CONSEJO SUPERIOR UNIVERSITARIO

CSU

Presente.

Ante la crisis política y académica en la que se encuentra sumida, nuestra alma mater, dirigida por su ustedes como máxima autoridad de la Universidad de San Carlos.

Demandamos

1.- Se apruebe la propuesta consensuada de la Reforma a la Ley Orgánica de la Universidad, producto de la mesa de trabajo conformada por representantes del CSU, Estudiantes Por la Autonomía (EPA) y de los sectores docente y profesional. El día miércoles 21 de septiembre del presente año en el salón del CSU, en las oficinas de rectoría.

2.- Que se nos de audiencia en dicha sesión del 21 de setiembre, con el fin de pronunciarnos ante la necesidad de aprobación de dicha reforma.

3.- Que cesen las medidas dilatorias y se deje de discutir artículo por artículo, la propuesta consensuada, pues, esta ya fue discutida de manera técnica por parte de todos los representantes en la mesa de trabajo ya mencionada,

4.- Una vez aprobado el proyecto de reforma, se aborden en los reglamentos respectivos, el desarrollo normativo de la nueva estructura jurídica de la universidad.

5.- Que aprobado el proyecto de reforma a la Ley Orgánica de la Universidad, la USAC a través del CSU, en el uso constitucional de su iniciativa de ley, impulse de manera sistemática su aprobación en el Congreso de la República, protegiendo su texto original de amenazas externas de los grupos opuestos a la Autonomía Universitaria.

6.- Al aprobarse el proyecto de reforma a la ley orgánica; la dirección política de la USAC sea hacia la Reforma Universitaria permanente, haciéndose efectiva mediante el impulso institucional de la misma, superando los escollos de su fase actual  para la construcción de un verdadero proceso plural y participativo de toda la comunidad universitaria.

ESTUDIANTES POR LA AUTONOMÍA

Guatemala, ciudad universitaria 13 de setiembre de 2011

La destitución de Juan C. Varela como canciller de la república por parte del presidente Ricardo Martinelli, y la consecuente ruptura de la alianza de gobierno, constituyen el capítulo más reciente de un proceso creciente de degeneración del régimen político panameño al que se le cae la careta “democrática” para mostrar su verdadero rostro oligárquico, antipopular y totalitario.

La crisis política de la que hablan los medios de comunicación no empezó ahora, sino que viene profundizándose desde que, en 2005, el pueblo salió a las calles a repudiar al gobierno del PRD que imponía a raja tabla sus reformas a la Caja de Seguro Social, pocos meses después que la ciudadanía en las urnas hubiese castigado como merecía al Partido Panameñista por la desastrosa administración de Mireya Moscoso. Crisis que se fue consolidando con la campaña de mentiras de Martinelli respecto a que él representaba el “verdadero cambio”, y que se consolidó en unas elecciones amañadas en las que sólo hubo dos propuestas, ambas sospechosas de recibir dinero sucio de David Murcia, elecciones en las que descaradamente intervino la embajada norteamericana para crear la mal llamada “Alianza por el Cambio”. Crisis que va mostrando que, aunque con distintos nombres de políticos y partidos, sigue gobernando la misma oligarquía financiera y comercial que saquea al país y a los bolsillos de los asalariados.

Crisis que ha continuado durante dos años del gobierno de Martinelli y sus secuaces, con la complicidad desde dentro de Varela y los “panameñistas”, y desde fuera de la falsa oposición del PRD, para imponernos las nefastas consecuencias de la Ley Chorizo, con su saldo de muertos y heridos, y del oprobioso código Minero. Crisis en la que se ha profundizado un modelo económico por el que los trabajadores se ven sumidos en la pobreza, el desempleo la carestía, la inseguridad; mientras una minoría se enriquece cada vez más en su opulencia.

