Por Horacio Raudales Zambrano

En Honduras no se agotan las preguntas. Sobran las penas, y muchas deudas que pagar. A casi un año del asesinato de nuestra compañera Berta Cáceres, nos podríamos cuestionar: ¿cuál ha sido el papel del sistema de Justicia en la resolución efectiva del asesinato y persecución selectiva de líderes y lideresas populares, que ha convertido en Honduras en el lugar más peligroso para ejercer la defensa de la tierra?, ¿cuál es, además, la implicación del actual gobierno si los máximos dirigentes del Partido Nacional resultan ser inversionistas directos de corporaciones transnacionales mineras e hidroeléctricas? ¿Qué defiende la justicia hondureña y bajo qué procedimientos pretenden sostener un régimen de terror?

Una crisis que se agudiza

En este momento Honduras vive una crucial crisis de sus instituciones. Desde la problemática estudiantil en 2011 con la Ley Fundamental de Educación, el desfalco y fracaso de los sistemas de comunicación, salud y energía; hasta la crisis universitaria del 2016 en la UNAH y la UNAG, los rastros de una pérdida de legitimidad se profundizan y despiertan cierto recelo en especial en aquellas instancias que, como el Poder Judicial, se han visto manchadas por injerencia directa de intereses del legislativo y el ejecutivo a lo largo de casi 8 años de gobiernos cachurecos. ¿Cómo puede haber confianza en un sistema que no procede a castigar los culpables de la crisis del IHSS a dos años de conocerse las redes de corrupción que implicó la muerte de más de 3.000 personas?

El caso de Kevin Solórzano evidencia una incertidumbre generalizada con respecto a la seguridad, la justicia y los derechos conquistados desde 1954; cabiendo la pregunta: ¿dónde está el Estado hondureño y el aparato de justicia y represión cuando un estudiante es asesinado en un transporte hacia su universidad?, ¿dónde los sueños y el presente cuando más de 20 mil jóvenes estudiantes han sido asesinados entre 2014 y 2016? ¿Adónde sirven los fusiles y más 10 mil millones de lempiras de la tasa de seguridad cuando 123 activistas por la defensa de los bienes comunes han sido asesinados desde 2009?

Reiniciando la movilización

El pasado jueves 9, el viernes 10 y el 17 de febrero se llevaron a cabo varias acciones que prácticamente dieron inicio a una serie de respuestas populares al vil gobierno de JOH. La primera de ellas, del 9 de febrero, fue realizada en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), que consistió en el levantamiento de los compañeros estudiantes en contra de las muchas injusticias evidentes en el país.

La protesta de los estudiantes condenó la falta de seguimiento y respuestas por parte del sistema de justicia hondureño en el caso de nuestra compañera Berta Cáceres que fue asesinada el 3 de marzo de 2016; se exigió también la total libertad de varios compañeros que todavía enfrentan procesos judiciales hasta la fecha; entre otras exigencias, también se denunció el nefasto papel de los nacionalistas al proponer un paquete de reformas al código penal que atenta con la libertad de expresión tachando de «terrorismo» el derecho pleno a la protesta, y además dándole potestad a los militares y otros gendarmes de acabar con la vida de cualquier persona que se manifieste en contra de este gobierno; también se condenó la falta de pruebas fehacientes y científicas que arrojaran verdades claras en el caso de Kevin Solórzano quien fue dictaminado culpable sin las evidencias suficientes. Esta protesta en la universidad terminó en un expreso enfrentamiento entre los compañeros y los policías.

El viernes 10 de febrero se realizó una movilización que tuvo como objetivo exponer el descontento generalizado en la población hondureña por el caso de Kevin Solórzano. Al parecer surgió de nuevo la figura de los indignados, quienes salieron a manifestarse esta vez condenando la ineficacia del sistema de justicia del país, ya que existen enormes contrastes en donde sale a relucir el esquema corrupto de estas instituciones, como la falta de rigor en las penas establecidas para Mario Zelaya y Lena Gutiérrez saqueadores del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS).

