Por Armando Tezucún

La coalición de empresarios, narcotraficantes y miembros del crimen organizado, militares, políticos y funcionarios corruptos, que controla a su antojo el Estado y sus bienes, avanzó en su plan de deshacerse de sus enemigos en el sistema de justicia. El lunes 21 de marzo la jueza Erika Aifán, que hasta ese momento presidía el Juzgado de Mayor Riesgo “D”, presentó su renuncia en la Secretaría de la Corte Suprema de Justicia.

Aifán fue jueza durante 19 años y tuvo a su cargo ese juzgado desde julio de 2016. Publicó un video en las redes sociales explicando tres razones de su renuncia: “1) Las presiones, amenazas y hostigamientos en mi contra, me hacen imposible continuar desempeñando este cargo sin poner en riesgo inminente mi vida, libertad e integridad, así como las de mi familia… 2) He sido víctima de múltiples amenazas, vigilancias y seguimientos con vehículos sin placas de identificación, espionaje, filtración de información y sustracción de documentos de mi despacho. 3) He sido criminalizada injustificadamente con más de 100 procesos penales, cerca de 75 denuncias ante la Junta de Disciplina Judicial, aproximadamente 30 antejuicios…A esto se suman campañas mediáticas de desprestigio y odio hacia mi persona, mi cargo como jueza y a mi condición de mujer…” (Prensa Libre 21/03/22).

Previo a presentar su renuncia, Aifán ya había salido al exilio el miércoles 9 de marzo, cruzando la frontera con El Salvador para volar a Costa Rica y luego a Estados Unidos, donde se encuentra actualmente.

En una entrevista con el medio digital El Faro, Erika Aifán explicó que en un inicio había considerado enfrentar en Guatemala un eventual proceso en su contra, preparando un plan si incluso era encarcelada; pero se dio cuenta de que no tendría a su favor las garantías de un sistema democrático de justicia. De hecho, ningún centro de detención del país hubiera sido seguro para ella, pues en todos se encuentran personajes poderosos que envió a la cárcel. En la misma entrevista confirmó que el presidente Alejandro Giammattei le solicitó una copia de la grabación del testimonio del Testigo A, que implica al mandatario en un acto corrupto de financiamiento ilícito durante su campaña electoral de 2019, solicitud que rechazó al no estar involucrado Giammattei en el proceso.

Durante su desempeño en el Juzgado de Mayor Riesgo “D”, la jueza Aifán tuvo a su cargo casos relevantes que le granjearon numerosos enemigos. Los más importantes son los siguientes: Caso Migración, en febrero de 2017, en el que envió a juicio a más de 40 miembros de una organización dedicada a la falsificación de pasaportes, que incluía a personal de la Dirección General de Migración, Registro de las Personas, abogados y tramitadores; financiamiento ilícito del partido FCN-Nación, caso por el que fueron procesados prominentes miembros de la oligarquía, como Fraterno Vila, Salvador Paiz, José Miguel Torrebiarte y Felipe Bosch Gutiérrez; caso Comisiones Paralelas y Comisiones Paralelas 2020, que investigó estrategias para intervenir en el nombramiento de magistrados del Poder Judicial, mediante la creación de estructuras paralelas a las Comisiones de Postulación; caso Construcción y Corrupción, de 2017, que vinculó a empresarios de la construcción y funcionarios del Ministerio de Comunicaciones durante el gobierno del Partido Patriota, para agilizar el pago de deudas y contratos con el Estado mediante el pago de coimas; Caso Odebrecht, que involucra a la empresa brasileña en el pago de sobornos al gobierno del Partido Patriota a cambio de la adjudicación de contratos; el caso más reciente es el del Testigo “A”, que mediante declaración reveló las negociaciones entre el entonces candidato presidencial Giammattei y el ministro de Comunicaciones José Luis Benito para financiar ilícitamente su campaña electoral.

