Por Melchor Benavente

Actualmente, Victoriano Lorenzo es considerado como un gran prócer panameño, pero no siempre fue así. No en vano Lenin afirmaba que “en vida de los grandes revolucionarios, las clases opresoras les someten a constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el odio más furioso, con la campaña más desenfrenada de mentiras y calumnias. Después de su muerte, se intenta convertirlos en iconos inofensivos, canonizarlos, por decirlo así, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para “consolar” y engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando su filo revolucionario, envileciéndola”.

Esto es lo que la oligarquía panameña ha hecho con Victoriano Lorenzo. Veamos por qué.

Recordando nuestra historia común

El estratégico istmo de Panamá fue, desde la época colonial, un territorio codiciado por las grandes potencias. El territorio de Panamá no perteneció a la jurisdicción de la Capitanía General de Guatemala, sino al Virreinato de Nueva Granada (Colombia). La corona española dividió su dominio en América en varios virreinatos y capitanías. No bastante, los nexos históricos, económicos y políticos de Panamá con el resto de Centroamérica siempre fueron muy estrechos.

La ola revolucionaria independista en América Latina a comienzos del siglo XIX, contra el dominio del colonialismo español, produjo nuevas naciones. En 1811 se conformó, entre otras, las Provincias Unidas de la Nueva Granada (1811-1816) en el territorio de la actual Colombia. Desde el inicio, como un preámbulo de lo que ocurriría posteriormente con la independencia de Centroamérica (1824-1838), estallaron guerras civiles entre federalistas y centralistas. Estas guerras civiles debilitaron al nuevo estado federal, al grado que, en 1816, producto de la contraofensiva de la corona española, y el territorio de Nueva Granada fue recuperado por el general español, Pablo Morillo, iniciando un breve periodo contrarrevolucionario.

Después de una heroica resistencia, en 1819 el general Simón Bolívar logró expulsar a las tropas españolas. La Gran Colombia (1819-1831) fue constituida en 1819, en el Congreso de Angostura, fortalecida por la unión de los territorios de Colombia y Venezuela en 1821. Ese mismo año, Panamá se adhirió a la Gran Colombia, Ecuador lo hizo en 1822. Derrotada la monarquía, las contradicciones entre revolución y contrarrevolución, emergieron bajo la forma del conflicto entre federalistas y centralistas. Las oligarquías se refugiaban y alentaban los intereses locales por encima de los intereses de los nuevos Estados.

A pesar que en 1826 se realizó en Panamá el Congreso Anfictiónico, bajo la influencia de Simón Bolívar, que propugnaba por la unidad política de América Latina, la oligarquía de comerciantes panameños realizó el primer intento de separación de La Gran Colombia, para crear un nuevo Estado bajo la protección de Inglaterra y Estados Unidos. A pesar de ello, la Gran Colombia mantuvo un gran poder de atracción: El Haití español y las islas del caribe como Cuba y Puerto Rico, quisieron adherirse a la Gran Colombia.

En 1830, el departamento del istmo (Panamá) se separó temporalmente de la Gran Colombia, en protesta por la renuncia de Simón Bolívar y el inicio del desmembramiento de ese Estado. En 1831 se produjo otra separación temporal de Panamá, pero esta vez alentada por la oligarquía ante el hundimiento de la Gran Colombia, que produjo la creación de tres estados independientes: Venezuela, Ecuador y la República de la Nueva Granada (1830-1858).

Este nuevo Estado abarcaría no solo a Colombia sino también al territorio de Panamá. Las guerras civiles continuaron. En 1840, ante la llamada “guerra de los supremos”, la oligarquía de Panamá se separó y se declaró república independiente, reincorporándose a la Nueva Granada en 1841, volviéndose a separar en 1851. Las guerras civiles hicieron fracasar también a la Nueva Granada. En 1858 se conformó la Confederación Granadina (1858-1863), una república semifederal conformada por las actuales Colombia y Panamá. Al estar formado por diversos territorios, la Constitución de 1858 le dio gran autonomía a los Estados y Panamá resultó beneficiada.

Los Estados Unidos de Colombia (1863-1886) fue la última experiencia federalista, liberal. En 1886, los conservadores ganan la guerra civil, disuelven el Estado Federal e imponen un Estado Unitario, siendo Panamá una de sus provincias.

La guerra civil de 1899-1902

Un sector del liberalismo colombiano inició una sublevación contra el gobierno conservador, conocida como la “guerra de los mil días”, apoyados militarmente por los gobiernos liberales de Nicaragua, Ecuador y Venezuela. Pero la rebelión sufrió un duro revés en la provincia de Panamá, en mayo de 1900. En esa época, al igual que en Centroamérica, los partidos liberales tenían una base social plebeya, compuesta por intelectuales, artesanos, obreros y sectores populares.

Dentro de las filas de las tropas liberales panameñas se encontraba Victoriano Lorenzo, un líder indígena, perteneciente a la casta de líderes naturales, que rápidamente obtuvo el rango de Capitán. Victoriano Lorenzo estuvo 9 años preso, acusado de asesinar al corregidor Pedro de Hoyos que, con engaños, le había robado sus tierras.

Las tropas liberales panameñas estuvieron a punto de tomar la ciudad de Panamá, pero el cónsul norteamericano, protegiendo los intereses de la oligarquía, que necesitaba ganar para su proyecto, amenazó al general Emiliano Herrera que, si la ciudad era destruida por un ataque rebelde, entonces las tropas norteamericanas intervendrían en su contra. El chantaje funcionó, y al no tomar la capital de la provincia, desaprovechó una oportunidad de oro, que permitió el reagrupamiento y contraofensiva de las tropas conservadoras. El ejército liberal fue finalmente derrotado.

Victoriano Lorenzo dirigía un batallón de indios (cholos) muy destacados en el combate. Comprendiendo la vacilación de la conducción militar del liberalismo, reagrupó sus tropas y se dirigió a las montañas. Las tropas conservadoras se lanzaron en su persecución. Los atropellos contra la población indígena, radicalizó a estos, quienes comenzaron a ingresar al pequeño ejército de Victoriano Lorenzo.

