Tropas del Grupo Wagner en Rostov

Por Orson Mojica

La guerra en Ucrania continúa siendo el acontecimiento político y militar más importante a nivel mundial. Estados Unidos y sus aliados de la OTAN libran una guerra indirecta contra Rusia, apoyando material y militarmente al ejército de Ucrania. En cualquier momento, los combates pueden convertirse en una guerra directa, de consecuencias imprevisibles.

Dentro de esta guerra, hay dos acontecimientos que están relacionados, y que vale la pena analizar: la contraofensiva militar del ejercito de Ucrania y el motín militar del grupo Wagner.

1.- Exiguos resultados de la contraofensiva del ejercito ucraniano

Después de año y medio de guerra en Ucrania, la propaganda falsa sobre la supuesta derrota militar de Rusia se ha debilitado en los grandes medios de comunicación. A veces parece que la guerra se libra en los medios de comunicación y no en el campo de batalla.

Ya no hay factor sorpresa, ni nada que se le parezca. En el último semestre, todas las noticias giraron en torno a los preparativos para iniciar, en la primera semana de junio, la anunciada contraofensiva militar del Ejercito de Ucrania, con el objetivo de liberar los territorios que fueron anexados a Rusia el año pasado.

Para poder iniciar la contraofensiva, Zelensky exigió tanques Leopard, Challanger y Sherman, artillería de mediano alcance, vehículos blindados Bradley y suficientes municiones. Con ese moderno armamento los ucranianos estarían en capacidad de hacer retroceder al Ejército ruso hasta sus propias fronteras. Estados Unidos y la OTAN llenaron de armas y municiones, las bodegas ubicadas en países vecinos como Polonia, Moldavia y Rumania, desde donde se trasladan a la línea de combate en este de Ucrania.

Aunque las fuerzas aeroespaciales de Rusia, mediante cohetes de alta precisión, han atacado bodegas, cuarteles, centros de mando y concentración de tropas, mermando el arsenal proporcionado a Ucrania, el flujo de dinero y armas permitió reunir y armar tropas para montar la contraofensiva.

Finalmente, el 4 de junio se inició la contraofensiva contra Ejército ruso. Después de una semana de intensos combates, Putin se refirió a los resultados de la embestida ucraniana: "Se puede constatar con certeza que la ofensiva ucraniana ha comenzado. Eso es lo que indica el uso de reservas estratégicas (…) pero no han alcanzado objetivos en ninguna parte del frente (…) En estos días hemos visto pérdidas significativas de las tropas del régimen ucraniano. Se sabe que en las operaciones ofensivas las bajas son aproximadamente de tres a uno. Es algo clásico, pero en este caso las bajas ucranias son mucho mayores que este indicador clásico (…) Todas las tentativas de contraofensiva han fracasado, pero las Fuerzas Armadas de Ucrania todavía conservan su potencial ofensivo" (RT, 09/06/2023)

Aunque no han logrado sus objetivos, porque el ejercito ruso creo una línea de defensa hasta ahora inexpugnable, Putin conserva la calma y reconoce que el ejercito ucraniano todavía conserva “su potencial ofensivo”.

Los combates continuaron, pero las tropas ucranianas no pudieron penetrar la primera línea de la defensa rusa. Para el 16 de Junio, Putin volvió a referirse a la contraofensiva ucraniana: “¿Qué pasa con la llamada contraofensiva? En algún lugar, las unidades ucranianas logran llegar a la primera línea, en otro no (…) Esta no es la cuestión. La cuestión es que utilizan las llamadas reservas estratégicas, que constan de varios componentes. El primero está diseñado para romper la defensa, el segundo, para usar las tropas para avanzar por el territorio (…) Repito: lo importante es que no hay éxito en ninguna de las direcciones. (16/06/2023)

A pesar del flujo de armamentos para Zelensky, parece que se esta cumpliendo el pronostico del general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército de Estados Unidos, quien en noviembre de 2022 dijo que “(…) la probabilidad de una victoria militar ucraniana, definida como expulsar a los rusos de toda Ucrania para incluir lo que definieron, o lo que reclaman como Crimea, la probabilidad de que eso suceda pronto, no es alta, militarmente” ( 16/11/2022).

Sobre el futuro de la contraofensiva ucraniana, el general Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, con cierta amargura declaró: "Sabemos que los ucranianos se enfrentan a una situación difícil, enfrentan una resistencia rusa atrincherada. Los rusos han podido establecer líneas de defensa estáticas y bien preparadas, con campos minados, 'dientes de dragón' [fortificaciones con forma de pirámides cuadradas], tanques de trincheras" (20/06/2023)

Para el 21 de junio, Zelenski, admitió en una entrevista con la BBC que la contraofensiva de Kiev va "más lenta de lo deseado”. En esa misma entrevista, Zelensky se quejó de las presiones que recibe de la OTAN para obtener algunos triunfos militares: “(…) Independientemente de lo que algunos quieran, incluidos los intentos de presionarnos, con el debido respeto, avanzaremos en el campo de batalla de la forma que consideremos mejor"

Tres semanas después de iniciada la contraofensiva militar del ejercito de Ucrania, los resultados han sido “catastróficos”, lo que obligó a Alexéi Réznikov, ministro de defensa de Ucrania, a solicitar una muestra de fe y a relativizar la naturaleza de la contraofensiva: "Las expectativas sobre el plan de la actual contraofensiva han sido sobreestimadas", estamos, dijo, en una "operación preparatoria. Hay que entender que es una guerra con diferentes circunstancias y diferentes obstáculos. Debemos creer en las Fuerzas Armadas de Ucrania y los armamentos que reciben de nuestros aliados, y ellos harán su trabajo" (24/06/2023)

Por su parte, Mijaíl Podoliak, asesor de Zelensky, dijo que la contraofensiva era débil por culpa de los aliados occidentales. "El tiempo siempre es importante... especialmente en la guerra. El tiempo perdido en convencer a nuestros socios para que proporcionen las armas necesarias se refleja en las fortificaciones rusas específicas construidas durante este período, la línea de defensa excavada profundamente y el sistema de campos de minas" (24/06/2023)

Para el 25 de junio, el Ejercito de Rusia calculaba que 13.000 soldados ucranianos habían muerto en la contraofensiva, y que habían destruido “595 vehículos blindados de combate, 279 cañones de artillería de combate y morteros, 42 lanzacohetes múltiples y dos sistemas de misiles antiaéreos, entre otros equipos bélicos”.

1.1.- La posible creación de una “zona sanitaria” en Ucrania

Pero los rusos no están en un lecho de rosas. El armamento proporcionado por Estados Unidos y la OTAN ha permitido incursiones y ataques del ejército ucraniano en territorio ruso. En una conferencia de prensa, Putin se vio forzado a considerar la creación de una “zona sanitaria”, es decir, que las tropas rusas avancen hacia el centro de Ucrania, creando una zona desmilitarizada bajo su control, para evitar que la artillería de mediano alcance logré golpear posiciones dentro de territorio ruso.

Putin dijo que para evitar esos ataques, debemos “(…) En primer lugar, aumentar la eficacia del combate de contrabatería (…) Si los ataques persisten, entonces, por lo visto, tendremos que considerar la cuestión, lo digo con mucho cuidado, de crear algún tipo de zona sanitaria en el territorio de Ucrania a una distancia desde la que sea imposible alcanzar nuestro territorio (…) No estoy diciendo que mañana comenzaremos esta labor, debemos ver cómo se desarrollará la situación". (13/06/2023)

Lo anterior implicará la conquista de más territorios dentro de Ucrania. Hasta el momento, el ejercito ruso no ha mostrado sus reales intenciones, pero la intensidad de los ataques lo obligará, mas temprano que tarde, como un mecanismo de autodefensa, a continuar avanzando militarmente al interior de Ucrania. En la guerra no hay punto medio, uno de los dos ejércitos debe salir victorioso.

1.2.- Foro Económico Internacional de San Petersburgo

Bajo el capitalismo, la guerra es un lucrativo negocio, aunque produzca dolor y muerte entre la población. Mientras continua la guerra en Ucrania, la industria armamentística norteamericana está obteniendo fabulosas ganancias con la venta de armas a Ucrania. En el lado ruso ocurre un fenómeno similar.

Las sanciones económicas y financieras que aprobaron Estados Unidos y la Unión Europea (UE) contra Rusia, pretenden destruir su economía, para propinarle “una derrota estratégica”, pero hasta el momento no han provocado el daño esperado.

