Por Rodolfo Pastor Fasquelle

A mis colegas y amigos

Que se escandalicen otros, los historiadores no. Cuentan que mi colega Darío Euraque, él mismo migrante en Hartford, CO, va a dar -en Tegucigalpa la próxima semana- un Seminario sobre la historiografía de las migraciones, apoyado por la Facultad Latinoamericana de las Ciencias Sociales. (A ver si se acerca la Fulton, a aprender.) Lo haría yo si fuera en mi vecindad, porque confieso que estoy fascinado y no puedo imaginar la inmensidad del corpus de escritos sobre la migración. La historia de la especie humana después de todo es historia de continuas migraciones masivas, impulsadas por necesidades y por mitos, persecuciones y por guerras, por peligros e ilusiones.

El ser humano evolucionó migrando hace millones de años desde Sudáfrica hacia el Norte, dejando huellas en las cuevas del Sahara, entonces pródigo en caza, pesca y cetrería. Desde ahí caminó hasta los pantanos e islas del Norte de Europa y al Oriente, hasta llegar a los confines del Asia. Navegó a las islas del Pacifico; después, vía Siberia, marchó hacia Alaska, desde donde los ancestros del americano originario descendieron mientras perseguían al bisonte y a la suculenta mega fauna del istmo, para migrar a América del Sur. Y siguieron migrando los nahuas desde Cibola, hasta Choluteca y Nicaragua, durante centurias.

Otrosí, los godos invadieron el corazón de Europa en los primeros siglos de nuestra era cuando Roma no pudo detenerlos y unos siglos después del siglo VIII al X, los árabes y bereberes conquistaron Iberia. Los judíos que quizás no anduvieron por Egipto, fueron cautivos de Babilonia y se dispersaron en los primeros siglos de la Era Cristiana. Después de los sefarditas, los asquenazí inmigraron invitados al Centro de Europa, de donde huyeron a partir del siglo XIII, cuando empezaron las cruzadas. Y después –vade retro- grandes migraciones de hordas armadas volvieron sobre Europa. Bandas de hunos y después mongoles y turcos. Mientras contingentes masivos de europeos vinieron a conquistar las Américas desde 1492 hasta la Independencia y acarrearon otra migración, aun mayor, de africanos esclavizados. Los levantinos huyeron de la desintegración del Imperio Turco y otra vez, a raíz de las crisis bancarias de fines del s. XIX, millones de europeos salieron al resto del mundo. En el primer tercio del siglo XX, muchos cientos de miles de judíos -otra vez- huyeron del Viejo Mundo, en donde se amenazaba con exterminarlos.

Esa historia tiene dos corolarios. Las mezclas de las razas y de las culturas; aunque a los que llegan siempre se les llama bárbaros, se les deshumaniza y se los trata de detener aunque nunca se ha podido. No pudieron los egipcios detener a los hycsos del Norte y los nubios del Sur. Los chinos construyeron una muralla que se puede observar desde la Luna, pero unos años después fueron conquistados por el mongol. Hoy, un siglo más tarde, las migraciones van en sentido inverso;  los latinos hacia EUA y  los Africanos y Europeos del este al Centro de Europa, donde hay trabajo y paz.

Aunque las primeras comunidades hondureñas en EUA datan de hace tres cuartos de siglo, y hay colonias por doquier destaca por su dimensión la migración que se disparó desde Honduras, hace casi una década, como respuesta a esta crisis sin fin. Salio primero una vanguardia de menores no acompañados, según dicen para no decir caravanas de niños, bailando al son de la flauta mágica del coyote que los va a botar al Río, al desierto. O a las jaulas de ICE.

Y ahora, esta migración casi carnavalesca, condensación festiva de sufrimientos, que  ha sido resistida como fueron antes muchas y luce imparable. Van de jalon en pailitas, cisternas y volquetas; en camiones de carga y en tren. Una semana después de que Oliva declarase que tenían que respetarse sus derechos, JOH se propone detenerlos. Declara que son delincuentes organizados por LIBRE, que huyen de la ley y militariza la frontera para no dejar pasar a nadie. Restringiendo la libertad constitucional de locomoción que invoca con tanta vehemencia cuando se la estorban los tranques. No tiene ley de respaldo e inventa que para salir del país hay que tener visa y contrato garantizando los derechos laborales del Código del Trabajo y ¿sus vacunas también contra la varicela? Según ley solo te identificas en la guardia y sales. Entonces, no los deja llegar a la guardia. Brutaliza a los que insisten. ¿En que países estorban la salida de la gente por la fuerza? En Cuba, Corea del Norte, Eritrea como antes hacían en Alemania del Este.

El gobierno de Cerén en El Salvador, militariza su frontera para detener a nuevos contingentes. Jimmy CICIG hace lo mismo. Avala la supuesta detención de cien terroristas de ISIS y asegura que dos mil y más caminantes ya se regresaron. Fulton repite que son criminales y también Pompeo, quien culpa a LIBRE. Para conseguir votos dundos, Trump anuncia que sus militares sellaran la frontera, mientras agradece al soberano Peña Nieto el gran esfuerzo que hace para estorbarles el paso. Peña se suma al coro; se pronuncia, con toda la solemnidad de que es capaz, en cadena televisiva, rodeado de los símbolos patrios. Declara que la caravana es una invasión violenta que atenta contra la soberanía mexicana y agrede a su autoridad. A medias explica lo que sabemos. No fue Migración. La Policía Federal cerró el paso en el puente sobre el Río Suchiate que se convirtió en un tapón. Unos caminantes se tiraron al río, donde terceros los ayudaban a cruzar con balsas y lazos. Otros se lanzaron contra los portones, los desarmaron, rodearon a los carros artillados y blindados recibiendo de los federales disparos de gas, que ahogaron a un niño y detuvieron a varios. Uno de ellos te mira triste y cansado, atrapado por un policía con casco, escudo y rodilleras que le atraviesa el garrote en el cogote. Cipote ¿criminal?

