevo statu quo.

El exabrupto de Biden

En un reciente discurso en Polonia, Joe Biden exclamó en relación a Putin: “Por amor de Dios, este hombre no puede permanecer en el poder”, lo que se interpretó como que la política de Estados Unidos es la búsqueda del derrocamiento del gobierno de Putin, echando más leña al fuego.

Al día siguiente, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, en una visita a Israel, que juega un papel de mediador en la guerra de Ucrania, relativizó la metida de pata de Biden: "Creo que el presidente señaló anoche que, simplemente, Putin no puede ser empoderado para hacer la guerra o participar en una agresión contra Ucrania o cualquier otro. Como saben, y como nos han escuchado decir repetidamente, no tenemos una estrategia de cambio de régimen en Rusia, ni en ningún otro lugar".

Biden reconoce que se está gestando un nuevo orden mundial

En uno de sus últimos discursos, Biden reconoció lo que realmente está en juego en Ucrania: “En esta batalla, debemos tener los ojos abiertos: esta batalla no se ganará en días y meses. Necesitamos armarnos de valor para la larga lucha que tenemos por delante”

Mas adelante, en una reunión con sus aliados en Asia, dijo que “(…) es un momento en que las cosas están cambiando. Va a haber un nuevo orden mundial y tenemos que liderarlo. Y tenemos que unir al resto del mundo libre para hacerlo".

La guerra en Ucrania representa la ruptura del statu quo que surgió después del derrumbe de la URSS, y representa un retorno a las áreas de influencia. El surgimiento y fortalecimiento de dos nuevos imperialismos, Rusia como potencia militar, y China como principal competidor económico de Estados Unidos, ha desatado la lucha por la instauración de un nuevo orden mundial, que ya no podrá ser bajo la hegemonía de Estados Unidos. La lucha Inter imperialista apenas está comenzando, vamos a un nuevo periodo de guerras y revoluciones.


Por Oliverio Mejía

El conflicto de la Federación Rusia con Estados Unidos y Europa escala nuevamente con relación a los intereses geopolíticos que se juegan en torno a Ucrania, la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el espacio de influencia ruso, la dependencia de las principales potencias europeas respecto a fuentes de energía rusa y, en menor medida, los acuerdos de misiles balísticos, armas estratégicas y arsenal nuclear.

Lo que según algunos es una nueva guerra fría, se trata del conflicto de intereses y las rivalidades entre las principales potencias y sus respectivas burguesías, no un simple mundo multipolar como gustaban decir algunos intelectuales progresistas hace más de una década; la confrontación entre el imperialismo tradicional conformado por EU, la Unión Europea sobre todo Alemania y Francia, el Reino Unido y Japón, con nuevas formas emergentes de imperialismo, como Rusia y China.

Así, ha habido un aumento de tropas rusas en la frontera entre este pais y Ucrania, estacionando mas de doscientos mil soldados de infantería, artillería como proyectiles de medio alcance, con capacidades de hacer frente a ataques aéreos y la armada rusa ha realizado ejercicios militares en el Mar Negro. A lo que suma ejercicios militares conjuntos en el Mar Arábigo entre China, Irán y Rusia y otros realizados a finales del año pasado junto a China en el Mar del Sur de China.

Esto tras el aumento de la temperatura en el hasta ahora cuasi congelado conflicto armado entre los rebeldes separatistas de origen ruso del este ucraniano, de la región del Donbass y el ejército de Ucrania, el cual ha escalado a un conflicto caliente. Al parecer los vistos de arreciar el conflicto parecen aminorar por momentos, tras reuniones entre Joe Biden y Putin o los respectivos cancilleres Antony Blinken y Serguei Lavrov, pero los puntos irreconciliables entre ambas potencias se mantienen y la situación en Ucrania permanece igual.

La expansión de la OTAN

Con la desintegración de la URSS en 1991, Rusia quedó como una nación debilitada a merced de la penetración y influencia de los capitales imperialistas tradicionales; sin embargo, a finales de la década de los noventa, con la llegada de Vladimir Putin al poder -un cuadro de inteligencia- la naciente burguesía conformada a partir del viejo aparato burocrático soviético, logra posicionarse como un actor de importancia, al inicio reconocido por occidente.

La nueva clase dominante, con Putin a la cabeza, logra negociar en un primer momento que la OTAN no tocaría las fronteras occidentales rusas. Algunos países de Europa Oriental que antes de 1990 fueron ocupados por el ejército soviético bajo el Pacto de Varsovia, generando un sentimiento anti-ruso por tal presencia, se fueron adhiriendo tanto a la Unión Europea (UE) como a la OTAN.