El imperialismo gringo y sus aliados, la Unión Europea, la ONU, la OEA, etc., han expresado en términos diplomáticos su “preocupación” por la renuncia y salida forzosa del país de la jueza Erika Aifán. La administración Biden pretende figurar como defensora de los derechos democráticos al dar refugio a jueces y funcionarios de justicia perseguidos por el Estado guatemalteco; pero sabemos que no hará absolutamente nada para frenar el giro dictatorial y antidemocrático del gobierno de Giammattei y sus compinches, pues en última instancia son aliados y Estados Unidos no puede prescindir de esta alianza para impulsar sus políticas migratorias y sostener sus áreas de influencia frente a sus rivales, los imperialismos ruso y chino.

Es solamente el pueblo y sus organizaciones sindicales, campesinas, indígenas, estudiantiles, de mujeres y jóvenes el que podrá detener a los corruptos y enemigos de la democracia, luchando unidos por una Asamblea Constituyente Popular de los Trabajadores y los Pueblos Indígenas.

Por Leonardo Ixim

Cuando organizaciones de mujeres y sindicatos conmemoraban el ocho de marzo, día de la mujer, , en el Congreso de la República las bancadas oficialistas aprobaban la iniciativa 5272, convirtiéndola en Decreto Legislativo 18-2022, “Ley Para la Protección de la Vida y la Familia”, en una clara violación a los derechos humanos, especialmente sexuales, reproductivos y de salud, de la clase trabajadora. Estas bancadas, iniciando por el partido oficial VAMOS, el fundamentalista cristiano Visión con Valores (VIVA) y el ultraderechista Valor, aprobaron la iniciativa en tercera lectura.

Sin embargo, el rechazo y presión de parte de diversas organizaciones sociales dedicadas a los derechos de la juventud y a impartir Educación Integral en Sexualidad (EIS), así como una marcha realizada el pasado 12 de marzo, hizo al gobierno de Alejandro Giammatei pedir al Congreso que se archivara, aun en contra de la decisión de los diputados de su partido, alegando que viola la Constitución Política y tratados internacionales sobre Derechos Humanos.

Entre los elementos mas sobresalientes de esta incitativa legal está que generan cambios sobre los artículos del 4 al 13 del Código Penal, aumentando las penas por cualquier tipo de aborto, con sanciones penales que podrían ir desde los 5 años de cárcel hasta los 25, penas que no son conmutables. En Guatemala el aborto terapéutico en, algunos casos y con consentimiento médico, es legal, pero esta iniciativa impulsada por estas fuerzas retrogradas, busca criminalizar aún más el acceso a esta posibilidad, situación que afecta sobre todo a las mujeres de clase trabajadora, pues son las más afectadas, porque lo realizan de forma clandestina.

Además, aunque dejaba la posibilidad de permitir, en caso que peligrara la vida de la madre, que para la realización de aborto se requiera la opinión de más de dos médicos, complicando la autorización para practicarlo. En el fondo esto es una tergiversación impulsada por el ala conservadora de la iglesia católica y las iglesias neo-pentecostales, que piensan que la vida se va generando como soplo divino desde el primer instante de que se está desarrollando el embrión.

A estos parlamentarios conservadores no les importa los altos índices de embarazos en adolescentes, situación que aumentó considerablemente durante la pandemia, al grado que sus exponentes consideran mejor que una niña menor de edad de a luz, a que se desarrolle normalmente su condición.

Esta movida reaccionaria es a contrapelo de la conquista del derecho a decidir sobre la interrupción del embarazo que se viene dado en toda América Latina, tal es el caso de Argentina, Chile, Colombia y México, poniendo a Guatemala en la misma situación de países como Nicaragua, El Salvador y Honduras, donde todas las formas de aborto son punibles.

La iniciativa tenía otros elementos aberrantes, como la idea de familia que propicia una forma de familia (la nuclear), muchas veces rebasada por la dinámica social, desprotegiendo a menores que solo tengan un padre o que vivan con familiares que no sean los padres naturales. Elimina también la EIS, que se ha impulsado a partir de la reforma educativa, asignándosela al núcleo familiar y asimismo elimina la entrega de métodos anti conceptivos; ambas situaciones son producto de políticas impulsadas al calor de los Acuerdos de Paz y han sido conquistas que los sectores conservadores han tratado de ir eliminando.