¿Acaso un ISIS ignoto? ¿De verdad criminales? ¿Por pobres? ¿Por no querer quedarse aquí, a comer mierda? Pero la caravana entró, una parte por las buenas, porque Migración la acogió, otra por fuera y por la fuerza. Como a las migraciones milenarias, no la detienen las montañas, ni los ríos. Esta nadó el Goascoran, el  Lempa y el Suchiate por vados. Tampoco la han detenido tres ejércitos a  los que han vencido sin armas. Y ahí va, acaso sin que nadie sepa a donde. Porque es cosa casi instintiva, de biología social. JOH escenifica un retorno pactado, usando buses llenos de activistas que fingen ser migrantes retornados. Y los periódicos le publican su mentira.

Pero en el proceso histórico el teatro siempre pierde. La caravana exhibe a JOH ante el mundo, aunque lo que ha fracasado aquí no solamente es su gobierno y los sucedáneos del golpe que destrozó a la economía y catalizó la crisis social. Sino el modelo que nos impusieron y que el golpe protegió, concentrador y excluyente, extractivista y depredador, en que solo prosperan las transnacionales que traen combustible y exportan el oro y los bancos de los amigos. La historia sabe quien va a ganar.


Por Horacio Villegas

El tema álgido de la migración multitudinaria de nuestros hermanos hondureños hacia Estados Unidos, es producto de varios factores: sociales como la violencia y represión, generada por los gobiernos bipartidistas con mayor intensidad desde el golpe de Estado del 2009; y entre otras más, resalta el colapso de todas las instituciones del Estado por efecto directo de la corrupción, provocada por las malas administraciones partidarias.

Todo esto se traduce en cifras pasmosas de desigualdad social y marginalidad extrema (muestra de ello son los datos de la UNICEF, quienes estiman en un informe reciente que el 77% de los niños en Honduras vive en hogares pobres); lo anterior da por atrayentes, los suficientes motivos para que nuestra población inicie el trajín de una caravana desde sus distintos departamentos, a sabiendas del peligro y el cansancio, que se encuentran rumbo al norte.

Según una nota periodística de un diario oficial, en donde se muestran datos del servicio de Migración y Aduanas (CBP) de Estados Unidos, en Honduras han aumentado a un 223% las cifras de migrantes desde el mes de octubre de 2017 hasta abril de 2018. “Ese porcentaje significa que 50,924 migrantes llegaron a la frontera, en comparación con los 15,766 de 2017.” (La Prensa, 9 de mayo de 2018).

Recientemente el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo en Honduras (Fosdeh) publicó una “representación presupuestaria” en donde el presupuesto asignado a Seguridad y Defensa, que sumados alcanzan los 5.98%, supera al presupuesto concedido a Salud que es de 5.94%. En esta tabla elaborada por Fosdeh aparece el presupuesto destinado a la Deuda Pública de la Administración Central, que supera a todas las cifras. ¿Qué significa esto? Que los intereses de los nacionalistas enquistados en el gobierno, no van por el camino de la inversión en el sector salud y educación; la expresión de la ministra de Finanzas Rocío Tábora en un medio televisivo lo confirma: “La calidad de la educación no es lo que necesitamos”.

Las caravanas de migrantes siguen procediendo desde varios lugares del norte, centro y sur del país. El miércoles se anunció la caravana desde el departamento de Choluteca, y el jueves desde el departamento de Atlántida. Al parecer los movimientos migratorios que inician desde distintos puntos del país son auto-organizados y responden al desastre social y económico orquestado por el gobierno de los cachurecos.

El pasado jueves 18 de octubre, se anunció la llegada de varios grupos de hondureños a la frontera de Guatemala con México. Mientras tanto Manuel López Obrador ha manifestado en sus discursos que ofrecerá a los migrantes, a través de visas otorgadas hasta asumir su cargo el 1 de diciembre, el apoyo necesario materializado en oportunidades de empleos que estipula su programa económico. AMLO que se ha caracterizado por tener un temperamento aquietado, que busca antes la negociación que el señalamiento, pretende mejorar las relaciones con Trump tocando el tema de los migrantes mexicanos en USA, a cambio del alivio migratorio centroamericano que se encuentra en la frontera de México.

Luego de un sepulcral silencio, el gobierno saca portavoces a declarar falsedades sobre los migrantes

La crisis migratoria alertó de tal manera al gobierno, que dejó en estado expectante a todos los burócratas que engordan las instituciones y programas sociales de los nacionalistas. A Juan Orlando se le invitó a dar declaraciones en vivo en espacios como CNN, y otros medios nacionales, y a pesar de estas invitaciones que lo instaron a dar explicaciones sobre el fenómeno que consolida su fracaso, el dictador se llamó al silencio. Apenas hizo alusión al tema días atrás, pero evadiendo las explicaciones centrales con balbuceos generalísimos que destacan los ficcionales logros de su gobierno, como es de costumbre.

Los nacionalistas siguen sosteniendo una risible explicación de la crisis migratoria: que la oposición es culpable, y que ha financiado a estos grupos que irrumpen organizados desde varios departamentos del país. Las estrategias de los nacionalistas, quienes tienen encima la observación internacional, se han resumido en mandar, a través de cancillería, a su portavoz Nelly Jerez, quien en Guatemala les anunció a los migrantes las ayudas necesarias para regresar a Honduras, mas no les prometió nada al respecto de su situación de pobreza.