Sin embargo, las burguesías occidentales, con la venia de las nuevas élites de estos países herederos del aparato burocrático estalinista, que se identificaban mas con Washington que con Berlín, París o Bruselas, iniciaron un proceso paulatino de cerco a Rusia, extendiendo la influencia de la OTAN a países como los bálticos (que recordemos fueron de los pocos territorios del Imperio Ruso junto a Finlandia que con el triunfo Bolchevique en 1917 declararon su independencia, y que tras el pacto de no agresión entre Hitler y Stalin en 1939, fueron ocupado por tropas soviéticas). Solamente Serbia, ex heredera de Yugoslavia por su afinidad eslava, y Bielorrusia, gobernada por un autócrata con los mismos rasgos bonapartistas que Putin, estuvieron al margen de este proceso.

Los ojos se centran en Ucrania, país que tras la desintegración de la URSS quedó como tapón entre la expansión de la OTAN y Rusia y que ha oscilado, a partir de los intereses de las fracciones de sus clases dominantes, entre la afinidad a Moscú o a occidente. Esta situación parte de bases territoriales y poblacionales; el este étnicamente identificado con Rusia, el oeste con Europa. Es decir, una clase proletaria dividida y manipulada por los intereses de las fracciones de la burguesía ucraniana.

Sobre el ingreso de Ucrania a la OTAN nunca ha habido un verdadero consenso entre las capitales occidentales ni en el mismo Washington, y sobre todo quien mas se ha opuesto ha sido el establishment alemán, en parte por la dependencia energética del gas ruso que suple la industria y los hogares europeos. Pero con la presencia de gobiernos pro-occidentales en Kiev, el fortalecimiento de las alianzas militares y el apertrechamiento actual tras los incidentes del Maidan por medio las puntas de lanza en la región, Polonia, Lituania, Estonia y Letonia, la presencia de la OTAN es mas visible.

El espacio de influencia ruso

A pesar de la desintegración de la URSS, la nueva burguesía rusa logró generar alguna iniciativa de influencia en lo que antes fue la Unión Soviética, con la creación de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), conformado por Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán mas Rusia, ademas de Serbia y Afganistán como observadores. Quedaron por fuera Georgia, Moldavia, los países bálticos, Uzbekistán y Ucrania (con un derrotero pro-occidental); mas Azerbaiyán y Turkmenistán con una afinidad túrquica, con Ankara a la cabeza.

La OTSC fue incapaz de detener la guerra en plena pandemia, durante 2020, entre Azerbaiyán y Armenia, por la región reclamada por la segunda en el territorio de la primera de Nagorno Karabaj, donde Azerbaiyán, con drones y armas de alta tecnología turcas, recuperaron parte de esta región tras un conflicto en los noventa en que Armenia logro influencia; al final solo intervino cuando las tropas azeríes ocuparon nuevas posiciones, estableciendo tropas rusas como colchón. Además, ha habido otros incidentes en el Cáucaso, tras el conflicto entre Rusia y Georgia por las regiones de población rusa de Abjasia y Osetia del Sur a inicios del siglo.

Pero recientemente intervino en las movilizaciones populares en Kazajistán, pese a que su mandato esta centrado en hacer frente amenazas externas, ante el aumento de los precios del gas licuado y otros productos de primera necesidad en pleno invierno, que provocó la ira de la población, participando los trabajadores de la industria energética, los cuales tienen antecedentes en los últimos años de efectuar varias huelgas obreras. Así, lograron aplastar la rebelión que se vistió de cierta agresividad con saqueos y tomas de edificios, lo cual el presidente de ese país, Kazamir Tokayev, calificó como terrorismo e infiltración por parte de Al-Qaeda y Putin como una “revolución de colores”; concepto que la narrativa de los medios de información pro-rusos y de ciertos sectores de la izquierda latinoamericana usan para definir movilizaciones contra esos gobiernos.

Al final, la influencia de elementos que actuaron a espaldas de las movilizaciones, aprovechándolo, estaban cercanos al ex presidente Nurzultan Nazarábayev, quien gobernó autoritariamente desde la independencia de esa república en 1991; éste, proveniente del aparato burocrático de herencia estalinista, gobernó hasta muy recientemente, y por medio de sus familiares tenía cierta influencia en los órganos de seguridad de ese pais, hasta que en el marco de estas movilizaciones fueron neutralizados.