El Movimiento Popular Unificado (MPU-PAP) exhorta a las clases populares a no creer en las posees fingidas de los políticos del PRD y el Panameñismo que ahora se rasgan las vestiduras frente a la propuesta de Martinelli y su partido para imponer la “segunda vuelta”, y con ella su reelección inmediata en 2014. El PRD y el Panameñismo son tan responsables como Martinelli y el CD por este régimen político caracterizado por la corrupción rampante. Hay que rechazar tanto la “segunda vuelta”, como las intenciones de Martinelli de reelegirse, pero sin caer en los engaños de los políticos del PRD y el Panameñismo quienes, aunque pongan cara de compungidos “demócratas”, son lo mismo que Martinelli.

Los diputados oficialistas del CD, y los de la falsa oposición del PRD y el Panameñismo, han actuado juntos para cerrar las puertas del sistema electoral panameño  y bloquear la participación electoral de fuerzas políticas provenientes de la izquierda y el campo popular. Todos ellos no sólo han creado el actual Código Electoral antidemocrático y presidencialista, sino que acaban de rechazar en la Asamblea las pocas reformas que podrían poner en peligro su monopolio del poder político: rebaja de la cuota de adherentes para inscribir nuevos partidos y candidatos por libre postulación, además de otras medidas como el control de las donaciones privadas y la participación igualitaria de hombres y mujeres.

Por ello la real salida a la crisis actual no está en confiar ni en los Varela, ni en los Lewis o Navarro, sino en movilizarnos para romper el actual régimen político oligárquico, presidencialista y antidemocrático, imponiendo en las calles una Asamblea Constituyente que refunde la República y sus instituciones en una verdadera democracia popular.

Pero un requisito previo para aunar fuerzas para ese objetivo es superar la atomización del movimiento popular, escindido entre dirigentes sindicales oportunistas que llevan agua al molino de los partidos de la oligarquía y dirigentes sindicales sectarios que se pretenden los “salvadores” mientras sabotean la unidad popular. Es urgente la creación de un gran Frente Popular y Democrático, verdaderamente amplio, que unifique la lucha política de los sectores populares y de izquierda, que presente un programa concreto de transformaciones sociales y políticas que movilice al pueblo panameño. Un frente que sume y que no reste, donde quepan desde los dirigentes sindicales consecuentes, hasta los sectores de la llamada “sociedad civil, pasando por el movimiento indígena, campesino y estudiantil.

Panamá, 10 de septiembre de 2011.

MOVIMIENTO POPULAR UNIFICADO (MPU  PAP)

Orientados por el cierre del 13avo ciclo de 400 años de nuestro Calendario Maya, período del 13 BAKTUN, retomando la resistencia de nuestros pueblos y comunidades mayas, en unión con los Pueblos Xinka, Garífuna y los sectores de la sociedad guatemalteca, en el contexto de las actuales elecciones del 2011, manifestamos:

Estamos en cierre del 13 BAKTUN

La sociedad guatemalteca y mesoamericana y los Pueblos Indígenas estamos cerrando el 13 BAKTUN de nuestro Calendario Maya, o sea 13 ciclos de 400 años que son 5200 años.

1.- Durante estos últimos 400 años, el 13 BAKTUN, del año 1,612 al año 2012 después de las masacres durante la invasión de 1,524, la esclavitud durante la época colonial, el despojo de nuestros territorios para la siembra del café antes y después de 1,871 y el genocidio aplicado por el Estado de Guatemala durante el conflicto armado reciente, nuestras comunidades y pueblos mayas pese a las políticas de muerte, esclavitud y destrucción cultural de las clases dominantes lograron preservar nuestra cosmovisión, conocimientos y sabidurías ancestrales.

2.- Hace 200 años, en medio del 13 BAKTUN contra el trabajo forzado, la esclavitud y los tributos se dio el levantamiento de Manuel Tot en 1,813 en Cobán y la rebelión de Atanasio Tzul y Lucas Aguilar en Totonicapán en 1,820. Durante el conflicto armado interno de 1,960 en adelante cientos de comunidades mayas con su vida y fuerza hicieron posible el dialogo, la negociación y la firma de los Acuerdos de Paz en 1,996.