Por su parte Fernando Anduray, un nacionalista recalcitrante y defensor del régimen, sostiene que los móviles de la migración son “deseos” de ir a Estados Unidos, como si se tratase de una tierna salida turística. La misma retórica de engaño sale de la boca de María Dolores Agüero, quien afirma que:

“…detrás de la caravana hay una organización política… la caravana ha sido organizada y promovida a través de un movimiento político-ideológico, que tiene relación con intereses radicales y crimen organizado, que ha buscado desestabilizar políticamente al país…” (Declaración oficial del gobierno, dada el 18 de octubre de 2018).

El gobierno trata de dirigir la atención de la crisis en las figuras de periodistas de la oposición, que acompañaron esta caravana desde sus inicios. Bartolo Fuentes ha sido señalado por los funcionarios nacionalistas como el incitador de dicha caravana. Lo que no corresponde a la realidad ya que los hondureños abandonan el país por motivos reales como el hambre, la miseria y la violencia, que cotidianamente les llega principalmente desde el gobierno y el crimen organizado.

Recuperar nuestra tradición antiimperialista

El siglo XX latinoamericano vio surgir una mayoría de países desafectos de la hegemonía de Estados Unidos, y que se plantearon combatir la usurpación e intervencionismo que este país del norte imponía sobre nuestros países. Varios latinoamericanos como el cubano José Martí, arremeterían valientemente hacia ese país del norte, que fue engendrado en el peor de los egoísmos y aspiraciones de dominación de sus naciones vecinas. Martí escribiría a finales del siglo XIX algo muy revelador y vigente aún, en su ensayo “La verdad sobre los Estados Unidos”:

“Pero no augura, sino certifica, el que observa cómo en los Estados Unidos, en vez de apretarse las causas de unión, se aflojan; en vez de resolverse los problemas de la humanidad, se reproducen… en vez de robustecerse la democracia y salvarse del odio y miseria de las monarquías, se corrompe y aminora la democracia, y renacen, amenazantes, el odio y la miseria.”[1]

A Estados Unidos le correspondería en su enorme ambición capitalista, la creación de mecanismos como “tratados”, “acuerdos” y otras políticas que se traducían en la ley del garrote. Los historiadores suponen que así nacieron las “repúblicas bananeras”, denominadas así “…para referirse a ciertos pequeños estados centroamericanos y del Caribe”[2] –dirá el historiador Carlos Rama. Las compañías bananeras significaron el incremento del capital norteamericano en desmedro de la débil economía local de los países centroamericanos. El también historiador Arturo Taracena sostiene que:

“A partir de 1900 el capital norteamericano inició su expansión vertiginosa por Centroamérica, sobre todo en Guatemala, Honduras y Costa Rica. Las inversiones directas de Estados Unidos en el istmo pasaron de 11.500.00o de dólares en 1897 hasta 76.900.000 de dólares en la víspera de la Primera Guerra Mundial.”[3]

En la primera mitad del siglo XX, Sandino se opondría ferozmente a la ocupación norteamericana en Nicaragua. Y en nuestro país surgirían de esta forma nuevos espacios de denuncia del avance norteamericano en nuestro territorio; producto de ese tiempo tan agitado es la creación del Boletín de la Defensa Nacional en 1924 y la Revista Ariel de 1925, en donde uno de sus principales creadores, el liberal Froylán Turcios, expresa su indignación y repudio hacia el intervencionismo gringo: “El imperialismo del Norte es un pulpo formidable, cuyos gigantescos tentáculos se alargan siniestramente sobre todos los países débiles.”[4]

Los distintos episodios que configuran nuestra historia reciente, demuestran el avance intervencionista que ha tenido Estados Unidos en Honduras: basta con mencionar la participación que tuvo la embajada de los Estados Unidos en el golpe de Estado de 2009, y hace algunos meses atrás, el reconocimiento explícito que hicieron del fraude electoral de noviembre de 2017.

Y ahora el cinismo gubernamental de este país logra mayores matices al acontecer la crisis migratoria. Tanto Trump, como Pence y Fulton, vertieron una serie de declaraciones que patinan sobre un piso lleno de mentiras, y que reafirman tal como salido de un viejo calco, las viejas doctrinas que les ungieron “imaginariamente” de la potestad de decidir por otros países (El Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe por ejemplo). Trump escribe en su Twitter el 16 de octubre lo siguiente:

“Estados Unidos informó con firmeza al presidente de Honduras que si la gran caravana de personas que se dirigen a Estados Unidos no es frenada y llevada de vuelta a Honduras, no habrá más dinero ni ayuda para Honduras, con efecto inmediato” (Prensa Libre, 20 de octubre de 2018).

Mark Pence el vicepresidente de Estados Unidos escribió también en su cuenta de Twitter lo que sigue:

“Hablé con el presidente Hernández de Honduras sobre la caravana de migrantes que se dirige hacia Estados Unidos. Le transmití un mensaje fuerte de @POTUS (el presidente estadounidense, Donald Trump): No habrá más ayuda si la caravana no se detiene. Le dije que Estados Unidos no tolerará esta flagrante falta de consideración hacia nuestra frontera y nuestra soberanía” (Prensa Libre, 20 de octubre de 2018).

Y finalmente la encargada de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en Honduras, Heide Fulton, declaró en un sonado video lo siguiente:

“Si está pensando en emprender el peligro viaje, no lo haga. Los Estados Unidos es un país de leyes y vamos a aplicarlas. No se empobrezca en un viaje destinado a fracasar. No vale la pena arriesgar su vida y la de sus familiares… Creemos en el futuro del pueblo hondureño. Tu futuro. Tu norte, está aquí” (Declaración de Heide Fulton, 17 de octubre de 2018).