Volviendo a Ucrania, la oscilación de los gobernantes ha sido propia de las tendencias y la presión de las potencias; aunque Rusia lo considera país tapón, las élites pro-occidentales buscan el ingreso a la OTAN y la UE. Desde su independencia en 1991 hasta 2004 gobernaron élites pro-rusas, pero en diciembre de ese año una serie de movilizaciones pro-occidentales llevan al poder a Víctor Yuschenko; en 2010 llega Víctor Yanukovich del Partido de la Regiones con cierta afinidad pro-rusa, hasta que es derrocado por la el movimiento del Maidan (plaza central de Kiev).

La situación económica que afectaba en ese momento a la población y la presión de parte de la burguesía ucraniana para acercarse mas ha la UE, así como el poco respaldo del ejército, provocó el descontento que se materializa en movilizaciones, capitalizadas por actores de extrema derecha (que combinan cierto nacionalismo anti-ruso con afinidad occidental), los cuales se volvieron dominantes. Entre 2014 y 2019 gobernó el oligarca Víctor Poroshenko, que aplicó un duro plan de ajuste, que provocó la protesta de los sindicatos, los cuales fueron perseguidos por agentes neonazis y se desató una política de no reconocimiento hacia los derechos culturales de la población de origen rusa.

Esto suscitó que la clase trabajadora y las autoridades de las provincias de Donest y Lugansk (el Donbass) se levantaran organizándose en milicias armadas apoyadas y armadas por Rusia, lo cual las llevó a declararse de facto independientes y a ser usadas por Rusia como carta de presión para detener la expansión de la OTAN, en el marco de los Acuerdos de Minsk, donde además no hay participación de estas repúblicas, sino que son representadas por Moscú.

En los hechos ha habido una guerra de trincheras con posiciones fijas entre las milicias rebeldes y el ejército ucraniano, donde las propuestas rebeldes, oscilan entre convertirse en parte de Rusia o mantenerse independientes, mientras que Rusia le apuesta por congelar la situación actual y Ucrania se niega a reconocer los derechos de estas provincias. Aprovechando eso, Rusia se anexionó la península de Crimea, donde está la sede de la armada rusa en el Mar Negro, por medio de un plebiscito no reconocido por occidente, donde la mayoría decidió incorporarse a Rusia, hecho real pero que pasó por alto la negativa de la minoría musulmana tártara opuesta, cercana a Turquía.

Un peligroso impase geopolítico

En mayo de 2019 asume Volodomir Zelenski, del partido Servidor del Pueblo, con un discurso crítico al gobierno de Poroshenko por los efectos negativos sobre la población de las medidas económicas exigidas desde las capitales europeas, y dispuesto a buscar una solución con el Donbass. En la realidad ha sido continuador de tales políticas, a pesar de alejarse de los sectores mas ultra derechistas que apoyaron al anterior gobierno llegando al descrédito, lo cual ha levantado la exigencia de ingreso de Ucrania a la OTAN nuevamente.

Rusia por su parte, que se caracteriza por la constante reacción, realizando operaciones militares, genera conflictos limítrofes con países nórdicos y de Europa Oriental ante los movimientos de la OTAN, y respondió ahora con una movilización masiva de tropas dentro de su territorio. Esto ante una ofensiva del ejército ucraniano contra las posiciones rebeldes del Donbass, que en la retórica occidental anti-rusa se desconoce, y que a la vez se agrega a Rusia como el agresor de Ucrania, obviando que dentro de ese pais existen fuerzas con respaldo popular que se consideran filo rusas.

La retórica de los funcionarios occidentales, aun de potencias como Alemania (que no se han caracterizado por mantener una confrontación con Moscú por los intereses capitalistas que tienen en Rusia y el tema del gas), así como los principales personeros de la política exterior de la UE, del Reino Unido y del Departamento de Estado, han amenazado con endurecer las sanciones existentes desde la anexión a Crimea, que ya de por sí afectan la economía rusa, así como el caso de  una invasión rusa a territorio ucraniano, el cual la cancillería rusa niega y califica de mentira, el apoyo militar a Ucrania.

El peligro de una guerra no está descartado, pese a los mensajes de Lavrov y de Putin de no querer invadir Ucrania. El problema es que tendría consecuencias desastrosas a la situación económica rusa, golpeada además por las restricciones por la pandemia, lo cual ha generado mucho descontento en ese pais, provocando protestas no solo de la minoría pro-occidental, sino de sindicatos y hasta del mismo Partido Comunista, que tiene el sello de ser muchas veces una oposición leal al putinismo.