Por otro lado, se prohíbe cualquier forma de matrimonio que no sea el de un hombre y una mujer, acorde con la idea descrita de familia, considerando además la diversidad sexual una actitud anómala a las relaciones heterosexuales, situación que redunda en crímenes de odio y discriminación contra la población LGTBQ. De hecho, en la marcha mencionada, aunque convocada por la Asociación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de San Carlos y colectivos estudiantiles de universidades privadas, el grueso fueron sectores de la diversidad sexual. 

Esta iniciativa, que es posible que no se convierta en ley, pero que hay que seguir combatiendo, es parte de una cortina de humo para lograr el apoyo de la población que es influenciada por los sectores conservadores cristianos, ante la situación económica producto de la espiral mundial inflacionaria, que afecta a las familias proletarias. Al grado que al finalizar la marcha mencionada, la Gremial de Comerciantes de Carne estaba en la Plaza Central estaba protestando por el alto costo de este producto, escenario que abona en el precio al consumidor.

Los sindicatos y las organizaciones campesinas, junto a las organizaciones en defensa de la diversidad sexual, de mujeres, jóvenes, niños, deben impulsar un Congreso Nacional de Luchas Populares, para hacerle frente a esta ofensiva reaccionaria de la burguesía que afecta los derechos de la clase proletaria.

Por Armando Tezucún

Las reformas neoliberales implementadas en Guatemala a partir de los años 90s del siglo pasado han dado como resultado el adelgazamiento del Estado y sus recursos, y la reducción de su responsabilidad en el abastecimiento de servicios básicos para la población trabajadora. La intención de la oligarquía y el imperialismo ha sido apoderarse de la producción y distribución de estos servicios, convirtiendo en un vil negocio lo que en realidad es un derecho humano de las y los guatemaltecos.

De esta manera, bienes esenciales como la energía eléctrica y las comunicaciones cayeron en las garras de empresas extranjeras y nacionales, encareciendo el servicio para la población y, en el caso de la energía eléctrica, convirtiendo su distribución en una pesadilla en el interior del país, por el pésimo sistema de entrega.

Otros servicios, como la educación y la salud, aún están mayoritariamente a cargo del Estado, pero los sucesivos gobiernos neoliberales se han ido desentiendo de la dotación de suficientes recursos y administración eficiente de los mismos, llevando la debacle tanto el sistema educativo como el sistema de salud nacionales; esto obliga a la población a recurrir a colegios privados u hospitales o centros de salud en manos de empresas privadas, si quieren tener un servicio eficiente, a pesar del costo astronómico de los mismos.

En el caso del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, desde hace más de 15 años ha pasado por crisis sucesivas, ya sea por el deterioro de las instalaciones de los hospitales, por la escasez de medicamentos, equipos e insumos, o por las pésimas condiciones de trabajo en que se desempeñan médicos, enfermeras (os) y el personal de mantenimiento y administrativo. La más reciente de estas crisis inició a mediados de febrero.

El Hospital General San Juan de Dios sin medicamentos

El 15 de febrero el personal médico, especialistas y residentes, del Hospital General San Juan de Dios, uno de los dos hospitales públicos más grandes de la capital, decidió declararse en asamblea permanente. La razón fue la escasez de medicamentos básicos con los cuales aliviar las dolencias de la población, los cuales empezaron a escasear desde varias semanas antes. Según médicos del centro hospitalario, fármacos como acetaminofén, antibióticos, antiinflamatorios, anti convulsionantes y omeprazol se agotaron. Eso implicaba que no podían tratar hemorragias gastrointestinales, derrames cerebrales, infartos agudos al miocardio o infecciones resistentes; tampoco podían atender a pacientes hipertensos crónicos o agudos. Los médicos decidieron atender solamente las emergencias y algunos otros servicios, quedando estancadas áreas como traumatología, cirugía y ginecología.