El gobierno de los nacionalistas apenas dio leves réplicas sobre estas declaraciones, anteponiendo la urgencia de Trump en detener la irrupción de más de 5 mil personas a Estados Unidos. Ayer viernes, al llegar la caravana de migrantes a la frontera con México, los hondureños agrupados en esta frontera vieron cómo se acordonaba una fila extensa de militares mexicanos impidiéndoles el paso hacia este país.

Mientras tanto fueron convocadas por las redes sociales las movilizaciones en Tegucigalpa, El Paraíso, Choloma, y Catacamas para el viernes 19 de octubre. El final de la movilización en Tegucigalpa fue llegar hasta la embajada de Estados Unidos, en donde con sublime fervor contestatario se prendió en llamas la sucia bandera de las franjas y estrellas.

La defensa de la soberanía gringa que Mark Pence menciona, los reclamos de Trump en hacer desistir a los hondureños que quieren llegar a su nación capitalista, y las advertencias de Fulton en considerar el final de esta caravana como un rotundo fracaso, serán derruidos pasajes que los pueblos centroamericanos y latinoamericanos solo podrán consagrar, cediéndole paso a la organización que justamente reclame el antiimperialismo y la revolución socialista.

Bibliografía

Arturo Taracena Arriola, “Liberalismo y poder político en Centroamérica (1870-1929)”, en Edelberto Torres Rivas Coord., Historia General de Centroamérica tomo IV. Las Repúblicas agroexportadoras (1870-1945), España: Ediciones Siruela, S. A., 1993.

Carlos R. Rama, Historia de América Latina, Barcelona: Editorial Bruguera, 1978.

José Martí, Páginas Escogidas, La Habana: Ediciones Políticas, Instituto del Libro, 1968.

Revista Ariel, marzo de 1973. No. 254., año XIII., 10. Reproducción de los artículos del Boletín de la Defensa Nacional.

[1] José Martí, Páginas Escogidas, (La Habana: Ediciones Políticas, Instituto del Libro, 1968), 397.

[2] Carlos R. Rama, Historia de América Latina, (Barcelona: Editorial Bruguera, 1978), 149.

[3] Taracena Arriola, “Liberalismo y poder político en Centroamérica (1870-1929)”, en Edelberto Torres Rivas Coord., Historia General de Centroamérica tomo IV. Las Repúblicas agroexportadoras (1870-1945), (España: Ediciones Siruela, S. A., 1993), 175.

[4] Revista Ariel, marzo de 1973. No. 254., año XIII., 10. Reproducción de los artículos del Boletín de la Defensa Nacional.


Por Horacio Villegas

Estamos seguros de la falsedad que representa el diálogo nacional promovido por la ONU, el gobierno nacionalista y ciertos sectores de la Oposición; pues es una maniobra dilatoria que deja entrever la instauración gradual de la dictadura del Partido Nacional. Por otro lado, la crisis que el Partido Liberal ha tenido recientemente, alimenta ese juego aparentemente resolutivo de la crisis que vivimos luego de las elecciones de noviembre del año pasado.

El diálogo nacional o la farsa de los consensos entre la dictadura y la Oposición

El diálogo nacional, convocado por los nacionalistas y ciertos sectores de la oposición como el Partido Liberal, en acompañamiento de la ONU, se ha vuelto una excusa dilatoria, que no hace otra cosa que acomodar, a paso lento, la instauración de la dictadura.

Las posturas en el inicio del diálogo nacional, que se ha estructurado en cuatro mesas de trabajo, redundaron en señalamientos de un lado y de otro: del partido de gobierno hacia la oposición asegurando el ficcional acontecimiento del papel de las maras en las elecciones de noviembre del 2017, quienes aparentemente obligaron a los votantes nacionalistas a no ejercer el sufragio por su repulsión al partido nacional. Los nacionalistas como es de costumbre, se victimizan utilizando como plataforma perfecta este diálogo, en donde achacan hechos adulterados a la oposición.

De parte de Salvador Nasralla y los liberales hacia los nacionalistas, apuntando sus actos corruptos y fraudulentos desde las elecciones del 2013 hasta la fecha. Una postura atinada, con señalamientos que a la par llevan evidencias, pero vertidos y expuestos en un espacio controlado por el gobierno en contubernio de los gringos.

El supuesto diálogo, como se ha visto en el transcurso de las semanas y meses desde la crisis post-electoral, es una falsedad; una trampa en la que cayeron los representantes de los partidos tradicionales, tildados de opositores; quienes a su vez siguen encontrando en el “orden” de la democracia burguesa y en la aparente “ayuda” internacional de los Estados Unidos, la única salida al conflicto latente en que sobresalió a punta de fraude y represión, el partido de gobierno.

Crisis a lo interno del Partido Liberal

El pasado 26 de septiembre el Partido Liberal abandonó el diálogo nacional por un motivo preciso: la aprobación en el Congreso Nacional de la intervención del Registro Nacional de las Personas (RNP). En donde se eligió una comisión en donde están representados los partidos Liberal, Nacional y Libre.

La votación de varios miembros de la bancada del Partido Liberal a favor de esta intervención del RNP, provocó la moción de Luis Zelaya de expulsar a los 17 miembros, moción aceptada por el Concejo Central Ejecutivo (CCEPL).

Por su parte la fracción del Partido Liberal que no comulga con Luis Zelaya, quienes están en la lista de expulsados, encabezada por Elvin Santos –uno de los principales corruptos del caso Pandora– decidió solicitarle a la ONU su entrada al falso diálogo nacional, a sabiendas de los veredictos del Comité Central de su partido.

Los 17 diputados expulsados según declaraciones de Luis Zelaya, no podrán votar en el Congreso Nacional representando al Partido Liberal. Lo que abre el camino a que entren a las filas de otros partidos, o simplemente estén de diputados independientes.