La intervención directa de tropas gringas, francesas o alemanas, pareciera mas lejana; es posible que se use los gobiernos títeres de Polonia y otros, en un conflicto ya de por si agravado con Bielorrusia, quien se sumaría al bando ruso. El que mantiene ahora la retórica más guerrerista es Londres, el cual podría intervenir a partir de un acuerdo militar entre Varsovia, Kiev y Vilna. Por tanto, para la clase obrera de los países en cuestión sería una catástrofe, sobre todo para la rusa y ucraniana, fortaleciendo las tendencias mas guerreristas de la burguesías occidentales y rusa; y con ello todo tipo de tendencias nacionalista-chauvinista facistoides.


Por Nicolas Lebrun

Esta vez es en la ciudad de Glasgow que se lleva a cabo la COP 26 para discutir y dar las pautas a seguir para hacer frente a la emergencia global que representa el calentamiento global provocado por el modo de producción capitalista.

Ciertamente la activista de Youth For The Climate, Greta Thumberg, tiene toda la razón al afirmar que esta cumbre no es más que un blablablá. Los gobiernos de los principales países contaminadores, llegan a la cumbre con floridos discursos que esconden la realidad de lo que hacen. Como se dice en nuestros pueblos, lo que hacen con la mano, lo borran con el codo.

La entropía y caos capitalista lleva a millones de millones de seres humanos al despeñadero y por consiguiente a la Naturaleza, de la cual solo es valorada como una fuente de enriquecimiento sujeta a los valores de la oferta y la demanda. Esta esquizofrenia capitalista que trata de separar al ser humano de sus cualidades naturales y escindirlo del medio que lo rodea provoca y seguirá provocando desgastes que a la postre serían irreversibles.

“El hombre no puede proceder en su producción como la naturaleza misma, esto es, alterando la forma de las materias. Aún más: en ese trabajo mismo de formación le ayudan constantemente las fuerzas naturales. El trabajo no es, pues, la fuente única de los valores que produce, de la riqueza material. El trabajo es su padre, como dice William Petty, y la Tierra es su madre.” (Marx, El Capital pág. 82 Alianza Editorial)

La depredación capitalista hace que estas interacciones se produzcan lejos de cualquier planificación y de las necesidades reales de la población. Basta echar un vistazo a las grandes compañías que son las que más polución generan para darse cuenta que su marco de acción es la de generar dividendos para los grandes accionistas que se ven reagrupados en consorcios a nivel planetario.

Antecedentes de un desastre anunciado

Como, por si fuera poco, a pesar de los múltiples e ingentes llamados a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, las principales compañías del sector de los hidrocarburos hicieron de oídos sordos para continuar obteniendo las jugosas ganancias derivadas del consumo de estos combustibles fósiles. Un artículo en la revista Global Environmemtal Change que acaba de ser publicado hace referencia sobre este descubrimiento puesto a la luz por los investigadores que escudriñaron los archivos de este gigante petrolero.

“Ya en 1971, una publicación en la revista Total explicaba que la combustión de combustibles fósiles conduce "a la liberación de enormes cantidades de dióxido de carbono" y a un aumento en la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera. Un "aumento bastante preocupante [...]", señaló el texto de 1971. Sin embargo, el grupo ignoró este tema, señalan los investigadores.  En ese momento, la industria petrolera francesa aún tenía que enfrentarse a la opinión pública hostil, después de la explosión de la refinería de Feyzin (departamento de Ródano) en 1966, con 18 muertos, incluidos 11 bomberos y más de 80 heridos. Al mismo tiempo, también se produjo el desastre del petrolero Torrey Canyon, en 1967, cuya mancha había llegado a la costa francesa. La imagen del sector petrolero a principios de la década de 1970 era lo suficientemente negativa como para no agravar aún más el caso al resaltar los efectos del sector sobre el calentamiento global” (Rtbf info)

Un poco más atrás en la historia de estas cumbres y otros acuerdos globales encontramos el protocolo de Kioto de 1997. Este acuerdo que anunciaba objetivos ambiciosos fue torpedeado entre otros por el retiro de los Estados Unidos, lo que hizo que estos solo llegaran a un tercio de la meta. (Daniel Tanuro, El Imposible Capitalismo Verde)

En el mismo sentido las metas establecidas por el G8 se basaban en las emisiones basadas en 1990, lo que falseaba de entrada las proyecciones.

Estas cumbres dieron también el nacimiento a diversas formas de “Green washing” una manera de darle vuelta a las restricciones  para comprar derechos de emisiones sobre la base de la “neutralidad carbón”. Este perverso mecanismo mercantiliza por un lado y deja en manos de ávidos capitalistas la certificación de esta forma de producción que a la postre no tiene casi ningún impacto sobre la cantidad de gases de efecto invernadero. La venta y compra de estos certificados no son solo mas un reflejo de la putrefacción  del sistema que va a satisfacer su ánimo lucro a cualquier precio. Existen tres mecanismos que interactúan para llegar a estos fines. Por un lado, los MDL mecanismos de desarrollo limpio, la puesta en obra conjunta POC y el intercambio de derechos de emisión.