Mientras continúan los combates en Ucrania, en Rusia crecen los negocios, lo que se reflejó en el llamado Foro Económico de San Petersburgo, en donde participaron empresarios de 130 países, lo que se tradujo en acuerdos comerciales por valor de más de 45.000 millones de dólares.

Putin en su discurso dijo que mucho antes de la guerra decidió fortalecer su mercado interno, sustituyendo importaciones, y reorientándose a hacia otros mercados: África, Asia y América Latina. Quienes creen que la guerra en Ucrania es un primer paso para el restablecimiento de la URSS, se equivocan totalmente. Putin está combatiendo las sanciones de Estados Unidos y la UE, abriendo las compuertas al capitalismo neoliberal.

Putin dijo que "Rusia eligió el camino de la expansión de la libertad de empresas, en lugar de la transición a una economía cerrada dirigida por el Estado (…) expandir el espíritu empresarial y, como ha demostrado la práctica, fue absolutamente correcto. Gracias a los esfuerzos conjuntos de empresarios, grandes, medianas y pequeñas empresas, con la participación activa de las autoridades, hemos mantenido la estabilidad de nuestra economía (…) el impulso del negocio ruso es sustituir a las multinacionales (…)  Si los productores extranjeros quieren volver a nuestro mercado, y cada vez oímos hablar de ello con más frecuencia, no cerramos nuestras puertas a nadie. Nadie teme a la competencia. Se sabe que es el motor del progreso y del comercio. Crearemos las condiciones necesarias para que funcionen en Rusia. Pero, sin duda, tendremos en cuenta el comportamiento particular de algunos de estos socios para el futuro (…) las autoridades rusas siempre pondrán en primer plano los intereses de las empresas nacionales (…) Rusia ha participado y participará en la economía mundial (…) no ha optado por el autoaislamiento y, al contrario, ha ampliado sus contactos con socios fiables y responsables en los países y regiones que ahora son los motores e impulsores de la economía mundial". (RT, 16/06/2023)

Putin pretende devolver la grandeza al nuevo imperio ruso y jugar el mismo rol de “Pedro El Grande”, pero en el contexto del siglo XXI.

2.- La negociación relegada a segundo plano, por el momento

Mientras la ONU, China, Brasil y hasta una delegación de países africanos, abogan por una salida negociada, la escalada militar continua su peligroso ascenso. Putin reveló a la delegación africana que el año pasado, en las negociaciones en Bielorrusia y Turquía, se llegó a firmar un acuerdo de paz, pero que fue boicoteado por Estados Unidos. Por este acuerdo las tropas rusas decidieron no tomar Kiev, al no cumplirse los acuerdos de paz se trasladaron a liberar el Donbass.

Desde entonces, la posición de Zelensky ha sido intransigente: no habrá negociación si los rusos no se retiran de todos los territorios anexados. En pocas palabras, la guerra continuará hasta que uno de los ejércitos sea derrotado militarmente.

Zelensky ha declarado: “No importa cuán lejos avancemos en nuestra contraofensiva, no aceptaremos un conflicto congelado, porque eso es la guerra, es un desarrollo sin perspectivas para Ucrania".

Putin respondió: "No hemos renunciado al diálogo. Son ellos los que decidieron romper el diálogo con nosotros. [...] Querrán, y ya veremos en qué momento y de qué podemos hablar con ellos".

Enmanuel Macron, presidente de Francia, resume cual es la estrategia de Estados Unidos y la OTAN en relación a la guerra en Ucrania: la contraofensiva ucraniana será una operación prolongada, la cual podría durar "varias semanas o incluso meses. Queremos que tenga el mayor éxito posible para luego poder iniciar una fase de negociación en buenas condiciones". (13/06/2023)

Esta estrategia combina el apuntalamiento militar para negociar en condiciones favorables, pero mientras tanto la cuerda puede romperse y provocar un conflicto generalizado.

3.- El posible ingreso de Ucrania a la OTAN

Parte de la estrategia de presiones para doblegar a Rusia es la amenaza de incorporar a Ucrania en la UE y la OTAN. Rusia se vio forzada a iniciar la guerra en Ucrania ante el inminente ingreso de Ucrania en la OTAN, lo que implicaría el establecimiento de bases militares de cohetes nucleares en las costillas de Rusia.

El posible ingreso de Ucrania a la OTAN es un tema altamente sensible para Rusia. Aunque Ucrania todavía no forma parte de la OTAN recibe armas, municiones, asesoría militar y recursos, para librar la guerra contra Rusia. Es una guerra indirecta entre la OTAN y Rusia que se libra en territorio de Ucrania, pero que en cualquier momento puede extenderse a los países vecinos y a la propia Rusia. Al parecer la contraofensiva militar del ejército ucraniano pretendía crear condiciones políticas favorables para felicitar el ingreso de Ucrania a la OTAN, en la próxima cumbre que se realizará en Vilna, Lituania, en julio de este año.

En relación al posible ingreso de Ucrania en la OTAN, encontraremos declaraciones encontradas y contradictorias. Preguntado sobre el posible ingreso de Ucrania a la OTAN, Stoltenberg declaró "creo que no es posible dar fechas precisas cuando estamos en medio de una guerra. A no ser que Ucrania prevalezca, entonces no habrá que discutir en absoluto la adhesión, porque solo una Ucrania soberana, independiente y democrática puede convertirse en miembro de la OTAN" (13/06/2023)

Tres días después, Stoltenberg matizó sus declaraciones: "Todos los aliados están de acuerdo en que Ucrania se convertirá en un miembro de la OTAN. No vamos a discutir una invitación en la cumbre de Vilna, sino cómo podemos acercar Ucrania a la OTAN. Y estoy seguro de que encontraremos una buena solución y consenso en la cumbre de Vilna sobre cómo acercar Ucrania a la OTAN".

Este acercamiento ya existe en los hechos, “(…) actualmente llevamos trabajando en eso durante muchos años, cuanto más éxito tengamos en hacer a las fuerzas ucranianas completamente interoperables con la OTAN, más estrechamente llegarán a la OTAN en términos prácticos militares". (16/06/2023)

Por su parte, Joe Biden negó la posibilidad de que Ucrania forme parte de la OTAN, al menos en el futuro próximo. Según Biden, Ucrania "tiene que cumplir con los mismos estándares" que los demás países miembros de la Alianza. "Así que no vamos a hacerlo fácil" (17/06/2023)

En los hechos, Ucrania ya es parte de la OTAN en la medida que recibe armamento, asesoría e información de inteligencia de Estados Unidos y sus aliados europeos. La disputa reside en que, por el momento, las tropas de la OTAN no pueden desplegarse libremente en Ucrania, ni instalar bases militares, lo que da cierto respiro a Rusia.

4.- La naturaleza del grupo Wagner

En las guerras modernas no solo se enfrentan los ejércitos regulares, sino también Empresas Militares Privadas (EMP) o grupos de mercenarios que pelean bajo la sombra de estos ejércitos, en agrupaciones irregulares o semirregulares.

Debido a las denuncias que surgían contra los ejércitos regulares por violaciones a los derechos humanos y a los tratados sobre la guerra, la labor sucia de la guerra es encargada a las EMP cuyos crímenes escapan del control de los tribunales internacionales. Las agrupaciones de mercenarios tuvieron roles destacados en las guerras civiles en África, y después de la segunda invasión norteamericana a Irak en 2003. El gobierno de Estados Unidos contrató al Grupo Blackwater, para combatir a la insurgencia iraquí.

El ejército de Rusia tomó nota de esa experiencia y contrató al grupo Wagner para intervenir en las guerras civiles de África y en la guerra civil en Siria. El grupo Wagner adquirió gran experiencia de combate y por ello ha sido utilizado ampliamente en la guerra de Ucrania.

Al respecto, es importante señalar que los medios de comunicación en su campaña contra Rusia, sobredimensionan las supuestas derrotas militares y minimizan la capacidad militar del ejército ruso, engrandeciendo la capacidad de los mercenarios del grupo Wagner, quienes tuvieron un papel destacado en la sangrienta batalla por la recuperación de Artiomosk (Bajmut). Entonces, mientras el ejército ruso está sumido en el caos y la corrupción, los mercenarios de Wagner, sacados de las prisiones de Rusia, son quienes han salvado el pellejo a Putin. Nada más alejado de la realidad. Es un guion sacado de una pésima película de espías.

Ninguna EMP puede subsistir sin la logística o apoyo del ejercito regular. El grupo Wagner no podría sostenerse un solo día sin la información de inteligencia y el soporte material y de armamento y municiones que desde la retaguardia le proporciona el aparato del ejército regular. Lo que existe es una división de tareas. A estos grupos, como Wagner, le corresponde hacer el trabajo sucio de liquidar sin piedad a las tropas enemigas, violentando todas las convenciones internacionales sobre la guerra y el trato de prisioneros, llegando a cometer incluso crímenes de “lesa humanidad”.