Ante la imposibilidad de tratar a este tipo de pacientes, el personal médico se ha visto en la necesidad de trasladarlos al otro hospital capitalino de similares dimensiones, el Hospital Roosevelt. Los compañeros médicos decidieron suspender la atención en consulta externa, turnándose para atender las emergencias, después de realizar múltiples reuniones con la dirección y la administración del hospital, cuya respuesta fue que no es que les falte el presupuesto, sino que no hay empresas que les vendan los medicamentos, o los ofrecen sobrevalorados. La postura de los compañeros es que hasta que el medicamento esté disponible para tomarlo de la farmacia interna del hospital y administrárselo al paciente, regresarán a sus labores.

La explicación de las autoridades

El director del Hospital San Juan de Dios, Gerardo Hernández, explicó que hay 72 insumos que no se ha podido adquirir porque los eventos que han subido al sistema de compras del Estado resultan desiertos (ninguna empresa hace ofertas o no tienen capacidad de entrega) o son ofrecidos a un mayor precio que el normal, “el consumo de insumos ha sido el doble con respecto al año pasado, porque se dobló la cantidad de pacientes que hemos visto”, mencionó como otra de las razones de la escasez de medicamentos (Prensa Libre 16/02/2022). Dijo que la cantidad de pacientes ha aumentado en los últimos tres años, señalando que en enero de 2020 el hospital atendió a 7 mil personas, en enero de 2021 a 10 mil, y en enero de 2022 a 32 mil. Por otra parte, el Ministerio de Salud indicó que a lo largo de la pandemia de Covid se ha dado esta situación debido a que los proveedores locales no cuentan con las existencias necesarias para abastecer a la red hospitalaria, y también se han visto afectados por el problema del transporte de mercaderías a nivel mundial.

El día 16 ingresaron algunos medicamentos, pero los médicos continuaron con las medidas hasta que se garantice la existencia de suficientes fármacos.

Los médicos protestan en las calles

El 22 de febrero los compañeros médicos marcharon hacia el Congreso de la República para exigir el respeto al derecho de la salud de la población, y la dotación de insumos, medicamentos y personal al Hospital San Juan de Dios. Esta vez indicaron que además de la escasez de medicamentos, se les ha provisto de medicinas genéricas de mala calidad y están trabajando con equipos desactualizados. Fueron recibidos Comisión de Salud de Congreso, en cuyo seno resumieron en cuatro puntos la situación por la que atraviesan: desabastecimiento de medicamentos, equipo obsoleto, lentitud en los procesos de licitación y lentitud en los procesos de contratación de personal.

Pidieron el acompañamiento del Congreso para fiscalizar los hospitales y modificar las leyes para facilitar la compra de medicinas y hacerlo donde sean más baratas.

La crisis ha puesto en evidencia las deficiencias administrativas de las autoridades del Hospital San Juan de Dios, pues es el único de la red hospitalaria que tiene serios problemas de desabastecimiento. Otros centros muestran niveles de abastecimiento de entre el 85% y el 90% y una ejecución satisfactoria de sus presupuestos.

El 28 de febrero los compañeros tuvieron una reunión con el ministro de salud y el viceministro de hospitales, pero no les fueron ofrecidas soluciones permanentes ni certidumbre de que los problemas serán resueltos; por ello decidieron continuar en asamblea permanente, pues la situación es grave: “Son carencias de todo tipo, son deficiencias administrativas, son carencias de insumo, de equipos viejos, de eventos de cotización o de compra que tienen dos a cinco años de estar estancados. Pese a que existe el recurso económico y el Ministerio de Salud tiene presupuesto, por uno o mil motivos no se traduce en que los hospitales tengan lo necesario para atender a la población” (Prensa Libre 1/03/2022).