La intervención del Registro Nacional de las Personas (RNP)

Coincidimos con el analista político de CESPAD, Gustavo Irías, quien afirma en un artículo dedicado al tema de la intervención del RNP, que “una salida a la actual crisis política no será el espacio del diálogo político”, pues las voluntades de los políticos representantes de la oposición y el gobierno, piensan dejar la supuesta resolución del conflicto político post-electoral en las determinaciones obtusas del Congreso.

Los intereses de la oposición ahora se concentran en tener representantes en esta institución que maneja en bruto la cantidad de cédulas de identidad de hondureños aptos para el sufragio. Tal parece que ahora la batalla “antigubernamental” definida por la oposición es la espera de nuevas elecciones, para lo cual son necesarias las reformas electorales y la intervención del RNP, y no las movilizaciones y el desacato y rechazo a cualquier negociación que orille a la trampa de postergar aún más la lucha por la caída del gobierno.

La marginalidad: un tema olvidado por los partidos tradicionales

A finales del siglo XX, Honduras atravesaría una de las crisis naturales más agobiantes y desastrosas: el huracán Mitch. Lo que repercutiría significativamente en el inicio de los años del nuevo siglo XXI. La pobreza, y la marginalidad social en su matiz más crudo –agudizada por esta catástrofe ambiental–, salieron a relucir como la condición más patente en la historia reciente del país.

Los gobiernos liberales y nacionalistas que asumieron la crisis en aquel entonces, no llegaron a subsanar semejante tragedia; más bien fueron los promotores de varios episodios de corrupción que ponían en precario la ya situación difícil del pueblo hondureño. Tanto la administración del liberal Carlos Flores Facusse, la del nacionalista Ricardo Maduro, y las subsiguientes de colorados y azules, no remediaron sustantivamente la condición de las personas que entraron de lleno en la marginalidad, luego de perder sus casas y demás bienes.

Fuera de los risibles programas asistencialistas de entregar migajas en manos de las personas más empobrecidas del país, no ha existido una verdadera estrategia que mitigue gradualmente este flagelo. El proselitismo ha llegado y sigue llegando, cada cuatro a estos barrios marginales, sin ninguna solución creíble y de largo plazo; lo que pone en el primer plano de culpabilidad de estas condiciones inhumanas, a los partidos tradicionales.

Desde el sábado 7 de octubre, las instituciones encargadas de hacer llegar los pronósticos del tiempo, tardíamente declararon una alerta roja en los departamentos del centro y sur del país. Este pronóstico no fue dado en el tiempo debido ya que arremetería con los planes absurdos del gobierno de complacer a los empleados públicos con su aclamado “feriado morazánico”; que no es otra cosa que propaganda gubernamental.

Las lluvias no cesaron por 24 horas, y fue suficiente para que la capital entrara en colapso debido a los desbordes de ríos, inundaciones y deslizamientos. Hasta el momento se contabilizan 7 muertos, 7 mil damnificados, 750 casas dañadas y varias zonas incomunicadas por las lluvias.

Esta nueva crisis, ocasionada por causas naturales, y que se asemeja a la que ocurriera en 1998 con el huracán Mitch, vuelve a traer al escenario público, la condición precaria en la que se encuentra una gran mayoría de la población hondureña. Esta crisis demuestra la ineptitud de las instituciones como COPECO y el mismísimo alcalde de la capital, quien ha modificado únicamente las calles, haciendo puentes y arreglos estrictamente para la población que posee vehículos, y no un verdadero reubicamiento de las familias que viven en las vegas de los ríos.

No podemos esperar menos de estas administraciones burguesas, que hacen a un lado el tema de elemental urgencia, como lo es la reubicación de personas que viven en la más sórdida marginalidad. Es necesario señalar a los verdaderos responsables de la muerte de estos hondureños que lucharon por salvar su vida en medio de inundaciones y derrumbes; los culpables han sido los recalcitrantes grupos económicos, traducidos en nombres y apellidos concretos como los Facusse, Atala, etc, que han desalojado a miles de personas que tienen el derecho legítimo a la tierra en la capital. Ellos, en contubernio con las administraciones de los partidos tradicionales, han modelado los centros urbanos a su conveniencia, excluyendo a sectores históricamente marginalizados.

La migración hacia EEUU

La intensificación de las migraciones hacia los Estados Unidos de Norteamérica es un hecho que los hondureños hemos tenido que sufrir desde hace algunas décadas atrás. Los factores de este fenómeno son múltiples; entre los más determinantes se encuentra el derrumbe y saqueo del Estado hondureño por parte de los partidos políticos tradicionales, quienes con las ganancias jugosas que extraen de la corrupción, impiden la generación de empleos y otros beneficios en pos de eliminar la pobreza extrema entre los hondureños.

Otro factor que pesa en este fenómeno, y que se puede señalar conjuntamente con el desenvolvimiento de la historia política del país, son las políticas de intervencionismo directo de Estados Unidos en los asuntos internos de los países centroamericanos. Desde el siglo XIX este país del norte ha tenido una estricta política de control económico y político de nuestro territorio y su gente; lo que se traduce en saqueos y acuerdos legales injustos que no le ofrecieron beneficios directos a los débiles gobiernos liberales: dígase el saqueo de madera, metales preciosos y a principios del siglo XX las bananeras.

Esta relación desigual no permitió que el país encontrara la suficiente independencia económica y política frente a los países imperialistas como Estados Unidos. Relación que nos definió como dependientes. Bastó, con que a finales del siglo XX el huracán Mitch destruyera nuestra débil economía, para darnos cuenta de esta condición impuesta por otros países extranjeros. Desde esta crisis que irrumpiera en 1998, y de ahí en adelante, la historia reciente del país se ha ido configurando alrededor de la migración hacia los Estados Unidos. Muestra de ello es la gran caravana de migrantes que desde ayer inician su recorrido hasta llegar a la USA.

