Por Joseph Manuel Alejandro Herrera

En el artículo “Elecciones USAC: Estudiantes decidirán entre AEU independiente o regresar al pasado”, el medio digital “Nómada” de Guatemala, hizo referencia a mi persona de dos formas. En primer lugar, la autora del artículo indicó que hace dos años acusé falsamente a su medio de que había apoyado abiertamente a una de las planillas que competían por el Secretariado General de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), periodo 2017-2019. Además, se citó la afirmación de uno de los candidatos a la Secretaría General para el actual evento electoral, quien se refería a mi persona de manera peyorativa y difamadora (lo cual constituye un delito, según el artículo 164 del Código Penal guatemalteco). Por lo anterior, y en atención al derecho que la Ley de Emisión del Pensamiento me concede, en el presente texto procedo a dar respuesta a ambas citas.

En principio, me gustaría pensar que más que la satisfacción al derecho a réplica concedida por el medio “progresista” Nómada, estas palabras fueran el inicio de una nutrida polémica para dilucidar las formas más coherentes para organizar y consolidar un verdadero movimiento estudiantil, y no una suerte de movimentismo activista que se zarandea al tamborileo batiente de agentes exógenos y foráneos a los intereses del estudiantado. Pero no se puede exigir a la realidad más de lo que ella puede dar, pues esta deriva de características concretas que se imprimen en la carne de lo que quiere, pero no ha podido ser un movimiento estudiantil. Dichas características tienen su origen inmediato en la brutal historia contemporánea del país, que algunos con soberana estupidez quieren desconocer, cayendo en la criminal omisión de creerse mejores que nuestros antecesores o en la facilona ignorancia del que prefiere ocultar los hechos consumados, incluso haciendo un espantajo de discurso histórico falaz dirigido contra los hombres y no contra sus ideas. 

En cuanto a las afirmaciones del medio “Nómada”

Han escrito desde este medio que no hay fundamento para el señalamiento que hice hace dos años, cuando sostuve –y sostengo–, que Nómada apoyaba a la que en 2017 resultó ser la planilla electa para Secretariado General de la AEU (el desaparecido FRENTE ESTUDIANTIL). Como lo he indicado, esta planilla representaba y representó la agenda de ONG de todo tipo, reduciéndose a ser sus megáfonos, soslayando la defensa integral del gremio estudiantil, sus derechos y la mejora de su desenvolvimiento cotidiano. Desde entonces, nada ha cambiado para el estudiantado y las condiciones materiales en que estudia siguen siendo adversas.

El secretariado saliente enlodó los estatutos de la AEU de dos formas: orquestando una reforma antidemocrática y, luego, eludiendo su cumplimiento. La reforma que hizo sólo beneficia la democracia de amiguetes que se disputan los cargos, mas no el poder efectivo de la dirigencia estudiantil –el poder se ejerce, no se posee–. Tal reforma va en detrimento de la apertura amplia que la institucionalidad estudiantil necesita para integrar orgánicamente a la mayor cantidad de estudiantes del país, única vía para restablecer inquebrantablemente la tradición democrática del estudiantado más extenso de Centroamérica. Involucrar a más estudiantes es la única manera de enterrar de una vez por todas a los que se hicieron de la máxima representación estudiantil durante casi 20 años, enquistando en los puestos de representación a un puñado de estudiantes, en contradicción con las masas estudiantiles y sus derechos políticos efectivos.

Andar como veleta, llevó al secretariado caído a querer incluso organizar foros con la Embajada de Estados Unidos en Guatemala, omitiendo criminalmente esa brutal historia contemporánea e, incluso, desvalorizando a los mártires caídos por orden de un Plan de Seguridad Hemisférico orquestado en el Pentágono y ejecutado por toda suerte de perros sicarios de finca –oficiales del ejército y de los CIACS contra los que ahora pugnan.