De rebelión indígena a nacional

Las condiciones de vida de los indígenas panameños eran miserables, lo que motivo su rebelión y el ingreso al pequeño ejército comandado por Victoriano Lorenzo.

El 20 de octubre de 1900, una asamblea de 500 indígenas, indignados por las masacres del ejército conservador, votaron ir a la guerra y nombraron a Victoriano Lorenzo, como su General, es decir, como el máximo comandante. La guerra civil entre liberales y conservadores, había terminado con la derrota de los primeros, pero estaba iniciando una nueva guerra civil de los indígenas contra sus opresores.

En sus Memorias, el Teniente Coronel Juan José Quirós, quien fuera Secretario Personal de Victoriano Lorenzo, escribió lo siguiente: “Nuestro General coclesano no hablaba de principios políticos ni liberales ni conservadores... Es la lucha de los campesinos recluidos en las montañas que sufren la carga de los impuestos (incluyendo diezmos y primicias), la escasez de alimentos y los ultrajes de las autoridades y de arrogantes oficiales militares".

El pequeño ejército rebelde indígena comandado por Victoriano Lorenzo carecía de armas, teniendo que arrebatárselas al enemigo en cada combate. Como parte de su ofensiva, las tropas de Victoriano Lorenzo concentraron sus combates en la provincia de Penonomé, asestando duros golpes al ejército conservador. Los éxitos militares le permitieron a Victoriano Lorenzo reagrupar a las derrotadas fuerzas del liberalismo, convirtiendo la rebelión indígena en una rebelión nacional, reviviendo la llama de la guerra civil contra los conservadores

La vacilante conducción liberal

A pesar que las acciones de Victoriano Lorenzo resucitaron al ejército liberal, políticamente se subordinaba y le tenía respeto al líder liberal Belisario Porras. En 1901 irrumpió un destacamento militar al mando del general Benjamín Herrera, con numerosas tropas y armamento. Victoriano Lorenzo reconoció su liderazgo militar, creando una poderosa fuerza militar. Los indios bajaron a los llanos y el ejército liberal tomo casi todo el control del istmo de Panamá, excepto la capital que permanecía en manos de los conservadores.

El general Herrera, el 2 de febrero de 1902, le solicitó al cuerpo diplomático que mantuviera la neutralidad ante el inminente ataque a la capital. Las tropas liberales estaban a punto de tomar el poder.

La conspiración de Roosevelt

Mientras esto ocurría, y casi finalizaba la guerra civil, el gobierno de Estados Unidos, presidido por Theodore Roosevelt (1901-1909), aprovechando el desgarramiento de Colombia, estaba negociando con el gobierno de Colombia un tratado para construir un canal interoceánico por Panamá, al mismo tiempo que, como segunda opción, negociaba secretamente con la oligarquía panameña un tratado para independizar el istmo y construir el anhelado canal interoceánico que le daría a Estados Unidos un gran ventaja comercial y militar.

En octubre de 1902, el General liberal Rafael Uribe Uribe se rindió poniendo fin a la guerra civil colombiana. Estados Unidos, que venía manejando todos los hilos, promovió el 21 de noviembre de 1902, a bordo del acorazado Wisconsin, la firma de un acuerdo político que puso fin a la guerra civil en Panamá.

Adelantándose a la gesta del general nicaragüense, Augusto C. Sandino, Victoriano Lorenzo no sometió a este infame acuerdo del Wisconsin, que contemplaba una amnistía solo a quienes depusieran las armas. Oliendo el peligro, Victoriano Lorenzo se negó a entregarlas, ya que había acuerdos secretos que no compartía.

El artículo 7 del Acuerdo del Wisconsin, contemplaba la elección democrática de un Congreso, que aprobara “las negociaciones relativas al Canal de Panamá”. Las fichas del tablero estaban en orden, a favor de Estados Unidos. Había paz y condiciones para la firma del tratado Herrán–Hay, el que se firmó finalmente el 23 de enero de 1903. Pero el senado colombiano se negó a ratificar el tratado, el 18 de agosto de 1903. La única opción para Estado Unidos era tomarse Panamá, promoviendo la separación de Colombia, y eso fue lo que hicieron.

Captura y fusilamiento de Victoriano Lorenzo

El general Benjamín Herrera nombró a Eusebio Morales para que fuese a capturar a Victoriano Lorenzo, quien fue conducido a bordo del buque Bogotá con rumbo a ciudad Panamá. Después de fugarse, es nuevamente capturado y acusado de varios falsos crímenes.

El 14 de mayo de 1903 se instaló un Consejo de Guerra, presidido por Esteban Huertas. La suerte estaba echada. La oligarquía panameña que negociaba secretamente su separación de Colombia no podía arriesgarse que el líder indígena pusiera a las masas en contra de sus planes. Al día siguiente, el Consejo de Guerra dio su veredicto:

Victoriano Lorenzo, natural de Penonomé, y vecino de Panamá, va a ser fusilado por varios crímenes. Si alguno levantase la voz pidiendo gracia o de alguna otra manera tratase de impedir la ejecución, será castigado con arreglo a las leyes".

El 15 de mayo de 1903, en la plaza de Chiriquí (hoy plaza de Francia), fue fusilado el general indígena Victoriano Lorenzo. Las autoridades hicieron desaparecer el cadáver, para evitar su veneración, pero no lo lograron.

Palacio de la Paz, donde funcionó la Corte de Justicia Centroamericana, en Cartago, Costa Rica. En 1910 fue destruido por un terremoto

Por Victoriano Sánchez

En abril de 1838, Nicaragua se declaró Estado independiente, acelerando el proceso de desintegración del Estado Federal de la Republica de Centroamérica. No obstante, durante todo el siglo XIX, a pesar de las constantes guerras civiles, revoluciones y contrarrevoluciones, en todas las Constituciones de los mini Estados-Nacionales que surgieron, quedó establecida la posibilidad de reunificación de Centroamérica. Estos postulados constitucionales unionistas fueron desapareciendo en el transcurso del siglo XX.