3.- En el cierre del 13 BAKTUN nuestra resistencia y lucha está unida al proceso de liberación de los pueblos indígenas de la opresión colonial en Bolivia y de emancipación popular en nuestra América.

La dura tarea de construir la paz, la unidad nacional y la democracia

Las elecciones del 2011 constituyen el quinto proceso electoral en el proceso de construcción de la paz y la democracia plena cuyo contenido principal se recoge en los Acuerdos de Paz de 1,996.

La transición a la paz y la democracia plena que proyectan los Acuerdos de Paz de 1,996 tiene como pilares el fortalecimiento de las instituciones del Estado y una creciente participación política de la sociedad guatemalteca, en particular de los Pueblos Maya, Xinka, Garífuna y los sectores sociales en las decisiones del país. Ha ocurrido básicamente todo lo contrario.

Las distintas entidades del Estado están atrapadas por el poder de distintos grupos económicos y políticos, legales, ilegales, públicos y privados, nacionales y extranjeros. La corrupción y la impunidad se han apoderado del Estado, predomina la violencia y el crimen organizado. El desarrollo rural, la soberanía alimentaria, los derechos de los pueblos indígenas, quedaron olvidados en las políticas públicas de los últimos cuatro gobiernos. El despojo de los bienes naturales, montañas, bosques y ríos crece con la imposición de las empresas multinacionales mineras e hidroeléctricas en los territorios de los Pueblos Indígenas.

La mayoría de propuestas de Programas de Gobierno han sido sustituidas por un mercado de campañas de fotos, pintas en carreteras, árboles, rocas y canciones de todo tipo. El Tribunal Supremo Electoral no tuvo la capacidad de controlar el financiamiento de los partidos políticos que sobre pasaron el límite establecido por la ley ni la campaña antes de iniciado el proceso electoral. Muchos son los candidatos que están participando sin el finiquito que establece la ley.

Con mucha dificultad los Candidatos presidenciales se han referido al tema del medio ambiente, la defensa de los bienes naturales y los territorios indígenas y a la participación de los pueblos indígenas, algunos han llegado al extremo de reducir el tema a la reglamentación del derecho de consulta a los pueblos indígenas que establece el Convenio 169 de la OIT.

Valoramos la propuesta del FRENTE AMPLIO que ha incluido en su propuesta de Programa de Gobierno importantes propuestas sobre bienes naturales, medio ambiente y cambio climático, tierra, producción agrícola y desarrollo rural; y, en el tema de los derechos de los pueblos indígenas: participación política, derechos colectivos, desarrollo y legislación indígena.

Una participación política electoral a consolidar en la lucha por los derechos de los pueblos indígenas

Pese a que el sistema político y electoral del país ha sido desvirtuado por las fuerzas económicas y políticas dominantes en el país, en las distintas regiones del país es evidente una creciente participación de las Comunidades Indígenas, particularmente de las mujeres indígenas. Esta participación política electoral indígena es una base importante a consolidar en la lucha por los derechos de los pueblos indígenas.

Valoramos las distintas experiencias municipales de participación electoral en las cuales las Comunidades Indígenas han decidido priorizar sus demandas y mecanismos propios de participación política con solvencia moral y sin ataduras a las fuerzas económicas y políticas que han convertido el proceso electoral en una compra venta de votos, candidatos y funcionarios.

El voto en las elecciones del 2011 debe ser para los candidatos y candidatas que clara y públicamente se han comprometido en la lucha por los derechos de los pueblos indígenas, en la defensa de la madre naturaleza, las montañas, los bosques y los ríos frente la imposición de las empresas multinacionales, en el respeto de las luchas campesinas y de las autoridades ancestrales, lideresas y líderes comunitarios que defienden sus derechos, en el rechazo de la remilitarización de los territorios indígenas y en la construcción de la paz y la democracia con justicia social y participación de los pueblos indígenas.

En el cierre del 13 ciclo de 400 años el 13 BAKTUN en el año 2012 reafirmamos nuestro compromiso de contribuir a la construcción de la paz, la democracia y el Estado plural.