La reciente manifestación del 17 de febrero demostró el grado de empatía de los compañeros, pues el 14 de febrero fue asesinado un estudiante de arquitectura en un autobús de ruta cercana a la universidad. Todas estas protestas y manifestaciones sostuvieron la necesidad de alzar la voz en contra de este gobierno que cada vez irrumpe con medidas de contenido represivo y aplastante para la mayoría de hondureños que estamos en contra de los corruptos en el poder y del intento reeleccionista de JOH.

JOH quiere sofocar a cualquiera que se oponga a su intento reeleccionista

El paquete de reformas al código penal, propuesta de los nacionalistas en el Congreso, obedece a su sórdida campaña política y no a una exigencia directa del pueblo hondureño; pareciera que JOH quiere contener cualquier tipo de oposición con estas reformas: desde limitar por completo las protestas contra su reelección, hasta cederles la potestad a cualquier militar o policía de acabar con cualquiera que se manifieste en contra del gobierno. Bajo el pretexto de «terrorismo» se estaría atentando con la vida de cualquier hondureño y hondureña.

Está claro que la oposición o la «alianza» no ha jugado el papel que le corresponde bajo estas amenazas de censura de la libertad de expresión por el intento reeleccionista, tal parece que subestiman la eficacia de las movilizaciones continuas, y depositan su ciega confianza en las contiendas electorales. Ninguna oposición coherente a estas medidas que atentan contra la libertad surgirá del letargo de los partidos de oposición o la «alianza»; se espera, más bien, que sectores no viciados por la lógica de los partidos tradicionales, como los estudiantes, maestros y el resto del movimiento social, den su respuesta con manifestaciones organizadas y recurrentes en contra del paquete de reformas al código penal y la reelección de JOH.


Por Ricardo Velásquez

Los últimos siete años del régimen post golpista, dirigido por el Partido Nacional en comparsa con el Partido Liberal, tuvieron como uno de los objetivos prioritarios la eliminación de las conquistas económicas y sociales de los maestros, además de invisibilizar al mínimo las dirigencias de los colegios magisteriales. El régimen liderado en primera instancia por Porfirio Lobo y luego por Juan Orlando Hernández, con Marlon Escoto al frente del Ministerio de Educación, impusieron la Ley Fundamental de Educación, aprobada por las bancadas del PN y sus comparsas del PL, esta ley violenta derechos de los docentes y en la mejora educativa deja mucho que desear, quedando en evidencia que el propósito para aprobarla era eliminar el Estatuto del Docente.

Los logros de que tanto se ufana el gobierno, en la mejora de la calidad educativa son nulos en la realidad. Los datos estadísticos de aprobación, reprobación y deserción al final del año lectivo, son utilizados para justificar los fondos externos que han llegado al país y que exigían cumplir con las metas EFA (Plan Educación Para Todos) cuyo objetivo principal es que todos los niños aprobasen a los 12 años su sexto grado, a partir del 2015.

En la realidad lo que hubo fue un retroceso enorme en la calidad educativa, producto de las amenazas permanentes a los docentes si no obedecían con las órdenes arbitrarias a través de “oficios” ilegales, tendientes a la aprobación de los educandos. Sin duda alguna, que ese retroceso abismal en la calidad de la educación, viene a impactar con los resultados finales en la educación media y en las Pruebas PAA como requisito para ingresar a la UNAH. Es evidente entonces que la reforma no fue para mejorar la calidad educativa.

En año político: JOH pone nuevo rostro al Ministerio de Educación

Una vez hecho el trabajo sucio por Marlon Escoto, JOH le dio la patada en el trasero y lo sacaron por la puerta falsa del sistema educativo nacional, nombrando en su lugar a la Vice Rectora de la UNAH, Rutilia Calderón, quien de entrada se presenta abierta al diálogo y en sus primeras dos semanas no da muestras de seguir con la misma política de amenazas y represión de Marlon Escoto.