De la fragmentación a los Estados nacionales

Así vemos que, en 1842, bajo el auspicio de El Salvador, Honduras y Nicaragua se creó efímeramente la Confederación de Centroamérica. En 1885, el general Justo Rufino Barrios quiso imponer por la fuerza militar la unidad de Centroamérica, bajo la hegemonía de Guatemala, lo cual terminó con su muerte y un rotundo fracaso. En 1896 se creó la Republica Mayor de Centroamérica (1896-1898), con la participación de Nicaragua, Honduras y El Salvador, la que duro apenas dos años, teniendo como capital a Managua. Al ascender al gobierno el general salvadoreño, Tomas Regalado, en 1898, El Salvador se retiró y fracasó el proyecto unionista.

En todo el siglo XIX los países más reacios a la reunificación centroamericana fueron Costa Rica y Guatemala. Esto tiene una explicación. En la segunda mitad del siglo XIX, fueron los países que más avanzaron en desarrollo de sus economías agroexportadoras. El relativo progreso que consiguieron todos los Estados Nacionales de Centroamérica en la segunda mitad del siglo XIX, con el auge de la exportación cafetalera, minera y plantaciones de banano, la llamada economía de enclaves, enterró para siempre el periodo de la anarquía (este periodo coincidió con una oleada revolucionaria en Europa contra las monarquías absolutistas) caracterizado por crisis económica, guerras civiles, revoluciones y contrarrevoluciones, pero con ello también quedó sepultado la experiencia del Estado Federal. Si comparamos estos dos periodos del siglo XIX, tenemos que la balanza se inclina hacia el bienestar de los Estados Nacionales. Por esta razón la conciencia centroamericanista fue debilitada y casi extinguida en el Siglo XX.

Las guerras de las oligarquías

El fracaso de la aventura militar de Justo Rufino Barrios se debió, en gran parte, a que Estados Unidos le retiró el apoyo. Estados Unidos prefería tener varios mini Estados donde ejercer influencia por separado, que tener una oposición centroamericana unida en su contra, como la de Colombia en relación a Panamá.

El relativo mejoramiento de las economías agroexportadoras no detuvo los enfrentamientos fratricidas. A finales del siglo XIX e inicios del siglo XX se aceleraron las contradicciones entre las oligarquías gobernantes en los estados nacionales de Centroamérica.

El Salvador y Guatemala se enfrentaron en la llamada “guerra del totoposte”. A raíz del derrocamiento del presidente salvadoreño Carlos Basilio Ezeta (1891-1894), se produjeron tensiones en la frontera con Guatemala, y el gobierno del general Manuel Lisandro Barillas Bercián (1886-1892), envió tropas que finalmente no combatieron.

En 1902 los presidentes de Nicaragua, Honduras y El Salvador intentaron resucitar el proyecto de la "República Mayor de Centroamérica", bajo la influencia del general Porfirio Díaz de México, quien estaba preocupado por el hecho que Estados Unidos había desmembrado la provincia de Panamá, para construir el canal interoceánico. La alianza entre estos tres países y México, era un peligro para el gobierno de Manuel Estrada Cabrera (1898-1920), quien se oponía a disolver la grandeza colonial de Guatemala en el proyecto unionista.

En 1906, el gobierno de El Salvador inició una ofensiva militar contra el gobierno de Guatemala, apoyando con armas al expresidente Manuel Lisandro Barillas Bercián, quien estaba exilado en México. Esta fue la segunda fase de la “guerra del totoposte”. Las tropas de Manuel Estrada Cabrera pelearon en dos frentes, conteniendo la invasión desde México y desde El Salvador, lograron resistir y triunfar. Después de dos meses de combates, bajo la influencia de Estados Unidos, se firmó un armisticio en el buque de guerra norteamericano "Marblehead". Estados Unidos ya era el gran arbitro en Centroamérica.

A inicios de 1907 se produjo otra guerra entre El Salvador, Honduras y Nicaragua, que finalizó con el triunfo de las tropas nicaragüenses del general José Santos Zelaya, en la batalla de Namasigue, quien jugaba a ocupar el rol de Justo Rufino Barrios en la reunificación de Centroamérica, pero esta vez bajo la hegemonía nicaragüense.

La conferencia de Washington de 1907

Todos los países de Centroamérica, con la excepción de la pacifica Costa Rica, vivía bajo la constante conflagración militar, golpes de estado y conspiraciones revolucionarias.

Un factor clave para comprender la desmembración de Centroamérica y los constantes conflictos, es no solo la incapacidad de las oligarquías para solucionar sus contradicciones, sino el surgimiento de Estados Unidos como potencia imperialista, que siempre quería negociar con pigmeos. A partir de la terminación de la guerra civil norteamericana o guerra de secesión (1861-1865) Estados Unidos comenzó a tener influencia decisiva en su frontera sur, especialmente en México y Centroamérica

Preparándose para la primera guerra mundial que se avecinaba, Estados Unidos, quería calmar su patio trasero, y con el apoyo de México, organizó una “Conferencia de Paz Centroamericana”, reunida en Washington en noviembre y diciembre de 1907. El objetivo central era terminar con las guerras y conflictos y crear mecanismos de diálogo y negociación diplomática.

Elihu Root, Secretario del Departamento de Estado, muy animado, reconoció a la nación centroamericana, y escribió lo siguiente: "Ustedes son un pueblo de hecho; vuestra ciudadanía es intercambiable -vuestra raza, vuestra religión, vuestras costumbres,        vuestras leyes, vuestro linaje, vuestra consanguinidad y relaciones, vuestros vínculos sociales, vuestras simpatías y vuestras aspiraciones, así como vuestras esperanzas por el futuro”.

Pero las intenciones del imperialismo era controlar y poner el orden en su frontera sur, cuando ya se estaba construyendo el Canal de Panamá.