Todos los ejércitos tienen destacamentos de tropas especiales para tareas de asalto y aniquilamiento. El ejercito ruso tiene a los Spetsnaz, pero también tiene a las tropas de Wagner, que está formado, al menos en su conducción, por ex soldados con mucha experiencia militar. En pocas palabras, las tropas de Wagner cumplen misiones suicidas.

El grupo Wagner, cuyos soldados se calculan en 30.000, es una agrupación mercenaria pagada por el Estado ruso. Se calcula que en el ultimo año (2022-2023), el Estado ruso le pago mas del millones de dolares al grupo Wagner. Era un negocio redondo. Sin esos salarios, tendrían que desbandarse. En pocas palabras, el grupo Wagner es una agrupación especial al servicio del ejercito ruso. No existen dos ejércitos, es un solo bajo la conducción del alto mando encabezado por Putin.

El empresario de origen lumpen, Eugenio Prigozhin, no tiene ni la capacidad económica, ni la capacidad militar para crear un ejército independiente del Ejército ruso, que tiene mucha tradición vertical, desde antes de la revolución bolchevique y bajo el oscuro periodo stalinista.

5.- La extraña rebelión del Grupo Wagner

Antes de la recuperación de Artiomosk (Bajmut), Prigozhin comenzó a criticar al Estado Mayor acusándolo de dirigir mal la guerra. Las críticas fueron creciendo y el tono fue cada vez más agresivo. Sus discursos eran reproducidos en su canal de Telegram, una aplicación que, igual que WhatsApp, están prohibidas en Rusia. O sea que sus discursos solo eran escuchados en el lado ucraniano, provocando el regocijo entre los enemigos de Rusia.

Después de superar varias pequeñas crisis, el Grupo Wagner anunció su retirada. Sin embargo, el sábado 24 de junio Prigozhin denunció el bombardeo de sus campamentos por el ejército ruso y anuncio que marcharía hasta Moscú, demandando la renuncia del alto mando del ejército.

Y de repente cambio abruptamente la situación. Ya nadie hablaba de la contraofensiva ucraniana, sino de un golpe de Estado contra Putin. Los medios de comunicación informaron sobre el peligro de guerra civil en Rusia, la posibilidad de que Putin fuera derrocado, etc. En el último siglo solo en dos ocasiones ha habido un golpe de Estado o motín militar en Rusia: en agosto de 1991 la fracasada rebelión contra Mijaíl Gorbachov, y ahora la mini rebelión de Prigozhin contra Putin. Existe un abismo de diferencia entre ambas.

En la rebelión de Prigozhin no se registran muertes, ni enfrentamientos, aunque Putin se refirió a pilotos muertos en combate, sin mencionar cantidades ni nombres. Putin respondió con una posición moderada, amenazando con aplastar la rebelión, pero sin hacerlo, priorizando la negociación política para restarle fuerza a Prigozhin. El conjunto de las instituciones del Estado ruso cerró filas alrededor de Putín. Lejos de debilitarse, Putín salió airoso, fortalecido.

Todo indica que los triunfos militares de Prigozhin en el campo de batalla, crearon un conflicto con el Estado Mayor del ejército ruso, que está obligado a proteger la institución y mantener bajo disciplina a los mercenarios. Y Prigozhin quiso resolver las contradicciones golpeando la mesa, abriendo una crisis sin precedentes, en medio de la guerra.

Después, desatada la rebelión, Prigozhin moderó su discurso aclarando que no se trataba de un golpe militar sino de una marcha hacia Moscú, para exigir la defenestración del Estado Mayor. Y de pronto, viró hacia la izquierda en dirección a Bielorrusia, y fue anunciado el acuerdo político en el que intervino como mediador el presidente Lukashenko. Es casi seguro que detrás del conflicto entre Prigozhin y el alto mando del ejército, se encuentra el espinoso tema de las contrataciones, ya que el ejercito es quien contrata y paga los salarios de los mercenarios. Prigozhin denunció que el ministro Shoigú iba a desaparecer al grupo Wagner.

 Putin hizo concesiones al grupo Wagner, suspendió la acción penal contra Prigozhin, y permitió a una parte de las tropas de Wagner alistarse en el ejército, pero hasta el momento no ha destituido a la cúpula militar. Descabezar al ejército en el transcurso de la guerra es sumamente peligroso, aunque probablemente tendrá que impulsar alguna reestructuración que consolide de manera incuestionable el poder absoluto de Putin.

Mientras los acontecimientos se desarrollaban, Estados Unidos y la OTAN estaban horrorizados con la posibilidad de que personas díscolas como Prigozhin tomen el poder en Rusia y tengan acceso al armamento nuclear.

Las teorías conspirativas sobre el motín de Prigozhin afirman que se trató de una maniobra para trasladar las tropas de Wagner a territorio de Bielorrusia, a escasos 100 kilómetros de Kiev, la capital de Ucrania. Para actuar ante una posible ofensiva rusa al momento de crear la “zona sanitaria”. La sola presencia de tropas de Wagner en las cercanías de Kiev, ya ejerce una increíble presión sobre las tropas ucranianas, que tendrán que retirar efectivos en el Donbass para fortalecer las defensas de la capital.

En las próximas semanas sabremos la verdad.

Por Nicolas Lebrun

El 14 de mayo se realizó la primera vuelta de las elecciones en Turquia. El resultado de estas no le ha permitido a ninguno de los candidatos mayoritarios, Recip Tayyip Erdogan, del AKP partido en gobierno desde hace veinte años, ni a Kiliçdarroglu de obtener la mayoría simple para proclamarse vencedor de esta contienda.

Erdogan sigue en la pelea, Kiliçdarroglu busca el voto de la derecha

Las encuestas antes de este proceso electoral daban por vencedor a Kemal Kiliçdarroglu, lo cual no se reflejó posteriormente en las urnas. Este resultado representa un golpe para la oposición. A pesar de que Erdogan ha visto erosionada su base de apoyo electoral. Cabe recordar que el presidente hizo pasar una reforma constitucional para pasar de un régimen parlamentario a uno presidencialista. En un principio, logró gobernar con mayoría, pero este apoyo fue disminuyendo, lo cual le obligó a realizar alianzas con otras corrientes más a la derecha, fundamentalistas religiosos y otras corrientes similares.

“Si en las elecciones presidenciales de 2014 Erdogan obtuvo el 51,8% de los sufragios en una candidatura solo apoyada por el AKP, en 2018 tuvo que aliarse con el Partido de Acción Nacionalista (el MHP, extrema derecha nacionalista) para sostener su victoria: obtuvo un 52,6% del voto. Y en los comicios de este año, cuando en las legislativas su partido ha obtenido los peores resultados en 20 años, su candidatura presidencial no solo ha contado con el apoyo del AKP y MHP, sino que ha tenido que sumar al YRP, al Hüda Par y al Partido de la Gran Unidad (BBP), todos ellos partidos de extrema derecha islamista o ultranacionalista. Si Erdogan revalida el próximo domingo su victoria presidencial ―logró en primera vuelta el 49,5%, frente al 44,8% de la alianza opositora―, en el Parlamento deberá contar con los diputados de estos partidos para aprobar los presupuestos, por ejemplo. Y exigirán contrapartidas.”(El País)

Kiliçdarroglu busca revertir la situación con un discurso más a la derecha, buscando decantar los nacionalistas turcos y otras corrientes que mostrarían más simpatía por el presidente saliente que por el candidato señalado como prooccidental.

Este primer resultado asesta un golpe a las aspiraciones del candidato opositor que no logró canalizar el descontento popular luego del catastrófico manejo del terremoto ocurrido recientemente, la inflación galopante, el desempleo y otros aspectos que han agudizado la situación económica de los trabajadores.

“En cuanto a Kemal Kilicdaroglu, rival del actual presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a pesar de todo el apoyo, obtuvo aún menos votos que Muharrem Ince, quien se presentó a la presidencia por el Partido Republicano del Pueblo en las elecciones de 2018, considera Erim. El analista calificó su derrota en la primera ronda de "un golpe muy tangible" tanto para el propio político, como para su partido y la alianza de la oposición en su conjunto.