Los últimos días de agosto la prensa internacional informa sobre la caída de Trípoli, capital Libia, en manos de los llamados “rebeldes” del Consejo Nacional de Transición (CNT), con el consiguiente derrumbe del gobierno del coronel Mohamar Kadafi, después de seis meses continuos de bombardeos de la OTAN. Algunos sectores de la “izquierda” mundial, desde socialdemócratas hasta trotsquistas, pasando por algunos Partidos Comunistas europeos, pretenden interpretar este acontecimiento como la victoria de una revolución democrática del pueblo libio contra el dictador Kadafi, sin embargo los hechos concretos ponen en duda esa perspectiva.

Los acontecimientos en Libia corren en un sentido diametralmente opuesto a, esas sí, revoluciones democráticas que remecieron los regímenes dictatoriales títeres del imperialismo europeo y norteamericano en Túnez y Egipto, a fines de 2010 y comienzos de 2011. Mientras las revoluciones tunecina y egipcia, que se contagiaron por todos los países árabes, fueron explosiones de ira popular y juvenil salidas desde las profundas entrañas de sus pueblos, sosteniendo masivas movilizaciones pese a la sangrienta represión de sus gobiernos apoyados por Estados Unidos y la Unión Europea, la revuelta en Libia contó desde su inicio con la sospechosa complicidad e intervención de los países imperialistas que armaron, asesoraron, enviaron mercenarios y pusieron un gobierno títere, el CNT, compuesto por claros agentes de los intereses petroleros británicos, franceses y norteamericanos, algunos de ellos ex ministros de Kadafi.

Aunque en sus inicios las protestas en Libia tuvieron un carácter democrático, contagiadas por las sublevaciones populares de Túnez y Egipto, la rápida intromisión del imperialismo norteamericano, a través de las sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de los bombardeos de la OTAN, transformó el conflicto interno superponiendo sobre  una rebelión democrática, una lucha por la autodeterminación Libia contra el imperialismo, tan legítima la una como la otra.

Cometen un acto de inaceptable ingenuidad política, o de criminal complicidad con el imperialismo mundial, quienes pretenden interpretar los sistemáticos bombardeos de la OTAN, más de 5,000 incursiones en 6 meses continuos de ataques sistemáticos, como un hecho marginal o como un supuesto apoyo a la “democracia” Libia, o como un  acto “humanitario de protección a las víctimas” de un régimen represor. Que la socialdemocracia y los “eurocomunistas” hayan apoyado activamente los bombardeos de la OTAN no extraña, pues ellos son la pata izquierda del régimen imperialista europeo hace tiempo.

Pero, ¿cómo explicar el silencio cómplice (o activo) de sectores de la extrema izquierda, en particular del trotskismo europeo? Desde los años 60 el trotskista argentino Nahuel Moreno denunciaba que la izquierda europea, en especial el “mandelismo” (hoy expresado en el NPA francés) sólo critica al imperialismo yanqui pero tiende a no combatir su propio imperialismo europeo al que atribuye virtudes “democráticas”. Pero ahora el problema se ha hecho extensivo a los propios seguidores de Moreno en América Latina, afectados por un esquema mental (el “objetivismo”), por el cual se interpreta la lucha de clases mundial como una ancha alameda por la que discurren revoluciones triunfantes una tras otra, mientras que el sistema capitalista sólo retrocede de crisis en crisis. Este esquema lógico, que ya demostró su flaqueza interpretando el proceso de desaparición de la URSS, y condujo a la crisis de la LIT y el MAS (argentino), ahora se encaja alegando que lo de Libia es lo mismo que en Túnez y Egipto, y que la intervención de la OTAN es sólo un hecho marginal.