La actitud palurda de querer agradar a todos, terminó pasándole factura al secretariado caído, pues perdió el respaldo que el estudiantado le dio, como se lo hubiera dado a cualquier planilla participante, pues se trataba de los primeros comicios democráticos celebrados en este siglo. Es decir, en dicho contexto, cualquier opción hubiera capitalizado el logro pírrico de la recuperación –de forma y no de fondo– de la AEU, del símbolo y de su historia, frente al grupo de sicarios, malandros y gangsters que afrentaron a dos generaciones de estudiantes que lucharon desde hace dos décadas, por un movimiento estudiantil digno, lo cual pagó con creces ante las agresiones de los zopes y sus aliados, dentro y fuera de la USAC. Esos estudiantes, héroes olvidados: son los verdaderos gestores de cualquier victoria que hoy se quieran adjudicar estos o aquellos dirigentes de marcas y no de un movimiento estudiantil dinámico y con fuerte base social en la estudiantada.

El tiempo transcurrido le ha dado la razón a lo que desde entonces he defendido: que no ha sido otra cosa que denunciar que el Secretariado electo en su momento, dirigido por la ex secretaria Lenina García era eso, una marca vaciada de programa y plan de trabajo, mediatizada por toda suerte de personajes. Marca inflamada por este medio en su momento, como ahora mismo lo hace con la Planilla No. 1, que disputa las actuales elecciones. Esta planilla, como lo hizo FRENTE, corresponde a la línea editorial del medio, promocionando organizaciones laxas, sin ideología (ni izquierda, ni derecha), en favor de la corrección política, tan de boga en la actualidad. Este tipo de proyectos ha servido poco o nada para detener a las fuerzas reaccionarias del país, en sus arremetidas, logrando restaurar el estado de cosas anterior a 2015.

A los hechos consumados me remito, basta con preguntarnos: ¿cuánto de lo prometido en dicho plan de trabajo fue realizado por el secretariado caído? Fuera de los viajes a éste y aquel centro vacacionista, ¿cuántos de los derechos estudiantiles sistemáticamente violentados a diario, se han restituido? Fuera de los comunicados rimbombantes en ruedas de prensa que nadie vio, salvo los editorialistas de este medio, ¿cuántas veces se ha logrado detener los proyectos anti estudiantiles de la administración pasada y la actual en la USAC? El secretariado caído, en lugar de contribuir a afianzar la democracia estudiantil, repito, la enlodó, haciendo de ella un chiste. Si bien, antes teníamos que sortear las agresiones de los criminales, la transición de los pusilánimes ha mostrado ser el mayor respaldo para las criminales dirigencias del pasado, que se aprestan a regresar, con nuevos rostros, como es el Caso de la Planilla No. 2: “Estudiantes como vos”.

Nómada, cayendo en la conocida retórica, propia del mal llamado Pacto de Corruptos (Restauración Conservadora), pretende desvirtuar mis acusaciones diciendo que lo que afirmo carece de sustento porque no existen pruebas, cuando estas se encuentran a plena vista, en su linea editorial, incluyendo el artículo al cual replico.

Si bien es cierto que los estudiantes ya no le temen a la Nave (Sede de la AEU), también lo es, que no le tienen ningún respeto, pues la risa es lo que vincula los sentimientos del estudiante cuando se le menciona al secretariado caído, y a los que hoy quieren ser sus sucesores, con lo cual incluyo a las tres marcas que participan.

La entrevista hubiera podido apegarse más a la realidad, si la articulista se hubiera tomado la molestia de acompañar a los candidatos en los pasos de aula y de salón. Así se hubiera percatado qué dejó realmente la gestión del secretariado caído en la psique de los estudiantes: decepción, risa y desconsuelo, síndrome parecido a la apatía que produce la política mafiosa nacional.

En cuanto a las afirmaciones del candidato de la “marca” MEUC

Como sostuve líneas arriba, la larga lucha por la restitución del movimiento estudiantil no ha finalizado; la operación masacre que vivió el país en la pasada guerra civil –que no Conflicto Armado Interno, como ha querido llamarle la historiografía del vencedor– fue particularmente feroz contra la USAC, dejando miles de mártires, estudiantes, docentes, trabajadores, decanos y hasta un rector. De ese duro golpe, el exterminio sistemático de dos generaciones de grandes dirigentes vanguardia del pueblo, terminó con el asalto militar a nuestra alma mater, mediante la ocupación física e ideológica de la misma. Se llegó al punto de vaciar a la USAC de su mayor arma durante la guerra revolucionaria: las ideas. Este espacio ahora lo ocupan los agentes de la reacción en Escuelas y Facultades históricamente críticas frente a la realidad del país. Además, estamos asistiendo a la onegerización del movimiento estudiantil, que desde hace mucho tiempo permeó a la izquierda.