Influenciados por las Conferencias de La Haya de 1899 y 1904, los gobiernos centroamericanos aprobaron, entre otros instrumentos, la “Convención para el establecimiento de una Corte Centroamericana de Justicia”. A simple vista parecía un logro, pero en realidad, al no existir un Estado Federal, las decisiones de la Corte terminarían siendo desconocidas por los Estados, como realmente ocurrió, como veremos más adelante.

Con los tratados de Washington Estados Unidos creo un nuevo orden en Centroamérica, que predominaría de 1907 a 1927.

La Corte de Cartago

La Corte de Justicia Centroamericana (CJC) estaría compuesta por cinco magistrados propietarios y dos suplentes por cada país, electos por sus respectivos órganos legislativos y su sede estaría en la ciudad de Cartago, Costa Rica. El tratado tendría una vigencia de 10 años. La CJC podría conocer los conflictos entre gobiernos, el respeto a los tratados internacionales, y como una novedad jurídica, los ciudadanos podían demandar a sus gobiernos directamente ante la CJC.

Al final, se agregó un artículo anexo al tratado que estableció lo siguiente. “La Corte de Justicia Centroamericana conocerá también de los conflictos que pueda haber entre los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y cuando de hecho no se respeten los fallos judiciales o las resoluciones del Congreso Nacional”.

Con este agregado de última hora, la CJC se convertiría en el supremo arbitro de los conflictos políticos de cada país. La CJC fue creada sin la existencia de un Estado Federal, sin capacidad coercitiva de obligar a los Estados a cumplir las resoluciones que dictara.

La CJC comenzó a funcionar el 25 de mayo de 1908.

Las demandas contra Nicaragua por el tratado Chamorro-Bryan

La prueba de fuego de la CJC fueron las demandas que primero Costa Rica y después El Salvador interpusieron contra el gobierno de Nicaragua, por la suscripción del Tratado Chamorro-Bryan en 1914

Después del derrocamiento del general José Santos Zelaya en 1909, por una conspiración de Estados Unidos, con el apoyo del presidente guatemalteco Manuel Estrada Cabrera, la oposición conservadora terminó tomando el poder. Habiendo perdido Nicaragua su soberanía, por encontrarse tomada por los marines norteamericanos, el gobierno de Adolfo Díaz suscribió el Tratado Chamorro-Bryan otorgándole en concesión por 99 años de una parte del territorio nicaragüense, incluido las islas en el mar Caribe y las islas del Golfo de Fonseca, donde se construiría una base militar, la soberanía de estas islas era compartida por los Estados de Nicaragua, El Salvador y Honduras.

La CJC se declaró competente para conocer el caso y después de cumplir los procedimientos dictó sentencia el 9 de marzo de 1917, declarando que el tratado Chamorro-Bryan amenazaba la seguridad nacional de El Salvador y violaba sus derechos de condominio en el Golfo; que también violentaban los artículos II y IX del Tratado de Paz y Amistad de 1907; que el Gobierno de Nicaragua estaba obligado a restablecer y mantener el estado de derecho con El Salvador que existía antes del tratado Chamorro-Bryan. De igual manera declaró que este tratado violentaba los derechos de navegación de Costa Rica en el Rio San Juan. En pocas palabras, la CJC dijo que el tratado Chamorro-Bryan era ilegal y debía restaurarse el status legal anterior a 1914.

Estados Unidos decide la muerte de la CJC

La reacción de Estados Unidos no se hizo esperar. El gobierno de Nicaragua retiró a su magistrado, y comenzó a torpedear a la CJC. En 1918, ya no se renovó el tratado que dio vida a la CCJ. Estados Unidos presiono a sus aliados para no continuar con la CJC.

Por intereses del imperialismo norteamericano prevalecieron la soberanía de los Estados nacionales, por encima de los intereses globales de Centroamérica. Nicaragua volvió a jugar el mismo rol de 1838, cuando fue el primer Estado en separarse de la Federación. En este caso, Nicaragua era la punta de lanza del imperialismo en la región.

La historia de la actual Corte Centroamericana de Justicia (CCJ), creada en 1991-1992, en el marco de la aplicación de los Acuerdos de Esquipulas II, merece un artículo aparte.

 

Por Orson Mojica

En 1921 se cumplieron los primeros 100 años de celebración de la primera independencia de Centroamérica en relación a España, el 15 de septiembre de 1821. Al proclamarse la segunda independencia, en 1823, en relación al imperio mexicano de Iturbide, las provincias de Centroamericana se constituyeron finalmente en Estado Federal en 1824.

La República Federal de Centroamérica tuvo corta vida (1824-1838) pero durante todo el siglo XIX y la primera parte del siglo XX, se produjeron varios intentos fallidos de reunificación de Centroamérica, todos ellos bajo la influencia de alas radicales del liberalismo, en una corriente autodenominada “unionista”.

El unionismo a comienzos del siglo XX

Esta era esencialmente una corriente intelectual pequeña burguesa, heterogénea, difusa, sin estructura orgánica, unida únicamente por el ideal supremo de reunificar Centroamérica, para convertirla en una nación poderosa, que pudiera resistir a la injerencia de potencias como Estados Unidos. En ese sentido, esta corriente unionista (no debe confundirse con el Partido Unionista de Guatemala, fundado en 1920) coincidía con sectores burgueses que se oponían a los privilegios comerciales que obtenían las empresas norteamericanas, especialmente las bananeras, mineras y compañías petroleras. Los unionistas también luchaban contra las dictaduras militares que promovían los Estados Unidos, en su afán de controlar los recursos naturales del istmo centroamericano.

Diferentes intentos de reunificación

Después de la desmembración de la República Federal de Centroamericana en 1838, con la primera separación de Nicaragua, se produjeron algunos intentos de reunificación.

En 1842 se creó la Confederación de Centroamérica conformada por los Estados de El Salvador, Honduras y Nicaragua, la cual tuvo corta duración. En el ínterin, el general Francisco Morazán, que estaba en Costa Rica, terminó siendo fusilado el 15 de septiembre de 1842.