El gobierno de JOH, con el consentimiento de la administración Trump, han declarado recientemente como violadores de derechos humanos a los grupos no estatales como los mareros, quienes a su vez son considerados los únicos culpables de estas multitudinarias caravanas, precisamente por las acciones de cobro del impuesto, asesinatos a empleados del sector transporte, etcétera. Lo cierto es que desde del Golpe de Estado del 2009, y ahora con el gobierno ilegítimo, continuista y corrupto de los nacionalistas, es que se ha agudizado esta crisis que lleva a los hondureños hacia un país que no los recibe de la mejor manera.

La embajada de EEUU en Honduras ha declarado el día de hoy que “la situación en Honduras ha mejorado notablemente, y esta tendencia sólo continuará si sus ciudadanos permanecen e invierten su extraordinario potencial aquí” (Declaración sobre la caravana de migrantes. Embajada de los Estados Unidos en Honduras, 14 de octubre de 2018). Es más que evidente el cinismo de los gringos, quienes históricamente han sido cómplices de la dependencia económica, de la imposición de dictaduras, y al fin y al cabo de la pobreza en que vivimos hoy los hondureños. 


Por Felipe Suazo Amaya

Honduras ingreso en el siglo XXI con las secuelas de una catástrofe natural espeluznante: El huracán Mitch (1998), difícil de olvidar en nuestra historia reciente. Desde finales de la década de 1980, Honduras arrastraba una enorme deuda externa de 2931 millones de dólares. Eran tiempos de conflicto social en Centroamérica, pero también de expansión de las políticas neoliberales en la región. Desde entonces, un huracán económico, al que llamamos neoliberalismo, se ha entronizado en la región.

Los ajustes estructurales en Honduras en la década de 1990

Los antecedentes del neoliberalismo en Honduras hay que rastrearlos en 1980 bajo los gobiernos liberales de Roberto Suazo Córdoba (1982-86) y José Azcona (1986-90). No obstante, el principal gestor de esta doctrina globalizante y económica, auspiciada por los organismos internacionales, fue puesto en vigencia, por el cuestionado presidente nacionalista, Rafael Leonardo Callejas (1990-94), bajo los famosos ajustes estructurales.

En efecto, la década de 1990, se caracterizó por la liberación de la economía, poca intervención del Estado, devaluación de la moneda, etc. Por tanto, en nombre de la estabilización y liberación de la economía se inició un proceso lento de desestabilización de las empresas del Estado. Fue una era de sometimiento a la nueva cara del capitalismo mundial, después de la caída del socialismo real: el neoliberalismo globalizado. La corrupción llevada a cabo por, Rafael L. Callejas, lo llevó a los tribunales en muchas ocasiones. De todas las acusaciones salió invicto (le otorgaron 16 cartas de libertad), preconizando una de las tantas parodias de la historia de la corrupción en Honduras. No obstante, desde el 2013, está preso en Estados Unidos por acusaciones de corrupción como directivo de la FIFA.. Su amo proveniente del norte, al que tanta fidelidad le dio, término traicionándolo. Es algo común en la geo estrategia de Estados Unidos utilizar peones en los países que quieren influir, para luego darles un puntapié cuando ya no los necesita.

La profundización del neoliberalismo en el gobierno de Pepe Lobo 2010-2014

Desde que el Partido Nacional (PN) volvió al poder en el 2010, tras la coyuntura política del golpe de Estado del 2009, las distintas elites lanzaron una estrategia para profundizar las políticas neoliberales. Las dinámicas seguidas han sido generar una red de corrupción de gran escala, endeudamiento del Estado con la banca privada nacional, entrega de los recursos ambientales a inversores extranjeros y nacionales, y desde luego, un resquebrajamiento de la mayor parte de las instituciones del Estado.

El gobierno del liberal de José Manuel Zelaya (2006-2009), apenas fue un paréntesis, de la influencia de los organismos internacionales en Honduras. Tras los fuertes encontronazos con el mandatario Manuel Zelaya, los sectores oligárquicos llevaron una campaña de destrucción del poco patrimonio del Estado. Después de la expulsión de Honduras en la OEA, diversas ayudas internacionales y préstamos fueron congelados en este país. La estrategia en momentos del cierre del financiamiento internacional, fue el endeudamiento con la banca privada nacional, para maniobrar con el equilibrio fiscal y la balanza de pagos, en un país que vive de la entrada de remesas y ayudas internacionales para sostener su pírrica economía.

Cuando JOH era presidente del Congreso Nacional, y tras ganar las elecciones internas, dentro de su partido, introdujo el Decreto 266-2013, donde se adjudicó un poder absoluto sobre todas las dependencias del Estado. Seguro de ganar las elecciones en 2013 –cuestionadas por fraude, igual que las recientes en noviembre del 2017– frente a la presidenciable Xiomara Castro de Zelaya, todos mirábamos venir un gobierno despótico. El cambio de gobierno de Pepe Lobo a Juan Orlando Hernández (JOH), se dio en pleno contexto de las protestas contra el desfalco del Seguro Social en 2013.

Neoliberización bajo los gobiernos de JOH

Tras desvirtuar el articulo pétreo de la Constitución que prohibía la reelección presidencial, siguiendo el camino de la izquierda del siglo XXI, paradójicamente, el gobierno maniobró en la Sala de lo Constitucional para habilitar a JOH, para postularse en la presidencia por segunda vez. Entre 2014-2018, las políticas económicas conllevaron a la neoliberización absoluta de la sociedad hondureña. Llamamos neoliberización a la puesta en práctica una estrategia para privatizar las empresas del Estado, incluir al sector privado con políticas públicas de inversión conjunta, crear un aparato militar preventivo contra cualquier intento de insurrección popular, manipulación de los contralores del Estado, como medios de blanqueamiento de los continuos casos de corrupción.