La nueva Ministra de Educación declaró “…está por iniciar una agenda de reuniones con las diferentes organizaciones magisteriales, pero ya se ha sostenido encuentros directos con maestros en varios centros educativos”. Y en lo que respecta a las organizaciones Calderón también ha solicitado datos sobre lo que se les adeuda a los colegios magisteriales, “para lo cual se deberán reunir con la Secretaría de Finanzas, para que haya un arreglo”. LT (17/02/2017).

La declaración anterior, viene a abrir las puertas del diálogo con las dirigencias, los que de primera pedirán que se renueve las deducciones a los afiliados respectivos, hecho que sería muy satisfactorio para el magisterio nacional.

Por una nueva estrategia que se gane a padres, madres y alumnos

No hay lugar a duda que una de las estrategias de Pepe y JOH fue desmeritar y descalificar a los docentes, a tal punto que se escuchó a personajes muy públicos del país, tildar de “rateros” o “ladrones” a los docentes, tal y como lo dijo el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez.

Con la apertura del diálogo, se atisba un nuevo idilio entre las dirigencias y la representante de JOH, este hecho también acarrea un impasse para los docentes: la consolidación de las burocracias que están al frente de las organizaciones desde hace más de 15 años.

La base del magisterio tiene el reto ineludible de cambiar esas dirigencias por una nueva vanguardia que tenga por estrategia, por un lado, el rol del maestro en la mejora permanente de la calidad educativa y por el otro entregar las organizaciones magisteriales a las bases a través de las discusiones democráticas en asambleas abiertas.

Es vital para la lucha, la construcción de un plan de acción, que no ponga en peligro el trabajo docente, pero sobre todo este plan debe concientizar a padres y madres de familia, para que sepan que los docentes son los abanderados de la defensa de la educación pública. Se abre un nuevo momento en el accionar del magisterio, pero este debe ser acompañado por la concientización de las bases para elegir una nueva dirigencia.

De acordarse nuevamente las deducciones de los afiliados, estas no deben ser para engordar las burocracias sino más bien, para desarrollar un trabajo gremialista que encamine a los docentes a la recuperación de sus conquistas.


Horacio Villegas

Una «tanqueta» no les fue suficiente a los «chepos» que llegaron en son de amurallar el portón principal de la U. Tenían que encarar la situación con más uniformados, y esta vez trajeron consigo un chorro rojizo a sus espaldas; con todo esto a su favor, aun así quedaron en una tierna subordinación ante nosotros: los que estamos hartos del sistema de justicia y del derecho burgués que privilegia a los sujetos más repugnantes de la sociedad hondureña. Un Mario Zelaya, Lena Gutiérrez, el mismísimo presidente y una fila extensa de corruptos, nutren sus motivaciones más inmundas e inescrupulosas en este sistema de hartas injusticias. Es imposible no enfadarse ante las intenciones de este represivo gobierno que quiere enmudecernos y limitar nuestras protestas.

Al parecer los nacionalistas quieren habituarnos a un ambiente antidemocrático, de persecuciones masivas, de miedo y terror, preparados solamente en tiempos de sus ensayos políticos de antaño: las dictaduras y los gobiernos militares. Tal parece que esta es su determinación histórica: estar apegados a esquemas políticos enfermizos, represivos y solapados en asistencialismos de todo tipo.

¿Por qué la protesta de hoy? Por las pocas respuestas que tenemos en casos emblemáticos de injusticia como el asesinato de nuestra compañera Berta Cáceres; por nuestros compañeros que todavía siguen engorrosos procedimientos para liberarse de la criminalización de la protesta; por permitirle a los policías, militares y cualquier gendarme de este vil gobierno –amparados en las reformas al código penal– acabar con cualquier vida que tenga la voluntad de rebelarse ante ellos; por la decadencia de las investigaciones del sistema judicial, que se lanza a condenar la vida de jóvenes como Kevin Solórzano, sin pruebas fehacientes sobre los casos.