En 1885, cansado del fracaso de sucesivas conferencias de unidad centroamericana, el general guatemalteco, Justo Rufino Barrios, procedió a reunificar Centroamericana por la vía militar, siendo más un proceso de anexión que de reunificación. Fracasó y murió en el intento, por la oposición del resto de gobiernos de Centroamérica, alentados por Estados Unidos.

En 1896, bajo la influencia del gobierno liberal del general nicaragüense, José Santos Zelaya, se creó la Republica Mayor de Centroamérica, con la participación de Nicaragua, Honduras y El Salvador, duro apenas dos años, teniendo como capital a Managua. Guatemala y Costa Rica no se sumaron.

Los conflictos e intereses territoriales eran el principal origen de los fracasos de la unidad centroamericana. Por ello, en 1902 el presidente José Santos Zelaya convocó a una cumbre de presidentes centroamericanos en el puerto de Corinto, con el objetivo de encontrar un mecanismo diplomático que permitiera resolver las disputas entre los Estados de Centroamérica, promoviendo el principio del arbitraje obligatorio, creando por ello el Tribunal Centroamericano de Arbitraje que comenzó a funcionar el 2 de Octubre de 1902.

Eran común que los opositores a determinado gobierno, utilizaban el territorio de otro para organizar revoluciones que terminaban en guerras civiles. Las relaciones en adelante se basarían en el principio de la no intervención en asuntos internos de cada país y en el arbitraje de las diferencias.

La Conferencia de Paz de 1907

El ambiente centroamericano siempre estaba agitado, marcado por conspiraciones, movimientos armados, revoluciones y contrarrevoluciones. Estados Unidos era la potencia que agrandaba su influencia sobre la región Centroamericana, especialmente a partir de la separación de Panamá de Colombia en el año 1903, con el objetivo de construir el canal interoceánico.

Un intento de unidad centroamericana se realizó durante la conferencia de 1906 en Costa Rica. La Conferencia de Paz del año 1907, realizada en Washington, es el primer gran intento de Estados Unidos por crear un orden regional, directamente bajo su tutela, para resguardar sus intereses como nueva potencia imperialista, de cara a la inevitable primera guerra mundial que habría de estallar en 1914.

El gran arbitro y garante de este tratado serían los propios Estados Unidos. Para camuflar el nuevo rol que adquiría Estados Unidos, se creó la Corte de Justicia Centroamericana (conocida como Corte de Cartago, la que comenzó a funcionar en 1908), que retomaba y sustituía las funciones del Tribunal Centroamericano de Arbitraje

En la Conferencia de Paz de 1907 se instauró la doctrina Tobar, que obligaba mediante el tratado a todos los países a no reconocer gobiernos que surgieran de revoluciones o de golpes de Estado, los cambios de gobiernos debían producirse por los mecanismos establecidos en las Constituciones de cada país.

Como resultado de la Conferencia de Paz de 1907 los países centroamericanos perdieron los destellos de independencia, y se subordinaron a los dictados de Estados Unidos.

El tratado Chamorro-Bryan

El gobierno de Zelaya fue derrocado en 1909, por una revolución armada auspiciada por Estados Unidos y organizado en los países vecinos. De esta manera se instauró una serie de gobiernos conservadores, oligárquicos y pro norteamericanos, conocido como Segunda República Conservadora (1911-1928)

A pesar que el canal interoceánico se construyó en Panamá, en 1914 el gobierno de Adolfo Díaz, firmó el Tratado Chamorro-Bryan, que cedía una parte del territorio nicaragüense a Estados Unidos, por cien años, para construir un canal interoceánico por el Rio San Juan, fronterizo con Costa Rica. La historia del último siglo, de las relaciones entre Nicaragua y Costa Rica, está marcadas por las diferencias y conflictos en torno a la utilización del rio San Juan.

El fracaso de la Corte de Justicia Centroamericana

El entreguismo del gobierno nicaragüense, la ocupación militar norteamericana y la aprobación del Tratado Chamorro-Bryan, eran motivo de preocupación de los gobiernos de El Salvador, Honduras y Costa Rica, por las repercusiones directas sobre sus territorios (Golfo de Fonseca y rio San Juan).

La Corte de Justicia Centroamericana pronunció dos sentencias en contra de Nicaragua, relacionadas ambas con el Tratado Chamorro Bryan. En un juicio entablado por Costa Rica contra Nicaragua, debido a que la aprobación del tratado Chamorro-Bryan violentaba los derechos de aquella adquiridos a raíz del tratado Cañas-Jerez, en 1858, la Corte de Cartago se declaró competente para conocer el asunto, y su sentencia declaró que Nicaragua violentó los derechos adquiridos por Costa Rica en el Tratado Cañas-Jerez y su aclaración en el Laudo Cleveland. No se pronunció sobre la nulidad del Tratado Chamorro-Bryan, ya que implicaría una sentencia histórica contra Estados Unidos, argumentando que ese país no estaba sujeto a la jurisdicción de la Corte.

El Salvador también demandó a Nicaragua por los efectos del Tratado Chamorro-Bryan, al ceder una base naval a Estados Unidos en el Golfo de Fonseca,. El 9 de marzo de 1917 la Corte de Cartago declaró que el Tratado Chamorro- Bryan violaba los derechos de El Salvador como estado centroamericano, porque los países del istmo formaban un todo moral y cualquier desmembración de territorio que sufriera uno de ellos hería los intereses de los demás, y que el Gobierno de Nicaragua había infringido su propia norma constitucional que le ordenaba el mantenimiento de la integridad territorial.

Con estas dos sentencias, la Corte de Cartago quedó herida de muerte. El tratado que le dio origen no fue renovado, por el rechazo de Estados Unidos.

El pacto de San José en 1921.

Costa Rica ha sido históricamente, un Estado reacio a promover la unidad de Centroamérica. Cuando la invasión de los filibusteros de William Walker en 1854-1856, la oligarquía costarricense peleó para defender su territorio y sus propios intereses, pero nunca promovió la reunificación.