¿Cuándo al imperialismo le ha interesado respetar la “democracia” o los “derechos humanos”? ¿El imperialismo ahora promueve revoluciones democráticas? La historia contemporánea prueba que es el imperialismo capitalista el que ha cometido los más atroces crímenes contra la humanidad  e impuesto las más sanguinarias dictaduras, en los países árabes, en África y en América Latina, con tal de garantizar la expoliación económica de los pueblos del mundo. Quien lo dude que mire al baño de sangre que han impuesto Estados Unidos y los supuestos gobiernos “democráticos” europeos en Irak y Afganistán, donde pese a la resistencia contra la ocupación y la debilidad de los gobiernos títeres, nadie puede creer que el imperialismo no se salió con la suya, al menos por ahora.

Hay que apelar al método tradicional del marxismo para la elaboración de la política concreta: ubicar cuál es el centro de la contrarrevolución mundial y cuál es su política, para combatirla. Por ello, por más que se esté contra el régimen de Kadafi y por el triunfo de una sublevación popular, no empezar la política por combatir la intervención de la OTAN y sus bombardeos y sus nuevos títeres del CNT es, cuando menos, un error garrafal. 

Intelectuales de “izquierda”, como Ignacio Ramonet, se convierten en brazo ideológico de la dominación imperialista del mundo pretendiendo argumentar que los bombardeos de la OTAN sobre Libia obedecen a un supuesto “nuevo orden mundial” basado en el respeto a los derechos humanos del cual el Tribunal Penal Internacional y su legislación serían su máxima encarnación, e irónicamente las armas de la OTAN su brazo ejecutor. ¿Cuándo el TPI ha juzgado a alguno de los genocidas militares, israelíes, norteamericanos o europeos de la OTAN, o los “cascos Azules”, por los crímenes cometidos en las múltiples invasiones a Serbia, Kosovo, Haití, Irak, Afganistán, Palestina, etc.? Nunca. El TPI sólo ha juzgado a represores que han sido instrumento de la política imperialista que se han vuelto incómodos o incontrolables.

Dicho lo anterior, hay que señalar con toda claridad que Mohamar Kadafi tiene una responsabilidad principal en las desdichas del pueblo libio y en su derrota militar: porque efectivamente es un régimen antidemocrático, que ha perseguido a los sectores progresistas y de izquierda, que en los últimos diez años cambió su línea de confrontación al imperialismo para abrirle las puertas al petróleo libio y adoptó una posición sumisa en el ámbito mundial, incluyendo la traición a la causa de la liberación de Palestina. Se equivoca también la izquierda acrítica que pretende disfrazar al coronel Khadaffi con un ropaje revolucionario que, si alguna vez lo tuvo, hace tiempo que perdió.

Hay que condenar, y condenamos, la represión del gobierno de Kadafi contra su pueblo, al igual que la del gobierno de Siria contra el suyo. Y hay que apoyar la lucha por libertades democráticas en ambos países con el mismo ahínco que debemos hacerlo con el pueblo de Barein o Arabia Saudita. Pero eso es muy distinto a creer que la libertad para esos pueblos llegará en los aviones de la OTAN. Todo lo contrario.

El régimen del coronel Kadafi, al igual que Hussein en Irak, o el general Noriega en Panamá, constituyen regímenes antipopulares, antidemocráticos y dictatoriales merecedores del repudio de sus pueblos. Y hubieran merecido que sus regímenes fueran arrasados por revoluciones democráticas de sus pueblos. Revoluciones que la intervención del imperialismo escamoteó con las consecuencias que ya conocemos. En el caso de Panamá a nadie cuerdo dentro de la izquierda se le ha ocurrido reivindicar la derrota del dictador por parte de la intervención norteamericana como una revolución democrática triunfante. Todo lo contrario.

Son mucho más repudiables, moral y políticamente, que Khadafi, los cínicos políticos de saco y corbata, que se hacen pasar por “demócratas”, de Washington y la Unión Europea, que se sirvieron esos regímenes para llenar las arcas de sus empresas transnacionales y que con invasiones militares han escamoteado la lucha democrática de esos pueblos para imponer gobiernos títeres que permitan la continua expoliación imperialista.