"Nadie en las filas de la oposición está contento con los resultados de la primera vuelta y no entiende por qué sucedió así. Construyeron su campaña electoral sobre el supuesto de que el nivel de apoyo a Erdogan caería drásticamente. Pero eso no ocurrió", afirmó. (Sputnik lat)

Los últimos discursos del centroizquierdista Kiliçdaroglu para atraerse el voto de los ultranacionalistas exagerando la situación y ofreciendo datos falsos sobre inmigración podría haberlos firmado Marine Le Pen: “No abandonaremos nuestra patria a esta mentalidad que nos ha traído 10 millones de refugiados irregulares. Las fronteras son nuestro honor. No abandonaremos nuestra patria a esos que, sin mover un dedo, miran llegar esa marea humana e infiltrarse en nuestras venas con la esperanza de que se conviertan en votos [para ellos]. Mañana no serán 10, sino 30 millones y amenazarán nuestra supervivencia”. (El País)

La oposición hace tiempo que ha olido sangre en este tema y, sea de centroizquierda o derecha, se ha lanzado a espolear el sentimiento anti migratorio de la forma más populista, critica Elgazi. Esto presenta un grave problema para el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan, pues en muchos de estos barrios obreros se encuentran sus grandes caladeros de voto, así que el Ministerio de Interior se ha puesto manos a la obra y ha aprobado una política para intentar “diluir” la población extranjera en la mayoría turca. (El País)

La burguesía turca tiene su Bonaparte y busca reconstruir su imperio

El gobierno de Erdogan es un régimen bonapartista que ha venido imponiéndose sobre la base de un proyecto nacionalista e imperialista que resucita en menor medida que los discursos oficiales, la ambición de la burguesía turca por recuperar el antiguo imperio otomano deshecho por los países vencedores de la primera guerra mundial.

Esta visión se ha visto plasmada en el terreno de los diferentes conflictos de lo que se podría denominar la zona de seguridad del país. Esta se limitaba con anterioridad a combatir a los nacionalistas kurdos en el interior, por medio de una feroz represión.

“El conflicto en Kurdistán ha sido definido por el ejército turco como una “guerra de baja intensidad” (Dusuk Yogunluklu Savas) que requiere control territorial. Se implementó la doctrina del "dominio del terreno" consistente en despojar al PKK de su base popular. Esta represión resultó luego en la destrucción de miles de aldeas y el desplazamiento forzado de aproximadamente un millón de kurdos; 17.000 periodistas, intelectuales, trabajadores y campesinos kurdos desaparecidos en “asesinatos sin resolver” (Yilmaz Özcan, CAIRN)

Posteriormente la guerra civil en Siria le ofreció a Erdogan la posibilidad de intervenir con el objetivo de tomar territorios cercanos a sus fronteras, combatir a la guerrilla kurda y asestar un golpe al debilitado gobierno de Al Assad con el objetivo de hacer girar la relación de fuerzas. La alianza de El Assad y los iraníes, la de los saudíes por otro con los fundamentalistas sunitas. Su alianza con Putin, no solo se limitaba al conflicto sirio, sino que era extensiva a la guerra civil en Libia.

“Sin embargo, la intervención militar directa turca se demoró hasta enero. La razón radica, probablemente, en que a pesar de que ya a fines de 2019 había una suerte de acuerdo entre Rusia y Turquía para repartirse Libia, algo que implicaba romper los planes del general Haftar, este general se negaba a cumplir con los acuerdos rusos y turcos.

Haftar, con apoyo de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Francia, continuó con su ofensiva contra Trípoli, negándose a firmar el pacto en Moscú a comienzos de enero. Haftar aumentó tanto sus apuestas, que para fines de enero decidió optar por la "opción nuclear" de bloquear la exportación de petróleo libio.

Empleando esa opción nuclear, con la que Haftar también perdería mucho dinero y sufriría daños, creía el general líder del LNA que el bando de Trípoli se quedaría sin dinero antes que él y terminaría colapsando.

Sin embargo, ante la desesperada situación del GNA, Turquía comenzó su despliegue militar para evitar el derrumbe de Trípoli, al tiempo que daba una vuelta a la situación militar. Los turcos enviaron varios miles o cientos de mercenarios sirios (cantidad exacta desconocida), sistemas de defensa aérea en fragatas y otras defensas de la misma clase, con las que eliminar la superioridad aérea en drones emiratíes. A su vez los turcos desplegaban sus propios drones con los que erosionar al LNA.”(the political room)

Esta intervención busca, entre otros objetivos, competir con el eje conformado por Grecia, Chipre, Egipto e Israel por la extracción del gas en los yacimientos submarinos.

La ofensiva en Siria del año pasado también buscaba entre otras cosas, preparar el terreno electoral y mostrar el músculo a sabiendas que las encuestas no le aseguraban fácilmente alcanzar la mayoría para gobernar.

Los gobiernos imperialistas solo alcanzan a poner notas al pie de página.

“Turquía ultima una nueva intervención militar en Siria, ha anunciado este miércoles el presidente Recep Tayyip Erdogan. “Pasamos a una nueva fase en nuestra lucha por establecer una zona de seguridad de 30 kilómetros al sur de nuestra frontera”, ha afirmado el mandatario turco en un discurso a los parlamentarios de su partido en Ankara. El anuncio tensó más la relación con la OTAN, después de que Turquía haya amenazado con vetar la entrada de Suecia y Finlandia a la Alianza Atlántica. El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, ha advertido de que la operación puede “socavar la estabilidad regional”. (DW)

La segunda ronda

Esta segunda ronda casi podría asegurar el gane de Erdogan. La margen de las elecciones presidenciales, se llevaron a cabo las elecciones parlamentarias que han visto la entrada de varias corrientes de derecha y de ultra derecha.

Dentro de ellas se encuentra el YRP, partido del Nuevo Bienestar y el Ülkücü (idealistas)que proclaman un discurso reaccionario.

“Ahora ha hecho ahora campaña reclamando la ilegalización de las asociaciones LGTBI y el cambio de las leyes que protegen a la mujer en caso de violencia machista y divorcio. Con este discurso se ha hecho con cinco escaños y, en algunas provincias, ha dado la sorpresa al recibir entre el 8% y el 10% de los votos. Y los partidos de derecha y ultraderecha vinculados al movimiento ultranacionalista Ülkücü (idealistas) han cosechado casi uno de cada cuatro votos en las legislativas y más de 90 de los 600 escaños del hemiciclo. (El País).

La tendencia es la misma que se ha visto en otros países que han sido o quieren convertirse en potencias regionales y que se desarrollan una combinación entre un nacionalismo para el discurso interno y la búsqueda de nuevas zonas de influencia con el riesgo de crear conflictos regionales que pueden ser el chispazo que desate un nuevo conflicto global a gran escala.

Pese a la imposición, la lucha se ha generalizado

Por Nicolas Lebrun

Se abre una nueva etapa en la lucha de los trabajadores y las masas francesas. Luego de masivas movilizaciones a lo largo y ancho del territorio, la determinación de las masas no ha decaído. Durante cada una de estas jornadas de huelga y movilización millones de personas se sumaron.

Después del anuncio de la utilización del 49.3, una forma de decreto presidencial para hacer pasar las leyes sin necesidad del voto de la Asamblea nacional, una ola de movilizaciones espontáneas se ha propagado en casi todas las ciudades. Los estudiantes de los colegios y universidades, así como de trabajadores de todos los sectores se han lanzado a la calle. La represión de los abyectos CRS no ha podido hacerlos retroceder. Los llamados a continuar estas manifestaciones pululan en las redes sociales y cada vez más personas se suman.

Las refinerías del país se encuentran paralizadas y el suministro de combustibles en las estaciones de servicio se hace cada vez más raro.

“La huelga se endurece en las refinerías y muchas estaciones francesas están secas por primera vez desde el inicio del conflicto, principalmente en el sureste donde las prefecturas de Vaucluse y Gard han decidido limitar las ventas. "Ya no sale ningún producto en este momento" de todas las refinerías de Francia, ya sea de las seis refinerías convencionales o de la biorrefinería La Mède (Bouches-du-Rhône), dijo este lunes a la AFP Eric Sellini, diputado nacional electo. de la CGT Chimie. Los envíos de combustible a los depósitos que abastecen a las estaciones de servicio ya estaban bloqueados este fin de semana en la mayoría de las refinerías. Desde el lunes, la refinería de TotalEnergies en Feyzin (Ródano) y la de Esso-ExxonMobil en Fos-sur-Mer han vuelto a suspender los envíos, según informa la CGT, lo que confirma la dirección de los dos grupos. "Hasta el jueves por la noche, no habrá salida de combustible, ya sea por vagones o camiones", dijo Lionel Arbiol, delegado de la CGT en la refinería Esso-ExxonMobil en Fos-sur-Mer.” (France 24)

Macron el gobierno de Elizabet Borne fragilizados

Después del anuncio este fin de semana de la utilización del 49-3, dos votos de censura fueron votados en el senado. Uno de ellos propuesto por el RN y otro por una coalición centrista. Este último fue el que puso contra las cuerdas al gobierno. Con escasos nueve votos de diferencia, la moción fue rechazada. A pesar del resultado este voto pone en evidencia la tendencia que se manifestó en las pasadas elecciones presidenciales y para la asamblea. Macron pude elegirse con un porcentaje bajo del total del padrón electoral, mientras que, en la asamblea, luego de tener una mayoría arrolladora durante la primera legislatura, en esta segunda, su agrupación no pudo alcanzar la mayoría.