Quien mejor representó esta postura aislacionista fue el presidente Ricardo Jiménez Oreamuno (1910-1914), quien elaboró la teoría que Costa Rica era una sociedad étnicamente homogénea, compuesta en su mayoría por blancos, y que era diferente al resto de Centroamérica, caracterizada por el mestizaje.

Pero en ocasión del 100 aniversario de la primera independencia de Centroamericana, la postura aislacionista costarricense cedió temporalmente a una postura a favor del unionismo centroamericano, no sin agrias discusiones de por medio.

Entre los meses de Diciembre de 1920 y Enero de 1921, se llevó a cabo en San José, Costa Rica, una nueva conferencia por la unidad centroamericana. Existía mucha tensión entre Nicaragua y el resto de países, especialmente Honduras, El Salvador y Costa Rica., por la firma del Tratado Chamorro-Bryan, una contradicción que Costa Rica quería explotar al máximo. No obstante, todos los países asistieron.

La reunión se efectuó en la Casa Amarilla, sede del actual Ministerio de Relaciones Exteriores de Costa Rica y antiguo asiento de la Corte Centroamericana de Justicia. Las reuniones fueron secretas, sin acceso al público. Predominaba el unionismo en contra de la posición de Estados Unidos y Nicaragua. El Tratado conocido como “Pacto de San José” fue firmado por todos los países, menos Nicaragua, que decidió consultarlo con Estados Unidos, que en ese momento ocupa militarmente el país. En Guatemala se había producido un golpe de Estado, que cambia radicalmente la situación política.

Estados Unidos cambio abruptamente de posición, y dio el apoyo formal al Pacto de San José, pero como una maniobra para contrarrestar la influencia del gobierno mexicano en Centroamérica.

En ese tratado se acordó aprobar la "Constitución de la República Federal de Centroamérica de 1921”, cuya capital estaría en Tegucigalpa, que destinó un distrito federal. Pero la Asamblea Legislativa de Costa Rica no ratificó el “Pacto de San José”, Nicaragua tampoco, pero los restantes cuatro países continuaron el proceso de unificación y el Congreso Federal se reunió en junio de 1921.

Debemos continuar

En realidad, el Pacto de San José fue una movida de los gobiernos de Honduras, el Salvador y Costa Rica, que aspiraban a renegociar con Estados Unidos los efectos del Tratado Chamorro-Bryan. Por eso las instituciones federales creadas en el papel, se disolvieron rápidamente cuando estos gobiernos llegaron, cada quien por su lado, a acuerdos con Estados Unidos.

A pesar de las maniobras y traiciones, la creación de la República Federal de Centroamericana de 1921, fue recibida con beneplácito por las incipientes organizaciones del movimiento obrero de la época. Debemos discutir los motivos de este fracaso, conscientes que ahora nos toca a nosotros continuar el proceso de reconstrucción del Estado Federal que tiene más de un siglo estar varado en el camino, mientras la economía de los países de Centroamérica está cada vez más fusionada, las burguesías siguen manteniendo las artificiales fronteras nacionales.


Por Leonardo Ixim

Con la entrada de la contrarrevolución y el derrocamiento de Jacobo Arbenz en junio de 1954, el nuevo gobierno impuesto por la invasión estadunidense y el denominado Movimiento de Liberación Nacional (MLN), puso como gobernante al ex militar Carlos Castillo Armas, instaurando un régimen represivo de persecución a todo el tejido social construido por la revolución democrática

Se instauró una dictadura anticomunista -expresión que denota no solo la persecución a los miembros del comunista Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) sino a toda la oposición democrática- apresando y asesinando líderes estudiantiles, sindicales y campesinos, disolviendo sindicatos, ligas campesinas y cooperativas, disolviendo al PGT y otros partidos progresistas, aplastando levantamientos militares patrióticos como el de los cadetes del 2 de agosto de 1954, etc. El nuevo gobierno conformó un régimen político que no se consolidará hasta el golpe de Peralta Azurdia en 1963, que tuvo como marco en un primer momento la contrarrevolucionaria Constitución Política de 1956, por medio de unas elecciones en las que solo participaron los acólitos del nuevo gobierno adscritos al Frente Anticomunista Nacional (FAN).

En enero de 1958 fue asesinado Castillo Armas, asumiendo un gobierno provisional conformado por miembros del FAN. Entre el 58 al 59 se fundan una serie de partidos como la Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG) y el Partido Revolucionario (PR) -que se decía heredero de la revolución- que existieron con la condición de abjurar al “comunismo internacional”. Es desde ese momento que el ejército asume una posición hegemónica en el Estado y la sociedad, imponiéndose por medio del terror estatal.

Después de unas fraudulentas elecciones realizadas por el MLN, donde su candidato se impuso sobre el verdadero ganador, el militar Miguel Idígoras Fuentes, se realizó una serie de protestas y   nuevas elecciones donde se reconoció el triunfo de éste. En sus primeros años Fuentes abrió los espacios de participación política (aunque el PGT se mantuvo en la clandestinidad), que posteriormente fue cerrando, bajo el influjo de la revolución cubana entre otras causas; tuvo además la oposición anticomunista de los partidos DCG, PR, MLN.

Entre octubre del 54 y julio del 61 se produjeron seis levantamientos militares, algunos de oficiales que apoyaron la invasión, otros más cercanos a la revolución, entre los que sobresalió el de enero de 1956, del coronel Carlos Paz Tejada, hombre cercano al ex presidente Arbenz. En julio de 1960 se generó otro levantamiento, que al ser derrotado buscó implantarse en la Sierra de las Minas, al nor oriente del país, dirigidos por el teniente José Guillermo Lavagnino.

El gobierno de Idígoras se caracterizó por un creciente despotismo, corrupción en todos los niveles y por la represión hacia el movimiento popular, al grado de crear una ley que siguiendo la tónica de otras realizadas tras la contrarrevolución, calificaba de “comunistas” y perseguía ferozmente a toda la oposición democrática. El Estado se mantuvo en una situación de crisis financiera y por tanto el gobierno presentó ante el Congreso una reforma tributaria que fue contrariada por la naciente asociación de la oligarquía, el Cacif.