El 3 de marzo los médicos del San Juan de Dios de nuevo realizaron una marcha, esta vez hacia la Casa Presidencial, con la intención de presentar al presidente Giammattei una propuesta para solucionar el problema que enfrenta el hospital. A pesar de que ha habido una mejora en el ingreso de medicamentos, les preocupa que sea una situación temporal, por lo que proponen que se emita un decreto presidencial que ordene el abastecimiento permanente de medicamentos, insumos y equipos.

El calvario de los trabajadores por contrato

Otra característica de las políticas neoliberales ha sido la modalidad del Estado de reclutar trabajadores por contratos temporales de un año o a veces por unos meses; esto se hace con la finalidad de ahorrar en el pago de prestaciones, pues los empleados bajo este régimen no reciben aguinaldo, ni bono 14, ni tienen derecho al seguro social ni a la cancelación de bonificación por el tiempo laborado cuando finaliza el contrato. Además, se ven afectados por la inestabilidad laboral, pues no hay certeza de que serán recontratados al finalizar el contrato, o con frecuencia los sueldos son retenidos durante varios meses antes de que empiecen a pagarles.

Esto último acaba de suceder con el personal del Hospital Roosevelt, que pasaron los dos primeros meses del año sin recibir sus salarios. Al menos 1,480 médicos, enfermeros, trabajadores sociales, terapistas y personal de intendencia que trabajan bajo los renglones 182 y 189 (por contrato) no han recibido sus pagos, y decidieron declararse en asamblea permanente el 1 de marzo, realizando manifestaciones frente a las instalaciones del hospital. A nivel nacional se calcula que son unos 25 mil trabajadores que se encuentran en esa situación.

La explicación de las autoridades del ministerio es que hubo un cambio en el sistema de pago, y ahora la ley exige que se haga por medio de Guatenóminas, y ha habido complicaciones a nivel informático para depositar el dinero de los salarios.

El Sindicato de Empleados del Hospital San Juan de Dios, filial Roosevelt, organizó las protestas mediante plantones frente al ministerio y bloqueos intermitentes en la Calzada Roosevelt. Finalmente, gracias a la presión de las y los trabajadores, el 3 de marzo iniciaron los depósitos de los sueldos.

El año pasado, el sindicato logró que en el presupuesto 2022 del ministerio quedara contemplado el traslado de varios miles de trabajadores por contrato a plazas permanentes presupuestadas, proceso que ya inició. Pero es necesario el traslado del total de trabajadores, para garantizar la estabilidad laboral, las prestaciones y los beneficios sociales del sacrificado personal de salud. Demandamos la renuncia del director del Hospital San Juan de Dios y del equipo de administración por su ineptitud e ineficiencia en el manejo de los recursos. Pensamos que no basta un decreto del presidente para solucionar el problema del hospital, sino que se debe modificar la legislación de compras para priorizar las necesidades de los hospitales, y para ello se debe presionar al Congreso de la República.

Por Ricardo Patzán

El presidente Alejandro Giammattei enfrenta el segundo caso en que aparece involucrado en actos de corrupción. El primero fue el de la “Alfombra Mágica”, según el cual recibió un aporte millonario de parte de empresarios rusos para que les permitiera utilizar instalaciones portuarias, dinero que le fue entregado dentro de una alfombra enrollada.

El nuevo caso fue publicado por el medio digital salvadoreño El Faro el 14 de febrero. En un artículo, el periodista José Luis Sanz afirma que un testigo acusó a Giammattei de haber financiado su campaña de la segunda vuelta electoral con dinero procedente de sobornos a empresas constructoras. El testigo en cuestión, que hasta ahora permanece en el anonimato y solamente se le conoce como “Testigo A”, pero que fue allegado del presidente en el partido oficial Vamos, declaró el 18 de mayo de 2021 ante la jueza Erika Aifán que en 2019 el mandatario negoció con el entonces ministro de comunicaciones, infraestructura y vivienda del gobierno de Jimmy Morales, José Luis Benito, un aporte de Q 20 millones (US$ 2.6  millones) a la campaña electoral, a cambio de mantenerle en el cargo un año más para continuar operando la estructura de corrupción en obras públicas y no dejar interrumpidos negocios pendientes con empresas constructoras. El Faro afirma que el FBI y el Departamento de Estado de Estados Unidos tienen copia del testimonio desde hace meses. La identificación del “Testigo A” y una copia de su declaración están guardadas en la caja fuerte del tribunal D de Mayor Riesgo, a cargo de la jueza Aifán.