La macronie pierde terreno a pasos agigantados y la brecha entre el gobierno de los millonarios y el pueblo trabajador se hace cada vez más grande. Durante el primer periodo, la crisis de los chalecos amarillos fue la antesala de todo el descontento provocado por el empobrecimiento creciente de los trabajadores y el pueblo. Las huelgas que estallaron de diferentes sectores fueron derrotadas o aplacadas por una serie de circunstancias. Por un lado, la feroz represión del gobierno y por otro lado la falta de consecuencia de las direcciones sindicales que se negaron a profundizar las movilizaciones y a lanzar la huelga general indefinida.

Pese a contar con la venia de las grandes cadenas privadas y estatales de comunicación para presentar el nefasto proyecto, las contradicciones, mentiras y otros bulos, todos estos no fueron suficientes para convencer. Todo lo contrario, cada intervención de los ministros del gobierno creó fuertes reacciones e hicieron el efecto contrario, pusieron más leña al fuego.

El movimiento se radicaliza

Para muestra un botón. Laurent Berger, secretario general de la CFDT, central sindical amarilla declaró “lamenta "la elección hecha" por el gobierno "de dejar la calle no a la responsabilidad, sino al radicalismo”

La preocupación también es compartida por el secretario general del CGT, Philippe Martinez, más preocupado por contener el movimiento que por llamar a la huelga general indefinida.

“Habíamos alertado al presidente de la República… Emmanuel Macron fue alertado sobre el riesgo de protestas si usaba el 49.3 para que se aprobara la reforma de pensiones sin votación…En una carta en la que solicitamos ser recibidos, evocamos en blanco y negro una situación explosiva. Nadie puede decirnos o replicar que no alertamos al presidente", continuó Philippe Martínez. Emmanuel Macron había respondido por escrito al correo de los sindicatos que la reforma era necesaria pero que "no subestimaba el descontento». (La Depêche)

Es claro que la burocracia sindical está siendo en este momento desbordada por la radicalidad de la base y estos personajes hubiesen preferido pactar algo antes que el proceso se les saliera de las manos.

Desde el Partido Socialista Centroamericano (PSOCA) manifestamos todo nuestro apoyo al movimiento de masas francés. Creemos que una victoria sería un puntillazo para los planes de austeridad del gobierno de Macron y de las huestes de la Comisión Europea. No sin antes advertir que creemos que todo esta energía tiene que ser la antesala para votar una huelga general indefinida hasta que el gobierno entierre la reforma de pensiones.

Por Orson Mojica

El 24 de febrero del 2022, Rusia invadió Ucrania en lo que Putin denominó “operación militar especial” para “desnazificar” ese país. Un año después, la guerra lejos de terminar con la victoria de cualquiera de los bandos, o en la mesa de negociaciones, amenaza convertirse en un conflicto militar prolongado, cuyas consecuencias pueden redefinir el futuro de Europa y el mundo.

Uno de los mitos que difundieron malintencionadamente los medios de comunicación era que Rusia pretendía anexarse Ucrania, aplastando al gobierno de Zelensky. Nunca fue así, aunque en el transcurso de una guerra prolongada los objetivos e intereses pueden cambiar. Para librar una “guerra relámpago” de ocupación, Rusia tendría que masacrar a la población civil. Los ucranianos son un pueblo eslavo que, aunque tiene sus particularidades, siempre formó parte de Rusia. Los nexos entre ucranianos y rusos son muy profundos, aunque en realidad hay dos ucranias: el oeste es pro europea y católica, y el este es prorruso y de religión ortodoxa. Por esta razón, cualquier ofensiva militar rusa sobre Ucrania obliga a Putin a sopesar previamente las consecuencias políticas.

Si Rusia, un imperio en reconstrucción, permitía que Ucrania ingresara en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), su propia existencia estaría en peligro. En cierta medida, Putin fue obligado a intervenir desde 2014 cuando se produjo el cambio de gobierno de Ucrania y se inició la guerra civil en el Dombas.

Lo que antes era una guerra solapada, ahora es una guerra abierta, aunque no declarada formalmente. El gobierno de Zelensky se ha convertido en el ariete de la ofensiva norteamericana y europea para arrinconar y doblegar a Rusia, un imperialismo emergente.

Estados Unidos y a OTAN apoyan abiertamente al ejército de Zelensky con dinero y armas, manipulando las aspiraciones de autodeterminación de Ucrania en un rejuego de rivalidades e intereses entre las potencias imperialistas. Estados Unidos y la OTAN utilizan al ejército de Ucrania para hacer la “labor sucia” de debilitar a Rusia, de la misma manera que utilizaron a los contras en Nicaragua o las guerrillas islámicas en Afganistán.

Para justificar esta guerra ante la opinión pública, los medios de comunicación difunden la idea que se trata de una lucha entre democracia y regímenes totalitarios, como el de Putin en Rusia. Pero no dicen que Zelensky, con el pretexto de defender la soberanía nacional de Ucrania, ha construido en corto tiempo un régimen igualmente totalitario al interior de Ucrania, que oprime y masacra a los ucranianos prorrusos.

Forcejo por la revalidación del tratado START

Un aspecto que no se mencionaba en los medios de comunicación, es que la guerra en Ucrania tiene como trasfondo el forcejeo entre Estados Unidos y Rusia por la firma de un nuevo tratado de control de armas nucleares, que sustituya al tratado START III que expira en 2026.

En enero del 2021, Estados Unidos y Rusia habían acordado prorrogar el tratado START III, pero el inicio de la guerra en Ucrania, el 24 de febrero de ese mismo año, congeló las negociaciones. Hubo un intento de reiniciar las negociaciones en noviembre del 2022, en el Cairo, Egipto, pero Rusia se negó a participar por el aumento de la ayuda militar a Zelensky.

Es obvio que Estados Unidos intensifica los esfuerzos para consolidar posiciones en Ucrania, convirtiéndola en un satélite de la OTAN que ejercería una enorme presión militar sobre Rusia, colocando cohetes nucleares en ese territorio.

Recientemente, los países miembros de la OTAN emitieron una declaración en la que expresaban su “(…) preocupación el incumplimiento por parte de Rusia de sus obligaciones jurídicamente vinculantes en virtud del Nuevo START". Ante la crisis de las negociaciones, Rusia se ha negado a convocar una reunión de la Comisión Consultiva Bilateral (CCB) —órgano de aplicación del tratado— y no autoriza inspecciones en su territorio

Dimitri  Peskov, vocero presidencial de Rusia, justificó la negativa debido a que “toda la infraestructura de inteligencia de la OTAN, incluidos aviones de reconocimiento, constelaciones de satélites, trabajando 24 horas al día, siete días a la semana, en interés del régimen ucraniano", aunque reconoció que es "muy importante que el acuerdo se mantenga vigente".(RT 03/02(2023)

La guerra en Ucrania es solo una parte del conflicto entre Estados Unidos y Europa contra Rusia. Está en juego la hegemonía nuclear y con ello el control sobre el mundo.

Una guerra de “mediana intensidad” …. ¿a largo plazo?

En junio del 2022, Jens Stoltemberg, secretario general de la OTAN, declaró que la guerra en Ucrania podría durar varios años o varias décadas. Recientemente, ha vuelto a confirmar esta visión, al afirmar que "necesitamos estar preparados para un largo camino. Esto puede durar muchos, muchos años (…) El presidente [Vladimir] Putin quiere una Europa diferente, quiere una Europa donde pueda controlar vecinos, en la que pueda decidir aquello que los países pueden hacer" (AFP, 16/02/2023)

Estas declaraciones confirman que la guerra en Ucrania ha sido concebida para librarse a mediano y largo plazo, hasta que las potencias imperialistas, Estados Unidos, Europa, Rusia y China, logren establecer un nuevo statu quo mundial, si acaso es posible.