El fin de siglo y los acuerdos de paz no sólo se saldaron con la derrota práctica de la oposición armada, encarnada en las diferentes guerrillas, asimiladas hoy en día en el juego político de la democracia burguesa pretoriana que vive Guatemala. La izquierda se onegerisó, buscando sobrevivir a las reglas del vencedor. La USAC fue desalojada por el vencedor, ahí fueron condenados al ostracismo los más consecuentes cuadros de la revolución derrotada, dando paso a que oportunistas como Jorge Mario García (alias Guilligan) pasara de ser un joven en las filas de la URNG a integrante de los partidos patronales de la oligarquía nacional.

El movimiento estudiantil carece hoy de una dirección consecuente y claramente definida por una ideología; para comprobar esto, basta leer la narrativa no sólo del candidato de la marca MEUC, sino de las tres planillas. Una discursiva vacía, apropiada para un anuncio de refrescos, pero incapaz de dar a conocer un programa político o plan de trabajo. Los guilligan de hoy poco o nada quieren cambiar en la USAC, por eso no se esmeran en comprender la enfermedad del movimiento estudiantil; para conocerla, es propicio entender sus causas. Prefieren hacer carrera de politiqueros, al mejor estilo de la asquerosa política nacional, timando a la población, como lo hizo el secretariado caído y este medio al inflamar una marca vaciada de contenido.

Paso entonces a contestar la ensalada de diatribas que el candidato de lo que ahora es la “marca” MEUC, vertió sobre mí. A falta de creatividad, le destinó con ingenuidad tres párrafos de una entrevista a mi persona, perdiendo la publicidad –mucho menor que hace dos años, cuando el tema era moda–, la promoción y la capacidad propagandística que le dieron. Con lo anterior no hizo otra cosa que tratar de tapar la ausencia de un proyecto real y por lo tanto coherente con las necesidades del estudiantado, pues la gran mayoría de estudiantes desconocen las desavenencias personales que el mismo desarrolla, por la falta de polémicas políticas –que hasta ahora reparamos en ellas–, del contraste fino entre ideas, programas partidistas estudiantiles, y proyectos que confluyan a trasformar la situación apremiante del estudiantado.

El MEUC, que nació en 2017 y no en 2016, como afirma el susodicho, sacó el segundo lugar, en una elección donde 140 mil estudiantes estaban habilitados para ejercer su derecho, pero que sólo 16 mil lo hicieron efectivo. Hace dos años se buscó imprimirle un eje ideológico, marcadamente de izquierda, no guerrillerista, ni reformista, sino asambleísta; hace dos años las personas que integramos este movimiento (y no marca, como ahora) no apostamos por una publicidad vacía y por los espantapájaros de las páginas en las redes sociales, como lo creen los amigos que dirigen desde atrás a nuestro desconocido candidato a la secretaria general de la marca MEUC.

Este candidato sostiene que se me expulsó, junto a otros compañeros. Desde luego, dice lo que le han contado, pues él no estaba hace dos años integrado al movimiento, y si se hallaba vinculado a algo en la universidad era al Comité de Huelga de la Escuela de Ciencia Política, y por lo tanto al secretariado caído de Lenina García (de quien fue fiscal de mesa durante aquellas elecciones). Pasarse de FRENTE, sin ideología ni bando, a lo que ahora es la marca MEUC, lo único que demuestra es que el sentido de estas marcas es la participación electorera para hacerse de los puestos estudiantiles, y de sus privilegios y prebendas.

No se puede expulsar a personas de carne y hueso de algo que no existe. Las personas que después de la elección seguimos utilizando el nombre de MEUC, lo hicimos para manifestar nuestra oposición legal a las medidas privatizadoras de la rectoría ante el Consejo Superior Universitario (CSU), como lo fueron el incremento al costo del Plan Académico Preparatorio –PAP– y al Examen Vocacional. Esta lucha fue el precedente inmediato de lo que se convirtió en el Colectivo Estudiantil Universitario (CEU), artificio de tres estudiantes de la Escuela de Historia que le plantamos cara al rector, el 1o. de abril del presente año, bajo la premisa de que al secretariado caído dicha lucha no le interesaba, a pesar de que era su obligación estatutaria.