Los estudiantes salimos otra vez advertidos de nuestro tiempo, con el éxtasis de la protesta en nuestros puños, enardecidos y rebosantes de felicidad al mismo tiempo, por asumir con vena combativa la triste realidad de este país que ofrece silencio, a los que buscamos el furor de la verdad y la justicia. Protestamos por la fiel convicción de que ninguna protesta puede ser reducida o limitada; porque creemos que en nuestra rebeldía de juventud, reside la aspiración más modesta de cambio y transformación de este quimérico país.


Por Justo Severo Izquierdo

Como era de esperarse, el 15 de enero del año en curso, la oposición selló una alianza partidaria entre el PAC, PINU y LIBRE, con el propósito de impedir el proyecto reeleccionista del actual mandatario Juan Orlando Hernández. El pacto se realizó en la asamblea general del Partido Libertad y Refundación (LIBRE), donde el coordinador general de este instituto político, Manuel Zelaya Rosales, firmó el compromiso junto a Salvador Nasralla, presidente del Partido Anticorrupción (PAC), Eva Fernández, representante del movimiento “Corazón Azul” del Partido Nacional, Guillermo Valle, representante del Partido Innovación y Unidad (PINU) y Carlos Orvin Montoya del Partido Liberal. Para entender el fenómeno de lo que está ocurriendo en Honduras, es importante abordar tres aspectos de la actual coyuntura: el fortalecimiento de Juan Orlando Hernández, el resquemor que ha causado el tema de la reelección y la reacción de los grupos políticos.

Fortalecimiento de JOH

El país en la última década se ha hundido en la miseria y en la barbarie. Fenómenos como la pobreza, emigración, desempleo, crisis económica y falta de oportunidades han orillado a Honduras a vivir extremadamente los niveles de violencia, a tal grado que es considerado uno de los países más violentos del mundo. La violencia, un callejón sin salida provocado por las bandas criminales, narcotráfico y la extorsión, donde la policía y sectores del ejército se ven involucrados en estas estructuras.

Después de la violencia tenemos el problema de la impunidad. Muchos periodistas, abogados, activistas, dirigentes, defensores de los Derechos Humanos y todo opositor al sistema, pierde la vida sin que sus casos sean resueltos y se halle a los autores materiales e intelectuales del crimen. Con esto, cada vez el país se destruye y se disuelve. Desde el gobierno de Porfirio Lobo, se crearon las condiciones para perfilar al Partido Nacional y a JOH como los grandes salvadores de la nación; de ahí el diseño y consolidación de una campaña de continuismo. Es así que JOH poco a poco fortalece su proyecto, sin importar los antecedentes de pasar por encima de la ley. En 2012, como presidente del congreso, JOH destituyó a varios jueces de la Corte Suprema y llenó la magistratura con sus aliados de manera ilegal. En el 2014 su partido disolvió una comisión independiente de reforma a la seguridad pública que era ampliamente respetada, e hizo caso omiso a sus recomendaciones.

Cuando llega a la Presidencia de la República, el último logro y el más codiciado es haber ganado la presidencia y el control de la Corte Suprema de Justicia. Antes había derogado las figuras jurídicas aprobadas en el 2013, frenó las reformas electorales como la segunda vuelta, la emisión de una nueva tarjeta de identidad al igual que el control del Registro Nacional de las Personas, logró reformar la Ley de funcionamiento del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad, la instancia desde donde alcanza control legal de todos los poderes del Estado. Luego emprendió una lucha contra todo aquello que pudiera afectar la visión del país desde el exterior; montó una campaña mediática según la cual Honduras era el mejor país para vivir. Su intención era atraer capitales, para lo cual debía, necesariamente, ofrecer seguridad jurídica y ciudadana. Entabló una lucha contra el crimen organizado y la corrupción, respaldada y ordenada por Estados Unidos, donde logró encarcelar con la figura de la extradición a un sector del narcotráfico donde estaban involucrados políticos y familiares de políticos del Partido Nacional y Partido Liberal; al mismo tiempo logró abrir juicios contra los peces pequeños del asalto al Seguro Social. Aprobó la creación de las “Zonas de Empleo y Desarrollo Económico” (ZEDE), una iniciativa cuestionada en todo momento.