El apoyo económico y militar al gobierno de Zelensky es descomunal. A inicios de febrero, Jens Stoltemberg, secretario general de la OTAN, reconoció que los países miembros han proporcionado en el último año, desde que inicio la invasión rusa, ayuda militar y financiera por más de 120,000 millones de dólares.

Por su parte, el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia tiene información de que solo en el último año, “desde diciembre de 2021, los países de la OTAN transfirieron a las fuerzas armadas ucranianas 1.170 sistemas de defensa antiaérea, 440 tanques, 1.510 vehículos de combate de infantería y 655 sistemas de artillería, así como 9.800 misiles para lanzacohetes múltiple, 609.000 misiles antitanque y 1.206.000 proyectiles”.

Ante cada avance del ejército ruso, Estados Unidos y la OTAN redoblan las apuestas, enviando más armas y dinero a Ucrania. Si bien es cierto, la estrategia de Estados Unidos y la OTAN es presionar militarmente al máximo a Rusia, el nivel de involucramiento militar ha crecido tanto que en cualquier momento la guerra en Ucrania puede extenderse a Polonia y Bielorrusia, los países más cercanos, convirtiéndose en una guerra directa entre la OTAN y Rusia.

Aparentemente, todos los lideres europeos desean evitar la guerra directa contra Rusia, y por ello entregan armas obsoletas y se cuidan de no proporcionar tanques ni aviones de última generación a Ucrania, pero entre los discursos y la realidad hay una frágil línea divisoria que puede desaparecer en cualquier momento.

En marzo del 2022, cuando la guerra apenas iniciaba, Antony Blinken, secretario de Estado de los Estados Unidos, declaró que: “(…) Al final, estoy absolutamente convencido de que (el presidente ruso Vladímir) Putin fracasará, y de que Rusia sufrirá una derrota estratégica en Ucrania”, (09/03/2022)

La ansiada “derrota estratégica” de Rusia no es más que la pretensión de degradarla en su status de potencia imperialista, y convertirla en una disgregada semicolonia.

Dado el nivel de involucramiento de Estados Unidos y la OTAN, no se puede descartar que la guerra en Ucrania sea un tanteo de las potencias imperialistas occidentales, una primera fase de una guerra abierta contra Rusia.

El surgimiento de Rusia como una poderosa potencia imperialista, y su alianza con China, acelera la crisis de Estados Unidos y debilita su poderío en todo el mundo. Y por eso Estados Unidos y Europa luchan denodadamente para evitarlo.

La devastación de Ucrania

Mientras los medios de comunicación nos proyectan casi a diario las sucesivas derrotas militares de Rusia, lo que es pura propaganda de guerra, la realidad es otra.

Condoleezza Rice, ex secretaria de Estado, y enemiga acérrima de Putin, en un interesante artículo publicado en The Washington Post, develó la verdadera situación en Ucrania: “(….) Para Putin, la derrota no es una opción. No puede ceder a Ucrania las cuatro provincias orientales que ha declarado parte de Rusia. Si no puede tener éxito militar este año, debe mantener el control de las posiciones en el este y el sur de Ucrania que brindan futuros puntos de partida para ofensivas renovadas para tomar el resto de la costa del Mar Negro de Ucrania, controlar toda la región de Donbas y luego avanzar hacia el oeste.

(…) La capacidad militar y la economía de Ucrania ahora dependen casi por completo de los medios de vida de Occidente, principalmente de los Estados Unidos. En ausencia de otro gran avance ucraniano y éxito contra las fuerzas rusas, las presiones occidentales sobre Ucrania para negociar un alto el fuego crecerán a medida que pasen meses de estancamiento militar. En las circunstancias actuales, cualquier alto el fuego negociado dejaría a las fuerzas rusas en una posición sólida para reanudar su invasión cuando estén listas”.

Pero no crean que Condoleezza Rice es amiga de Putin. No, todo lo contrario. Ha pintado la cruda realidad, para terminar, pidiendo más armas y dinero para Zelensky. (Washington Post 07/01/2023)

Tímidas voces sobre una posible negociación

Los voceros de Estados Unidos y la OTAN en algunas declaraciones se refieren vagamente a la necesidad de lograr una salida negociada, pero todos coinciden que esta opción será posible únicamente si Ucrania gana la guerra, es decir, si derrota militarmente a Rusia. En realidad, quien gane la guerra no tiene nada que negociar, sino que impondrá sus condiciones al bando derrotado.

En marzo del 2022, la solitaria voz de Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), casi llorando abogó por una negociación: “La guerra en Ucrania no va a ninguna parte, pero va rápido. (…) Se está intensificando, volviéndose más destructiva e impredecible a cada momento (…) Esta guerra es imposible de ganar. Tarde o temprano, tendrá que pasar del campo de batalla a la mesa de paz.  Esto es inevitable”. El desesperado llamado no fue escuchado.

Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Comisión Europea, ha mantenido un discurso agresivo contra Rusia: “(…) las guerras se ganan o se pierden en el campo de batalla (…) Si alguien dice que no quiere parar ni negociar y que seguirá luchando, entonces la guerra tendrá que decidirse en el campo de batalla” (22/04/2022)

Para calmar a la opinión pública europea que se opone a la guerra, el discurso de Borrell ha sido camaleónico, combina el entusiasmo con la necesidad de establecer alguna negociación.

Conferencia de Munich: mas armas para imponer la negociación

Cada año se reúne la Conferencia de Seguridad en Munich, Alemania, para discutir los problemas de seguridad en diversas regiones del mundo. En esta ocasión, Rusia no fue invitada.

Dos días antes de la realización de la 59 Conferencia de Seguridad de Munich, Borrell declaró ante el Parlamento Europeo: “(..) es una extraordinaria ingenuidad pedir que se pare la ayuda militar a Ucrania, para que la guerra sea más corta y para que se construya más pronto la paz. Si dejamos de ayudar militarmente a Kiev, la paz que conseguiremos no será una paz, será una victoria de Rusia y para nosotros sería una extraordinaria amenaza a nuestra seguridad"

Borrell insistió que “la guerra se va a decidir en esta primavera y verano (…) Para ganar la paz, primero hay que ganar la guerra. Se puede ayudar militarmente a Ucrania y al mismo tiempo hacer los esfuerzos diplomáticos necesarios para que la paz llegue cuanto antes. No son dos cosas alternativas ni contradictorias, hay que hacer las dos cosas a la vez". (Parlamento Europeo, 15/02/2023)

Los discursos en la Conferencia de Munich estaban sintonizados. Francia y Alemania son las columnas que sostienen a la Unión Europea (UE) y la OTAN. Tanto Macron, como Scholz, reafirmaron su compromiso en la guerra en Ucrania, aunque con algunos matices.

Macron llamó a los gobiernos europeos a “invertir masivamente en defensa” para garantizar la seguridad de la UE. “No es la hora del diálogo (…) Si queremos la paz, tenemos que invertir en los medios para tenerla. Francia hace su parte, pero es necesario que haya ambición inversora a escala europea. Esto significa también reforzar la base industrial y tecnológica de nuestra defensa. Necesitamos más capacidad de producción, y necesitamos más estandarización, más simplificación. Cuando se trata de seguridad europea, tenemos que pensarla, producirla y garantizarla”.(El País, 17/02/2023)

En el discurso de Macron se olía cierto malestar por la dependencia militar absoluta de Europa en relación a Estados Unidos, y por el hecho que recientemente Estados Unidos aprobó una ley que protege a la industria norteamericana, en detrimento de la europea.

Macron más adelante insistió que las negociaciones debían realizarse en condiciones favorables para Ucrania: "Debemos intensificar absolutamente nuestro apoyo y esfuerzo para ayudar a la resistencia del pueblo y el Ejército ucranianos y permitirles llevar a cabo la contraofensiva que solo permitirá negociaciones creíbles sobre las condiciones elegidas por Ucrania, sus autoridades y su pueblo". (El País, 17/02/2023)

La socialdemocracia alemana sigue jugando el mismo rol contrarrevolucionario de siempre. Olaf Scholz declaró que “(…) no son nuestros envíos de armas los que alargan la guerra. Todo lo contrario. Cuanto más pronto Putin entienda que no alcanzará su meta imperialista, mayor será la posibilidad de un final de la guerra. Todos los que pueden suministrarlos, deberían hacerlo. Alemania hará todo lo que está en su poder para facilitarlo (…)”. (El País, 17/02/2023)

Quizá, quien expuso con mayor nitidez la estrategia imperialista del momento, fue el primer ministro de Inglaterra, Rishi Sunak: "Necesitamos una estrategia militar para que Ucrania obtenga una ventaja decisiva en el campo de batalla para ganar la guerra, y una estrategia política para ganar la paz. Para ganar la guerra, Ucrania necesita más artillería, vehículos blindados y defensa antiaérea, así que ahora es el momento de duplicar nuestro apoyo militar".