Pero sin duda fue la instalación de un campo de entrenamiento para las acciones contrarrevolucionarias en Cuba en la Bahía de Cochinos, en la Finca Helvetia en el sur occidental departamento de Retalhuleu, lo que mayor conmoción provoco en la sociedad. Esto se trasmitió al interior del ejército donde oficiales intermedios con sentimientos nacionalistas y con la influencia de otros ya dados de alta como Paz Tejada realizaron un intento de golpe de estado que fue el preludio de la lucha guerrillera. Previo a esto y posteriormente al levantamiento del 13 de noviembre arreció la depuración al interior del ejército y la introducción de elementos doctrinarios, estratégicos y operativos inspirados en la doctrina de seguridad nacional en el marco de la guerra fría

El levantamiento

Según el informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, este levantamiento fue la suma de una cadena de conspiraciones y el de mayor apoyo entre las filas del ejército. Se estima que participó el 30 % de la oficialidad, sobre todo oficiales jóvenes, medios y bajos, dirigidos por los tenientes coroneles Yon Sosa y Luis Turcia Lima. El objetivo principal era la reorganización de esa institución en el marco de valores de honor y patriotismo, inspirados en los gobiernos de la revolución. Un movimiento típicamente de las capas medias que aunque fue en su mayoría militar, tuvo como correa de transmisión la inconformidad de amplios sectores de la población.

El levantamiento contó con el respaldo del Cuartel de Matamoros en la capital y las bases de Zacapa y Chiquimula. La acción se adelantó porque fue delatada, lo cual provocó su desorganización y posterior fracaso. Por otra parte la Fuerza Área se negó a reprimir a los alzados -aunque no apoyó la acción- lo cual obligó al gobierno a buscar el apoyo de los mercenarios contrarrevolucionarios cubanos, que en efecto lo dieron. Aunque la acción fue netamente militar, contó con el apoyo de civiles cercanos a los partidos PGT, PR y de Unidad Revolucionaria (PUR), muchos de los cuales fueron arrestados.

Al ser derrotados por las tropas leales a Idígoras, muchos de los alzados se refugiaron por varios meses en Honduras y El Salvador. Después de este alzamiento hubo intentos de organización guerrillera, sobre todos de elementos estudiantiles radicalizados y miembros de partidos democráticos que le apostaban a la vía armada, pero fueron derrotados. Sin embargo ya en marzo de 1961 se empiezan a dar acciones armadas de varios de los militares que regresaron clandestinamente del exilio, con el asesinato del jefe de la Policía Judicial, conocido como siete litros, quien había asesinado al jefe de los insurrectos, el capitán Alejandro de León Aragón. El 26 de febrero de 1962, se conformó el Frente Rebelde 13 de noviembre con el nombre del capitán asesinado, proclamando el derrocamiento del gobierno tirano y la instalación de una democracia, el cual se le sumaron integrantes civiles. En los meses posteriores se crearía otra organización conformada a instancias de los partidos PGT y PUR, el Frente 20 de Octubre.

El día de la Dignidad Nacional

En noviembre de 1961 se realizaron elecciones de medio tiempo (congreso y alcaldías) las cuales ganó fraudulentamente el partido en el gobierno. De esa forma la Asociación de Estudiantes Universitarios convocó a un paro nacional para el 15 de marzo, denominado día de la dignidad nacional. A este se sumaron los estudiantes secundarios aglutinados en el Fuego, así como sindicatos y asociaciones vecinales.

En el pliego petitorio de los movilizados estaba: la renuncia de Idígoras, la convocatoria de una Asamblea Constituyente, la integración de un gobierno de unidad nacional, el reintegro al ejército de los oficiales de MR-13N, la consignación a los tribunales de los miembros de gobierno, la disolución de los órganos represivos y garantías democráticas de funcionamiento a partidos y organizaciones sociales.

Las movilizaciones alcanzaron un clima pre-insurreccional, paralizando la ciudad capital y parcialmente Quetzaltenango y Escuintla, creando en algunos momentos poder popular en barrios y colonias. En esta situación los grupos guerrilleros aprovecharon para realizar acciones aisladas de sabotaje a la infraestructura. La respuesta gubernamental fue de represión y la instalación de un Estado de sitio, asesinando a varias personas. Por otro lado el Frente Anticomunista y la iglesia católica aprovecharon para difundir a la población el “peligro de la amenaza comunista y el llamado al orden y a la paz”.

Las acciones armadas de los grupos alzados fueron aisladas y la faltó comunicación con oficiales simpatizantes que aún se encontraban dentro del ejército. Por el otro, la izquierda -PGT y PUR- que influía en la organización social y asumió la vanguardia del movimiento, en lugar de llevar al máximo el programa democrático mencionado, negoció con Idígoras la convocatoria de elecciones anticipadas y que se permitiera la candidatura de ex presidente Arévalo, lo que ilusionó a varias fuerzas progresistas, desactivando la movilización.

Conclusiones

El reformismo de la izquierda, arropado bajo las ilusiones electoralistas que nunca se llevaron a cabo, por el golpe de Estado reaccionario de Peralta Azurdia promovido por el gobierno gringo, desanimó y desestructuró el movimiento pre insurreccional. El nuevo gobierno militar consolidó la depuración al interior del ejército, convocó a una nueva constituyente en 1965 donde participaron solo los partidos anticomunistas, coronando la militarización de la sociedad, terminando de darle forma al régimen político militar y la implementación masiva de la estrategia contrainsurgente, que tendría su fruto con la derrota de la primer oleada guerrillera a finales de los 60s en el gobierno del civil Julio Cesar Montenegro.