La declaración del testigo se dio en una audiencia de anticipo de prueba como parte de la investigación que la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) abrió en octubre de 2020 por el descubrimiento de Q 122 millones guardados en 22 maletas en una casa de Antigua Guatemala, alquilada por el exministro Benito. La declaración fue grabada en presencia de la jueza Aifán, dos fiscales del Ministerio Público y una abogada defensora.

El Testigo A afirmó que en julio de 2019 participó en una reunión con Giammattei, Giorgio Bruni (en ese momento secretario general del partido Vamos), quienes hablaron por teléfono con Benito y acordaron la forma como sería entregado el dinero. Para ello serían utilizados agentes de la Policía Nacional Civil, gracias a los buenos oficios del entonces ministro de Gobernación Enrique Degenhart. En el trato estaban involucrados 12 proyectos de construcción de carreteras por un monto de Q 1,471 millones, de los cuales 11 fueron adjudicados y otros está en proceso de licitación (Prensa Libre 15/02/2022).

Las empresas beneficiadas con los proyectos son: Coamco, Supervisión Construcción y Mantenimiento (SCM), J. J. R. M. y Prourba. En el portal Guatecompras consta que las cuatro constructoras aumentaron significativamente los montos que les fueron adjudicados en obra pública desde que Benito asumió su cargo en abril de 2018 hasta los primeros dos años del gobierno de Giammattei. Éste al final no conservó a Benito en el cargo de ministro, pero cumplió con beneficiar a las empresas. 

Como era de esperarse, el gobierno, por medio del secretario de comunicaciones de la presidencia Kevin López, negó la veracidad del artículo de El Faro y dijo que es una campaña “de parte de los enemigos de la democracia y la legalidad en Guatemala…un ataque político coordinado, cuya única intención es querer dañar la imagen del señor presidente de la República” (La Hora 15/02/2022). El exministro Degenhart también negó los hechos.

Pero el actual jefe de la FECI, Rafael Curruchiche reconoció implícitamente la existencia del caso y de las declaraciones del “Testigo A”. El fiscal dijo estar preocupado por la publicación de El Faro, pues pone en peligro la investigación y a las personas que aparecen en ella, dándose una obstrucción a la investigación; de hecho, presentó una denuncia ante el jefe de la Oficina de Atención Permanente del MP, diciendo que el artículo de José Luis Sanz se refiere a actos de investigación, los cuales se encuentran bajo reserva total en la agencia fiscal número 8 de la FECI. Esto, según Curruchiche, podría haber generado un ilícito penal, solicitando que se investigue quién filtró la información del audio a que hace referencia El Faro (con información de Prensa Libre 15/02/2022).

 

Por Armando Tezucún

El año 2015 marcó un hito en la historia política del país, cuando la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI) del Ministerio Público (MP) y la entonces fiscal general Thelma Aldana, acusaron al presidente y vicepresidente de la República en ese momento, Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, de actos de corrupción, provocando la renuncia de ambos, la desbandada de su gobierno, y, más importante aún, las mayores protestas populares en muchos años.

La oligarquía y el imperialismo gringo, anuentes en diferente medida y por diferentes motivos a la defenestración de los corruptos, lograron capear el vendaval de las movilizaciones encauzando el descontento hacia las elecciones generales de ese año, en que resultó electo presidente el comediante Jimmy Morales.