Mientras los lideres de la OTAN hablaban de presionar militarmente para negociar, el infaltable Jens Stoltenberg insistía en la necesidad de derrotar a Rusia en el campo de batalla: “A algunos les preocupa que nuestro apoyo a Ucrania pueda desencadenar una escalada. Que quede claro: no hay opciones sin riesgo, pero el mayor riesgo de todos es que gane Putin". (El País, 17/02/2023)

La nueva ofensiva rusa

Mientras se pronunciaban encendidos discursos en la Conferencia de Munich, las tropas rusas continuaban su ofensiva de invierno.

La guerra en Ucrania ha tenido varias fases. Los rusos avanzaron militarmente en 2022, controlando casi en su totalidad Lugansk y Donetsk, que desde el 2014 se rebelaron contra Kiev, y consolidaron posiciones en la mayoría de los territorios de las provincias de Jerson y Zaporiyia. Ante el retroceso de las tropas ucranianas, Estados Unidos y la OTAN facilitaron obuses de 155 milímetros y sistemas HIMARS, que posibilitaron una ofensiva militar del ejército de Zelensky, obligando al ejército ruso a retirarse de Jarkov y de la ciudad de Jerson, y reagrupar sus tropas en dirección a Donetsk.

Estas oscilaciones en la guerra, fueron descritas por los medios de comunicación como nuevas derrotas militares de Rusia. Nada más alejado de la realidad. En toda guerra hay avances y retrocesos, ofensivas y contraofensivas, emboscadas, escapadas, estancamientos, etc.

Rusia libra en Ucrania una guerra de mediana intensidad, desplegando apenas una pequeña parte de su ejército y de su poderío militar. La guerra es la continuación de la política por otros medios. Por razones políticas Rusia libra una guerra a la defensiva, con una pata y una mano amarrada, mientras Estados Unidos y la OTAN despliegan todo su poderío a favor del ejército de Ucrania.

Si Rusia utilizara todo su poderío militar, unificaría a todos sus enemigos en su contra. Putin desde hace tiempo mantiene una estrategia de fracturar el frente antirruso, procurando separar a Alemania y Francia de la estrategia norteamericana.

Como parte de esta nueva ofensiva del ejército ruso, han sido expulsadas las tropas de Zelensky de las estratégicas localidades de Soledar y Bakhmut, rompiendo las defensas enemigas.

El discurso de Biden en Polonia

En la víspera del aniversario del inicio de la guerra en Ucrania, el presidente Joe Biden arribó a Polonia, desde donde viajó a Kiev, previo intercambio de información con Moscú, para evitar que un misil del ejército ruso lo matase.

Polonia, un imperio caído en desgracia, es la punta de lanza de la OTAN contra Bielorrusia y Rusia. En ese país, hay bases militares que albergan 11000 tropas norteamericanas

En Kiev, el 20 de febrero, se entrevistó con Zelensky. La sola presencia de Biden en Ucrania tenía el objetivo de ratificar el respaldo militar de Estados Unidos al ejército de Ucrania. A su regreso, Biden pronunció un discurso en Varsovia, cuyas partes medulares vale la pena analizar.

Biden dijo: “Hace un año, el mundo se preparaba para la caída de Kiev. Pues bien, acabo de llegar de Kiev y puedo decir que se mantiene fuerte (…) Cuando Rusia invadió, no solo se puso a prueba a Ucrania. El mundo entero afrontó una prueba histórica”. “Europa se puso a prueba. Estados Unidos se puso a prueba. La OTAN está a prueba. Todas las democracias están a prueba. Y la pregunta que encaramos es tan simple como profunda: ¿respondemos, o miramos para otro lado? (…) Estados Unidos necesita a Polonia y a la OTAN tanto como la OTAN necesita a Estados Unidos. Tenemos que garantizar la seguridad en Europa. Es así de básico (…) Pensó que la OTAN se fracturaría y dividiría. En lugar de eso, la OTAN está más unida que nunca. Pensó que podría convertir la energía en un arma, resquebrajar la determinación de Europa, y en lugar de eso, estamos trabajando para acabar con la dependencia de Europa de los combustibles fósiles rusos”

El discurso triunfalista de Biden, en el mismo tono de las declaraciones de Macron y Sholtz, confirman que Estados Unidos y la OTAN continuarán armando y financiando al ejército de Ucrania, creen que podrán arrodillar a Rusia en el campo de batalla e imponer un tratado de paz humillante. Están decididos a convertir a Ucrania en una base militar en el costado de Rusia.

Y al terminar su discurso, Biden pronunció dos oraciones que sintetizan la estrategia norteamericana: “Ucrania nunca será una victoria para Rusia, ¡nunca! "

El discurso de Putin

Como repuesta al discurso de Biden, Putin pronuncio un discurso ante la Duma Estatal y el Consejo de la Federación, las dos cámaras de la Asamblea Federal de Rusia, en el que sintetizó la política de Rusia en torno a la guerra en Ucrania y el conflicto Inter imperialista con Estados Unidos, Europa y la OTAN.

Putin justificó la “operación militar especial” en Ucrania, porque “(…) Estados Unidos y la OTAN estaban desplegando rápidamente sus bases militares y laboratorios biológicos secretos cerca de las fronteras de nuestro país, en las maniobras estaban estudiando el teatro de las futuras hostilidades, preparando a un régimen de Kiev bajo su control y a una Ucrania esclavizada por ellos para una gran guerra".

Para Putin, Estados Unidos está preparando una “gran guerra” contra Rusia. Este planteamiento no es descabellado, porque para mantener su dominación, Estados Unidos necesita anular a Rusia y a China. Y esto no lo logrará por medio de la competencia económica y pacífica, sino por medios militares.

Putin reiteró que “hace un año, con el fin de proteger a las personas en nuestras tierras históricas, para garantizar la seguridad de nuestro país, para eliminar la amenaza que representa el régimen neonazi que surgió en Ucrania después del golpe de 2014, se tomó la decisión de realizar una especial operación militar",

Aunque ya lo había dicho en anteriores ocasiones, que Ucrania era parte de Rusia, es la primera vez que Putin usa el concepto de “tierras históricas”, lo que implica que los avances militares que obtenga el ejército ruso en el campo de batalla se traducirán en nuevos territorios anexionados a favor de Rusia.

Y si existen alguna duda sobre cómo han evolucionado las aspiraciones de Putin, el mismo nos lo aclara: “(…) Una cosa debe quedarles clara a todos: cuanto mayor sea el alcance del armamento suministrado a Ucrania, más nos veremos obligados a alejar la amenaza de nuestras fronteras". (DW 21/02/2023). Lo anterior implica claramente que Rusia anexará mas territorios, haciendo realidad el pronostico de Condoleezza Rice.

Y como una advertencia de la "gran guerra" que puede ocurrir, Putin dijo: “Tengo que anunciar hoy que Rusia suspende su participación en el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas. Reitero: no sale del acuerdo, sino que suspende su participación".

Esta suspensión de las inspecciones y de la negociación del acuerdo sobre armas nucleares, presagian una nueva carrera armamentista y una posible confrontación militar directa entre Estados Unidos, por medio de la OTAN, contra Rusia.

¿A dónde va Ucrania?

Si unimos las piezas del rompecabezas, encontraremos la repuesta correcta: primero tenemos una guerra de desgaste de Rusia en Ucrania, con duras sanciones económicas que golpean la economía de Rusia, para en una fase posterior, dependiendo de las circunstancias, entren en escena directamente las tropas de la OTAN. Todo es posible, el imperialismo norteamericano no cederá su lugar ni compartirá su hegemonía de manera pacífica.

 

Por Nicolas Lebrun

Este invierno en Europa Central se ha caracterizado por ser caliente en el plano de la lucha de clases.

Diversos factores han producido que, desde hace meses, las movilizaciones sean casi ininterrumpidas. La profunda crisis económica y social en la que ha sido sumergida las masas del viejo continente no tiene casi paralelo en los últimos treinta años.

Al mismo tiempo, el gobierno de Macron, representante de los empresarios y de la banca, presenta ante la asamblea el proyecto de ley para aumentar la edad de la pensión de 62 años y de manera progresiva hasta llegar a los 64 años en el 2030.

Este punto central que pareciera ser inocuo esconde una gran perversidad y desigualdad al poner en un mismo saco a todos los trabajadores independientemente de su oficio, las condiciones de trabajo y otros factores alimentan la bronca entre las masas que han salido ya en varias jornadas de lucha a manifestar su rechazo a esta reforma del gran capital.