En ese sentido, el gobierno de Juan Orlando Hernández comenzó a envalentonarse y mostrar signos cada vez más pronunciados de autoritarismo; con sus actos demagógicos logró fortalecer el clientelismo y la base social del Partido Nacional. Mientras tanto, los dos grupos políticos más importantes como el liberalismo y Libre, contribuyeron por acciones y omisiones al fortalecimiento de Joh,

Resquemor en el tema de la reelección

En segundo lugar, la reelección causa aversiones en Honduras por la experiencia del cariiato y de las dictaduras militares. Tiempos oscuros aquellos donde no había la más mínima libertad democrática, todas las decisiones del país giraban en torno a un caudillo como Tiburcio Carías Andino, que dirigió el país por 16 años. Tanto en el gobierno Cariista como en los gobiernos militares, se vivió etapas de terror y angustia con las desapariciones, asesinatos, torturas y la famosa frase caríista de Encierro, Entierro y Destierro. El hondureño que conoce esta historia y que al escuchar a JOH proferir la siguiente frase: “Yo seré un nuevo Carías”, causa pavor y por todo lo que está ocurriendo, claro que hay un rechazo de la mayoría de la población. Hasta el momento, a partir del año ochentaidós hasta la fecha, nadie se había atrevido a tocar los artículos pétreos de la constitución, pero JOH, en una maniobra apoyándose en la experiencia de Daniel Ortega y Óscar Árias, logra a través de una sentencia, derogar esos artículos, con eso abre el camino de la reelección y la posibilidad de cumplir sus palabras cuando dijo que “Honduras necesitaba cincuenta años de gobierno del Partido Nacional” para poder sacarla adelante.

Reacción de los grupos políticos

Al final, JOH avanzó más de lo que sus opositores pensaron. Fue sistemáticamente copando las instituciones, copando el congreso, comprando gente y fortaleciendo su base social; esto coloca en cierta desventaja al Partido Liberal, porque en cierta medida lo subordina. En el caso de Libre, su dirigencia pensó que su partido podía transformarse en el polo aglutinante contra el reeleccionismo de JOH, pero aceptando el reeleccionismo, tremenda contradicción; en realidad, ese es el verdadero problema de la dirigencia de LIBRE, que aceptaba el reeleccionismo y hacía caso omiso cuando se discutía el tema de la reelección, en vista que siempre pensaron en que Mel podría ser nuevamente candidato. Una de las grandes sorpresas ocurridas en el 2016, es que Mel está tan desprestigiado y el partido sufre una tremenda crisis causada por la salida de dirigentes con fuerte simpatías de sus bases; éstos denunciaron delitos de corrupción y caudillismo, típico de las mañas del bipartidismo. Al final Mel no pudo ser candidato y tuvo que recurrir nuevamente a su cónyuge Ximara Castro de Zelaya.

Es claro que tenemos una situación muy particular. Los sectores opositores al continuismo de JOH exigen a los partidos unidad. Efectivamente, para que se haya dado la unidad entre el PAC, cuyo candidato Salvador Nasralla tiene un discurso vigoroso y eufórico, pero errático, y que Mel termine doblando rodillas aceptando una candidatura única, que es muy probable que recaiga en Nasralla, en combinación con Xiomara Castro y que el PINU, un partido pequeño que se plega, significa que hay una presión de las bases para tratar de obtener el triunfo electoral.

La perspectiva electoral para este 2017 se volcó a tres bloques, por un lado, el Partido Nacional, por otro el partido Liberal que actúa de comparsa en última instancia del Partido Nacional y finalmente esta alianza. Al final, alertamos que las condiciones en que se está dando esta alianza, es una coalición bastante oportunista, en el sentido que pretenden explotar el descontento contra JOH, que por cierto, es justo, dejando a un lado los programas. Esta alianza es completamente electoral, y muy probablemente tiene un objetivo defensivo: el de protegerse de los ataques del oficialismo. En este caso los trabajadores y la izquierda quedan completamente disueltos, sobre todo, en este caso los militantes de izquierda de Libre han quedado diluidos; esta izquierda no se diferencia del liberalismo en absoluto, todas las tendencias que se conformaron dentro de la plataforma de lucha del FNRP, le claudican a Mel y a esta alianza. La alianza en sí no representa ningún beneficio para los trabajadores porque no contiene ninguna consigna o programa que beneficie a los trabajadores, lo que pretende es explotar el sentimiento anti continuista de JOH, lo que está por verse.