Los distintos grupos insurgentes por su parte, crearon las primeras Fuerzas Armadas Rebeldes, que era una especie de alianza y de división de funciones, entre los grupos guerrilleros dirigidos por Sosa y Turcios, el M20 Octubre-PGT y el M-12A formado por estudiantes alzados en armas. Sin embargo las diferencias ideológicas (por ejemplo el M-13N comandado por Yon Sosa recibió la influencia ideológica del trotskista Partido Obrero Socialista de México, que correctamente llamaba a priorizar la lucha de masas sobre otras formas; o las diferencias internas dentro del PGT sobre si apoyar o no la lucha armada), y la aplicación de la táctica militar del foquismo promovido por Cuba, que llevó a la derrota de intentos similares en otros países del continente, posibilitaron la derrota a finales de los 60s de esta primera oleada guerrillera, por medio del primer genocidio en los orientales departamentos de Zacapa, Chiquimula e Izabal.


Por Salvador Belloso

El proceso de lucha por la independencia de Centroamérica respecto a la corana de España llevo inmerso el principio revolucionario, el 5 de noviembre de 1811 marco el inicio del proceso revolucionario que finalizaría con la firma del Acta de independencia de Centroamérica el 15 de septiembre de 1821, este hecho del 5 de noviembre es conocido como el Primer grito de la independencia Centroamericana, seguramente para hacer una comparación a lo ocurrido en México.

De los intereses de clase

Entre los líderes del movimiento independentista del 5 de noviembre se encontraba personas provenientes de diferentes sectores sociales como lo son trabajadores, religiosos, campesinos y estudiantes entre los que se destacaron José Matías Delgado, Nicolás Aguilar, Vicente Aguilar Manuel Aguilar, Bernardo Arce , Manuel José Arce, Juan Manuel Rodríguez, Domingo Antonio de Lara, etc. En el caso de José Matías Delgado este era propietario de la hacienda Buena Vista la cual comprendía   1500 manzanas, Manuel José Arce propietario de un aproximado de 11,648 manzanas, José Simeón Cañas poseía quien 1728 manzanas, etc. Lo anterior es necesario señalarlo para que determinar qué es lo que buscaban en realidad, dichos dirigentes.

Además de las influencias ejercidas por la ideas liberales, también existían factores objetivos que incidirían para que los levantamientos se llevaran a cabo, el descontento contra la corona por la sobrecarga de impuestos era común tanto para las clases dominantes locales así como para la mayoría de las masas explotadas y oprimidas, el descontento de esto últimos para con la corona española sería el que buscarían canalizar los sectores dominantes a su favor y de cara a sus intereses particulares quienes buscan la independencia política de la corona española así como de las autoridades eclesiales de Guatemala.

De lo acontecido el 5 de noviembre

Ese 5 de noviembre Manuel José Arce, en la esquina del edificio del Ayuntamiento de San Salvador proclama la INDEPENDENCIA NACIONAL…grita: No hay Rey, ni Intendente, ni Capitán General, sólo le debemos obedecer a nuestros Alcaldes. Estaba acuerpado por el Doctor José Matías Delgado, los padres Manuel, Nicolás y Vicente Aguilar…Pablo Castillo..” (Monterrey J. Francisco. Historia de El Salvador, Anotaciones Cronológicas 1810-1842, segunda edición, 1977. P.15). es importante la mención que hace de Pablo Castillo quien era Cohetero de oficio ya poco se menciona la participación de este en el movimiento del 5 de noviembre pero que en el segundo m movimiento insurreccional de 1814 jugaría un papel protagónico.

Producto de la revuelta fue depuesto el Gobernador Intendente de la Provincia de San Salvador y fueron nombrados nuevos Alcaldes y Gobernador, así mismo fueron recuperados fusiles y los fondos de las cajas reales.

Si bien es cierto el movimiento independentista del 5 noviembre realizado en la provincia salvadoreña fue ahogado este contagio a las demás provincias de Centroamérica realizándose movimientos de este tipo en Nicaragua ( León, Granadas, Rivas) en diciembre de 1811, en Tegucigalpa (1812) , Guatemala (Conspiración de Belén 1813).

Del porqué del fracaso

La heroica hazaña realizado por el pueblo de San Salvador no duraría mucho ya que los otros tres partidos de la provincia de San Salvador y las ciudad de San Miguel y las villas de Santa Ana, Sonsonate y San Vicente posible cooperadores   no estaban de acuerdo con la acción la cual consideraban como una revolución sacrílega, de esta manera las acciones realizadas en San Salvador quedaban aisladas. Al buscar una explicación del por que no hubo apoyo de las demás poblaciones considerando “…por una parte, la competencia de los caudillos de esta revolución…y el entusiasmo del pueblo que iba a ejecutarla y por otra parte el fracaso producido por la falta de concurrencia de las otras poblaciones salvadoreñas, tan entusiastas como la Capital, salta la idea de que en ello mediaron causas ocultas y muy poderosas. En efecto en esta revolución sucedió lo que sucede generalmente en todas, esto es que con el patriotismo y el bien general de los pueblos, se juntan los intereses particulares y las aspiraciones personales de los primeros caudillos…La perfección no es atributo de la naturaleza humana; y los grandes hombres suelen tener grandes debilidades…”( Santiago Ricardo Vilanova. Apuntamientos de la historia patria eclesiástica, San salvador 1911. P. 45).

Lo anterior busca explicar del por qué los demás partidos no se involucraron en la lucha señalando las aspiraciones personales del Dr. Delgado como una de las principales refiriendo “El Dr. Delgado…   tuvo la debilidad de dejarse dominar por el deseo de obtener el mismo la Mitra del Salvador” …” ( Santiago Ricardo Vilanova. Apuntamientos de la historia patria eclesiástica, San salvador 1911. P. 45). Lo cual solo podría obtener mediante la independencia política la traería la independencia eclesiástica.

Esta primera experiencia de los criollos por independizarse nos refleja cómo estos buscaron la manera de capitalizar el descontento de las grandes mayorías de cara a sus intereses como clase y sector social dominante a nivel regional, al final los criollos lograron entender que la tan anhelada independencia solo sería posible mediante la unificación de todos los criollos descontentos con la Corona española. La clase trabajadora centroamericana como clase debe luchar unida por una verdadera independencia.

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