Los principales puntos de la reforma

1.- La edad legal de jubilación se elevará de 62 a 64 años, a razón de 3 meses por año desde el 1 de septiembre de 2023 hasta 2030. Este aumento de dos años “afectará a todos los activos, asalariados, autónomos y funcionarios”, ha subrayado Sra. Borne.

2.- Para obtener una pensión “íntegra” (sin descuento), el período de cotización requerido aumentará de los 42 años (168 trimestres) actuales a 43 años (172 trimestres) en 2027, a razón de un trimestre por año.

3.- La mayoría de los regímenes especiales existentes, incluidos los de la RATP, las industrias de la electricidad y el gas y la Banque de France, se extinguirán, según la “cláusula del abuelo” ya implementada en la SNCF. “Esta medida sólo se aplicará a las nuevas contrataciones, que pasarán a estar afiliadas al régimen general de pensiones”, ha confirmado la primera ministra. (Le Soir)

Uno de los argumentos centrales de la reforma impulsada por la primera ministra Elizabet Borne, es de supuestamente evitar el derrumbe económico del régimen de reparto. El argumento de la ministra como todas las mentiras tiene patas cortas. De hecho, lo que esconde esta reforma es la expropiación de una buena parte del capital social acumulado por generaciones de trabajadores franceses que han cotizado durante su vida laboral para trasladar el costo de las futuras pensiones sobre sus espaldas y dejar libre a los empresarios de toda cotización o aporte complementario.

La CGT resume de la siguiente manera la situación: “En 2021 y 2022, los fondos de pensiones tuvieron un superávit de 900 millones de euros y 3.200 millones de euros respectivamente…el sistema de pensiones podría volver a ser deficitario hasta 2032, subrayando que no hay gasto descontrolado. El gasto sería globalmente estable hasta 2027 (entre 13,8% y 13,9% del PIB), luego aumentaría hasta 2032 (14,2% y 14,7% del PIB) antes de estabilizarse o disminuir a partir de 2032.

A largo plazo (para 2070), la participación del gasto en pensiones en el PIB estaría entre el 14,7% (que es el caso hoy) y el 12,1% nuevamente según el COR.

En resumen, en ausencia de una reforma, el sistema de pensiones no está financieramente en peligro. Es la disminución planificada de los ingresos lo que debilita el sistema. (cgt.fr)Sobre el aumento de la edad de la pensión y el sistema de cotizaciones que propone la reforma busca a precarizar a los trabajadores que se verán obligados a trabajar más y a recibir menos monto de pensión al final de una carrera cada vez más larga. “Esta medida no garantiza el mantenimiento del nivel de las pensiones porque va acompañada de la ampliación gradual del período de cotización. Tendrá que esperar 65 años para salir Y aportar más trimestres para recibir una pensión completa. 

Esta medida, unida al aumento de la edad de entrada en el mercado laboral y al aumento del número de carreras incompletas, empujaría a más y más futuros jubilados a trabajar más allá de los 65 años para no ver reducida su pensión en razón por el descuento.” (cgt.fr)En último lugar, la realidad que se esconde sobre la uniformización de la edad de retiro sin contar que el aumento de la esperanza de vida es completamente desigual según los trabajos realizados y el nivel de vida. La esperanza de vida de los obreros con menores salarios y condiciones más difíciles se reduce enormemente con respecto a los cuadros de empresa y otras profesiones similares. La otra variable es la posibilidad de llegar en buenas condiciones de salud a la edad de retiro. Esta se comporta de la misma forma que la anterior.

Las movilizaciones

En esta ocasión las principales centrales sindicales están actuando en una unidad de acción para rechazar el proyecto de ley. La CFDT caracterizada por ser un sindicato amarillo, que ha corrido en los últimos años a salir a salvarle la tanda a los gobiernos de turno, esta vez no ha podido aceptar el proyecto por la presión de las bases y de la población. A estos se unen la CGT y FO como centrales mayoritarias.

Los llamados a la huelga general y a las jornadas de movilizaciones han sido apoyados masivamente a lo largo y ancho del hexágono. La huelga del 19 de enero logró movilizar cerca de dos millones de manifestantes. LA del 31 de enero casi tres millones de personas.

En el momento de escribir estas líneas, dos importantes jornadas han sido convocadas, una para el 7 de febrero y la otra para el sábado 11 de febrero.

Casi todos los sectores de actividad han sido impactados por el llamado de las organizaciones sindicales. Los trabajadores ferroviarios, que a pesar de haberse llevado un gran golpe con la reforma del estatuto de Macron, no han bajado la guardia y el tráfico ferroviario ha sido fuertemente impactado. De la misma manera, los trababajdores del transporte público de Paris, la RATP, también han seguido masivamente el movimiento. Otros sectores como el de las refinerías, que ha sido muy combativo en las precedentes jornadas se ha sumado, así como los trabajadores del sector energético.

“La mecha la encendió la CGT Mines-Énergie (FNME-CGT) el 13 de enero. Esta federación -que agrupa en particular a los trabajadores de los sectores de la electricidad, el gas y la energía atómica- convoca una huelga de renovables a partir del 19 de enero. También presentó un "plan de batalla" contra la reforma del ejecutivo, con varias medidas previstas: "restauración de la luz" y el gas a los más precarios, "cortes focalizados" en particular contra los diputados a favor de la reforma...“Bajas en la producción de energía” también están en la agenda, y esta huelga podría tener un impacto en el reinicio de ciertos reactores nucleares. “Si hay huelgas, no habrá reinicio de reactores. Si no hay reinicio de reactores, puede haber falta de capacidad de producción de energía eléctrica”, explicó a la AFP el secretario general de la FNME-CGT, Sébastien Menesplier.El dirigente sindical, contactado por France 24, cree que la movilización promete ser “fuerte” en el sector energético, y en particular en el sector nuclear. (France 24)

La juventud ha entrado también en el combate. Los sindicatos de estudiantes de secundaria asi como los estudiantes de las universidades se han lanzado a la lucha. En la universidad de Rennes por ejemplo, la asamblea de estudiantes votó el bloqueo del recinto universitario.

El frente burgués se fragiliza

El gobierno de Macron se ha caracterizado por un ataque sin cuartel a las conquistas de la clase trabajadora para ponerle en bandeja de plata enormes beneficios a los grandes empresarios y especuladores de toda ralea.

Casi de la misma manera que los gobiernos de Reagan y de Thatcher llevaron a los super ricos aumentar vertiginosamente sus fortunas, en el pasado quinquenio de Macron y en lo que lleva de este, las fortunas de estos explotadores se han visto disparar. Mientras las familias de la clase trabajadora, las pequeñas empresas, los panaderos y otros sectores de actividad similares han tenido dificultades y a veces la imposibilidad de hacerle frente a las facturas de energía y de los alimentos, en el primer semestre los dividendos de las grandes empresas francesas agrupadas en el CAC 40 vieron aumentar sus ganancias en el pasado año. Solo en el primer semestre lograron acumular 73 millardos y la proyección para el final del año era un aumento de 20% y para este primer semestre el aumento representó +24% con respecto a 2021. No es casual que, en el ranking de Forbes de las personas más ricas del planeta, Bernard Arnault, gran patrón del grupo del sector del lujo LVMH se encuentre a la cima.

La propuesta del movimiento sindical, de partidos políticos, de asociaciones asi como de eminentes economistas de poner un impuesto sobre la fortuna, abolido por el actual gobierno, financiaría largamente las pensiones y los servicios públicos víctimas de décadas de sub-financiamiento y recortes.

El plan presentado a la asamblea y que empezó ya a discutirse en sesiones, no está seguro de contar con el apoyo necesario para obtener la mayoría. El partido del gobierno, en las pasadas elecciones no logró como en la pasada legislatura, obtener la mayoría absoluta para pasar en fuerza todos los proyectos. Esta vez, en el campo de la derecha, Los Republicanos, hay diputados que no cuentan apoyar el proyecto. El bloque de la NUPES que es fuerte empieza una jornada de debate y oposición dentro del hemiciclo potenciada por las fuertes movilizaciones.

Doblegar a Macron y al gran capital con la huelga general indefinida

Todas estas heroicas acciones de la clase trabajadora solo pueden potenciarse por el llamado a una huelga general indefinida. De otra manera el gobierno jugará con la carta del desgaste. Las bases que ya han demostrado su disposición y su determinación deben tener la palabra. La unidad de acción debe ser la más amplia y democrática para que sea fortalecida.

 

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