En este sentido, lo que realmente sucedió es que dejamos de usar el nombre de MEUC, precisamente las pocas personas que habíamos sacado adelante la campaña para las elecciones en 2017: desde el volanteo, hasta escribir y consolidar un plan de trabajo que a falta de poder hacerlo la plantilla actual, lo copió y lo trasladó a una torpe presentación gráfica, ya que entre las personas que se alejaron –según el candidato a secretario, también expulsados– estaban los encargados de toda la línea gráfica anterior. Otra cosa que desconoce el designado a dedo como candidato a secretario general de la marca MEUC, es que hasta hace unos meses, los que hoy lo manejan y lo colocaron en ese lugar –a falta de alguien mejor– buscaron primero que los que él llama “expulsados”, siguieran asistiendo con el trabajo teórico e ideológico de la organización. Ante la negativa coherente de los que decidimos no ser cómplices de una farsa, se aprestaron a rellenar torpemente una planilla inexistente.

Afirmo que se hicieron de la marca, porque se presentaron ante el Consejo Electoral Estudiantil Universitario (CEEU) y pidieron las hojas de firmas para constituir una planilla y les colocaron el nombre que se les antojó. Es así que no se puede hablar de movimientos o partidos estudiantiles, donde no hay ni afiliación ideológica ni organización partidista, fuera del tiempo de las elecciones. En esto último, las tres planillas competidoras se parecen mucho a los partidos nacionales, de los que tenemos noticias sólo cuando se aproximan los comicios y buscan con particular interés nuestros votos.

Las diatribas vertidas sobre mi persona, demuestran la carencia ideológica y programática de lo que dice ser un movimiento estudiantil, pero que hasta unos meses antes estaba buscando hasta debajo de las piedras, a las personas que llenaran los espacios para conformar planilla. De igual manera sucedió con las otras dos “marcas” concursantes -que no movimientos-, conformadas “camaradas” en empresas de servilismo a sus intereses y privilegios. Por lo anterior, insisto, no son más que eso, una marca, un artificio de la posmodernidad que sufre el movimiento estudiantil.

Finalmente, quiero referirme al calificativo de “reaccionario” que el entrevistado utiliza para referirse a una supuesta característica de su planilla: de ser estudiantes de acción. Sin embargo, su uso demuestra su incapacidad para comprender que en ciencias sociales, dicho término significa conservadurismo y oposición al progreso social. Esta confusión conceptual demuestra la profundidad de la crisis intelectual e ideológica del movimiento estudiantil.

Todo lo anteriormente afirmado comprueba que los fenómenos que se producen en el movimiento estudiantil, que trata de recuperar sus tradiciones democráticas, son más grandes que los individuos, y que únicamente cambiarán cuando la gran mayoría de los estudiantes se integren a los puestos de representación, desplazando a los que hoy lo hacen por interés personal. Sólo la fuerza del estudiantado, que hoy llena la patria sancalista, sus plazas, parques, salones y pasillos, es la que está capacitada ante la historia para recuperar, refuncionalizar y defender la AEU, frente a toda suerte de personajes que buscan conscientemente o inconcientemente regresarla al pasado, colocándola al servicio individual, patrimonialista, bajo otros nombres y mordazas, reciclando las prácticas de los que hasta hace muy poco usurparon la dirigencia estudiantil de la USAC, y del país.


Por: León Castañeda

En el contexto de las elecciones del secretariado de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) ‘’Oliverio Castañeda de León’, de la USAC metropolitana, se observa una precaria participación de estudiantes.

Lo que hoy el Consejo Electoral Estudiantil Universitario (CEEU) llama ‘’la primera transición democrática’’, denota en realidad un retroceso, si de democracia hablamos. Entendamos que hace dos años la participación fue minúscula (16,000 votos que representan un aproximado del 10% de la vanguardia intelectual en el país: estudiantes de universidad pública). Si bien se recuperó un espacio cooptado por la Comisión Transitoria y Reguladora, para que fuera ocupado por verdaderos estudiantes, en realidad la escasa participación de los estudiantes en las elecciones denota que vamos en decadencia.