Por Horacio Zambrano Raudales

La crisis de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) parece profundizarse más, al tiempo que, amedrentados por los acuerdos del 28 de julio, el Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) no da respuesta a la progresiva problemática de la Educación Superior en Honduras. La Cuarta Reforma Universitaria se introduce a partir de 2004 la UNAH como una solución efectiva a las dinámicas neoliberales que ha permeado los diseños curriculares, modelos educativos y estructuras institucionales en general, de las universidades latinoamericanas desde la década de 1980.

En este contexto, la tecnificación, la internacionalización y la descomposición de la participación estudiantil se vuelven constantes de los procesos orientados a la supresión, por ejemplo, de las carreras de humanidades, artes o cualquier otra que no “responda” a las necesidades de procedimientos y regulaciones institucionales hegemónicas de los sistemas de Educación a nivel superior y medio; que en el caso hondureño se refleja en la Ley de Educación Superior y en la Ley Fundamental de Educación, respectivamente.

Esperar el cierre de la carrera de pedagogía o luchar por el ingreso pleno de los nuevos compañeros

Ayer 6 de febrero se llevó a cabo una asamblea estudiantil de parte de los compañeros de pedagogía de la UNAH. En esta asamblea se comunicó el plan de parte de la Vicerrectoría, que consiste en el cierre de la carrera, la destrucción de las orientaciones y el cese de las actividades académicas, por creer desfasado el plan de estudios de esta carrera.

La asamblea terminó en un descontento generalizado de los estudiantes, y un pequeño intento de toma del edificio en donde están varias de las carreras de Humanidades. Al final la voluntad y presión de los compañeros hizo ceder a las autoridades de llevar a cabo esta orden expresa de vicerrectoría.

Instamos a los compañeros de pedagogía a pelear por el derecho de otros que desean ingresar a esta importante carrera. Quizás el pronto retiro de las autoridades no responde a la exigencia de la mayoría de los compañeros en contra de estos planes, sino más bien al clima de tensión que devino luego de la firma de los acuerdos, donde las dos partes –el MEU y autoridades– firmaron el cumplimiento de esta figura legal.

Concretar las acciones de cierre de la carrera de pedagogía significaría el regreso a las protestas en la UNAH, y esto no concordaría con la imagen de la institución que están promocionando las autoridades en cadenas televisivas: como por ejemplo estar cumpliendo los acuerdos; ellos no quieren dar motivos que enciendan las luchas del Movimiento estudiantil, y además no quieren un ambiente de hostilidad a pocos meses de la elección de la Junta de Dirección Universitaria.

Estos problemas de transformar las licenciaturas en carreras técnicas, no solo se está comenzando a aplicar en la UNAH, sino también en otras universidades como la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) en donde también se está aplicando el mismo plan de reducir las licenciaturas a simples carreras técnicas, degradando a los maestros. En este caso, parece que hay una coordinación entre la UNAH y la UPNFM, pues al quitar las orientaciones en Pedagogía de la UNAH pretenden trasladar a estos alumnos a la UPNFM, para que se gradúen como técnicos allá. El objetivo es claro, pretende reducir la población estudiantil de la carrera de Pedagogía, y con ello que los estudiantes paguen los efectos de la crisis de la educación superior.

Por ello, llamamos a la solidaridad estudiantil con los estudiantes de Pedagogía de la UNAH. La lucha apenas está comenzando y vamos a necesitar del apoyo del estudiantado de todas las universidades, por eso llamamos a la coordinación entre los estudiantes de la UNAH, UPNFM y la UNAG, para formar una coordinadora estudiantil a nivel nacional, que nos permita responder de manera unificada ante los ataques de la burocracia universitaria.

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