Pero la CICIG, la FECI y la jefa del MP continuaron con la caza de toda clase de delincuentes que lucraban de las arcas del Estado. Cuando fueron apresados varios prominentes empresarios acusados de financiamiento electoral ilícito y familiares del presidente y el propio mandatario fueron objeto de otras acusaciones, los poderes oligárquicos, del crimen organizado y los políticos a su servicio establecieron una “santa” alianza para desmantelar las estructuras judiciales anticorrupción, vengarse de jueces, magistrados y fiscales, y garantizar que el “2015” jamás se volvería a repetir.

De esta manera, el mandato de la CICIG no fue renovado en 2019, su comisionado Iván Velásquez y otros funcionarios extranjeros fueron expulsados del país; cuando Thelma Aldana finalizó su período, fue acusada por un caso prefabricado de mal manejo de fondos del MP y tuvo que exiliarse en Estados Unidos. La FECI Continuó ventilando casos de corrupción, bajo el mandato del fiscal Juan Francisco Sandoval, hasta que la nueva jefa del MP, María Consuelo Porras, aliada de las estructuras corruptas, lo destituyó en julio de 2021, teniendo que salir precipitadamente del país por sentir amenazada su integridad personal. Junto a Sandoval al menos 13 operadores de justicia han tenido que ir al exilio debido a la persecución contra los funcionarios anticorrupción.

El más reciente episodio de esta campaña de venganza tuvo lugar el 10 de febrero, cuando fue capturada la abogada Leidy Santizo, exmandataria de la CICIG, por obstrucción a la justicia en un caso bajo reserva, aunque se sabe que está vinculado al caso de la empresa constructora brasileña Odebrecht, que sobornó a varios funcionarios guatemaltecos para obtener contratos a su favor. Santizo quedó en prisión provisional en Mariscal Zavala. También fue acusada por el mismo caso Eva Siomara Sosa, exintegrante de la FECI, quien fue detenida el 15 de febrero al presentarse ante un tribunal para aclarar su situación legal.

El caso de Odebrecht está a cargo de la jueza de Mayor Riesgo “D” Erika Aifán, reconocida por su integridad. El exfiscal de la FECI Sandoval fue objeto de una denuncia por supuesta negligencia en este caso, interpuesta por la ultraderechista Fundación Contra el Terrorismo (FCT). Santizo y Sosa están a cargo de la defensa de Sandoval por este caso, y solicitaron conexarlo con el expediente general de Odebrech, a lo que Aifán accedió, con el respaldo de la Sala Primera de Apelaciones de Mayor Riesgo. Sin embargo, la FCT presentó un amparo contra esta decisión; el MP, en lugar de recusar la decisión de la jueza Aifán, acusó a las abogadas de obstrucción de la justicia, violando el derecho de petición, con la clara intención de aprehenderlas arbitrariamente a toda costa.

Santizo y Sosa fueron víctimas de agresiones verbales que casi llegan a lo físico por parte de los dirigentes de la FCT Ricardo Méndez y Raúl Falla, que han actuado como esbirros de las estructuras corruptas.

El 16 de febrero el MP anunció la captura de dos auxiliares fiscales de la FECI, Willy Racanac López, Paola Mishelle Escobar, y la orden de captura contra Rudy Herrera y Aliss Noemí Morán, por el supuesto delito de abuso de autoridad en el caso de Comisiones Paralelas 2020. Supuestamente habrían intimidado a un denunciante para que suscribiera un convenio de colaborador eficaz y brindar información testimonial de hechos falsos. Herrera, quien tenía a su cargo el caso Comisiones Paralelas, salió al exilio el día 17.

Exigimos el cese inmediato de esta descarada vendetta contra los funcionarios de justicia que han perseguido a los corruptos, y la liberación de los detenidos. Demandamos también la renuncia de la fiscal general Consuelo Porras. El sistema de justicia en Guatemala necesita una completa renovación. Esto implica un cambio radical en el sistema de elección de magistrados, fiscal general y jueces, que debe ser por elección popular secreta y directa, y deberán poder ser removidos de sus cargos en cualquier momento al incurrir en faltas.

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