El Estado de bienestar en Honduras es apenas un recuerdo de las décadas de 1960 y 1970. ¿Cuáles han sido los impactos del neoliberalismo en Honduras? La deuda externa ha pasado de 3, 500 millones en 2009 a 7, 200 millones de dólares en 2018. Los derechos laborales pasaron del contrato colectivo al contrato por hora. Las jubilaciones pasaron del sector público al privado. Tenemos una deficiencia en seguridad, salud, educación, etc.


Por Horacio Villegas

En las semanas y días que transcurren en este mes de septiembre, han ocurrido distintos episodios en la vida nacional. Como la movilización que desde el golpe de Estado del 2009 se ha programado al margen de los desfiles que se dirigen al Estadio Nacional; las declaraciones vertidas por Zelaya en torno al tema de la reelección; y el caso Berta Cáceres, que a pesar de los esfuerzos de varias organizaciones por buscar justicia, sigue impune, y mientras tanto, sus perpetradores siguen libres.

Balance sobre la movilización del 15 de septiembre

Desde el golpe de Estado de 2009 se fraccionó la tradicional “fiesta cívica” del 15 de septiembre convocada como todos los años, en el Estadio Nacional que lleva el nombre del dictador Tiburcio Carías Andino. Las razones son obvias: las motivaciones y las repercusiones de este golpe de Estado, desgastaron el alienante civismo que ha habido entorno de esta ilusa celebración.

El entonces FRNP, y todas las organizaciones que le hicieron frente al militarismo, y que a su vez componían el movimiento gestado en las calles, organizaron una celebración alterna que le hiciera oposición al engendro de aparente civismo que idolatraba a los artífices y cómplices del golpe de Estado, los representantes de los partidos tradicionales que asumieron el gobierno (Micheletti primero, y Lobo Sosa después).

La recurrencia de esta otra práctica que se resiste a formar parte del viejo patriotismo lacayo, ha tendido a convertirse en una tradición que en sus inicios dio a conocer el descontento de la gente en contra del golpe de Estado. Hoy la práctica sirve para rendirle culto a la figura de Manuel Zelaya y su partido Libre, y no para enaltecer la resistencia popular que surgió en defensa de la democracia en aquel 2009 lleno de represión y asesinatos.

Las recientes celebraciones alternas de esta fecha ha tenido poca participación de los sectores que antes fueran baluartes en la lucha popular contra el golpe; la movilización pasada concentró en su mayoría a las organizaciones que encabezan las estructuras de Libertad y Refundación, y no tanto a organizaciones de trabajadores, y otras organizaciones barriales protagonistas en la lucha contra el fraude electoral.

Después de noviembre del año pasado la dinámica de lucha ha tendido más al retroceso en relación a las ofensivas graduales del gobierno: la victoria gubernamental contra el sector transporte que pedía las rebajas al combustible, y hoy, para los meses que vienen, el siguiente aumento a los carburantes.

El gobierno nacionalista, que se encuentra en su segundo periodo dentro del esquema continuista, se ha impuesto a la fuerza con un fraude electoral a ultranza, y al parecer el movimiento popular fraguado en contra de esta aberrante figura dictatorial, no tuvo en su momento la dirección adecuada para derribar al nefasto partido de gobierno. Las repercusiones las estamos viviendo en la actualidad, momento que se define por la espera que hay por recobrar las fuerzas perdidas el año pasado.

Espacios como la Convergencia Contra el Continuismo (CCC) han surgido a luz pública desde el anuncio de los primeros intentos continuistas de JOH, y después de la crisis post-electoral; su método es aglomerar a la mayor parte de organizaciones para al fin crean una plataforma que intente hacerle oposición al gobierno.

La presencia de esta plataforma fue notable en la movilización del 15 de septiembre, pero un poco aparte de la dirección de la misma, ya que cedió, en los hechos, la dirección de esta movilización al partido Libre. Todas las organizaciones civiles que van surgiendo en el transcurso de los acontecimientos, unas radicalizadas, que las forman estudiantes y otros sectores, y otras más proclives al pacifismo y el onegeísmo, son absorbidas, las unas y las otras, lamentablemente, por la dirección burguesa de Libertad y Refundación.

La jornada del 15 de septiembre terminó en una batalla frontal contra las fuerzas represivas, que tuvo las mismas características del pasado 1 de mayo: luego del discurso del caudillo Zelaya, los policías dispersaron con bombas lacrimógenas a los manifestantes.

La tarea impostergable que tenemos los jóvenes, los que estamos en contra de esta dictadura procedimental y llena de recursos legalizados a la fuerza –el ejemplo es el fallo absurdo de la corte suprema de justicia sobre la “inconstucionalidad de la constitución”–, es organizarnos al margen de las estructuras avejentadas y reformistas de Libertad y Refundación, buscar alternativas y estrategias que en los hechos no le claudiquen al programa de dirigentes enfermizos y llenos de obsesión continuista y antidemocrática. Una organización de izquierda que rescate y sepa entremezclar la tradición revolucionaria con las exigencias más imprescindibles del presente.

Intereses continuistas de un lado y de otro

Manuel Zelaya, la figura que representa la dirección del Partido Libre, ha convocado a una consulta para el mes de enero del próximo año, en donde figurarían ciertas preguntas que dejan por sentado el interés continuista del caudillo de Olancho. Inclusive Nelson Ávila, uno de los representantes críticos de Libre, ha cuestionado este intento de consulta sobre el tema de la reglamentación de la reelección presidencial, que deja en un plano oportunista al dirigente olanchano. Por su parte Zelaya anunció desde su cuenta de Twitter el proyecto de consulta que su partido llevará a cabo a sabiendas del descontento de sus sectores más críticos.