En el último periodo, muchos llamados “dirigentes estudiantiles” se han acomodado bajo el discurso de que existe  la “apatía del estudiante”, como si nuestra realidad no fuera cambiante. Es preocupante que aún en las carreras de ciencias sociales exista dicho pensamiento, cuando bien sabemos que un solo factor podría cambiar todo el panorama político. ¿Nos habremos olvidado de la dialéctica? Pues, el único factor necesario para fomentar esos cambios en el comportamiento de las masas estudiantiles se llama voluntad.

Observamos esa falta de voluntad en los pequeños grupos elitistas que disputan cuotas de poder en la universidad. De lo contrario, se estarían fomentando las formaciones políticas y, sobre todo, ideológicas para que el estudiante se reconozca como un actor político, responsable y motor de los cambios de raíz en nuestra Guatemala. La razón de ser de la universidad necesita tener consciencia de clase, no solo para reconocerse como tal, sino para entender que estamos en el lugar más privilegiado para pelear la hegemonía de las mayorías. Además de comprender que se puede y debe ser el ala intelectual del movimiento sindical, de mujeres, indigena y campesino, que debe ser una sola lucha por la erradicación del capitalismo (Sin invisibilizar a todos los movimientos sociales), principal responsable de los problemas sociales.

Parte de la no participación es entendible por el contexto histórico en el que nos encontramos: la post guerra, la militarización progresiva en el país, el ya irreparable sistema político y la crisis económica que nos arrastra desde 2008; pero no debe ser excusa para no plantear objetivos que saquen a flote al movimiento estudiantil. Que, si bien el movimiento estudiantil ‘’está en pañales’’, se cae cuando intenta caminar, pero hay que levantarlo: hacer la autocrítica, aceptar los errores y fortalecerlo. No hay alternativas inmaduras, la población está pagando los platos que rompe la oligarquía y las trasnacionales, el adormecimiento estudiantil es un problema, pero también una responsabilidad adjudicada a la consciencia.

En publicidad entendemos los problemas como oportunidades, a los cuales brindamos soluciones. ¿Será casualidad que, por ejemplo, la gran mayoría de estudiantes de comunicación estén alienados, con educación orientada al sistema de mercado y que el perfil del estudiante sea el de una persona acomodada? Claro que corresponde a un hecho clarísimo (desvelable en todas las unidades académicas), las autoridades universitarias corresponden no solo a sus intereses económicos por mantener el statu quo, sino que hay intereses mayores detrás que es de donde viene el aporte financiero hacia éstas.

Las consecuencias de manejar la política estudiantil en minorías, se ve clarísimo, en lo débil que se tornan las agrupaciones cuando el Rector, Directores y Decanos impulsan planillas, en este caso, Estudiantes Como Vos, que bajo el pronóstico del discurso del acomodamiento no tendría tanta oportunidad en estas elecciones. Esto trae a reflexión que el actuar antidemocrático y anti participativo de las agrupaciones estudiantiles, también les ha traído el desconocimiento por parte de las grandes mayorías, reflejado en las urnas. No solo al no representarlas, sino que, al no comprenderlas, ni involucrarlas en las tomas de decisiones. En resumen, sin bases estudiantiles que les legitimen.

Pese a no haber resultados preliminares, estos textos son sobre todo reflexivos. Se ha recuperado mucho y se han logrado cosas en estos dos años, pero que deje de hacerse costumbre desvirtuar las victorias, descuidarlas y sofocar el movimiento estudiantil, antes que éste se divorcie de sus instituciones, o que éstas sean cooptadas nuevamente por falta de claridad política de parte de las minorías interesadas en lograr cambios.


Por Leonado Ixim

Como cada cuatro años, acudimos a un nuevo proceso de nominación de magistrados para la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y Corte de Apelaciones, por medio de dos Comisiones de Postulación que proponen, 26 candidatos para la primera y 90 propietarios y 60 suplentes para la segunda,  para que el Congreso seleccione finalmente.

Este año el proceso coincidió con las elecciones generales, generado una combinación de intereses entre los grupos de presión que participan regularmente en las postuladoras, los partidos políticos y los núcleos de las distintas fracciones de la burguesía que tienen relación o no con estos grupos.