El futuro inmediato de Libia es dudoso, ni siquiera es posible confiar en las informaciones que transmiten las agencias de noticias al servicio del imperialismo. Lo único seguro es que el gobierno del CNT no hará ni más democrática, ni más independiente a Libia, y que el imperialismo por la vía de la OTAN ha vulnerado, una vez más, el principio de la autodeterminación de los pueblos.

No olvidemos que el principio de la autodeterminación de los pueblos es una conquista de los movimientos de liberación nacional a mediados del siglo pasado, por el cual cada nación soberanamente debe resolver sus asuntos internos sin ninguna intervención extranjera. Estados Unidos, la OTAN y el Consejo de Seguridad pretenden suplantar ese principio por su "derecho" a intervenir cuando y donde ellos decidan, con falsos argumentos democráticos, en función de sus intereses imperialistas.

Todas las naciones del orbe están en peligro.

Panamá, 27 de agosto de 2011.

Movimiento Popular Unificado, MPU-PAP

Con no poco asombro dimos hoy con la página publicada por el Ministerio de Salud. En honor a la verdad, está tan llena de imprecisiones, de tergiversaciones y de otras cosas así por el estilo, que resulta hasta simpático el leerla. De no ser un tema vinculado de manera sustantiva a los derechos laborales de los y las trabajadoras, los alcances de la nota podrían tomarse como asuntos de poca monta, que ni siquiera merecen ser tomados en serio.

Al abordarse temas sobre presupuesto, el Ministerio afirma que no ha hecho más que cumplir con lo que la legislación le mandata, sosteniendo, con ello, una visión absolutamente parcial de lo que son las obligaciones ministeriales. En todo caso, la lucha de los trabajadores salubristas ha sido y es por el correcto abastecimiento de las redes hospitalarias y de servicios. ¿Quién ha dicho que los trabajadores están pegando el grito al cielo solamente porque no les han pagado? Aunque la falta de pago es cierto, ya que en efecto hay incumplimiento del Pacto Colectivo y salarios atrasados. Sin embargo, la lucha no se reduce a esto.

El día que nosotros escuchemos a Luis Lara clamar porque se le debe un centavo, ese día ya veremos qué hacer. O cuando Dora Regina Ruano demande que se le pague su salario completo, ese día también veremos qué hacer. Lo mismo respecto a cualquiera de los dirigentes y cuadros de Salud. Ellos no han estado en las calles simplemente reclamando salarios personales. Lo mismo puede afirmarse respecto a cada uno de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional. Su lucha ha sido permanentemente clara: están por el correcto abastecimiento de los servicios; están por el adecuado presupuesto para Salud; están porque a los pacientes se les garantice la gratuidad de los servicios; están porque el pago de estos sea cuestión superada.

Usted, Señor Ministro, pretende que el pueblo se olvide de la importancia de esta lucha que brindan los trabajadores salubristas, pero no va a lograrlo. Porque es más que evidente su falta de capacidad para resolver la situación calamitosa de los hospitales. Actúe conforme la estatura de su cargo y deje ya el lloriqueo y la autocompasión. Más ofendida se siente la gente cuando sabe que ha pagado sus impuestos y que hay un Ministro que no cumple su función. Más ofendida se sienten los miles de pacientes que mal comen en los hospitales y que no se curan, más ofendidos se sienten los familiares de los muertos por causa de la incapacidad de un sistema de salud que no resuelve sino que agrava.

Cumpla con su papel. Desde el 11 de agosto la Comisión Legislativa correspondiente ha resuelto lo del presupuesto para salud y educación y usted no ha sido capaz como cabeza de la Cartera de Salud, de demandar ante el Legislativo la aprobación del Pleno. Más bien sus esfuerzos debieran encaminarse a luchar a la par de los trabajadores por el presupuesto del Ministerio que usted preside. ¿O acaso hay otros intereses? ¿O no es la Salud su prioridad? Si no lo es, nos preguntamos cuál es en realidad su papel y para quién realmente trabaja. Usted es un servidor público, con responsabilidades que no ha cumplido.

¡LA LUCHA SIGUE!

Frente Nacional De Lucha En Defensa De Los Servicios

Públicos y Los Recursos Naturales

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