“#LIBRE y bancada consultara (á) al pueblo para detener tirano y sus #crímenes. La justicia está bajo sus órdenes; reglamentar sentencia ilegal ES UNA #ALTERNATIVA para asegurar su salida. El decreto ellos mismos lo llevaron al Congreso. Sacar a @JuanOrlandoH es ‘vox populi’” (Escrito en la cuenta de Twitter de Manuel Zelaya, colgado en Proceso Digital, 16 de septiembre de 2018).

Libre, como todo partido reformista, confía más en los procedimientos legales y negociaciones con el régimen, antes que en el verdadero protagonismo de los sectores sociales en lucha. La crisis que devino del golpe de Estado del 2009 primero, y la crisis post-electoral después, nos han demostrado el verdadero proceder de este partido, que termina pactando los intereses innegociables de las clases populares, lo vimos en el Acuerdo de Cartagena de Indias del 2011, y en la actualidad, con los cachurecos al aceptar su agenda continuista.

El futuro recambio de la dictadura empieza a disputarse desde ahora

Los representantes más abyectos del Partido Nacional se empiezan a disputar el liderazgo dentro de su propio partido; como zopes carroñeros encima de carne pútrida, así se muestran estos nefastos rostros públicos del partido de gobierno al anunciar silenciosamente su ambición presidencial para el 2021. Esto con el único fin de fijar el nuevo rostro de la dictadura.

“El designado presidencial Ricardo Álvarez, el ministro de Desarrollo e Inversión Social, Reinaldo Sánchez, el presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, y Nasry Asfura, actual alcalde capitalino, son los potenciales precandidatos presidenciales del partido en el poder…” (La Prensa, 7 de septiembre de 2018).

Esta lucha interna evidencia el recambio de figura presidencial que buscan los nacionalistas para oxigenar la imagen de su partido, no les conviene mantener en el poder la figura de JOH, pues les costaría la radicalización de las protestas y un escenario desfavorable a nivel internacional; aunque los gringos no se inmuten, ya que se cumple a cabalidad con sus planes en este país del triángulo norte. Estados Unidos contempla el saneamiento de los Estados centroamericanos que se corroen bajo el fenómeno de la corrupción, esto con los matices particulares en Guatemala con la CICIG, y en Honduras con la MACCIH, pero apoya a estos gobiernos conservadores que se tuercen ante sus políticas financieras.

Caso Berta Cáceres continúa en la impunidad

En el contexto de la propaganda gubernamental de una ley de consulta previa, libre e informada propuesta por la empresa privada y los nacionalistas, y en el contexto también de varios proyectos extractivos que han sido combativos por organizaciones indígenas y campesinas, surge con mucha más vitalidad, el caso Berta Cáceres.

Desde que se dio a conocer a finales del año pasado un informe realizado por investigadores independientes al Ministerio Público y demás instituciones estatales, ha surgido la certeza de que han sido los directivos de Desarrollos Energéticos DESA, y empresarios de renombre como los Atala, los autores intelectuales del asesinato de Berta Cáceres en marzo de 2016.

Los representantes de la oligarquía en Honduras, los dueños de descomunales propiedades de tierra en el país, y los encargados de todos los rubros económicos, un puñado de empresarios árabe-Palestinos, en este caso los Atala, son los responsables también de haber encargado a sicarios el asesinato de la compañera Berta. Mientras sigan surgiendo más liderazgos del movimiento social, la oligarquía hará lo imposible por arrebatar la vida de estos luchadores sociales, pues el extractivismo es un negocio que les da muchas ganancias a estos capitalistas nacionales.

Debemos apostarle a la unidad, al acompañamiento de toda forma de organización del movimiento social, y otras organizaciones de izquierda; una organización que tenga como objetivo sofocar los planes extractivos de la empresa privada y los gobiernos que históricamente han entregado la soberanía nacional en manos de extranjeros, dígase a secas, los partidos tradicionales: Liberal y Nacional.

El Copinh ha confirmado, este lunes 17 de septiembre, al no habérsele admitido la garantía de derechos como víctimas de este crimen a varios de sus miembros, las redes de corrupción e influencia que perviven en instituciones como el Ministerio Público. Con esto se da por sentado que el derecho, en una dictadura, tiende a defender a los correligionarios del dictador, y nunca a los que han sido víctimas.

“En estos hechos, el tribunal de sentencia que conoce el caso ha fallado en garantizar nuestros derechos como víctimas e incluso los derechos de los imputados, demostrando una parcialidad constitutiva de delito, por el encubrimiento del Ministerio Público en el ocultamiento de información y por consiguiente de la verdad” (Página web del Copinh, 17 de septiembre de 2018).

El juicio del caso Berta Cáceres no se llevó a cabo al considerar la inoperancia y sesgo del ministerio público, lo que llevó a los abogados de este caso, miembros del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (Madj), a presentar una acción de recusación contra el tribunal de sentencia, lo que significa un rechazo al accionar de esta institución aliada del gobierno.

Organizarnos ante tanta injusticia y corrupción

Desde el Partido Socialista Centroamericano exhortamos a todos los jóvenes a organizarse, a discutir tanto la política nacional, como la centroamericana e internacional. La corrupción, es su faceta más obscena y descarnada, a llevado al hartazgo a los guatemaltecos, y las mismas razones tienen los jóvenes nicaragüenses que aún siguen luchando. En Honduras es momento de prepararnos para hacerles frente a los corruptos representantes de bancos y del mismísimo gobierno.

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