Estos grupos de presión se conforman a partir de su participación en estas comisiones, es decir   jueces, el gremio de abogados y de las universidades, situación instituida con las reformas constitucionales de 1994 y regulada con una ley especial hasta 2009.

En 2017 la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG), con el acompañamiento del Ministerio Público, dirigido en ese entonces por Thelma Aldana y en un primero momento con el apoyo del gobierno de Jimmy Morales, presentaron al Congreso un cambio en el proceso de designación de las cortes, por medio de una reforma constitucional.

Como forma de canalizar y desviar por medio de reformas superestructurales, las exigencias  aparecidas al calor de las movilizaciones de 2015, se buscaba aprobar tales reformas y  previamente con  Mario Taracena de la UNE  como presidente de la Junta Directiva del Congreso se reformó la Ley de la Carrera Judicial, otorgando nuevas funciones al  Consejo de la Carrera Judicial,  instancia que se limitaba a la promoción a nivel de jueces de primera instancia y a examinar denuncias al interior del sistema judicial. En 2017 la CICIG introdujo al Congreso la iniciativa de  reforma constitucional durante la presidencia de Oscar Chinchilla del partido CREO; al final como sabemos se estancó y al interior del Congreso las fuerzas conservadores lograron el control.

Actualmente la Comisión de Postulación para elegir nuevos magistrados de la CSJ está presidida por Félix Serrano, rector de la privada Universidad Mesoamericana. Mientras que la comisión para elegir magistrados de Cortes de Apelaciones está presidida por Murphy Paiz, rector de la Universidad de San Carlos, señalado de distintos casos de corrupción.

La primera comisión se conforma por un representante de todos los rectores quien la preside, los decanos de las Facultades de Derecho y Ciencias Sociales de todas las universidades, por un número equivalente de representantes electos por la  Asamblea General del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG) y por igual número de representantes electos por los magistrados titulares de Cortes de Apelaciones y demás tribunales que constituyen el Organismo Judicial. Esta última elección la realiza un instituto conformado por los mismos magistrados, procedimiento que acaba de ser cuestionado.

La postuladora para elegir magistrados de apelaciones, está conformada por un representante de los rectores de las universidades del país quien la preside, por los decanos de tales facultades, por un número equivalente de representantes electos en asamblea del CANG y un número equivalente de  miembros electos de magistrados de la CSJ.

Ahora se evidenció el vicio del proceso, tras un fallo favorable de la Corte de Constitucionalidad  sobre dos amparos. Uno promovido por el abogado Noé Ventura que cuestionó el procedimiento para elegir los representantes de los magistrados de apelaciones  y el otro por la Fundación Mirna Mack, específicamente porque el Consejo de la Carrera Judicial no cuenta con un reglamento aun y además en este proceso, presentó una nómina sin un adecuado instrumento de evaluación de los jueces y magistrados que quieren ser promovidos. 

Recapitulando, lo que se tiene es un procedimiento mixto, por un lado corporativo establecido, ya que es manipulado por sectores conservadores y por otro de selección interna -de carrera judicial- que no termina de nacer por la negativa de estos sectores; aunque el segundo tampoco garantiza la tan cacareada libertad judicial que las democracias burguesas  pregonan.

Consideramos que la forma más democrática de elegir a jueces de paz, de instancia, magistrados de apelaciones y supremos, es su elección directa por la población, entre especialistas en la aplicación de justicia. Esto porque tanto el sistema actual de postuladoras por su carácter corporativista representa sectores particulares, como porque el de la carrera judicial establece una instancia que, aunque independiente de algunos sectores, se convierte en un poder propio cuya función en última instancia es defender el estatus quo.