“Los tres mecanismos implican la creación de un mercado de carbono que permite de interconectarlos y el intercambio de derechos es el pilar del conjunto. ..Los países que son sometidos a una obligación de reducción realizan una lista de los lugares que emiten  emiten mucho CO2: centrales térmicas, cementeras, fábricas de acero…Al principio de cada periodo, cada empresa recibe una cierta cantidad de unidades de CO2 o derechos de emisión. Ese derecho es negociado con los gobiernos. Una vez autorizados, las empresas realizan un reporte anual (sic) verificado por un auditor independiente. Si el límite es sobrepasado se exponen a sanciones. Para evitarlos las empresas compran a las que no gastaron su cuota el saldo” (Ídem Tanuro)

La COP 21 que analizamos en su momento, no significó ningún cambio de paradigma. Los efectos que esta se planteaba alcanzar resultaron muy por debajo de los que se esperaban. Crónica de una muerte anunciada. En realidad, los mecanismos mencionados anteriormente y otras argucias permitieron que los grandes industriales siguieran por la vía de destrucción de los recursos naturales de manera desmesurada.

El fracaso se puede establecer en cifras.

“El primer sistema de intercambio de cuotas establecido por la Unión Europea en 2005 ha fracasado. 85% de los proyectos no han contribuido a disminuir las emisiones, según un estudio del 2017 de la Comisión Europea según la BBC. En 2015, el acuerdo de Paris preveía en su artículo 6 establecer un acuerdo mundial más eficaz.” (Correo Internacional N° 1617)

Los escándalos como los puestos a la luz pública de las falsificaciones de datos y otros medios empleados por los diferentes sectores de la industria en los países industrializados hacen dudar de este mecanismo. Este a la vez profundiza las diferencias entre los países de las metrópolis y el resto de los países.

No existe un capitalismo verde

El capitalismo no ofrece ninguna perspectiva en todos los aspectos de la vida humana. El marketing actual hace descansar la responsabilidad sobre la gente común y corriente, sobre sus hábitos de consumo como si pudiéramos elegir libremente los bienes y servicios que nos imponen los capitalistas. Por un lado, estos realizan todo este circo y por otro anuncian que van a relanzar la economía de la misma forma que lo han hecho antes de la pandemia para cumplir con los objetivos de crecimiento.

El grueso de las emisiones de CO2 provienen del sector de la “energía” 73,2% del total. Dentro de ella se encierran las producidas por la industria 24,2% , el transporte 16,2% .El transporte terrestre de mercancías, los camiones que han invadido las autopistas y carreteras para abaratar el costo. Los conductores contratados a destajo y en condiciones deplorables serpentean las redes de comunicación.

El segundo sector es el de la agricultura que produce el 18,4%. En este campo, las prácticas monopolísticas de los países desarrollados concentran una buena parte de la producción de granos y cereales, además de los productos cárnicos y lácteos.

La expansión de estos métodos de producción capitalista hace que la presión sobre el Medio sea cada vez más fuertes. Solo el 3% de las superficies emergidas del planeta se encuentran en el estado intactas ecológicamente (The Guardian) 

Solo un cambio de sistema asegura la supervivencia de la especia humana

Los apologistas del ecologismo capitalista solo proponen alternativas cortoplacistas e irracionales como la puesta en marcha de centrales nucleares y otras argucias para favorecer los grandes grupos de la energía que buscan a todo costo sacar el último centavo de esta catástrofe planetaria.

La pandemia ha puesto de nuevo de manera cruel el precio que puede pagar la humanidad por el manejo inescrupuloso de la naturaleza. Inundaciones, sequias, aumento de la temperatura global y otras catástrofes mas son ya parte de la realidad.

Pero el capitalismo seguirá haciendo oídos sordos porque su dinámica no es armoniosa con el Ambiente.

La movilización de los jóvenes alrededor del planeta es un punto de partida para llevar al conjunto de los trabajadores organizados a enfrentar la vorágine capitalista.

La consigna “fin de mes, fin del mundo, el mismo combate” es la clave para entender la importancia que releva las luchas por el mejoramiento del nivel de vida y de la lucha por preservar el planeta.

No tenemos otra perspectiva que la movilización combativa que el partido revolucionario debe completar con un programa de transición  climático aunado al programa de transición de las principales reivindicaciones de la clase trabajadora.

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