Por Hercilia Cáceres

El 20 de septiembre se publicó en el diario oficial el acuerdo 189-2019, que prohíbe el uso de plásticos de último uso en Guatemala, propiciada por Alfonso Alonzo, titular del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN). Dicho acuerdo prohíbe el uso de bolsas plásticas y artículos de duroport, esperando entrar en vigencia durante septiembre de 2021, para que los comerciantes se “adapten” a productos biodegradables. Según el ministro, ha mantenido diálogo al respecto con las gremiales productoras de productos desechables. El engaño de los biodegradables es simple, estos no se degradan con facilidad, ya que no se descomponen en la velocidad que aseguran, no dejan de ser contaminantes para cuerpos de agua y tampoco son una solución para el control de desechos,

El ministro Alonzo, expresó que la mayoría de la población se encuentra feliz y claro, muestra falsas soluciones que no cambiarán nada, ni mucho menos mejoran la situación ambiental del país, cuando su administración muestra otra realidad. Alfonso Alonzo, jamás contó con preparación técnica, pero fue una de las cartas que utilizó el Gobierno de Jimmy Morales para favorecer concesiones a la industria extractiva, los Megaproyectos y la ampliación territorial de Monocultivos.

La medida parece ser solo una limpieza a la pésima imagen que posee el MARN, porque desde que Alonzo inició su administración en dicho ministerio, la situación ambiental del país empeoró considerablemente. Guatemala es un país con una legislación ambiental pobre, que carece de un juzgado específico, por lo que quienes gobiernan y poseen el poder económico, destruyen a su antojo los recursos de un país megadiverso para atender los beneficios de unos pocos. El desinterés del gobierno por la naturaleza se expresa abiertamente con el presupuesto que se designa para la solución de problemas ambientales, el poco interés en crear una ley de aguas o penar a las empresas culpables de atentar contra los diferentes ecosistemas, que causan deforestación y ecocidios; esto además de no plantear soluciones para los tratamientos de desechos sólidos y el asesinato de líderes comunitarios en defensa de la naturaleza.

Se ha puesto de moda en esta parte del siglo XXI la implantación de un ideal individualista que pretende retirar responsabilidad ambiental a gobernantes y empresarios. Este ideal se basa en creer utópicamente que dejar de usar pajillas o desechables es la solución a un problema estructural que tiene sus raíces en un sistema de producción que jamás será “amigable con el ambiente”, pero que sienta sus bases principalmente en las capas medias. El capitalismo no será mejor con la naturaleza, pues sus raíces tienen origen en la explotación de los recursos naturales, del hombre y la mujer.

Es patético creer que las alternativas que nos producen las gremiales son de beneficio para el planeta, pues no es de esa manera. Actualmente el discurso del capitalismo ha cambiado de forma y nos vende “biodegradables”, que no son más que marketing y un engaño para los consumidores. Es bien cierto que la contaminación por el uso de desechables está llegando a niveles incontrolables que efectivamente están acelerando los procesos naturales y el cambio climático y sí, este es un problema de clase, porque no afecta a todos por igual, son los más pobres quiénes tienen menos posibilidades de adaptarse. Estos fenómenos que producen desigualdad se deben analizar adecuadamente, relacionándolos directamente con los fenómenos sociales, no la naturaleza en sí misma.

A esto hay que agregar el discurso de las “acciones individuales”, en el que se plantea no consumir productos provenientes de los monocultivos para ser verdes y conscientes. Pero ¿cómo pedirle al campesino o citadino regular que deje de utilizar productos provenientes de aceite de palma, si para ellos son las alternativas más accesibles?; productos con otro tipo componentes responden a características elitistas.

Es necesario fijar acciones reales, no separar lo político de lo ambiental, porque la destrucción de la naturaleza no está aislada de las dinámicas político-económicas de un sistema que va a terminar con todos sus recursos. El descontento debe ser desde la raíz del problema, porque ser consciente con la naturaleza no es solo cambiar los hábitos, sino también exigir que se castigue a los empresarios por no respetar las ambiguas leyes ambientales; también reclamar la solución de problemas a los gobernantes y recordar que los cambios más drásticos en el medio ambiente están relacionados estrechamente con gobiernos que responden a intereses con el sector privado.


Por Armando Tezucún

El Aprendiz de dictadorzuelo Jimmy Morales no podía finalizar su período presidencial sin darse el gusto de decretar otro Estado de Sitio. El pretexto fue un confuso incidente en la comunidad de Semuy II, El Estor, Izabal, en el que perdieron la vida tres soldados y otros tres quedaron heridos. Según la versión del ejército, una patrulla de la brigada de marina del Lago de Izabal, conformada por nueve elementos, se desplazó siguiendo el rastro de una aeronave supuestamente de narcos, que aterrizaría en una pista clandestina. La patrulla llegó a la comunidad mencionada, donde fueron emboscados por pobladores armados; según esta versión el destacamento fue desarmado y con sus mismas armas fueron asesinados los tres elementos, aunque el examen forense determinó que las muertes fueron causadas por impacto de escopetas, que no figuran en el armamento del ejército.

Una segunda versión la dio el excomandante guerrillero Julio César Macías, alias César Montes, quien dirige la Fundación Turcios Lima, que opera en la región y ha organizado a pobladores en “batallones de paz”, aunque él mismo posee una empresa de extracción de mármol. De acuerdo con Montes, un destacamento de 15 soldados pasó por Semuy II, alertando a la población, pues su presencia en la región es inusual. Al pasar de regreso el destacamento, fueron esperados por un grupo de 100 personas, lo que alteró al oficial, quien ordenó disparar contra los pobladores; dos personas resultaron heridas y fueron trasladadas al hospital de Izabal. Según declaraciones de comunitarios a Telesur, los militares dispararon primero y mataron a cuatro personas.

El 4 de septiembre, el presidente Morales acompañado de su gabinete decretó el Estado de Sitio por un período de un mes en 22 municipios ubicados en seis departamentos. Luego del decreto presidencial, el Congreso lo aprobó en tres lecturas; los legisladores solamente hicieron algunos cambios, para establecer controles a los gastos y prohibir la contratación de obra pública durante ese período.

La prohibición de libertades básicas en una zona tan extensa, lejos de la comunidad en que ocurrieron las muertes, sin que se haya realizado una investigación exhaustiva de los hechos, del que, como vimos hay versiones contradictorias, indica segundas y terceras intenciones de parte del gobierno y quienes están detrás de él. Esta es una región que históricamente ha vivido conflictos entre los pobladores y empresas mineras y de palma aceitera. En el anuncio del decreto, Morales se refirió a “seudo defensores de derechos humanos” y “seudo campesinos”, a quienes acusó de tener vínculos con el narcotráfico. Además, pretende, amparándose en los hechos, justificar las compras de armamento y equipos para fortalecer al ejército: “quizá ahora se entienda la necesidad de dotar al Ejército de las capacidades para proteger nuestro espacio aéreo, mar y tierra” (Prensa Libre 5/09/19).

El historial de conflictividad de la región se remonta a la Reforma Liberal de finales del siglo XIX, cuando el Estado repartió las tierras, dejando por fuera a las comunidades q´eqchíes. En algunos sectores ha sido la extensión de los cultivos de palma aceitera la que ha desplazado a las poblaciones, privándolas de sus terrenos. En 2012 el ingenio azucarero Chabil Utzaj fue fuente de graves desalojos y muertes contra la población indígena. En 2016 el abuso de las empresas de palma causó la invasión de la finca Plan Grande y el incendio de las plantaciones. Desde el año 1970, la explotación de mineral de níquel en El Estor, departamento de Izabal, que ha pasado de manos de una empresa extranjera a otra y ha sido favorecida por muchos gobiernos, ha dejado una estela de muertes, conflictos, violencia y ataques armados contra las comunidades q´eqchíes de la región. Por esta razón las cámaras empresariales han aplaudido la medida tomada por Jimmy Morales y sus secuaces para implantar el orden. Por ello el heredero de Morales, Alejandro Giammattei, ansioso por tomar el puesto de dictadorzuelo, aplaudió la implantación del Estado de Sitio, llamando a atacar, ya no al narcotráfico sino a “los focos de subversión” (Prensa Libre 9/09/19), y acusando a César Montes de armar gente en el departamento de Alta Verapaz. Mientras, se espera la llegada de 1,200 soldados al sector, uno de los acusados de la muerte de los militares, Agustín Chub Chub, fue encontrado muerto, presuntamente por suicidio, y César Montes tiene orden de captura.

Lo que está sucediendo en Izabal es una muestra de lo que nos espera con el gobierno de Giammattei. Por ellos llamamos a las organizaciones sindicales, campesinas, indígenas, estudiantiles, de mujeres y populares a coordinarnos en un frente contra la represión, para poder enfrentar los ataques que se avecinan.

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